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Ser un escéptico de los datos |
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Cathy O’Neil | ||||||||||||||
Un escéptico es alguien que mantiene
una actitud constantemente inquisitiva hacia hechos, opiniones y (especialmente) creencias asumidas como hechos. Un escéptico formula preguntas cuando se confronta con una afirmación que ha sido aceptada como cierta. Esto no significa que un escéptico intimide a alguien por sus creencias; más bien establece experimentos razonables para ponerlas a prueba. Un escéptico realmente bueno coloca la “ciencia” dentro del término “ciencia de los datos”. |
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Cathy O'Neil O'Neil Risk Consulting & Algorithmic Auditing Nota Texto tomado de On Being a Data Skeptic, O'Reilly Media Bejing, Cambridge, 2013. Traducción César Carrillo Trueba |
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Guerrilla antialgorítmica. Arte contra el reconocimiento facial |
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César Carrillo Trueba |
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Los sistemas de reconocimiento de rostros se han
vuelto muy populares, desde el Facebook hasta las cámaras digitales que se usan hoy día, pasando por el visado basado en ellos que ya no obliga a responder a un cuestionario de un agente de migración sino por una máquina y prometen ser el medio para retirar dinero de un cajero automático, activar el celular y otras tantas cosas más.
Su precisión es sorprendente; son programas de almacenamiento y análisis de datos capaces de reconocer la cara de millones de personas, sistemas de inteligencia artificial en donde un algoritmo diseñado exprofeso aprende a reconocerlos con base en dicho universo. A partir de una fotografía de un grupo, por ejemplo, el programa comienza detectando los rostros, los estandariza, es decir, modifica su ángulo, balancea la intensidad de la luz, recupera la información cuando la resolución es baja, hasta quedar en un formato que permita su comparación y sobresalgan sus rasgos más característicos. A partir de ellos, el algoritmo trabajará, comparando con los datos almacenados y, si la persona figura en ellos, aunque sea una imagen de algunos años atrás, establecerá su identidad; de no figurar en su base de datos, le será imposible.
Esto último es lo que ha empujado a las compañías y servicios policíacos a una acumulación de datos de personas sin precedente, suscitando muchos debates debido a la inmensa cantidad de información sobre los ciudadanos, concentrada en algunas instancias, cuyo destino y uso son desconocidos —hay venta de éstos incluso. Un ejemplo puede ilustrar esto, digamos, una joven responde a una convocatoria para emplearse en una compañía y pasa el primer filtro; en el segundo, la compañía busca saber más de ella y recurre desde su Facebook hasta una empresa dedicada a investigar acerca de personas, la cual presenta evidencias de que la chica mantiene una posición activa en pro de los derechos de la mujer y ha participado en reuniones y manifestaciones públicas. Dada la mala prensa que asocia este tipo de expresiones con actitudes violentas, conflictivas, a pesar de los méritos y capacidad laboral, el directorderecursoshumanosdelaempresa decide no emplearla y da el puesto a un chico con un perfil más convencional. Cuando uno se entera de que el gobierno de Estados Unidos cuenta con una base de retratos e información de casi 10% de la población mundial, y conociendo sus políticas de seguridad, el asunto escala a proporciones alarmantes.
Ante esta situación, hay quienes prefieren no hacer tan patentes sus convicciones o recurren a formas tradicionales de ocultar el rostro, como el uso de paliacates o pañuelos que cubren la mitad del rostro, pero los sistemas de reconocimiento funcionan con pixeles y son capaces de identificar un rostro con tan solo el área de los ojos. Por ello, algunos artistas tuvieron la idea de recurrir a otros medios, analizando el funcionamiento de los algoritmos que operan en estos sistemas.
Así, Adam Harvey creó una apariencia de inspiración cubista, pintando partes del rostro y diseñando peculiares peinados, que por su configuración asimétrica logra bloquear el reconocimiento pues los algoritmos operan con base en relaciones de simetría en el rostro; lo denominó dazzle en alusión a un camuflaje empleado en barcos durante la primera guerra mundial para confundir al enemigo con diseños geométricos que no le permitieran saber la dirección en que se movía el buque.
