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Laura Elena Vidal y María Cristina Garza Laglera | |||||||||||
México ha sido promotor del compromiso
internacional por desarrollar pesquerías responsables. Como un país que busca el desarrollo económico y social para sus estados costeros, en años recientes ha dirigido su política pública a diversificar la oferta de servicios, sobre todo en los polos turísticos. Dado que Yucatán es reconocido internacionalmente por su amplia oferta turística en rutas arqueológicas, gastronomía y festivales culturales, y con cercanía al polo turístico de la Riviera y Costa Maya, actualmente muestra interés en desarrollar actividades recreativas en sus costas. La pesca deportiva-recreativa se reconoce como una fuente importante de derrama económica y de generación de empleos; sin embargo, también se sabe que, fuera de control, causa severos impactos ambientales y socioeconómicos, tan graves como los causados por las pesquerías comerciales efectuadas de manera irresponsable.
Poco se han estudiado las condiciones ambientales, sociales, económicas e incluso legales y administrativas bajo las cuales la pesca deportivo-recreativa en Yucatán opera y operaría; debido a la ausencia de tal información se suele acentuar el impacto que el desarrollo de dicha pesquería generaría sin un manejo adecuado y se percibe como poco congruente con el compromiso de una pesquería responsable, por lo que es imprescindible aportar conocimientos sobre las condiciones en que ésta se puede practicar en Yucatán. Aquí, utilizando información documental y de campo nos proponemos sentar las bases para su desarrollo de manera responsable y en beneficio de las comunidades costeras de Yucatán, junto con algunas recomendaciones para establecer un manejo adecuado. Breve panorama mundial Empecemos con una definición: La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura define la pesca recreativa como la práctica de extracción de recursos pesqueros que no constituye la principal fuente nutricional de sus usuarios y que generalmente no comercializa su captura. Esta pesca es recreativa cuando se practica sólo con fines de ocio y es deportiva cuando es con fines de competencia en torneos. México se comprometió a desarrollar pesquerías responsables desde la Convención de Cancún y la Cumbre de Río (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo) en 1992. De estas reuniones emanó un Código de Conducta para la Pesca Responsable y una Guía Técnica para Pesquerías Responsables enfocada en Pesquerías Recreativas por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Ambos documentos promueven el manejo pesquero responsable, ambientalmente sostenible y socialmente responsable con el objetivo de evitar que las naciones en desarrollo repitan los errores que han llevado a las pesquerías de las naciones industrializadas al riesgo de colapso. En la actualidad, el número de los usuarios asiduos a esta actividad es cada vez mayor en casi cualquier cuerpo de agua del mundo, más aún con la promoción de las actividades terciarias y el desarrollo económico de sus sociedades que depende cada vez menos de pesquerías comerciales o de subsistencia y dan mayor cabida a sus pesquerías por ocio o esparcimiento. En tal situación, tanto los espacios acuáticos como los recursos extraídos entran en conflicto con múltiples usuarios, por lo que el principal reto es conciliar intereses tanto de las comunidades residentes como de los visitantes, y satisfacer sus necesidades de una manera responsable acorde con los principios de desarrollo sustentable. La experiencia en general muestra que las oportunidades de esparcimiento generan abundantes ingresos y empleos en las zonas en donde se llevan a cabo debido al gasto de los turistas en alojamiento, alimento y pago por servicios recreativos. En el caso particular de la pesca deportiva-recreativa, la renta de equipos, los permisos y embarcaciones, además del pago de impuestos específicos, generan una mayor derrama. Sin embargo, aun cuando este tipo de pesca ofrece opciones de desarrollo económico a las comunidades, es innegable que implica la extracción de peces cuyas poblaciones tienen una capacidad de renovación finita y que están sujetas a impactos ocasionados además por su uso comercial. Experiencias en diversas costas del mundo muestran que la pesca recreativa suele desarrollarse involucrando a un creciente número de usuarios y, consecuentemente, genera altos niveles de esfuerzo pesquero, incluso similares a los de la pesca comercial. Por lo que, en ausencia de adecuadas medidas de control, conlleva una serie de impactos