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En busca de las raíces de nuestra educación

1968: un año crucial para la universidad. En esta primera entrevista, Salvador Martínez Della Rocca nos habla de los antecedentes de octubre.

 ¿Qué generación eres?

Soy de la generación 1965-1968 de la carrera de Física.

¿Cuáles eran las condiciones de la Facultad en esa época?, ¿había algo que prefigurar en 1968?, ¿cómo estaba organizado el estudiantado?

 Antes de 1968 había aspectos interesantes y desagradables. La escuela era muy elitista y los estudiantes se sentían un Einstein en potencia. Los grupitos de escuelas particulares eran importantes, y muy significativos.

Tanto los compañeros judíos como los españoles se pronunciaban por la izquierda. Cuando yo todavía no ingresaba había un grupo denominado “Prometeo” muy elitista, de izquierda, integrado con los mejores estudiantes de la Facultad. Cuando yo ingresé había “El nuevo grupo”, una facción amplia y hegemonizada del Partido Comunista Mexicano; en él participaban Deborah Dultzin, Marcelino Perelló, Gilberto Guevara Niebla, Alicia Bonfil, Pepe Barberán, Renán Cárdenas, Emilio Reza y Graciela Blackayer. Participaban para conquistar la Sociedad de Alumnos —más que en elecciones de Consejo Técnico—, el cual había estado en manos de la derecha por muchos años.

El primer presidente de izquierda en la Facultad fue Gilberto Guevara y ya entonces por primera vez en la Facultad estalló la huelga en agosto y se mantuvo hasta parte de septiembre de 1965. Fue el primer movimiento político que yo viví; la huelga de los médicos, que luchaban por reivindicaciones básicas, ya que parte de ellos —recién egresados— trabajaban hasta 18 horas diarias y les pagaban $450.00 al mes; era el inicio de una crisis que después se llamaría “proletarización del trabajo intelectual”. Uno como estudiante veía el futuro que le esperaba: se entraba a la Universidad y se pensaba que con un título se ascendería en la escala social, pero ante una huelga como la de los médicos, se percataba de que esto no sucedería.

En esa época el director de la Facultad era el Dr. Fernando Prieto y con él hubo una seria de problemas sumamente violentos hasta 1968. Cuando yo conocí a Gilberto Guevara en una asamblea, denunciaba que Prieto lo quería expulsar por haber apoyado la huelga de los médicos.

A mi me tocó vivir una época políticamente muy intensa como estudiante. Se vivían una serie de movimientos internos y otros de apoyo a problemas no académicos. Por ejemplo, en Ciencias se luchaba contra el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), que intentó arrancar el Cine Club de manos de algunos compañeros estudiantes. El Cine Club de la Facultad era no de los de mayor tradición en la UNAM. En esa época el Dr. Prieto, para variar, prohibió el uso del auditorio y los estudiantes lo tomamos masivamente; en una asamblea que tuvimos que hacer fuera del auditorio, derrotamos al MURO impidiendo que pudieran arrebatarle el Cine Club a los compañeros.

Después de la primera sociedad de alumnos en manos de la izquierda que fue la de Gilberto, siguió la de Víctor Toledo y al año siguiente formamos una planilla que encabezábamos Rosa Luz Alegría como presidente y yo como secretario. 

 Cuando se inició el enfrentamiento, parecía darse éste contra la derecha, contra los grupos cristianos y ya a posteriori cuando dichos grupos se diferencian, nos dimos cuenta que era esencialmente un problema contra el MURO. Perdimos la votación contra el MURO, en gran parte debido a que el Dr. Prieto suspendió las clases en la tarde que era donde más fuerza teníamos. Perdimos por pocos votos contra una planilla encabezada por Rafael Mier Mazo, Miguel Yacaman y Pepe Vicon.