Seis puntos conforman su propuesta: 1) evita maquillaje que resalte tus rasgos pues amplifican tus características y eres más fácil de detectar; mejor aplica maquillaje de tonos inusitados que contrasten con tu tono de piel (colores claros para piel oscura y viceversa) y con figuras orientadas distintamente a tu rostro; 2) oscurece parcialmente el área de unión de los ojos y el tabique de la nariz con la frente pues se trata de un área clave para el reconocimiento, principalmente mediante el algoritmo de detección OpenCV; 3) oscurece parcialmente una de las zonas oculares, ya que la posición y oscuridad de los ojos es un rasgo clave también; 4) evita usar máscaras o cubrir el rostro, en lugar de esto, modifica el rostro con maquillaje, su contraste, el gradiente de sus tonos, la relación entre áreas oscuras y claras, o bien empleando accesorios de moda; 5) oscurece la forma elíptica de la cabeza pues ayuda a bloquear la detección; y 6) crea siempre una apariencia asimétrica modificando tu cabello y empleando maquillaje y accesorios, esto es esencial por la simetría que rige el funcionamiento de los algoritmos.
La intención de estos grupos de artistas y activistas es la defensa de la privacidad, de la libertad, de los derechos ciudadanos. Su éxito ha sido notable sobre todo entre personas involucradas en movimientos sociales alternativos, afines a tales objetivos. Existen incluso grupos como Dazzle Club, cuyo propósito específico es la denuncia de la vigilancia policíaca y el uso que se da a la información colectada por ésta mediante los innumerables dispositivos en todo rincón de Londres (hay casi medio millón de cámaras de video).
El argumento de las empresas y los servicios de seguridad es que esto impide eventos como los ataques terroristas, lo cual es muy cuestionado —hay análisis con datos fidedignos. Así, han tomado como un reto crear algoritmos más potentes, capaces de operar a pesar de este tipo de alteraciones faciales. Los artistas y activistas, artivistas, no se rinden tampoco y ya preparan nuevos looks, a manera de una guerra de guerrillas si se compara el arsenal de unos y otros, la magnitud de empresas como Facebook y la dimensión de estos colectivos.
Como en una novela distópica de Philip K. Dick, de George Orwell o de Ray Bradbury: incluso ante el poder tecnológico más enorme, autoritario y aplastante, siempre habrá quien defienda la libertad. |
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Referencias bibliográficas
Acquisti, Alessandro, Ralph Gross y Fred Stutzman. 2014. “Face Recognition and Privacy in the Age of Augmented Reality”, en Journal of Privacy and Confidentiality, vol. 6, núm. 2, pp. 1–20. Harvey, Adam. 2010. cvdazzle, un sitio con abundante información (https://cvdazzle.com/). O’Neil, Cathy. 2016. Weapons of Math Destruction. Broadway Books, Nueva York. |
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César Carrillo Trueba Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. |
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de la memoria I |
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España que perdimos, no nos pierdas, …que un día volveremos |
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Antonio Bolívar |
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Señora Vicepresidenta del Gobierno de España,
doña Carmen Calvo;
Señor Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, don Pedro Duque;
Señor Presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, don Jesús María Sanz-Serna;
Señoras y señores Académicos;
Amigos todos:
Asistimos a un insólito acto de justicia. También, de amistad y de solidaridad. Solidaridad con los miembros de esta Academia que fueron despojados de manera injusta e ilegítima de su condición de académicos, tan preciada para ellos, por una Orden Ministerial de 10 de mayo de 1941, dos años después de terminada la Guerra Civil.
Agradezco emocionado la invitación de la Academia de Ciencias para decir aquí unas palabras, a nombre de los descendientes de esos científicos españoles que hace 78 años fueron agraviados por la dictadura.
Para comprender el significado del hecho histórico sin precedentes que hoy nos convoca es imprescindible remitirnos a sus orígenes.