negativos en los ecosistemas acuáticos en donde se realiza y biológicos en las especies explotadas. Algunos antecedentes en México En México, desde los setentas, el biólogo Solórzano registró que esta pesca se practicaba en una vasta cantidad de ríos y lagos y en casi todo el litoral del Pacífico, Golfo de México y Caribe. Se ha intensificado en años recientes y prueba de ello es su presencia en cada vez más sitios atractivos al turismo nacional y extranjero (segunda fuente de divisas nacionales) por ser una alternativa de inversión y desarrollo para zonas costeras con peces grandes, veloces y que “dan batalla”. Los Cabos y Manzanillo son reconocidos por su captura recreativa de pez vela, marlín, pez espada, dorado y atún, mientras en el Golfo de México, Isla Mujeres y Cancún se capturan buenos ejemplares de sábalo, cherna, huachinango, barracuda, jurel y bonito. En términos económicos, mientras que para la zona de Los Cabos en Baja California Sur se estimó en 2011 un ingreso de 72 millones de dólares anuales por las actividades de pesca deportiva, para los estados mexicanos del Golfo de México no se cuenta con información que permita una estimación. Podemos suponer que no debe ser baja si tomamos el valor del gasto en 2013 en Florida y Texas, donde se realiza 99% de las actividades de pesca recreativa en aguas marinas de Estados Unidos, el cual fue de siete billones de dólares generados por tres millones de pescadores con caña —lo cual muestra de manera contundente el valor económico que genera esta actividad—, y si añadimos que en Florida los viajes por ésta aumentaron en 24% de 2006 a 2011, podríamos afirmar que han aumentado en los últimos años. No obstante, lo que queremos señalar es que, más allá de la cuestión económica, las estimaciones de esta naturaleza y las descripciones de los patrones de cambio son muy relevantes para el manejo adecuado, y que si no han sido obtenidos para los estados mexicanos del Golfo se debe, principalmente, a la ausencia de seguimiento oficial de esta actividad. Si bien el reconocimiento actual de la importancia de esta pesca en México actualmente se limita a los sitios conocidos como destinos turísticos internacionales, en muchos otros estados costeros, como Yucatán, poco se conoce sobre las condiciones actuales para su desarrollo. Este tema es actualmente relevante debido a que las autoridades gubernamentales de los estados cercanos a polos turísticos han manifestado en sus planes de desarrollo que consideran esta actividad como una alternativa para las comunidades costeras donde es necesario diversificar la oferta de servicios. Entonces, surge aquí la pregunta: ¿tenemos las condiciones necesarias para desarrollar la pesca deportivo-recreativa responsable en Yucatán? Para poder dar una respuesta es necesario un análisis sobre los instrumentos legales para este tipo de pesca en México, conocer el contexto en el que actualmente se desarrolla esta actividad en Yucatán, y conciliar los objetivos del desarrollo responsable en beneficio de las comunidades de la costa de Yucatán. Los mecanismos de regulación en México Las autoridades de la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura del gobierno federal en México (conapesca), responsables de regular tanto la pesca comercial como la deportivo-recreativa, podrían argumentar que la Norma Oficial Mexicana 017 de Pesca (nom017pesc1994) contiene información de las especies exclusivas para ésta en aguas nacionales, así como detalles de los aparentemente suficientes controles de captura: número de ejemplares permitidos por especie, por día, especificaciones sobre la carnada, la forma de desembarcar la captura y el destino de la misma. Sin embargo, este instrumento es aún perfectible en cuanto a controles de esfuerzo y técnicos, mismos que están diseñados para reducir el impacto de las capturas no deseadas, como la muerte de ejemplares de tallas pequeñas que no se han reproducido al menos una vez, lo que pone en riesgo la renovación natural de los stocks de especies vulnerables. Aunado a eso, la nom017pesc1994 sólo especifica ejemplares de especies encontradas en aguas más bien profundas y abiertas del Pacífico y del Caribe Mexicanos (dorados y picudos), ignorando las especies presentes en las costas con amplia plataforma continental, como Yucatán. Para esta región sólo se menciona el sábalo como especie apta para la pesca recreativa, omitiendo jureles, barracudas y una amplia diversidad de especies demersales que, además de ser presa de la pesca comercial, son parte de la deportivo-recreativa. Otro mecanismo de control de la extracción recreativa de