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  del ambiente  
El Canal Nacional como corredor verde
 
 
Juan Manuel Chávez y Marta Chávez
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Zonas de esparcimiento o elementos ornamentales del paisaje, las áreas verdes urba­nas juegan un importan­te papel en la vida de los habitantes de las grandes ciudades. Brindan servicios ecológicos fundamentales para la salud pública y la ca­lidad de vida de los ciudada­nos, como la purificación del aire y del agua, la captura del bióxido de carbono, la producción de oxígeno, la reducción del ruido y de la velocidad del viento, la regulación del microclima y el mantenimiento de la biodiversidad.

Actualmente la situación de estas áreas ha cambiado. Además de su reducido número, muchas se están transformando en lugares deteriorados, producto de los impactos del desarrollo inmobiliario, de la contaminación y, en general, de un uso inadecuado. Son sitios inseguros y poco saludables, marcados por el abandono, la falta de mantenimiento, vigilancia y reglamentación para su uso, aunado al escaso desarrollo de corresponsabilidad ciudadana en su protección.

Tradicionalmente las áreas verdes tenían poca relevancia en los planes urbanos. Sin embargo, el actual reconocimiento de los servicios ambientales que proporcionan les confiere una creciente importancia dentro de la agenda política mundial, tanto desde la perspectiva ecológica como de la social y económica, al grado que algunas previsiones señalan mayores demandas de espacios verdes en las ciudades, producto de una mejora en la actitud hacia la naturaleza y la búsqueda de estilos de vida que conduzcan hacia la sustentabilidad urbana.
 
En la práctica, la exclusión es la estrategia que predomina en la planeación de las áreas verdes. Son concebidas como parches o lunares dentro de una estructura urbana en expansión, lo que impide el libre tránsito de la fauna y flora local, y confina la oferta recreativa a espacios cerrados o delimitados. Del rechazo de esta visión, en el ámbito de la planeación del territorio surgió una corriente que apoya la búsqueda de nuevas alternativas, como los corredores verdes, parques longitudinales que se forman conectando áreas verdes sobresalientes del paisaje, que pueden tener múltiples usos. Entre sus bondades está la capacidad para mitigar la pérdida del paisaje natural o su fragmentación, y la de adaptarse frente a las presiones de la urbanización. El éxito de un corredor verde requiere la creación de asociaciones entre las distintas partes involucradas —sociedad civil, gobierno, comunidad científica—, puesto que el consenso es indispensable para no limitar su alcance.

Planeación urbana


Implementada desde la década de los años sesentas, la forma de planeación excluyente, basada en restricciones, evalúa, en el contexto ambiental, los recursos naturales y los protege en función de su valor intrínseco. Este enfoque, exitoso en muchos aspectos, no puede afrontar la fragmentación o el cambio en la estructura del paisaje, caracterizado por la división de áreas naturales en pequeñas parcelas. Entre las razones que explican este problema, resaltan el crecimiento de la población, el incremento de la movilidad y de los estándares de bienestar, lo que deriva en mayor consumo per capita del espacio. La fragmentación se considera un factor de peso en la pérdida de biodiversidad, porque la ruptura del hábitat de especies de interés o de un ecosistema puede promover cambios indeseables en las funciones ecológicas, como la alteración de los flujos naturales del ecosistema, sean de materia, energía, genes o individuos.
Los corredores verdes

Como estrategia de planea­ción, los corredores verdes puden satisfacer las recomendaciones de la Conferencia Habitat II, entre las que están promover la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad de las áreas verdes urbanas y peri-urbanas, proteger los recursos forestales y fomentar la reforestación, impulsar el establecimiento de cinturones verdes recreativos y productivos, asegurar que los niños tengan acceso al mundo natural en su vida cotidiana por medio de actividades recreativas y de educación ambiental, y fomentar la participación de los sectores público y privado, así como de voluntarios, en la administración de las áreas verdes. Todo ello con el objetivo de contribuir a la recuperación de los mantos freáticos que abastecen de agua potable las ciudades, reducir la contaminación y de­tener la caótica expansión de la mancha urbana. La co­nectividad espacial es otra de las funciones de los corredores verdes, ya que pueden constituir redes de caminos y canales que unen sitios recrea­tivos, monumentos y barrios de interés cultu­ral. Por otro lado, pueden atender las necesidades de las especies sensibles a la fragmentación, al acercarlas al patrón natural regional que requieren y, de esta manera, evitar su aislamiento o ex­tinción.