Durante el gobierno del presidente Rodríguez Zapatero se promovió la “Ley de la Memoria Histórica”, que fue aprobada por las Cortes Generales y publicada en el Boletín Oficial del Estado el 26 de diciembre de 2007. De la exposición de motivos destaco algunos párrafos. Cito:
“El espíritu de reconciliación y concordia, y de respeto al pluralismo y a la defensa pacífica de todas las ideas, que guió la Transición, nos permitió dotarnos de una Constitución, la de 1978, que tradujo jurídicamente esa voluntad de reencuentro de los españoles, articulando un Estado social y democrático de derecho con clara vocación integradora […].
“La presente Ley asume […] la condena del franquismo contenida en el Informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa firmado en París en marzo de 2006, en la que se denunciaron las graves violaciones de Derechos Humanos cometidas en España entre los años 1939 y 1975.
“Es la hora, así, de que la democracia española y las generaciones vivas que hoy disfrutan de ella honren y recuperen para siempre a todos los que directamente padecieron las injusticias y agravios producidos en aquellos dolorosos periodos de nuestra historia. Desde luego, a quienes perdieron la vida […]. También […] a quienes perdieron la patria al ser empujados a un largo, desgarrador y, en tantos casos, irreversible exilio […].
“[En esta Ley] se hace una proclamación general del carácter injusto de todas las condenas, sanciones y expresiones de violencia personal […] por motivos inequívocamente políticos o ideológicos, durante la Guerra Civil, así como las que, por las mismas razones, tuvieron lugar en la dictadura posterior […]. [y se declara] la ilegitimidad de las sanciones impuestas […]. Se subraya, así, de forma inequívoca, la carencia actual de vigencia jurídica de aquellas disposiciones y resoluciones contrarias a los derechos humanos y se contribuye a la rehabilitación moral de quienes sufrieron tan injustas sanciones y condenas […].
“En definitiva, la presente Ley quiere contribuir a cerrar heridas todavía abiertas en los españoles y dar satisfacción a los ciudadanos que sufrieron, directamente o en la persona de sus familiares, las consecuencias de la tragedia de la Guerra Civil o de la represión de la dictadura […] desde el pleno convencimiento de que […] no son sólo esos ciudadanos los que resultan reconocidos y honrados, sino también la Democracia española en su conjunto”. Termina la cita.
Recientemente, el 21 de diciembre de 2018, el Consejo de Ministros acordó el “Reconocimiento del carácter injusto y declaración de la ilegitimidad de las sanciones a académicos de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales durante la dictadura”.
Ese Acuerdo y la presencia en este acto de la Vicepresidenta del Gobierno y otras autoridades, son muestra fehaciente del interés del actual gobierno español en llevar hasta sus últimas consecuencias los preceptos de la “Ley de la Memoria Histórica”. Enhorabuena, con nuestro profundo agradecimiento. Hay muchas injusticias por reparar, pero, sin duda, el primer paso es reconocerlas.
Los siete científicos expulsados fueron las siguientes personas: Enrique Moles Ormella (Barcelona, 1883-Madrid, 1953); químico, farmacéutico, ingresó a la Academia en 1933. Ignacio Bolívar y Urrutia (Madrid, 1850-Ciudad de México, 1944); naturalista, entomólogo, ingresó en 1898. Honorato de Castro y Bonet (Borja [Zaragoza], 1885-Ciudad de México, 1962); físico, geógrafo, ingresó en 1934. Enrique Hauser y Neuburger (Gibraltar, 1866-París, 1943); químico, ingeniero de minas, ingresó en 1910. Emilio Herrera y Linares (Granada, 1879-Ginebra, 1967); ingeniero militar y aeronáutico, ingresó en 1932. Pedro Carrasco Garrorena (Badajoz, 1883-Ciudad de México, 1966); físico, astrónomo, ingresó en 1929. Blas Cabrera y Felipe (Lanzarote, 1878-Ciudad de México, 1945); físico, ingresó en 1909.