peces en México serían los reglamentos internos de los torneos, en los cuales suele especificarse las especies del concurso, las tallas permitidas y las reglas para no invalidar la participación en el concurso. Para sitios con reconocimiento internacional, el respeto a tales reglas es prácticamente obligado, facilita la transparencia en los eventos y permite controlar el impacto de la actividad. En aquellos sitios sin tal reconocimiento, como Yucatán, la vigilancia del cumplimiento de la nom017 y de los reglamentos de torneos es muy laxa por la ausencia de autoridades gubernamentales responsables. La pesca deportivo-recreativa en Yucatán La geógrafa Ana García de Fuentes, del Cinvestav-Mérida, en su libro La costa de Yucatán en la perspectiva del desarrollo turístico asegura que esta pesca es la tercera actividad recreativa más importante en la costa del estado, que ha sustituido al turismo hotelero de los setentas y que, además, se considera una actividad tradicional de veraneantes locales desde hace varias generaciones, tanto en su modalidad de orilla como de embarcado. En la primera se utiliza caña o cordel y puede practicarse libremente desde muelles, escolleras y bordes de los esteros. Debido a la facilidad, diversidad y amplitud con que se practica, aún no se cuenta con suficiente información para describirla; sin embargo, se sabe que aunque ahora genera bajos niveles de derrama económica para las comunidades que habitan la zona costera, con medidas de control para su uso óptimo puede representar un atractivo turístico local; hay al menos un torneo de orilla al año en Yucatán. La segunda, la embarcada, hace referencia tanto a los viajes recreativos independientes de los fines de semana y vacaciones, como a los torneos que requieren el uso de embarcaciones. En Yucatán, los torneos embarcados suman en promedio una decena al año, son frecuentemente organizados por empresas, tiendas de pesca, negocios e instituciones locales, y suelen participar de 120 a 200 pescadores, empleando de 30 a 50 embarcaciones ribereñas con dimensiones que van de cinco a siete metros de eslora, tripuladas usualmente por pescadores no registrados como servidores turísticos. Los ganadores suelen clasificarse en tres categorías: ejemplar de mayor peso, ejemplar de mayor talla y mayor captura total en peso. Algunos torneos especifican puntajes por especies particulares, entre las cuales prácticamente siempre compiten meros, jureles, barracudas, coronados, pargos, bonitos y sierra. Los sitios de pesca preferente están generalmente sobre o en las inmediaciones de fondos rocosos de menos de diez metros de profundidad o cerca de la costa. En zonas con manglar también se practica esta forma de pesca empleando las embarcaciones ribereñas o con kayak cuando se pesca sábalo. Algunos pescadores con embarcaciones de mayor autonomía (yates) o con poder adquisitivo superior al promedio de los usuarios realizan viajes de tres días hasta el Parque Nacional Arrecife Alacranes, ubicado a 140 kilómetros al norte del puerto de Progreso, donde capturan picudos y otros ejemplares de peces pelágicos de mayor talla y peso. Entre los pescadores se comenta que, en los meses de julio y agosto, con buen tiempo se puede observar de ochenta a cien embarcaciones de pesca recreativa en las inmediaciones del Arrecife, y en algunos años participando en torneos. Nuevamente, estas actividades no están monitoreadas por ninguna autoridad turística ni ambiental o pesquera. Infraestructura Desde 2009 se ha construido cuatro muelles para practicar la pesca de orilla en Yucatán: en Progreso el Muelle del Chocolate, Chicxulub, Chuburná y Telchac. Aunque aún no se tiene registros oficiales del número de usuarios en estos sitios, se sabe que la mayor demanda es durante la madrugada y el atardecer en los fines de semana, así como en las temporadas vacacionales. Desafortunadamente, estos sitios carecen de instalaciones adecuadas para el depósito de basura, no presentan lineamientos que señalen dónde y qué pescar, qué tallas o volúmenes están permitidos, qué hacer con la captura o con los equipos de pesca desechados y carecen además de vigilancia. Por ello suelen ser sitios sucios y desordenados, sobre todo en épocas de uso intensivo. Para la pesca embarcada, la costa yucateca cuenta con cuatro puertos pesqueros que ofertan servicio con lancha: San Felipe, Telchac Puerto, Sisal y Yucalpetén (Progreso). Además, la costa cuenta con veinte marinas turísticas, particularmente en la zona de Progreso —Yucalpetén. Por otro lado, el número de yates atracados en las marinas de Yucalpetén y la cobertura de las mismas se ha