El voto era secreto, universal y directo, lo cual resultaba saludable y —por cierto— creo que en muchos momentos actuales sería necesario. Es verdad cuando la izquierda afirma que las votaciones son más racionales y son producto de una discusión en asamblea; sin embargo, muchas veces se quiere sustituir la votación de las masas argumentando que no hay discusión cuando hay una votación secreta, universal y directa, pero se supone que antes hubo una campaña de amplia discusión con la gente en las aulas.

En esa época la Universidad estaba organizada desde arriba, a través de Federaciones Universitarias de Sociedades de Alumnos; existían dos, si mal no recuerdo; la alemanista y la de rectoría. Como estas sociedades poseían una organización vertical, el personaje clave de ellas era el presidente; entonces bastaba con que transaras al presidente para que se corrompiera toda la sociedad. Lo que es incorrecto, sería derivar de lo anterior que los mecanismos de votación universal son antidemocráticos.

Recapitulando, en 1965 nos tocó vivir el movimiento de los médicos. Esto tuvo su importancia pues la Faculta de Ciencia se puso en huelga, puesto que había sido considerada siempre como una escuela donde se estudiaba seriamente. Esto demostraba que no era una huelga irreflexiva o de grillos, sino una huelga justa y correcta.

En 1966 había un problema académico de fondo en la Universidad. Era una Universidad napoleónica, feudalizada, muy poco moderna. En esa época Gilberto Guevara escribió un artículo histórico que se llamó La crisis de la educación en México, donde sostenía la tesis de que la educación estaba en crisis precisamente porque no respondía a los requerimientos sociopolíticos y económicos del país.

La preparación de los estudiantes no era la requerida. Recuerdo bien compañeros que habían estudiado doctorado en Física y trabajaban vendiendo seguros de vida; compañeros que había hecho doctorado en partículas elementales y trabajaban en Astronomía. No había fuentes de trabajo para los matemáticos, prácticamente la Universidad los absorbía. Entonces, nosotros entendíamos muy bien el problema del subempleo y desempleo.

Evidentemente, vivíamos una época muy interesante, de muchos cambios: la Revolución cubana, el debate chino-soviético, la imagen quijotesca del “Che” Guevara cabalgando por toda América Latina. Las canciones de protesta: el rock en su pleno apogeo, Elvis Presley, Beatles, Rolling Stones. Había música contestataria, pintura contestataria, literatura contestataria.

De lo que menos se hablaba en la cafetería de Ciencias era de Matemáticas. Todo mundo discutía los problemas que se estaban dando en la atmósfera política y cultural, no sólo a nivel nacional sino internacional. La escuela estaba muy unida. Llegabas a la cafetería y encontrabas a todas los chavos “grillos” leyendo El Día que constituía el periódico político de la Facultad. Ya en 68 fue el Excélsior.

Cuando llega la huelga de 1966, que se inició con la expulsión de dos gentes de Derecha que se oponían o la creación de la especialidad de criminología, la izquierda había avanzado en la Facultad; fue abriéndose paso poco a poco, siempre con planteamientos académicos y de solidaridad. Entonces, cuando los compañeros de Derecho llegan a plantear la huelga, se empieza a discutir el problema para reorientarlo hacia un movimiento de reforma universitaria. Se formó La Coordinadora Estudiantil Universitaria (CEU), precisamente como respuesta a las sociedades de alumnos, en manos de la derecha, como organismo de dirección con representación de delegados.

El movimiento de 1966 tenía tres puntos básicos: derogar los artículos 82 y 84 de la ley orgánica por medio de los cuales el rector podía prácticamente expulsar a cualquier estudiante con impunidad. Es curioso porque en 1968 pedíamos la desaparición del artículo 145 a través del cual el Estado Mexicano podía encarcelar, a criterio del juez, a cualquier individuo acusado de disolución social.

Un segundo punto era la desaparición del cuerpo de vigilancia de la UNAM, que dirigía un gánster que se apellidaba Araiza; este cuerpo de granaderos disolvía a golpes asambleas o mítines y fungía como un grupo de protección al rector. En 68 peleábamos por la desaparición de los granaderos y de las policías anticonstitucionales.