Es imposible describir en pocas líneas la excepcional trayectoria profesional de estos españoles, que puede consultarse en innumerables libros y artículos biográficos que se han escrito en torno a ellos. Sólo diré, porque es ilustrativo de lo que les esperaba si volvían a su país durante la dictadura, que Enrique Moles, el único que regresó, en 1941, tenía cuatro doctorados de varias universidades europeas (Leipzig, Ginebra, Barcelona y Madrid). Moles fue detenido y juzgado, y el fiscal pidió la pena de muerte. Condenado a prisión perpetua, durante casi dos años estuvo preso y, al cumplir 60 años de edad, fue liberado. Al salir de la cárcel, obviamente inhabilitado para ejercer su profesión, sólo pudo conseguir un empleo como asesor técnico de unos laboratorios farmacéuticos. Nunca actuó en el plano de la política. El “delito” cometido —denominador común de todos— fue estar al lado de la República.
Cuatro de los siete se exiliaron en México —como muchos miles de compatriotas de todas las profesiones y oficios, y sus familias—, gracias a la generosa invitación del gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, que nunca dejaremos de reconocer, valorar y agradecer. Allí pudieron continuar sus actividades, hasta el fin de sus días, y allí fueron sepultados. Su quehacer profesional, unido al de otros españoles, fue de importancia trascendental para el país adoptivo.
La labor científica de conjunto más importante de los exiliados en México fue la creación y el sostenimiento durante 36 años de Ciencia. Revista Hispano-Americana de Ciencias Puras y Aplicadas. Fundada y dirigida por científicos españoles, entre ellos Ignacio Bolívar y Blas Cabrera, y con el apoyo de colegas mexicanos, Ciencia fue un medio para dar a conocer sus trabajos y los de muchos otros investigadores de diversos países de Hispanoamérica, y sirvió como enlace permanente entre esa comunidad. Algo realmente increíble, considerando entre otras cosas que no existían los medios de hoy, es que el primer número de Ciencia apareció el 1 de marzo de 1940, !apenas siete meses después de la llegada a México de sus fundadores!
Muchos de quienes me escuchan saben lo que significó el exilio. No obstante, quiero recordarles unos versos del poema Entre España y México que escribió Pedro Garfias en julio de 1939 a bordo del Sinaia, poco antes de desembarcar en Veracruz, porque reflejan una idea que estaba presente en el pensamiento y en el corazón de los exiliados en aquellos momentos:
Muchos de quienes me escuchan saben lo que significó el exilio. No obstante, quiero recordarles unos versos del poema Entre España y México que escribió Pedro Garfias en julio de 1939 a bordo del Sinaia, poco antes de desembarcar en Veracruz, porque reflejan una idea que estaba presente en el pensamiento y en el corazón de los exiliados en aquellos momentos:
“España que perdimos, no nos pierdas,
guárdanos en tu frente derrumbada,
conserva a tu costado el hueco vivo
de nuestra ausencia amarga,
que un día volveremos, más veloces,
sobre la densa y poderosa espalda
de este mar, con los brazos ondeantes
y el latido del mar en la garganta”.
Termino. A nombre de mi familia, representada aquí por tres generaciones distintas, devuelvo —como era obligado hacerlo— la venera número 2 de la Academia que le fue asignada hace más de cien años a Ignacio Bolívar. Pensamos que, con este hecho simbólico, los siete científicos agraviados vuelven hoy a esta casa de pie, con la frente en alto y la mirada serena. España los honra de nuevo. |
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Nota
Palabras pronunciadas en la Real Academia de Ciencias Exactas Físicas y Naturales durante el Acto en memoria de los académicos agraviados durante la dictadura, Madrid, 30 de enero de 2019. |
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Antonio Bolívar Editor mexicano |
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de la memoria II |
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En memoria de los académicos agraviados durante la dictadura franquista |
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Carmen Calvo Poyato |
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No oculto ni quiero ni debo ocultar la emoción,
el sentimiento que tengo, que adivino es compartido por todos los que estamos aquí presentes.
