revista de cultura científica FACULTAD DE CIENCIAS, UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
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136B07  
 
 
 
El gentil andar migratorio
Bruce Chatwin
 
                     
Al volverse humano, el hombre adquirió,
junto con sus piernas rectas y su andar erecto, un “andar migratorio”, el instinto de caminar largas distancias con los cambios de estación […] este “andar” es inseparable de su sistema nervioso central y […] al tornarse aberrante en condiciones de sedentarismo, encontró salida en la violencia, la avaricia, la búsqueda de estatus o la manía por las novedades”.

Como una regla general en biología, las especies migratorias son menos “agresivas” que las sedentarias […] En el reino animal, los “dictadores” son aquellos que viven en un ambiente de abundancia. Los anarquistas, como siempre, son los “gentlemen del camino”.

     

Referencias bibliográficas


Fragmentos tomados de dos obras de Chatwin:The Anatomy of Restlesness. Jonathan Cape, Londres, 1997.The Songlines. The Franklin Library, Londres, 1987.
     

     
Bruce Chatwin (1940-1989)

Escritor inglés e incansable viajero que marcó con su estilo las crónicas de viaje; autor de varias novelas.

Traducción y selección:
César Carrillo Trueba

     

     
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 de la alimentación
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Desinformación nutrimental percepción de lo que es bueno y malo para la salud en niños de la Riviera maya
136B06  
 
 
 
Christian G. Gómez Mosqueda y Amaury G. Trujillo Abraján  
                     
Debido a que se ha perdido el estilo de dieta saludable,
la alimentación se ha vuelto un problema de salud pública por las complicaciones que provoca, como el sobrepeso y la diabetes, incluso en la población infantil, fuertemente influenciada por el consumo de productos de marcas de compañías extranjeras. En España, por ejemplo, se efectuó un estudio en el cual se hizo énfasis en las marcas más publicitadas y se encontró que hay un predominio de anuncios de alimentos poco saludables, atrayendo a los menores por estar más expuestos a dicha publicidad engañosa, una verdadera desinformación nutrimental que tiene como objetivo a la comunidad más vulnerable: los niños. 
 
Es cierto que ha habido esfuerzos, sobre todo por parte de organizaciones sociales, para combatir el consumo de refrescos y sus derivados en la población escolar cuyos índices de sobrepeso y diabetes se han elevado a alturas preocupantes, pero no han tenido gran éxito. A pesar de dar a conocer lo peligroso que puede ser para la salud de este grupo vulnerable el consumirlos, los programas enfocados en disminuir y prevenir el alto consumo de estas bebidas se han quedado en intentos para resolver el problema.
 
¿Comida saludable?
 
¿Por qué han fallado? Gracias a una encuesta que realizamos en las comunidades de Cobá y Akumal, localizados en el estado de Quintana Roo, pudimos obtener una posible respuesta: existe en esa población un concepto de una alimentación saludable que es erróneo, el cual se debe a la abundante publicidad engañosa, en la que las empresas dicen que los productos que venden ”te hacen crecer”, “te dan energía”, “son bajas en grasa”, son “light”, “son naturales”, “tienen vitaminas”, “nutren a los huesos”, en suma que no afectan tu salud. Cuando muchos estudios han mostrado que tales productos son dañinos a la salud y que la publicidad se vale de mentiras para que los niños los consuman.
 
El estudio fue efectuado en Quintana Roo, uno de los estados que más crecimiento poblacional ha tenido en los últimos años, en la Riviera maya, que abarca desde el municipio de Cancún hasta la localidad de Tulum, aproximadamente 120 km de longitud, y ocupa de los primeros sitios turísticos en el país, lo que ha hecho que la introducción de productos tanto nacionales como extranjeros hayan tenido un gran apogeo logrando que la alimentación tradicional y saludable se fuera perdiendo. Se seleccionaron dos escuelas públicas de esta zona ubicadas en Cobá y Akumal, con niños de siete a doce años de edad originarios del estado; un total de cuarenta estudiantes de cada escuela, que constituye 18% en ambas escuelas, cuya selección fue por muestreo aleatorio simple.
 