Estas dos demandas son interesantes ya que se peleaba por una modificación del sistema de gobierno de lo UNAM.

Estábamos luchando por transformar la universidad, queríamos un espacio de libertad para hacer política.

El tercer núcleo de demandas revestía importancia porque configuraba un rescate de las demandas del Politécnico en 1956. Al Poli lo clausuran en 56 con la entrado del ejército. Cierran el internado, los comedores populares, cancelan las becas, es decir, clausuran todo el sistema de educación cardenista. Lo interesante es que 10 años después las demandas son similares; se rescatan: exigencia de internados, comedores, becas.

En esta huelga la Facultad de Ciencias jugó un papel muy importante ya que mantuvo durante esta una vida política activa y permanente en asambleas masivas y mucha participación de la gente. En ese periodo los dirigentes del CEU eran Gilberto Guevara, Marcelino Perelló y Antonio Gershenson.

El movimiento no tenía como objetivo la caída del rector Chávez, sin embargo, un día llegan los de Derecho a la Rectoría y sacan de una patada al Rector. Entonces la atención del movimiento se desviaría del pliego petitorio a la llegada del nuevo rector. Es entonces cuando entra el Ing. Barros Sierra.

El Ing. Barros Sierra es elegido por los mecanismos tradicionales de la junta de gobierno, aunque tenía una imagen de gente liberal. Lo que sucedió es que cuando Barros Sierra entra a la rectoría, si bien no ganamos todas las exigencias, logramos la desaparición del cuerpo de vigilancia y una modificación de la forma de gobernar la Universidad. Sin estos triunfos parciales no se podría explicar el 68.

El Ing. Barros Sierra reconoce inmediatamente la existencia de los grupos políticos, se les da local, parte del presupuesto, papel, tinta, derecho al uso de auditorios e instalaciones de la Universidad.

 ¿Cómo queda establecida la situación de la escuela con el director?

Sigue siendo la misma, sólo que el director había perdido fuerza por el avance del movimiento y de la izquierda. El movimiento de 1966 se inserta dentro de las luchas universitarias que caracterizan a la década: lo huelga de 1966 en Morelia con la marcha de la libertad; la de Puebla; la de 1967 en Sonora.

Con la huelga de 1966 los ciclos escolares pasan de anuales a semestrales y se rompe la seriación de materias en algunas escuelas.

Al ganar el espacio en 1967 hay muchas contradicciones al seno del sector estudiantil porque se inicia un clima de acusaciones de traición y en la Facultad de Ciencias vivimos el primer movimiento contra el MURO. Existía una izquierda con un triunfo parcial que había abierto un espacio amplio de participación política; no era lo mismo hacer política con Chávez que con Barros Sierra. Para el MURO Barros Sierra era un rector comunista a quien había que golpear y destituir, ya que con él los estudiantes tenían apoyo para participar, libertad en los Cine Clubes, permitía el uso de la infraestructura universitaria e inclusive había partidas presupuestales para las sociedades de alumnos y los grupos políticos.

Lo primero que el MURO hace es atacar a los medios de comunicación como el cine, destruyen el Auditorio de Química porque se estaba pasando una película cubana, golpean asambleas en Filosofía e intentan la mismo en Ingeniería y en Prepa 9.

En febrero de 1968 nos levantamos muy entusiasmados a nuestro primer día de clases. Lo primero que notamos es que todas las paredes de la Universidad estaban tapizadas de un letrero que decía Solana revisionista. Solana era el secretario de la rectoría que después sería Secretario de Educación Publica. Gilberto me dijo, “Solana no puede ser revisionista para el PRI ya que es priísta; tampoco puede serlo para la izquierda. Entonces lo es para el MURO por todos los antecedentes”.