Querido colega del gobierno, Ministro; Presidente de la Real Academia de Ciencias; académicos, académicas, familiares, señoras y señores:
Hombres y mujeres que tuvieron que buscar su vida fuera de nuestro país por una situación no solamente trágica, sino injusta y sangrienta, de la que aún no nos hemos recuperado. Todavía en cualquier lugar del mundo, cuando te presentas como tal, en los ámbitos científicos nos siguen recordando a los hombres y a las mujeres de este país que hay una parte de la ciencia, en el ámbito correspondiente, que sigue viviendo del gran Santiago Ramón y Cajal.
Todavía tenemos que recuperarnos de todos los años en los que se nos han escapado talentos, investigación, aplicación científica y por tanto futuro y obligación de futuro en una competividad cada día más dificultosa en el plano internacional.
La política para servir a tu país, siendo compleja, es siempre gratificante, pero tiene momentos, si acaso, en los que la persona que en ese momento los encarna, mi modesta persona en este momento, lo hace de una manera completamente compacta: coincide lo que sientes, lo que piensas, lo que haces, lo que dices y lo que quieres representar.
Una España que no puede volver —porque no tiene punto de retorno— a una situación donde la España a la que pertenecemos no nos albergue absolutamente a todos en nuestras libertades, en nuestra pluralidad, en el valor superior de nuestro modelo constitucional, que es el pluralismo político, y donde no ocurra ni una sola vez más la tragedia que supone desprendernos de los mejores.
Éste es un acto de justicia que llega tarde, muy tarde, pero que para el gobierno no tiene duda ninguna. Para este gobierno, que representa el conjunto de los intereses de este país, no habrá forma de hacernos cambiar de rumbo en lo que representa el recuerdo y la memoria. No hay paz sin justicia. Nadie nos puede obligar a no recordar para no restituir, para no saber lo que ocurrió. Nadie nos podrá obligar a esta renuncia y no lo haremos. Por eso el 21 de diciembre, el Ministro de Ciencia —al que le agradecí y ahora le agradezco públicamente en este acto civil pero solemne, en este ritual de justicia de restitución—, propuso al conjunto del Consejo de Ministros restituir el nombre, el honor, el prestigio y el servicio inmenso que le hicieron a su país los siete científicos represaliados y destituidos de los honores que les correspondían a título de sus méritos personales.
No hay una situación más irracional, más insoportable que ésta, donde la sinrazón compite justo en el lugar donde la ciencia busca la razón.
Decía antes que en la cultura y en la ciencia los seres humanos nos adentramos en la averiguación de lo desconocido, de los misterios que la vida entraña. Si la ciencia lo hace desde el lado racional y objetivable, en la cultura se hace desde el lado libérrimo y subjetivo de la búsqueda, pero al final búsqueda.
Los hombres y mujeres que se dedican a la ciencia en sus vidas como seres particulares gozan de los mismos defectos o virtudes que los demás, pero al confiar en sí mismos, en su propio instinto y en la creatividad que les mueve tanto en el nivel científico como en el cultural, devienen diferentes de los demás. Son más valientes: arrostran las dificultades de comprobar y de ser sometidos a juicio, arrostran las dudas de caminar por lugares desconocidos. Y por eso no solamente hemos de rendir justicia a ellos siete, sino eterno agradecimiento a todos los demás en aquel momento de nuestro país.
El agradecimiento enorme que para algunos países, como México, significó justo lo contrario que para España. Los miles de hombres y mujeres, en el ámbito de la ciencia y de la cultura, particularmente queridos y elegidos por el presidente Lázaro Cárdenas, supusieron un punto de arranque de la modernidad de México, de la luminosidad también de sus instituciones científicas, empezando por la unam.
Somos conscientes los españoles de esto. Rendimos en su momento homenaje de gratitud al presidente Cárdenas porque salvó una parte importante, siendo todas las vidas humanas iguales, de lo mejor que habían producido la ciencia y la cultura españolas. Muchos pensamos, a título cívico, que no nos hemos recuperado todavía de aquella descapitalización, de aquella situación en la que nos tuvimos que desprender de ese capital importante.