El cuestionario contenía las siguientes preguntas: ¿qué es una dieta saludable?, ¿cómo es una dieta saludable?, ¿realizas una dieta saludable?, ¿por qué? y otras más. Las respuestas obtenidas tienen en común el ser incorrectas de acuerdo con lo establecido por la Secretaría de Salud, que define la alimentación saludable como la ingesta de alimentos con base en las necesidades dietéticas del organismo. Al analizarlas se pudo observar claramente una conceptualización errónea de lo que es una dieta saludable. Un claro ejemplo de esto son los jugos en caja o embotellados; para 85% de los niños encuestados es un alimento esencial y muy nutritivo que debe estar presente en el lunch de todos los niños por estar hechos de fruta, cuando sabemos que la mayoría del contenido de un jugo son productos químicos y conservadores así como una gran cantidad de azúcar —entre tres y siete cucharadas de azúcar en las presentaciones de 500 ml, dependiendo la marca—, lo cual es evidentemente perjudicial, sobre todo si el consumo es recurrente y en altas cantidades. 
 
Se les preguntó asimismo acerca de la frecuencia con que consumen alimentos clasificados como carnes, embutidos, huevos, pescado, leche, derivados lácteos, cereales, verduras, frutas, bebidas azucaradas, etcétera; de sus respuestas se obtuvo que los cereales, la leche y las bebidas azucaradas conforman más de 65% del consumo principal de los niños. Sin embargo, al referirse a éstos siempre mencionan alguna marca en particular, con una predominancia de CocaCola, Jugos del Valle y Choco Krispis, a los cuales atribuyen además lo que han escuchado en los comerciales —sea en internet o televisión— su fuente de convencimiento de que en efecto llevan una dieta saludable, es decir, creen que lo que se dice en las campañas publicitarias es verdadero y, dado que los productos comerciales se proclaman a sí mismos como saludables, entonces ellos creen que comen saludable.
 
Sin embargo, si analizamos las propiedades nutricionales que contiene cada uno de estos productos, resulta que son altos en carbohidratos y sodio, y de muy bajo aporte de proteínas y grasas. Esto contrasta con el contenido de la nom043ssa22012, en donde se establece la manera de clasificar los alimentos en grupos de acuerdo con su composición: grupo 1) verduras y frutas; grupo 2) cereales; y  grupo 3) leguminosas y alimentos de origen animal. La lógica es que dentro de un mismo grupo los alimentos son equivalentes en su aporte de nutrientes y por lo tanto intercambiables, mientras que los alimentos de grupos diferentes son complementarios. Asimismo, se debe promover el consumo de frutas y verduras de la región y la temporada, en lo posible crudas y con cáscara, pues al incorporarlas a la alimentación diaria ayuda a reducir la densidad energética de la dieta y son fuente de carotenos, vitaminas A y C, ácido fólico y fibra dietética, además de dar color y textura a los platillos y proporcionar otras vitaminas y nutrimentos inorgánicos; en cuanto al consumo de cereales, se recomienda que sean de grano entero, sin azúcar ni tubérculos, privilegiando aquellos con fibra dietética y proteínas.
 
Conclusión
 
El concepto de dieta saludable generalmente está relacionado con comer frutas y verduras, sin embargo, la verdadera definición, de acuerdo con la nom043, está asociada al conjunto de alimentos y platillos que se consumen
 
cada día y constituye la unidad de la alimentación. Como se puede apreciar, no necesariamente el consumir alimentos sanos quiere decir que estemos en dieta, una dieta saludable o correcta es aquella que incluye y cumple con las siguientes características: completa, equilibrada, inocua, suficiente, variada y adecuada.
 
El problema es que la mayoría de los productos industrializados van dirigidos a la población más vulnerable, a los niños, lo cual ha repercutido en el estilo de alimentación de aquellos en edad escolar en la Riviera maya. Los resultados obtenidos por la encuesta realizada sirven para mostrar la frecuencia y el tipo de alimento que consumen, y que los productos industrializados son los preferidos. Pero pone sobre todo en evidencia un hecho lamentable: que para la comunidad infantil éstos son los más saludables. Sus respuestas son contundentes: la gran mayoría afirma que en la televisión vieron que estos productos aportan muchos nutrientes y los hacen crecer grandes y fuertes; además, acostumbrados ya a consumirlos, los prefieren por tener un “mejor sabor” que un producto natural. 
 