 Entonces Gilberto llamó a una reunión en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Logramos reunir a Comercio con Parra, Economía representada por Pablo Gómez, Filosofía con Luis González de Alba, Roberto Escudero representaba al grupo “Miguel Hernández”. Ciencias Políticas con Paco Ignacio Taibo, Romeo González y otro de apellido Sierra, de Medicina, Wascar Peña y Raúl Moreno Wonchi, o sea que fue un grupo amplio el que se reunió y el Ing. Barros Sierra nos mandó llamar. De manera muy precisa nos dijo: “Compañeros, el MURO me quiere quitar de la rectoría porque me considera de izquierda, un comunista, porque he implantado un clima de libertad en la Universidad, porque he reconocido a los grupos políticos, les he dado los derechos que considero justamente se han ganado”. Y sin andar con rodeos nos entregó a cada uno de los allí presentes la información detallada de los nombres de los miembros del MURO, de los grupos políticos controlados por el MURO en cada una de las escuelas. Efectivamente estaban ahí el grupo “Filos” de Ciencias, el grupo “Biófilos” de Medicina, los nombres y números de cuenta de los integrantes.

Al otro día llegamos a la Facultad de Ciencias Gilberto, Flavio Baelis, Juan Estrada y yo. Armamos una asamblea impresionante, en el auditorio no cabía un alfiler. En ella, Rafael Mier Maza que era del MURO exigía que demostrásemos con credenciales que ellos eran miembros del MURO. Mier Maza había expulsado a Yacamán y Pepe Vican de la Sociedad de Alumnos y ellos en esa asamblea denunciaron que efectivamente Mier Maza no era de la democracia cristiana sino del MURO. Al día siguiente en otra asamblea, yo leí un discurso que al final decía “No tenemos comprobantes ni credenciales para demostrar que son del MURO, pero compañeros, si hablan como pato, caminan como pato y tienen plumas como pato, entonces, ¿qué son? El auditorio en masa gritó: ¡patos!, se votó y para afuera, desconocidos de la Sociedad de Alumnos. Fue un golpe para Prieto, ya que él un año antes había desconocido la Sociedad de Alumnos de Víctor Toledo.

Al tumbar al MURO se generó todo un movimiento en la Universidad con el mismo objetivo que culminó con una marcha hacia Medicina, donde también había una lucha contra el MURO a la que se unió Ingeniería y Ciencias Químicas. Cuando llegamos a Medicina éramos como 15000 estudiantes y sacamos a los del MURO de la Universidad sin que este volviera a resurgir.

¿Era el MURO una organización clandestina: la gente la repudiaba anteriormente?

El MURO, Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, era una organización clandestina de ultraderecha. La gente la comenzó a conocer cuando aparecieron los grupos de karatecas que golpeaban estudiantes. A la gente de izquierda nos preocupaba que de ser un grupo clandestino que trataba de hacer política en la Universidad, se transformara en un grupo paramilitar. El triunfo sobre ellas fue muy importante ya que permitió a la izquierda llegar unificada a 1968.

Cuando quitamos a Rafael Mier Maza, entramos a debatir la Sociedad de Alumnos. La izquierda se divide porque había dos concepciones. Por un lado Gilberto, Flavio Baelis, Juan Estrada, Bety Puga, Isabel García y yo decidimos que el presidente de la Sociedad de Alumnos debía responder a los intereses de la escuela, y por el otro Renán Cárdenas y Marcelino Perelló decían que debía responder ante la organización que lo lleva a la presidencia. Nosotros decíamos que el presidente debía ser Juan Estrada y ellos que había que ir por la revancha y debía ser Rosa Luz Alegría. Nos dimos un agarrón de varios días. En esos momentos llegaban de Berkeley Pepe Barberán y Santiago Ramírez, entonces llegamos al acuerdo de formar un frente, pera este nunca funcionó. Nos salimos del nuevo grupo Juan Estrada, Flavio Baelis, Gilberto Guevara, las dos Isabeles y yo. Con el antecedente de la división en 67 hicimos una alianza con el grupo base de la democracia cristiana de la Facultad de Ciencias. Eran gentes de Méndez Arceo, muy buena onda, con una visión muy universitaria y clara de entrarle a luchas para democratizar el país.