duplicado desde 2005; y en 2015 se podía contar 1 233 yates atracados en las 7.88 hectáreas de las dieciocho marinas —de acuerdo con el Inventario de Servicios Turísticos de Yucatán—, por lo que en 2017 se planeó la operación de dos marinas más en Telchac Puerto con 130 amarres para embarcaciones de entre 30 y 100 pies (9 a 30 metros) de longitud, con el fin de cubrir la demanda de un mercado exclusivo de propietarios, principalmente extranjeros (como es el caso de Kinuh Grand Marina). Los impactos Algunos indicadores del crecimiento de la pesca deportivo-recreativa se evidencian en los servicios que detona. Sea el caso de las tiendas de pesca, que en los últimos seis años han sextuplicado su número en la ciudad de Mérida, en donde actualmente existen trece establecimientos con ese giro comercial, en contraste con Manzanillo, Colima, en donde pese a la amplia experiencia en torneos de pesca deportiva de gran difusión y con una reconocida respuesta por parte de expertos nacionales e internacionales, sólo hay seis tiendas de artículos de pesca. Por otro lado, y como se mencionó anteriormente, el acelerado crecimiento de las marinas proporciona un reto de manejo, ya que tanto el control de acceso como el seguimiento de las afectaciones ambientales y sociales a consecuencia de la urbanización, el tránsito marino y la comunicación terrestre en áreas sensibles (como los humedales costeros) queda a consideración de los operadores privados. Aunque no se han realizado estudios al respecto, puede usarse como guía el estado que tienen los puertos de abrigo para las embarcaciones de pesca comercial en Yucatán, los cuales se encuentran con deplorable calidad de agua, de sedimentos y bordes debido a la abundante basura inorgánica y los desechos de pesca que difícilmente se dispersan en forma pasiva por el tipo de flujos de agua y vientos en la costa. Lo anterior ocurre aun cuando en el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial Costero de Yucatán decretado en 2015 y en los Programas de Desarrollo Urbano para los Municipios Costeros vigentes se señalan algunas recomendaciones para procurar reducir los impactos en el patrimonio natural y social de las zonas aledañas a las marinas recreativas. Por tanto, es necesario un mecanismo legal específico y obligatorio para evaluar y mitigar el impacto ambiental y social causado por el crecimiento acelerado y la operación de las marinas como áreas de servicio en el contexto ecológico y oceanográfico de la costa yucateca. Los servicios Se sabe que muy pocas cooperativas pesqueras están registradas en el estado como cooperativas turísticas dedicadas enteramente a la pesca recreativa, ya que la mayoría da también paseos turísticos por los estuarios y manglares. Generalmente, estas personas, habitantes de la costa, son pescadores comerciales ribereños, cuyos servicios recreativos complementan sus ingresos aprovechando sus conocimientos sobre los sitios con mayor probabilidad de pescar (aun con cordel y sin el uso de caña). Algunas veces estos pescadores hacen adecuaciones superficiales a sus lanchas con matrículas de uso comercial para llevar a pescadores recreativos o deportivos. El costo de viaje por lancha fluctúa entre 30 y 140 dólares según la distancia que recorran desde el puerto, y generalmente viajan cuatro pescadores recreativos. Si se consideran los montos que se cobran por viaje en las costas del Pacifico, hasta 280 dólares, se podrá ver que lo que se cobra en Yucatán es relativamente poco; esto abre una ventana de oportunidad, no sólo para obtener más ingresos sino para estimular un mercado cuya derrama permita un desarrollo más armónico para las comunidades marginadas costeras de Yucatán. La pesca En Yucatán no se ha formalizado una estrategia oficial para monitorear las actividades de pesca deportivo-recreativa, así como tampoco se lleva un registro de los datos biológico-pesqueros asociados a esta actividad, lo que permitiría asegurar la aplicación de la nom017pesc1994 o de los propios reglamentos de los torneos. Utilizando información de los pescadores recreativos que han participado en torneos embarcados en los puertos yucatecos durante 2015 y 2016, se estimó lo siguiente: de un total aproximado de 14 694 viajes al año, 20% son para competir en torneos; la captura anual total podría ser de 837 toneladas de mero, barracuda, lutjánidos y haemúlidos, principalmente; y la captura promedio durante un torneo es de 13 a 24 kilos por viaje en aguas someras, y de 141 a 154 kilos en aguas más profundas. En suma, la captura total estimada corresponde a 5% de la captura promedio anual comercial de peces