De poco sirve que el sistema mexicano de alimentos equivalentes afirme que una taza (240 ml) de leche semidescremada contiene más nutrientes que un refresco de 500 ml, y que este último contiene más calorías que la taza de leche, esto es, que es más sano tomar leche que refresco debido a que la primera es más equilibrada y acorde con una dieta saludable. Mientras la publicidad pueda, con total impunidad, seguir afirmando cosas que no son verdaderas, que las campañas llenen de información errónea la cabeza de los niños, fácilmente vulnerables a eso, de poco sirven las diversas estrategias que se han desarrollado en el sector salud para difundir los beneficios de una dieta saludable. Es necesario un replanteamiento de las políticas de salud pública del gobierno para que logren tener un verdadero impacto en el país, incluida la Riviera maya.
     

     

     
Christian G. Gómez Mosqueda y Amaury G. Trujillo Abraján
División Ciencias de la Salud,
Universidad de Quintana Roo.
     

     
 
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136B04
 
 
 
 
 
Humanos en movimiento:
la fotografía de Lorenzo Armendáriz

César Carrillo Trueba

 
                     
Las fotografías de Lorenzo Armendáriz dan cuenta
de su andar por el mundo, de su peculiar manera de mirar las sociedades humanas: en movimiento. Indagando el origen de su abuelo, recorrió varios países de Europa y América Latina, compartiendo la cotidianeidad de las comunidades gitanas en una intimidad que conjuga convivencia y fotografía. Sus imágenes, siempre analógicas, rompen así con los clichés más comunes; nunca exotizan ni idealizan o victimizan. Las metáforas de que se vale son muy acertadas: sombras y espejos. Poco dados a dejarse ver, los gitanos son como sombras que se dibujan y se desvanecen en un parpadeo, elusivas siempre. Al mismo tiempo, considerados como el paradigma de la otredad en Europa, son espejo en donde las naciones se miran en un juego de contraposiciones sin fin. Lograr captar tales matices implica una compenetración en la vida cotidiana de estas comunidades, una fusión en espíritu y una disposición a ese andar que los caracteriza.
 
Los humanos en movimiento son, desde entonces, centrales en el trabajo fotográfico de Lorenzo Armendáriz. Ha acompañado peregrinos que año con año acuden a sitios de culto, pastores trashumantes que se desplazan durante semanas con inmensos hatos, campamentos de refugiados por las dunas del Sahara, además de permanecer cercano a los gitanos itinerantes que viven más allá de toda frontera. Unos se desplazan con un propósito preciso, en una búsqueda espiritual o en pos de alimento para sus animales; otros empujados por los acontecimientos, sea deportados, expulsados, perseguidos, con el anhelo de una mejor situación o simplemente de un territorio a andar. El azar unido a una absoluta disposición a izar las velas en cualquier momento. La humanidad en su más viva expresión.
     

     

     
César Carrillo Trueba
Facultad de Ciencias,
Universidad Nacional Autónoma de México.
     

     
 
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Degustación de reinas o cómo paladear hormigas chicatanas
136B05  
 
 
 
Melissa Ruiz Saldaña  
                     
Una de las necesidades básicas de todo individuo
es la alimentación. La problemática ocasionada por la incorrecta alimentación de la población ha alcanzado niveles sobrecogedores. No obstante, si miramos con cuidado a nuestro rededor encontraremos las inmensas posibilidades con que cuenta el ser humano para subsanarla, sobre todo si se tiene la suerte de vivir en el territorio mexicano. Sólo hace falta abrir los ojos para mirar la inmensidad de recursos naturales con que cuenta nuestro entorno para subsanar la problemática alimentaria que padecemos. 
 
Proteínas: reses, pollos e insectos
 
Uno de los pilares fundamentales de la nutrición de todo ser humano son las proteínas, encargadas de realizar la gran mayoría de funciones en nuestro organismo: llevan el oxígeno a todo nuestro cuerpo, degradan las grasas que no necesitamos, obtienen la energía a partir de los alimentos, confieren la estructura básica de nuestro cuerpo. Por lo tanto, resulta imprescindible contar con una dieta que contenga la proporción suficiente de proteínas. 
 