Entonces en la Facultad surgen dos planillas: la del Nuevo Grupo encabezada por Rosa Luz Alegría y la planilla negra encabezada por Juan Estrada. Pero nosotros tuvimos otra idea: la formación de un sindicato estudiantil, en esa época acababa de pasar “el mayo de 68 francés”. Existía un clima de recomposición, de adopción de demandas universitarias no propiamente académicas. La Facultad de Ciencias Políticas estaba en huelga indefinida por la libertad de Demetrio Vallejo y Valentín Campa que estaban en huelga de hambre. Se inicia el proceso electoral en la Facultad y en plenos debates de las planillas se llega al 26 de julio.

Ese día el Partido Comunista organizaba de manera permanente una manifestación de apoya a la Revolución Cubana y tradicionalmente ésta era reprimida, pero en esa ocasión Arturo Sámano Escalante quien era el presidente de la CNED había solicitado al DDF el permiso para marchar y se lo habían concedido, cosa que llamaba la atención, porque estábamos en el Año Olímpico; México se preparaba para las olimpiadas.

El 23 de julio se agarran a golpes unos chavillos de la preparatoria lssac Ochotorena con la Vocacional 5 y una pandilla a la que le llamaban “Ciudadelos” por el futbol, seguramente eran de los que se peleaban todos los días y nunca pasaba nada, y en esta ocasión intervienen los granaderos, golpean a los estudiantes los de la Vocacional 5 corren y se refugian en su escuela, los granaderos irrumpen en el plantel, golpean muy violentamente a los estudiantes y uno de ellos sale muy gravemente herido, entonces curiosamente la FNET (organización priísta) organiza una manifestación el 26 de julio también, en protesta porque los granaderos habían violado el recinto de la Vocacional 5. Entonces, por un lado la CNED, comunistas, y universitarios marchan del Salto del Agua al Hemiciclo a Juárez y por el otro la FNET y politécnicos del Casco de Santo Tomás al Hemiciclo a Juárez.

El Estado siempre había fomentado la división Poli-UNAM a través de los juegos de futbol americano. Las manifestaciones iban a coincidir en el Hemiciclo a Juárez, era casi garantizado que iba a haber golpes, pero lo que sucedió es que cuando llega la manifestación del Poli, lleva la noticia de que el estudiante de la Vocacional había muerto.

En contra de esta famosa división Poli-UNAM, los grupos de izquierda habían avanzado mucho. En 1967 hubo una huelga porque Díaz Ordaz cerró la Escuela “Hermanos Escobar” de Ciudad Juárez. Ellos pidieron apoyo a Chapingo, donde estaba Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, y se ponen en huelga. El Politécnico apoya a Chapingo a través de Raúl Álvarez y de los grupos democráticos de Izquierda, fundamentalmente las Juventudes Comunistas. Entonces se da la unión Poli-Chapingo y se gana la huelga. Cuando esto sucedió la Universidad estaba de vacaciones, sin embargo, los grupos políticos participaron apoyando la huelga. Entonces había un antecedente de la superación de la pugna Poli­UNAM.

Cuando las dos manifestaciones se encuentran en el Hemiciclo a Juárez, los estudiantes del Poli le piden a los de la UNAM que marchen al Zócalo y en Palma y Madero son reprimidos violentamente, así se inicia el 68.

Los granaderos al entrar a reprimir la manifestación entran al recinto de la preparatoria que ya estaba en entrega de diplomas y había un acto de toga y birrete con los padres de familia, y los granaderos interfieren golpeando a todo el mundo. Entonces los prepos, inmediatamente se organizan y empiezan a tomar camiones y formar una barricada en el centro de la Ciudad, que fue lo que se llamó el Barrio Universitario. Hay que recordar que acaba de pasar el “Mayo de 68” en Francia y llegaban a México las noticias de medio millón de estudiantes cuestionando al Estado D'Gollista; acababa de pasar la muerte del “Che” Guevara; un grupo de estudiantes pone una bomba en la embajada de Bolivia y meten a la cárcel a Antonio Gershenson, a Luis del Toro, Quico Condés Lara, en octubre de 1967 y les dan penas que estaban por encima de su edad.