Existen tres tipos de co­rredores verdes. Los de primera generación están constituidos por los principales ejes viales de una ciudad que albergan algún tipo de vegetación; por ejemplo, las avenidas y bulevares como el Paseo de la Reforma o la Avenida de Los Insurgentes en la Ciudad de México. Es­tos ejes urbanos tienen como mínimo tres funciones: movimiento, uso e importantes experiencias visuales. La segunda generación está orientada al diseño de espacios apropiados para el desplazamiento no motorizado, de peatones y ciclistas, esencialmente enfocados a la recreación, como en las riberas de los ríos, canales y arroyos dentro de la urbe. En muchas ciudades se aprovechan co­mo corredores verdes las áreas que se ubican a lo largo del tendido de líneas eléctricas o tuberías de gas o de agua. Los de tercera generación se caracterizan por buscar el logro simultáneo de múltiples objetivos para cubrir las necesidades humanas y las de la vida silvestre. Aquí, la participación de la sociedad civil es crucial para que los ciudadanos puedan apropiarse de estos espacios.

Una opción viable


El Canal Nacional puede ser revitalizado siguiendo la estrategia de corredores verdes. Tiene las características fundamentales que determinan las cualidades de un espacio susceptible de ser un corredor de tercera generación: la linealidad del espacio y sus posibilidades de conectividad: mide doce kilómetros y en su trayecto conecta dos áreas verdes importantes de la ciudad, el Parque Ecológico de Xochimilco y el Campo de Golf de Churubusco. También recorre sitios de importancia histórica y cultural como el Mercado de Flores de Cuemanco, la Iglesia de Mexicaltzingo y el ex Convento de San Francisco Culhuacán; su potencial para la recreación, ya que cuenta con infraestructura básica para fomentar actividades deportivas como correr y andar en bicicleta, en la mayoría de sus tramos; y su potencial para la conservación de la biodiversidad, porque representa un refugio para especies de flora y fauna silvestre dentro del entorno urbano.
 
Como corredor verde, el Canal Nacional permitiría desarrollar recorridos culturales y de posible interés turístico, entre sitios con diferentes expresiones de la cultura de la cuidad: podría representar una opción para el transporte no motorizado, facilitando el traslado hacia diferentes puntos en la región sur y este del Distrito Federal. También constituiría un espacio para ofrecer actividades recreativas y de esparcimiento en contacto con la naturaleza.
 
El impulsar su utilización en este aspecto fomentaría el sentido de corresponsabilidad de la sociedad en el cuidado de las zonas verdes urbanas. Además, su restauración y apropiación por parte de los habitantes contrarrestaría el actual destino de gran parte de este espacio y la imagen de inseguridad que tiene. Finalmente, su restauración como hábitat de la vida silvestre permitiría extender los hábitats acuático y terrestre típicos del Parque Ecológico de Xochimilco, situación que favorecería la presencia de aves silvestres y otros organismos a lo largo del canal.
Todo ello se resume en palabras de Guillermo Nagano, “lograr convertirlo en un modelo de integración urbana, recuperación ambiental y articulación social que nos lleve a recuperar un espacio público propiciador del encuentro, la convivencia y el disfrute”.
Juan Manuel Chávez Cortés
Marta Chávez Cortés
Departamento El Hombre y su Ambiente,
Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco.
Referencias bibliográficas
 
Fábos, J.G. 1995. “Introducion and overview: the green­ways movement, uses and potentials of greenways”, en Greenways. The Beginning of an international movement. J.G Fábos y J. Ahern (eds.), Elsevier, Ams­terdam.
Ryan, R. L. y W. J. T. Hansel. 2004. “Protecting and managing private farmland and public greenway in the urban fringe”, en Landscape and Urban Planning, núm. 68, pp. 183-198.

Páginas del proyecto
 
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como citar este artículo

Chávez Cortés, Juan Manuel y Chávez Cortés, Marta. (2006). El canal nacional como corredor verde. Ciencias 82, abril-junio, 26-29. [En línea]
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