Sin embargo, al hablar de proteínas a la mayoría de la población le viene a la mente una res, un cerdo o tal vez un pollo rostizado, aun cuando éstas no son las únicas fuentes de proteínas completas con que podemos cubrir nuestro requerimiento mínimo diario. Existe otra fuente de donde podemos obtener las proteínas e incluso, por extraño que parezca, una mayor cantidad de ellas: los insectos; maravillosos organismos al alcance de la mano de cualquiera. Aunque han sido catalogados como poco deseables en algunas sociedades, influido hasta los monstros de las películas, estos habitantes del planeta desde hace millones de años poseen una delicada belleza y características culinarias muy apreciadas en diversas culturas.
 
La entomofagia, esto es, el consumo de insectos, es muy antiguo y en nuestro país se remonta a la época prehispánica, como hace constar el Códice Florentino, donde se describen 96 especies de insectos comestibles. Al día de hoy se han contabilizado 504 especies de insectos comestibles en México, si consideremos que a nivel mundial se conocen alrededor de 1 700 especies, resulta que nuestro país cuenta con casi la tercera parte de ellas. Se sabe, además, que poseen un alto valor proteínico: cien gramos de carne de res contienen de 54 a 57% de proteínas, mientras que cien gramos de chapulines contienen de 62 a 75%. Pero el chapulín no es el único insecto que conjunte sabor y nutrición.
 
La chicatana, reina alada
 
Tal es el nombre que recibe una hormiga gigante (de 3 a 4 centímetros de largo), la reina de las hormigas defoliadoras. Sin ser exclusivas de la zona, las chicatanas son ampliamente conocidas en el suroeste del país, principalmente en Guerrero, Oaxaca y Chiapas —estados mundialmente reconocidos por poseer de las riquezas naturales más importantes del planeta—, en donde se consumen desde épocas prehispánicas. Su nombre proviene del nahuatl: tzicatl, de tzi que se traduce como grande, y atl que se traduce como hormiga, aunque existen diferentes nombres para referirse a este delicioso insecto, llamado nucú en algunas regiones de Chiapas, y akuan en parte de Guerrero.
 
Las hormigas defoliadoras, también conocidas aquí como arrieras o cortadoras, comprenden doscientas especies endémicas de América, de las cuales diecisiete se encuentran en México, y las más frecuentes son Atta fervens, A. mexicana, A. cephalotes y A. texana. En sus colonias cultivan hongos basidiomicetos simbiontes como fuente de alimento, para lo cual las obreras llevan hojas que son limpiadas, raspadas y cortadas en piezas minúsculas de hasta un milímetro de diámetro, masticadas y aderezadas con liquido salival y anal, lo que produce nutrimentos nitrogenados que favorecen la proliferación de los hongos (la mayoría pertenecen a la familia Lepiotaceae, Agaricales: Basidiomycota, y a dos géneros principalmente, Leucoagaricus y Leucocoprinus, Leucocoprineae). En esta simbiosis también participan otros organismos, como las bacterias filamentosas actinomicetas (actinobacterias de los géneros Streptomyces, Pseudonocardia y Amycolatopsis), las cuales se alojan en la cutícula de las hormigas cultivadoras, algunas veces con mayor concentración en la propleura (parte frontal de la cabeza) y producen potentes sustancias antibióticas inhibidoras del crecimiento de Escovopsis sp. (Ascomycota: Hypocreales anamórfico), un hongo parásito que invade sus jardines de hongos cultivados.
 
Como sabemos, en cada hormiguero existe una perfecta organización y división laboral. La mayoría de los integrantes de estas especies son hembras y desempeñan diferentes funciones: reina, soldadas, exploradoras, cortadoras, cargadoras y jardineras. Los zánganos son los únicos machos y se producen únicamente durante las épocas previas al vuelo nupcial. Esta temporalidad de machos y hembras se debe a la facultad que posee la reina de colocar huevos no fertilizados (haploides) que darán origen a zánganos, y huevos fertilizados (diploides) que originan las diferentes subcastas de obreras.
 
Un arrieral se encuentra maduro cuando lleva aproximadamente tres años de desarrollo, entonces estará listo para formar nuevas colonias anualmente, y es cuando la reina coloca los huevos que van a dar origen a zánganos y reinas respectivamente. 
 