En ese clima se da lo del Barrio Universitario; ponen las barricadas, repelen a los granaderos y éstos no pueden controlar el movimiento. Entonces interviene el ejército el 29 de julio; golpean fuertemente a los chavos que corren a la preparatoria 1 y cierran la puerta. Hay una enorme cantidad de muchachos deteniendo la puerta y los del ejército la tiran con un bazucaso y la vuelan junto con los muchachos que estaban deteniéndola. En ese momento yo estaba con Miguel Eduardo Valle “El Búho” quien hablaba a la preparatoria 3 cuando sonó el bazucaso, empezó a llorar y me dijo “los acaban de matar”.

Gilberto, Baelis, Estrada y yo redactamos un documento que repartimos en la Facultad el lunes 29. Inicialmente la gente del Partido Comunista no estaba de acuerdo con la huelga, no los critico, todo era muy confuso. En la mañana no logramos ganar la huelga, pero en la tarde si.

Así, la Facultad se pone en huelga el lunes 29, ese día hubo ya una reunión en Filosofía con la gente del Politécnico. El proceso de votación en la Facultad se suspendió y se formó un Comité de Lucha que fue la forma de organización en 68; en él estaban: Gilberto, Juan Estrada, Miguel Yacaman, Renán Cárdenas y yo.

Durante las reuniones en Filosofía se discute la elaboración del Pliego Petitorio y la conformación de lo que seria el Consejo Nacional de Huelga (CNH).

Estaban en la cárcel Vallejo, Campa, Luis del Toro, Antonio Gershenson, Adolfo Gilly, Rico Galán, todos ellos presos a través del artículo 145 de la Constitución, del cual se decide pedir su derogación. También se pedía la destitución de Cueto y Mendiolea por ser los autores intelectuales y físicos de la represión del 26 de julio; se pedía la desaparición de los granaderos y de todos los cuerpos policíacos anticonstitucionales. Asimismo, se pedía un deslinde de responsabilidades, una indemnización a los compañeros caídos. Se pedía el diálogo público porque se argumentaba que teníamos una larga historia de negociaciones de recámara, a través de las cuales se transaban los movimientos. Por eso el Consejo Nacional de Huelga se conformó como un grupo amplio, no había un dirigente. Evidentemente Raúl Álvarez Garín era el más preparado, con más experiencia política y lo demostró con creces, creo que en un segundo lugar estaba Gilberto; ambos acababan de ser expulsados del Partido Comunista.

Al calor de la discusión que estaban dando en Filosofía nos llegaban noticias constantes de que el ejército ya iba para Ciudad Universitaria. Para ser franco, la reunión se disolvió porque nos hablaron por teléfono diciendo que estaba por entrar el ejército en CU y mucha gente salió corriendo. Pero el “comandante Guevara” (Gilberto) —así le decíamos—, nos dijo que sólo nos iríamos cuando físicamente viéramos que el ejército estaba entrando, ya que no íbamos a dejar la universidad por un rumor.

Al otro día, el Ing. Barros Sierra realizó un acto e izó la bandera a media asta y llamó a un mitin al que asistimos 30000 estudiantes; se cantó el himno nacional y el Consejo Nacional de Huelga acordó hacer una manifestación. Se da una violenta discusión en el Consejo porque Gilberto, apoyado por Raúl decían que deberíamos exigirle al rector que encabezara la manifestación y que demostrara si era el representante de los universitarios ante el Estado o si iba a ser el representante del Estado ante los universitarios, y que eso no se podía discutir en abstracto sino en concreto. Entonces se formó una comisión para hablar con el rector y éste aceptó encabezar la marcha, cosa que no hizo el rector del politécnico, —en esa época Massieu—. El papel institucional de la UNAM fue importantísimo en 68 y mucha gente se nos echó encima porque decían que queríamos poner el movimiento a la cola de las autoridades. Sin embargo, la idea de Gilberto y Raúl era que con el rector nosotros podríamos ganar la opinión pública y con eso ganar la calle. La actitud de Barros Sierra era de defensa de la Universidad, él era un universitario en el sentido más liberal de la palabra, era un tipo consecuente.