Con este acto reconocemos y restituimos también el honor y la memoria de quienes en aquel momento los acompañaron, de tantos otros que sin su grado de excelencia —profesores ayudantes, becarios con niveles diferentes del rigor del reconocimiento que la Academia les otorgó a ellos— en sus rangos de catedráticos y de doctorado en otras universidades fuera de las nuestras, también arrostraron esta injusticia.
Se afirma poder cerrar, como reza el preámbulo de la Ley de Memoria Histórica, poder cerrar las heridas con la verdad. Sólo así quedarán cerradas, sólo así en un año en el que celebramos ya el 41 aniversario de nuestra Constitución, seremos entre todos capaces de trazar un futuro donde estas negruras no vuelvan.
Estamos en un momento complejo en el plano nacional, internacional y europeo, donde aparecen nubarrones sostenidos sobre la irracionalidad de las posiciones. Nunca dejaremos de sostener los profundos valores humanos que encierran los valores democráticos. Defendámoslos en todas las posiciones posibles. Pero una de ellas, importante para el gobierno, tiene que ver con la memoria histórica. Porque es la memoria desde la que recibimos lecciones importantes, porque es una suerte de brújula para saber también los rumbos del presente y del futuro. En ello no pararemos y por eso, querido Ministro, no solamente te he agradecido en su momento la iniciativa, sino que ahora, a título estrictamente cívico, te agradezco mucho que me hayas permitido vivir este momento.
Gracias.
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Nota
Discurso pronunciado durante el Acto en memoria de los académicos agraviados durante la dictadura, Madrid, 30 de enero de 2019. |
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Carmen Calvo Poyato Vicepresidenta del Gobierno de España. |
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de la sociedad |
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Sociología relacional y desigualdad social, algunas reflexiones para su discusión |
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Diosey Ramón Lugo Morin |
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La desigualdad social es un fenómeno que ha sido
analizado en toda su extensión; algunos estudios lo abordan desde el binomio igualdad-desigualdad, otros desde inclusión-exclusión, como señala Herzog. Por otra parte, reflexiones recientes ven apropiado dejarle de llamar desigualdad y denominarlo vulnerabilidad social o frontera, como sugiere Luhmann. Esta dinámica, que emerge alrededor del fenómeno, es parte del debate actual que se ha profundizado con la crisis sistémica del modelo capitalista iniciada en septiembre de 2008. El presente análisis está orientado a abordar el tema desde una perspectiva no convencional con la idea de entender su lógica en la sociedad contemporánea y proporcionar los elementos que permitan el diseño de buenas políticas públicas.
Un contexto relacional
El debate sobre los orígenes, desarrollo y naturaleza del fenómeno que denominamos desigualdad social tiene una larga tradición en el pensamiento social, y se puede visualizar con claridad en la obra de dos clásicos, Hobbes y Rousseau, autores que han constituido una fuente de inspiración para las tradiciones liberales y socialistas o radicales respectivamente, de cuyas posiciones se derivan las respuestas que se ensayan. Dicho debate ha girado en torno a tres grandes núcleos temáticos: el primero se encuentra relacionado con la génesis misma de las desigualdades sociales; el segundo está vinculado a la relación entre individuo y sociedad; y el tercero se halla incrustado en sus elementos prospectivos. Tales vertientes analíticas abren un mundo de posibilidades para este fenómeno, en el cual el análisis sociológico relacional se perfila como idóneo.
De acuerdo con Donati, la articulación del capitalismo con las fuerzas locales, sus relaciones y contradicciones, es lo que crea su especificidad y la necesidad de un análisis de las estructuras particulares, de un enfoque que trascienda lo que se considera análisis estructural. En esta misma lógica, Dahrendorf debate sobre la estructura social y el individuo, sosteniendo que la estructura social no aplasta al individuo, aunque éste tampoco está totalmente libre de constricciones y condicionamientos sociales a la hora de efectuar sus elecciones. Se trata de un actor social que está imbricado en un entramado social, y es precisamente tal imbricación lo que define las oportunidades que éste tiene para el logro de niveles de desarrollo personal y cuyo principal atributo son las “ligaduras sociales”, a saber las redes sociales que establece el actor social con su entorno.