marinos en Yucatán en los últimos 25 años y un importante volumen de especies no consideradas para uso recreativo según la nom017pesc1994. Asimismo, la exploración de los datos de captura por especie y talla de 491 individuos medidos durante el monitoreo de torneos permitió evidenciar un alto impacto de esta pesca en seis especies: mero rojo (Epinephelus morio), chac chi (Haemulon plumieri), pargo (Lutjanus synagris), coronado (Seriola dumerili), pluma (Calamus bajonado) y canané (Ocyurus chrysurus). Para ello se emplearon tres indicadores basados en la talla en relación con la madurez reproductiva de los ejemplares (porcentaje de organismos sexualmente maduros, porcentaje de organismos en cuya talla se obtiene el mejor provecho de su captura y porcentaje de organismos reproductores de las tallas más grandes). Como referencia se utilizó el criterio que indica que una especie está en buena condición de explotación cuando los dos primeros indicadores presentan una proporción de 100%, mientras el tercer indicador mostraría una proporción óptima de 30 a 40%.Del total de organismos muestreados, la especie más impactada y con mayor grado de vulnerabilidad fue el mero rojo, cuyas capturas presentaron valores menores a 1% en los tres indicadores, es decir, se pescan muchos peces que no se han reproducido ni una sola vez y de cuya captura no se obtiene el máximo provecho; mientras que de los chac chi y pargos más de 97% eran organismos maduros y alrededor de la mitad de los mismos ofrecían el máximo provecho de su captura. De ninguna de las especies analizadas se capturó algún pez de mayor talla en máxima posibilidad de reproducirse. Cabe destacar que el Instituto Nacional de Pesca proporciona información que permite conocer dónde, cuándo, cómo y cuánto se permite pescar sin alterar el equilibrio ecológico de las especies susceptibles de aprovechamiento por medio de fichas que componen la Carta Nacional Pesquera. Desafortunadamente es muy limitada la información biológica-pesquera de las especies extraídas durante los torneos en Yucatán, ya que se encuentra agregada en unas pocas fichas con el nombre “Peces marinos de escama”. De tal manera que no hay referencias del estado de las poblaciones por especie separada y podrían pescarse individuos maduros para una especie y juveniles para otra. Aunque los cambios en la estructura por tallas de un stock pueden atribuirse tanto a la pesca, como a cambios poblacionales y ecológicos, las tendencias de las métricas basadas en tallas reflejan la respuesta de toda la población a la mortalidad. Por tanto, generalmente estos indicadores permiten identificar especies vulnerables, ya que muestran si hay suficientes organismos para reproducirse y renovar las poblaciones. Esto los hace útiles para tomar decisiones sobre el estado de los recursos sujetos a pesca. Los pescadores deportivo-recreativos La información que se tiene de los pescadores deportivo-recreativos en la costa yucateca es igualmente escasa. Otras experiencias en destinos turísticos internacionales para la pesca recreativa muestran que las medidas de control que permiten el crecimiento ordenado de la actividad deben contar con información crítica sobre los usuarios. Con datos procedentes de los pescadores deportivo-recreativos y sesiones informativas en tiendas de pesca se estimó que uno de cada tres de ellos posee embarcación propia practicar tal actividad. Estos datos arrojan un estimado total de 4 742 pescadores en Yucatán, número que representa 0.2% de la población total del estado y 31% de los pescadores comerciales registrados en la entidad. Aunque claramente no son cifras abrumadoras, es necesario tener mayor información sobre estos usuarios por el aparente crecimiento acelerado que presentan. Un estudio elaborado por nosotras acopió información para determinar las características socioeconómicas de este tipo de pescador en Yucatán y obtener su perfil de usuario en la actividad mediante cinco indicadores: disposición de pago y propiedad de embarcación, gastos en la pesca recreativa, viajes de pesca por año, captura promedio por viaje e ingreso personal mensual. Todos los pescadores encuestados fueron hombres mexicanos (principalmente yucatecos) de una edad promedio de 36 años, escolaridad de secundaria o bachillerato (28%), estudios universitarios o de grado (72%), trabajo de tiempo completo a la semana, y participan en cuatro a seis torneos recreativos de pesca por año. A partir de lo anterior, identificamos cuatro perfiles en el estado: 1) el pescador ocasional (menos de diez viajes por año), sin embarcación propia, poco experimentado, con