Ambos reproductores emergen del arrieral con las primeras lluvias del año, probablemente porque éstas favorecen la maleabilidad del suelo para la formación de un nuevo hormiguero. Es entonces que hembras y machos salen a volar en enjambres desde diferentes hormigueros en dirección a un área que se llama zona de apareamiento. Allí se produce la cópula de la reina con varios zánganos, lo que hace posible la recombinación genética.
 
Es gracias a esta expedición de las hormigas reinas hacia el exterior con la finalidad de llevar a cabo su vuelo nupcial que tenemos la posibilidad de atraparlas y saborear un delicioso manjar. 
 
Deleite y nutrición
 
Recolectadas así al inicio de la época de lluvia, las chicatanas son ingrediente para una infinidad de platillos típicos, que varían de región en región, como tamales, huevos revueltos o simple botana. Para obtener detalles de esta legendaria tradición gastronómica platicamos con personas originarias del suroeste de la república, quienes gustosas los compartieron con nosotros.
 
En San Pedro Jicayán, municipio del mismo nombre, Oaxaca, la señora Regina nos relató que conoce la tradición de degustar chicatanas desde muy temprana edad y que sus padres y abuelos la tenían, por lo que su origen viene de lejos. De igual manera, la señorita Magali, de Cristóbal Obregón, municipio de Villa Flores, Chiapas, coincide en que la tradición de percibir las chicatanas como fuente alimenticia tiene un origen tan remoto que escapa a su memoria. 
 
Resulta curioso sin embargo que, pese a pertenecer a una tradición tan antigua y encontrarse en una región que pudiéramos considerar cercana geográficamente, si bien hay costumbres alrededor de la recolección de chicatanas que son compartidas por diversos pueblos de la región, los guisos que con ellas se preparan difieren considerablemente de una a otra. Esto es más evidente en algunas zonas con mayor cercanía, incluso en un mismo municipio, en donde la manera de preparar los platillos con este preciado manjar difiere considerablemente. Así, la señora Regina cuenta que es posible preparar salsa de chicatanas o inclusive mole de chicatanas, el cual es servido en ocasiones muy importantes, reservadas para el núcleo familiar, como los cumpleaños o el recibimiento en su hogar de un personaje de gran importancia para la familia; mientras la señorita Magali cuenta que en su localidad las chicatanas son degustadas simplemente asadas al ajo, como botana con sal y limón, y que la tradición ya comienza a fusionar con gastronomía de tierras remotas: ahora hay pizza con chicatanas.
 
Alimento también para la tierra
 
El placer al paladar no es la única ventaja que ofrece el género Atta. Es de conocimiento en estas mismas localidades, como cuenta la señora Regina, que un hormiguero puede llegar a medir varias decenas de metros y que la casita de las hormigas —como dice en forma cariñosa— está muy bien organizada, puesto que tiene un área de acceso al hormiguero por donde ingresan las hormigas trabajadoras llevando hojas para la manutención de su gran familia, y otra bastante alejada de este acceso por donde las hormigas liberan al exterior los desechos generados en el hormiguero. Cuando los restos vegetales que se emplearon para el cultivo del hongo pierden sus propiedades nutrimentales para las hormigas, éstos son expulsados del hormiguero, al igual que los hongos y los restos de hormigas muertas.
 
Y precisamente tales desechos son otro producto del que se puede beneficiar el ser humano que convive con este género de hormigas, ya que son un gran abono para las plantas. Fue una grata sorpresa para esta escritora dicha noticia y saber además que sus propiedades nutritivas para el cultivo de plantas son ampliamente conocidas en esta región e incluso en otras más apartadas, como el municipio de Santa María del Río, en San Luis Potosí, en donde los desechos de los vertederos del género Atta son empleados en la fertilización de los campos de calabacita y jitomate. 
 
Uno se preguntará, ¿qué tantos desechos puede expulsar una colonia de hormigas? En algunos hormigueros se ha encontrado una producción semanal, en peso seco, que sobrepasa dos kilos, y el análisis de sus nutrimentos muestra que son de 16 a 98 veces mayores a los de un metro cuadrado de hojarasca y proporcionan once veces más de energía. Además, en cuanto a nitrógeno, calcio y potasio, importantísimos al buscar abono, superan a los contenidos en los componentes más habituales para la fabricación de abono, como son el estiércol vacuno, el de gallina y el de cerdo.
 