En esta lógica, es válido considerar que la desigualdad social es parte de una dinámica constante de cambios sociales, como lo muestra la de los territorios y sus actores. Estos cambios detonan el accionar individual y colectivo de los actores sociales animando procesos multirrelacionales (negociación, cooperación, subordinación y conflicto). Lo anterior nos ubica en un sistema social altamente recursivo, en el cual los colectivos y los individuos son multirrelacionales y la dinámica reticular es la base interactiva con sus pares.
Para abordar esta realidad es necesario el uso de nuevas herramientas analíticas que permitan actuar y pensar en términos relacionales, y entre ellas se destaca la sociología relacional.
De acuerdo con Donati, el que un individuo viva bien o no va a depender de sus bienes relacionales. Desde el punto de vista de la teoría relacional de la sociedad, como lo explica este autor, vemos sujetos que enfrentan la necesidad de conferir una normatividad a las relaciones sociales que sea adecuada para lograr con éxito la promesa de una buena vida. Las interacciones de los agentes sociales pueden producir una cohesión social que respete los derechos de las personas, algo necesario entre los individuos relacionales. Las personas crean cohesión social en la medida que actúan como individuos que reflexionan sobre las relaciones sociales y, sin necesariamente compartir los mismos gustos y opiniones, no obstante pueden construir una “relación de nosotros”.
Esto implica entender el significado y las implicaciones prácticas de cómo se constituye un individuo relacional, si es una sola persona o un conjunto de personas que actúan como una entidad colectiva o como una red social.
El paradigma relacional argumenta que existe una salida, pero es necesario escapar de las paradojas de la modernidad mediante un proceso de avance cultural. Para resolver el mensaje paradójico de la modernidad se debe mirar el enigma de la relación social y su posible gestión, el cual sostiene, como parte de las estructuras sociales y culturales, la norma de que los individuos deben realizarse a sí mismos haciéndose independientes de todo vínculo social. De este mandato sistémico deriva un claro engaño que consiste en atribuir a los individuos solitarios responsabilidades de todo lo que les sucede en la vida, y de esto deriva el sentido represivo de lo humano y lo social en la sociedad actual.
Conclusión
En teoría atribuimos la desigualdad social al modo de producción capitalista pero la perspectiva relacional argumenta que existen otros elementos a considerar en el análisis de la pobreza y sus causas, uno de los cuales, un elementos clave, es el vínculo social. Un individuo con una mínima reserva relacional puede crear espacios de posibilidades orientadas a detonar su entorno económico y social.
Esta manera de ver la desigualdad social, la cual es poco convencional, no pretende ser la base teórica prospectiva para mitigar este flagelo de la sociedad contemporánea; por el contrario, persigue identificar los elementos esenciales que permitan, a quienes elaboran las políticas públicas, diseñar e instrumentar políticas efectivas en el ámbito de la modernidad actual.
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Referencias bibliográficas
Dahrendorf, R. 1983. Oportunidades vitales: notas para una teoría social y política. Espasa-Calpe, Madrid. Donati, P. 1993. “Pensamiento sociológico y cambio social: hacia una teoría relacional”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, núm. 63, pp. 29-51. _______. 2017. “The good life as a sharing of relational good”, en Relational Social Work, vol.1, núm. 2, pp. 5-25. Herzog, B. 2011. “Exclusión discursiva: hacia un nuevo concepto de la exclusión social”, en Revista Internacional de Sociologia, vol. 69, núm. 3, pp. 607-626. Mora Salas, Minor. 2007. “Desigualdad social: ¿nuevos enfoques, viejos dilemas?”, en Desigualdad social en América Latina: viejos problemas, nuevos debates, Mora Salas, Minor, Juan Pablo Pérez y Fernando Cortez (coords.), Costa Rica. Pp. 9-44. |
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Diosey Ramón Lugo Morin Universidad Intercultural del Estado de Puebla. |
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