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Algo más que un medio
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Susana Biro
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Es una lástima que no haya forma de conocer las reacciones de nuestros antepasados cuando apareció la escritura. No puedo evitar imaginar que surgieron discusiones muy similares a las que se originaron con el advenimiento de la prensa en el siglo xv, la imprenta de vapor en el xix o la televisión en el xx. Que si estábamos mejor antes, cuando un experto contaba nuestras historias, y no cualquiera capaz de sostener la cuña; que si por medio de símbolos no es posible expresar lo mismo que de viva voz; en resumen, que no puede ser igual.
La aparición de la Internet, hace algunas décadas, es un fenómeno semejante que ha propiciado discusiones del mismo estilo. Se habla de la preocupación de que este medio suplante a los impresos; de la desventaja de que sea tan fácil publicar información en ella, pues la ausencia de un proceso editorial merma la calidad; o del peligro de que circule información no deseada. Seguramente es demasiado pronto para valorar todas las ventajas y desventajas de este medio de comunicación. Sin embargo, resulta interesante hacer una revisión de las formas en que está afectando los modos en que se desarrolla el quehacer científico. Hay algunos cambios evidentes, no hay duda de que la información fluye con mayor rapidez. Por ejemplo, el correo electrónico permite la comunicación más rápido, a menor costo y con mayor precisión que la complicada combinación de correo ordinario y llamadas telefónicas. Además, la posibilidad de ver lo que está en la computadora del prójimo enriquece las vías de comunicación previas como los medios impresos. Especialmente, esto es claro en el caso de las revistas. La gran mayoría se publica tanto en papel como en formato electrónico. En el segundo caso, en lugar de una simple lista de notas y referencias, los artículos pueden tener ligas a los sitios donde se encuentra la información. Además, pueden llevar muchas más ilustraciones, en color si esto es necesario, e incluso animaciones —cosa que es imposible en una revista de papel. Pero la red les permite a los científicos ir aún más allá. En paralelo al proceso lento —y necesario, dicho sea de paso— de arbitraje y publicación, los artículos pueden presentarse en un foro más amplio al mismo tiempo en que son enviados a una revista. Tal es el caso del sitio arxiv.org, iniciado por físicos, pero ahora aprovechado por especialistas de otras disciplinas.
El espacio donde suceden cosas realmente novedosas e interesantes es los sitios o páginas web. Si uno revisa los objetivos de las páginas que producen o comentan los científicos, se encuentra una gran variedad. Las hay meramente informativas, con datos de la institución o el investigador. Las mismas instituciones y personas producen páginas de divulgación, en las que presentan información de modo que pueda ser entendida por el público en general. Tal es el caso de la atractiva página sobre volcanes www.swisseduc.ch/stromboli en la que se pueden encontrar fotografías, videos y explicaciones sobre éste fenómeno natural. Además de utilizarlas para dar a conocer sus descubrimientos, los científicos se apoyan en las páginas para enriquecer su labor de enseñanza. Una página en la red puede contener simulaciones de experimentos que es imposible hacer en clase, bases de datos que relacionan información y referencias de muchos otros sitios. Un ejemplo es la multipremiada página creada en el Lawrence Livermore National Laboratory —fusedweb.llnl.gov— que explica el fenómeno de la fusión aprovechando las bondades de este medio. Los sitios en la red también sirven para juntar lo que de otro modo no podría juntarse. Hay enormes metabases de datos que permiten tener un panorama de toda la información acerca de un tema. También hay páginas, como www.microbeproject.gov, que reúnen pequeños grupos de investigación que de otro modo no estarían en contacto. Estos pocos ejemplos sirven para proporcionar una idea de las muchas formas en que la red ha cambiado nuestra manera de comunicar la ciencia. Además, sirvan para enriquecer el registro de la discusión acerca de los efectos de la aparición de este nuevo medio de comunicación. |
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Susana Biro
Dirección General de Divulgación de la Cienca,
Universidad Nacional Autónoma de México.
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como citar este artículo → Biro, Susana. (2006). Algo más que un medio. Ciencias 82, abril-junio, 50-51. [En línea]
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