Conclusión 
 
A partir de ahora, cuando nos crucemos en el camino a una hormiga rojo brillante con una hoja a cuestas que supera su tamaño, sabremos que estamos en presencia, no sólo de un ser viviente que ha estado en este planeta mucho antes que nosotros y se irá mucho después de que nos hayamos marchado, sino además un ente dotado de un espíritu de cooperación y una fuerza impresionante, un integrante de una ciudad compleja, capaz de proporcionarnos alimento: nutriendo la tierra que sembramos o, con un poco de paciencia, una vez al año agasajando nuestros sentidos con sus deliciosas reinas.
     
Referencias bibliográficas

Aguilar, J. A. 2003. “¿Corre o vuela? ¡A la cazuela! ¡Insectos comestibles!” en Revista del Consumidor, septiembre, pp. 62-65.
   Fortanelli Martínez, J. y M. E. Servin Montoya. 2002. “Desecho de hormiga arriera (Atta mexicana Smith), un abono orgánico para la producción hortícola” en Terra Latinoamericana, vol. 20, núm. 2, pp. 153-160.
   Montesinos, J. y J. Ramos-Elorduy. 2007. “Los insectos como alimento humano: Breve ensayo sobre la entomofagia, con especial referencia a México” en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, tomo 102, núms. 1-4, pp. 61-84.
   Reyes-Prado, H., et al. 2016. “Determinación del valor nutritivo de las hormigas chicatanas Atta mexicana S. 1858 (hymenoptera-formicidae) en el estado de Morelos, México” en Entomología mexicana, núm. 3, pp. 770-774.
     

     
Melissa Ruiz Saldaña
Universidad de la Costa, Jamiltepec,
Santiago Pinotepa Nacional, Oaxaca.
     

     
 
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La antropología de la percepción sensorial en México en el estudio de las tradiciones en México 136B03  
 
 
 
José Alberto Velázquez Cruz  
                     
Percibimos al mundo a través de los sentidos.
En nuestra sociedad moderna, sustentada en el conocimiento científico y tecnológico, la percepción sensorial puede ser explicada en primer término por las ciencias médicobiológicas como una compleja red de interacciones de los estímulos del entorno y el cerebro, mediada por las rutas bioquímicas que conectan nuestros receptores corporales con el entramado neuronal: nuestro sistema nervioso. Se habla de la existencia de cinco sentidos que juntos ayudan a crearnos una imagen del mundo externo para construir nuestra realidad. Sin embargo, el complejo sistema de percepción sensorial de nuestro mundo, sensorium, no se fundamenta solamente en un asunto neurológico y bioquímico. El gusto por los olores de ciertas flores, por las frutas, el placer que nos produce saborear los platos de nuestra preferencia, la belleza que podemos percibir al observar algunas obras de arte, son construcciones sociales que hemos hecho en relación con los demás. Aprendemos a percibir el mundo de cierta forma: a ver, oler, escuchar, a utilizar nuestro sensorium dentro del marco del sistema cultural al cual pertenecemos. Nombramos lo que percibimos según las categorías de nuestro lenguaje y por medio de él nombramos el mundo externo, el mundo real. Así, por ejemplo, los inuits pueden distinguir diferentes tonalidades de blanco y cuentan con más de treinta palabras que designan esa tonalidad, el blanco; mientras los tseltales pueden clasificar las plantas según las perciben como frías o calientes, en un sistema de gran importancia para el tratamiento de enfermedades en la herbolaria tradicional mexicana. laura
Como consecuencia de esto, la investigación científica de la percepción sensorial debe abordarse desde una perspectiva pluridisciplinaria que implique no solamente las ciencias naturales, sino también las sociales: antropología, sociología, lingüística, pedagogía, neurología, semiótica, filosofía, psicología, cuyas metodologías contribuyen a abordar el tema de la precepción desde una perspectiva de la construcción de la cultura; nos permiten conocer la importancia de la percepción sensorial en la vida social y personal de los miembros de la comunidad, a la par de un análisis del sistema de signos y símbolos construido para designar colores, sabores, aromas, etcétera. La investigación sobre el sistema de percepción sensorial implica por tanto posicionarse en la cultura de aquellos que se pretende conocer, empezando por despojarnos de la idea occidental de la existencia de solamente cinco sentidos. 
 