Fue verdaderamente emocionante, porque habíamos 70000 estudiantes y luego llegaron los del Politécnico y se cantaban las porras de solidaridad. Barros Sierra dijo: “Bienvenidos sean los compañeros estudiantes y profesores del Politécnico, esta es su casa”, y luego al final de su discurso: “Compañeros universitarios vayamos a la calle a manifestar nuestra discrepancia”. Era una persona que durante todo su periodo de rector su actitud política estaba regida por ciertas normas donde la discrepancia era algo que él respetaba profundamente y fue consecuente. Entonces, cuando yo escucho observaciones como que “el movimiento fue burgués”, que “el rector jugó un papel traidor”, pienso que es no es entender lo que son los movimientos de masas; se trata de gente que se conforma con los movimientos grupusculares de salones de clase que no tienen ninguna repercusión nacional.

Salimos aproximadamente 100000 gentes y lo que sucedió es que la opinión nacional que veía la imagen del rector decía muy burdamente: “¿quién tiene la razón?, ¿la policía que reprime diariamente?, o ¿los estudiantes encabezados por su rector que es el símbolo del saber y la ciencia?”. Entonces es evidente que la opinión pública se volcó a favor de los universitarios y por eso ganamos la calle.
Dos días después, el Consejo Nacional de Huelga llamó a una manifestación del Politécnico al Casco de Santo Tomas a un lugar que se llamaba el parque del “Carrillón”. Ya no se pedía permiso: yo iba marchando con Gilberto Guevara cuando Trejo y Raúl Álvarez lo invitó a marchar. Cuando llegamos al parque Raúl y Gilberto convencieron a Fausto de que hablara como profesor y se inicia en ese acto la integración del sector magisterial, que después estaría integrado de manera orgánica alrededor de la Coalición de Organismos Magisteriales.

¿Cuál fue la respuesta del gobierno a todo esto?

Las primeras fueron las respuestas típicas como: “movimientos extraños controlados por fuerzas extrañas quieren sabotear la olimpiada”; “el movimiento se gestó en la Habana”; “se gestó en Bulgaria”.

¿Cómo se conformó el Consejo Nacional de Huelga?

Era un organismos de representantes elegidos en asambleas de escuelas en huelga. Si la escuela no estaba en huelga, no estaba representada en el CNH. Ese era un mecanismo para obligar a los compañeros que si querían entrar tenían que poner a su escuela en huelga. El Colegio de México se puso en huelga; por la Ibero iba al CNH Rafael Hernández, por Ciencias Químicas, Enrique Left y Gerardo Dorantes, por Medicina, Enrique Díaz Michel y Raúl Moreno Wonchi, por Comercio, Parrra; por Ingeniería, Salvador Ruíz, etc.

El comité de lucha de Economía estaba formado por Oscar Levin Copel, Carlos Jiménez, Gustavo Gordillo y Miguel Eduardo Valle “El Búho”; el comité de Ciencias estaba formado por el Nuevo Grupo, la escisión del Nuevo Grupo y el Grupo Base. El de Filosofía era el Grupo “Miguel Hernández” que eran Luis González de Alba y Roberto Escudero.

La Facultad de Ciencias jugó un papel importantísimo, representaba la alianza entre el Poli y un sector de la UNAM. En la Universidad el movimiento tuvo un momento de definición en dos bandos: el ala de humanidades y el ala técnica. Nosotros éramos los “reformistas” y ellos los “revolucionarios”. Esto duró hasta que llegó la represión y mucha gente desapareció y entonces fuimos “los reformistas” los que tuvimos que enfrentar el golpe.