niveles de ingreso mensual de 500 dólares y baja disposición a pagar por viaje (menos de 130 dólares); es el caso de aquellos que ocasionalmente son invitados a llevar a cabo la actividad y se sienten motivados por la experiencia “tan fuera de lo cotidiano”; 2) los pescadores asiduos (alrededor de 44 por año), sin embarcación propia, más experimentados, con bajos ingresos mensuales (500 dólares) y bajos gastos relacionados con la actividad (menos de 130 dólares); 3) aquellos con mayor capacidad monetaria al mes (1 750 dólares) que les permite adquirir equipo con elevada inversión anual (25 000 dólares) para llevar a cabo esta actividad recreativa de manera más frecuente (sesenta viajes); y 4) los usuarios con embarcación propia, mayores gastos de inversión anual (entre 750 y 13 000 dólares), con menos viajes de pesca al año (24), pero que alcanzan mayores pesos de captura (250 kilos por viaje) que el resto de los pescadores; claramente, éstos pescan en aguas más profundas, llegando al Parque Nacional Arrecife Alacranes. Conclusión Además de dar a conocer a un público amplio esta problemática, la información aquí proporcionada tiene dos destinatarios: el primero son directamente los usuarios, para que mediante el diseño de estrategias de participación y control contribuyan a asegurar el uso responsable de las oportunidades turísticas y pesqueras que esta actividad les ofrece en Yucatán; el segundo son las autoridades, con la intención de que puedan planear el crecimiento de esta actividad en función de las especies capturadas localmente, su potencial comercial, y la disposición al pago por mantener tales oportunidades. Son evidentes los retos de información y conocimiento necesarios para desarrollar la pesca deportivo-recreativa de manera responsable en Yucatán. En primer lugar, debe reconocerse que dicha actividad parece mostrar potencial de desarrollo, pero actualmente el conocimiento ecológico, pesquero, social y económico que le da sustento es mínimo. Desde el punto de vista biológico y pesquero sabemos puntualmente y en escala temporal corta qué se pesca, de qué talla son los ejemplares, cuánto volumen en promedio por viaje se captura, cuántas personas participan en los torneos y algunas estimaciones de su esfuerzo pesquero. También se obtuvo una tipificación preliminar de los pescadores recreativos con base en sus preferencias y niveles de inversión en la actividad. Pero se identifica falta de información sobre quiénes y cómo ofrecen servicios de pesca deportivo-recreativa, qué tan redituable es para ellos esta actividad y si están preparados para ofrecer un servicio recreativo de calidad y competitivo que les permita el desarrollo de sus comunidades costeras al mismo tiempo que la preservación de su patrimonio natural. Es claro que nos encontramos en la etapa preliminar de caracterización del sistema para diseñar un plan de manejo pesquero; sin embargo, en ausencia de conocimientos más detallados y de voluntad política para construir capacidades para desarrollar responsablemente la actividad bajo un enfoque precautorio y ecosistémico, los Principios normativos del Código de Conducta para la Pesca Responsable a los que nuestro país se comprometió hace veinticinco años están lejos de alcanzarse. |
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Referencias Bibliográficas
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Laura Elena Vidal Hernández Facultad de Ciencias, UMDISisal Universidad Nacional Autónoma de México. Es bióloga egresada de la unam, con Maestría en Ciencias de la University of British Columbia y doctorado en Ciencias del Mar en cinvestav. Es profesora de tiempo completo en la Facultad de Ciencias, umdi-Sisal unam y sus líneas de investigación incluyen temáticas del desarrollo y manejo costero, pesquerías recreativas y riesgo. Tiene más de 36 artículos científicos de revistas indexadas y capítulos de libros sobre gestión y manejo integral de zonas costeras. Ma. Cristina Garza Laglera Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias Marinas Universidad Autónoma de Baja California. Es profesora-investigadora de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad Autónoma de Baja California, adscrita al programa de Ciencias Ambientales con especial interés en temas relacionados a la Economía de los Recursos Ambientales. Licenciada en economía egresada de la Universidad de Sonora, con maestría en Economía y Gestión de la Innovación de la Universidad Autónoma Metropolitana y Doctorado en Ciencias en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo. |
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