Groleau sostiene que la afirmación de la existencia de cinco sentidos es arbitraria. Para los filósofos de la Antigüedad, la voz, los sentimientos y los órganos genitales eran considerados como sentidos, y fue Aristóteles quien declaró que la relación intrínseca de los sentidos y los elementos (tierra, aire, fuego, agua y la quintaesencia) implicaba la existencia de sólo cinco sentidos. Desde entonces, el valor que la sociedad occidental ha dado a los sentidos varía con el momento histórico. Howes describe la predominancia de la vista sobre el oído debido a que la vista es unidireccional, analítica y distante, contraria a la percepción de la voz, por ejemplo, que denota mayor profundidad en las relaciones interpersonales. 
 
Así, cuando un antropólogo se adentra en culturas no occidentales tiene que situarse en el otro, abandonar lo que Groleau señala como “un punto de vista típicamente occidental adoptado por el antropólogo: el materialista”; sólo así será factible comprender y conocer otros sistemas culturales cuyos sistemas de percepción poseen incluso categorías que trascienden lo material, como cuando los tseltales hablan de la percepción de la realidad a través de los sueños.
 
En síntesis, como afirma Le Breton, la percepción “no es la huella que deja un objeto sobre un órgano sensorial, sino una actividad del conocimiento diluida en la evidencia o el fruto de una reflexión, un pensar con el cuerpo sobre el flujo sensorial que baña al individuo permanentemente. La percepción no es la coincidencia con las cosas, sino la interpretación. No es lo real lo que el hombre percibe, sino un mundo de significados”. La percepción es una construcción social, mediada por el lenguaje, que manifiesta que “los mundos sensibles no se sobreponen, porque son también mundos de significados y de valores. Cada sociedad elabora así un modelo sensorial”.
 
Los posibles métodos
 
En el trabajo antropológico, para abordar metodológicamente el estudio del universo sensorial de una cultura pienso que es necesario establecer un programa de observación participativa y análisis del lenguaje para desentramar la red de significados que configuran la realidad que es percibida a través de los sentidos. Si bien es necesario conocer la historia de un pueblo, no basta solamente con el estudio bibliográfico de una cultura, como suele hacerlo el historiador, el acceso in situ al sistema cultural en cuestión será más enriquecedor mediante el estudio del lenguaje, de las interpretaciones y construcciones sociales que se realicen en torno a la percepción sensorial, al sensorium de la cultura que sea objeto de la investigación. Como apunta Howes: “el análisis lingüístico puede aclarar el orden sensorial de una cultura, pero no es suficiente. Es necesario buscar indicios en el mayor número posible de elementos culturales: mitos de la creación, técnicas adivinatorias, prácticas rituales, arquitectura, artes”; sea para el análisis de imágenes, de sonidos, de olores o del mundo no material, el método experimental propio de las ciencias naturales será insuficiente porque la realidad y los sentidos son una construcción social (tema para la etnología, la lingüística y la semiología), es necesario el análisis del lenguaje. Pero a la vez se requiere la construcción de un método transdisciplinario entre las ciencias naturales y las sociales, como propone Northoff al resaltar la importancia de la colaboración entre la antropología y las neurociencias: “es aquí donde la antropología proporciona un terreno fértil debido a que, como mencionamos antes, se sustenta a sí misma sobre diferentes métodos que parten desde las ciencias naturales, las humanidades y las ciencias sociales”. 
 
En ese mismo sentido, el antropólogo Paul Stoller sugiere que el etnógrafo debe visitar el terreno de estudio muchas veces y por periodos largos, seguir el modelo de la etnomusicología (especialmente en las sociedades que tengan preferencias por los sentidos no visuales) y reintegrar dichos sentidos al interior de sus representaciones etnográficas. Aquí es conveniente resaltar la apertura hacia el conocimiento de otras formas de percepción (extrasensorial o de lo invisible) que son área de interés de la antropología de lo invisible, en particular en el estudio de la percepción ligada al chamanismo, a las ceremonias de curación, siembra y cosechas en los pueblos de Asia, América y África cuyas matrices culturales no corresponden al sistema cultural de los países del norte (de occidente o eurocentristas como se les suele referir).
 