¿Cuáles eran las actividades cotidianas del movimiento de 1968?

Sin lugar a dudas, en la UNAM la Facultad de Ciencias era la que tenía una actividad de brigadas muy constante; ,estábamos muy bien organizados. Era muy bonito salir de brigadas, había que agarrar muchos camiones para llevar a toda la gente. El CNH de repente declaraba: “mañana todo el tránsito de la Ciudad de México será desquiciado”; entonces con un mapa nos dividíamos la ciudad y era impresionante lo que sucedía, desquiciábamos el tránsito con los mítines relámpagos. Al principio eran mítines rápidos, aunque después fueron de hora y media y hacíamos discusión con la gente en la calle.

Además, a partir de que aprendíamos el lenguaje del pueblo, el pueblo empezaba a participar, daba sus opiniones, las brigadas consolidaban a la gente y era una actividad que formaba cuadros de manera impresionante.

En la Facultad, el encargado de las finanzas era Manuel López Mateos, él podría dar las cifras del dinero que entraba diario a la Facultad.

La Facultad además tuvo otra participación muy importante, la de ir a las universidades de provincia y promover allí huelgas. Gilberto nos dijo a Flavio Baelis y a mi que teníamos que ir a Veracruz, donde el gobernador Sánchez Celis era muy grueso, y pues ni modo tuvimos que hacerlo, ya que nadie más quería ir.

Logramos parar la parte universitaria en Jalapa y nos avisaron que la policía nos iba a detener; entonces corrimos el rumor de que nos regresábamos a México pero en lugar de eso nos fuimos al puerto y luego a Poza Rica, donde la policía nos esperaba a la entrada de la prepa. Afortunadamente nos entrevistamos con dos dirigentes en un restaurant y nos regresamos a México. La Universidad de Veracruz se puso en huelga. Experiencias similares tuvieron todos los brigadistas que el CNH mandó a todos los estados de la república. Total, que para el 25 de agosto había una huelga casi nacional.

Para esas fechas ya no solo íbamos a centros universitarios, sino a los kioscos, a las plazuelas, era un movimiento de masas, era un movimiento que de ser estudiantil se estaba convirtiendo en un movimiento popular tanto por el pliego petitorio que no eran demandas universitarias, sino que exigían un mínimo de democracia burguesa como por ser demandas populares. Por el pliego petitorio, por la conformación de los sectores que empiezan a participar en el movimiento, y por el método de lucha que era la brigada política, el movimiento era estudiantil-popular.

La participación de Ciencias fue importante. Por ejemplo, el día 18 de septiembre, cuando se tomó la universidad. En la mañana, había llegado una carta dirigida al CNH a la Facultad de Ciencias, firmada por Luis Echeverría en donde decía: “el gobierno está interesado en resolver el problema, el hecho de que se aproximen los juegos olímpicos requiere de que hagamos esfuerzos por ambos lados para resolverlo, les pedimos a ustedes que nombren a sus representantes para iniciar el dialogo”. Con esta carta el gobierno garantizaba que el CNH estuviera discutiendo a las 8 o 9 de la noche las propuestas. Sin embargo, no contó con que la gente estaba muy cansada y aunque se citaba a las 8, la gente empezaba a llegar a las 11. El hecho concreto es que el ejército entró a las 9 y no agarró a ningún dirigente.

Otra participación importante de la Facultad fue el que a Gilberto lo nombraron en la Comisión que iba a ir a las platicas con Caso de la Vega. Los tres representantes del CNN eran Gilberto Guevara, Luis González de Alba y Anselmo Muñoz. O sea el papel de la Facultad, la vida de la Facultad fue muy importante, la unidad de la gente fue muy importante. Lo que es interesante es la historia post 68.

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Salvador Matínez della Rocca
Investigador del Instituto de Investigaciones Económica,
Universidad Nacional Autónoma de México.
     
       

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