Percepción sensorial y tradiciones 
 
Clémence Martin explica la íntima relación que se da entre la persona que talla la piedra y el objeto mismo que es tallado. El tallador de piedra llega incluso a referirse a esta relación, que es mediada por los sentidos, como una comunicación que se establece con la piedra: “Dicho de otra manera, si los aprendices hablan algunas veces de un ‘diálogo’ con la piedra, no es solamente porque sus maestros les han enseñado ese vocablo, es en razón del conocimiento que tienen del funcionamiento del bucle informativo implementado en la actividad”. La percepción sensorial se desarrolla a tal grado que el utensilio o la herramienta para trabajar la piedra deviene en un órgano funcional. Se trata de una compleja articulación entre la imagen interna del cuerpo, el cuerpo anatómico y el cuerpo extendido (corps étendu)”. 
 
A manera de analogía resulta interesante observar el caso de la siembra del maíz por los agricultores tsotsiles del sur de México. El maíz se siembra con una herramienta a manera de palo puntiagudo que llaman macana; la semilla debe ser colocada con la mano a una profundidad de cinco centímetros aproximadamente. El calor “quemará” las semillas si son sembradas a menos profundidad, se corre el riesgo de que sean comidas por las aves o que no desarrollen un sistema radicular fuerte. Por lo tanto, el campesino “siente” la tierra cuando siembra, es capaz de sentir a través de la herramienta, la profundidad, la textura, la humedad y la composición el suelo, si es muy arenoso o demasiado arcilloso; la herramienta constituye la extensión del cuerpo, del sistema de percepción. Las semillas se siembran entre sí a una distancia aproximada de un paso; después de sembrar una hectárea el agricultor habrá construido una imagen detallada de la textura de todo el terreno, de cada rincón. Es posible hablar de una percepción fina de la tierra que ha cultivado.
 
Además de lo anterior, la conexión entre la tierra y el campesino tsotsil se da a la vez en un contexto espiritual. La tierra es vista como una madre, para los pueblos de origen maya la tierra es sagrada. En tsotsil la tierra se dice ch’ul lumaltik (que da la idea de la energía etérea de la tierra) o Jme’tik balumil (nuestra madre, el planeta tierra). En consecuencia, se realizan ceremonias antes de la siembra para pedir permiso a la tierra, durante el cultivo del maíz y cuando éste se va a cosechar. Hay un diálogo, una comunicación constante con la tierra por medio del lenguaje que se realiza en colectividad. 
 
Encontramos además que en las ceremonias tsotsiles se estimula más de un sentido: hay música (tambores, caracol), incienso, plantas aromáticas, comida como ofrenda (bebidas de maíz, tamales, frutos del campo), flores que adornan el lugar de la ceremonia, y es común el uso de plantas como la albahaca, que en la tradición indígena al hacer contacto con el cuerpo —por medio de una “limpia”— servirá para purificar espiritualmente a quienes participan en las ceremonias. Asimismo, para los tsotsiles existe otro mundo que es perceptible por medio de los sueños; el chaman (ilol) es más abierto a la percepción de ese mundo no físico, y es el conocimiento de los mundos entre lo físico y lo espiritual que permite al ilol aconsejar la mejor época para comenzar la temporada agrícola. 
 
Adentrarse al universo sensorial de otro pueblo, como el tsotsil, obliga a conocer las fuentes orales, los dichos, sus elementos culturales, las historias, su cosmogonía, pero sobre todo implica una apertura, una posición frente a la ciencia, pensar que otros mundos y otras realidades, diferentes de las nuestras, son posibles.
     
Referencias bibliográficas

Corbin, A. 1990. “Histoire et anthropologie sensorielle” en Anthropologie et Sociétés, vol. 14, núm. 2, pp. 13-24.
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José Alberto Velázquez Cruz
Doctorante, Museo Nacional de Historia Natural de París, Francia.
     

     
 
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