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Las formas actuales que presentan ciertas plantas son
producto de una evolución de miles, millones y miles de millones de años; pero también refieren a las estructuras que expresan los cotidianos intercambios de energía con su hábitat; es decir, el crecimiento en tanto resultado de su metabolismo como individuos de una especie; además, hay que destacar los tamaños, formas y orientaciones de las relaciones, formas y estructuras, que dan cuenta del peculiar desarrollo, ciertamente posibilitado tanto por la evolución como por el crecimiento.
Lo importante es que las formas, relaciones y direcciones expresan un profundo orden de estructuras con proporciones regulares y de algoritmos que emergen de procedimientos cuantitativos consistentes; así como, un claro sentido estético que remite a un diseño natural y matemático, lo que por cierto dio lugar a acuñar el término matenatura.
En segundo término, vale mencionar que es un sustento básico de este ensayo, la propuesta didáctica “La ciencia en la escuela”, que expresa en sus bases pedagógicas una concepción de aprendizaje, en la cual el papel decisivo corresponde a los alumnos, quienes han de buscar y encontrar sentido a su participación, al tiempo que construyen conceptos; quienes han de tener posibilidades de desarrollar formas de pensamiento en la perspectiva de jugar, crear versiones artísticas y resolver problemas, al tiempo que se forjan un carácter para acometer los retos de su existencia.
Dicho con claridad, este ensayo se apoya en un conjunto de proposiciones pedagógicas y didácticas que refieren al papel de los alumnos, cuando tienen la posibilidad de explorar el entorno, cuando gestionan su entorno a través de la participación y se encuentran con la diversidad de formas y relaciones de plantas y animales; más precisamente cuando viven experiencias realmente formativas porque se ubican en la perspectiva del pensamiento heurístico; en este caso con el estudio de algunas suculentas y ciertas cactáceas.
La tercera idea que apoya y orienta el presente ensayo, refiere a la delimitación del conjunto de conceptos que los alumnos pueden construir mediante el estudio de seres vivos; también dicho con claridad, se piensa en conteos, sucesiones numéricas, entre las que destaca la de Fibonacci y las poligonales; la proporcionalidad y, desde luego, la proporción áurea; también los polígonos elementales y las relaciones entre geometría y aritmética, emergentes de las formas naturales, como son las espirales, las teselas, las diversas simetrías y la composición de operaciones o algoritmos.
Por lo apuntado, queda claro que los propósitos de este ensayo se inscriben en el campo de lo pedagógico y lo didáctico; no se declaran pretensiones que puedan resultar desmesuradas, en términos de desarrollar la matemática, tampoco se pretenden hallazgos en el campo de la botánica o de la ecología; lo que vale destacar es que con base en el estudio de seres vivos en su ambiente natural, los alumnos le encuentren sentido a sus acciones, se sientan fascinados por la matemática emergente en las formas naturales, estén en posibilidades de construir conceptos y tengan amplias oportunidades de hacer uso cultural de ésos, ya sea en la expresión artística, para cultivar sus estrategias heurísticas o simplemente para jugar, lo que no es poca cosa.
Por último es conveniente aclarar, para evitar dificultades de comprensión, propias de los niveles de formalización de conceptos matemáticos, que se ha optado por presentar las ideas matemáticas y la proposiciones teóricas a través del cotidiano encuentro de un maestro de escuela básica, el Profe Marcial, con sus estudiantes; quienes con frecuencia reciben el apoyo de Don Jacinto, el intendente de la escuela, quien posee muchos conocimientos empíricos, que en el caso de las cactáceas resultan ciertamente fundamentales.
Hay un texto Hacia una didáctica de la aventura del autor argentino Isidro Salman (1996) que ha sido la inspiración primera de este atrevimiento: abordar como experiencia de aprendizaje escolar, el estudio de las suculentas y las cactáceas a través de acciones en pleno paisaje del desierto.
Espero su comprensión por los excesivos supuestos y las evidentes limitaciones; pero el afán de transformar las prácticas y relaciones de una escuela burocrática, excluyente e irrelevante justifica este intento.
Para comenzar, entonces, el encuentro de los estudiantes con su entorno natural; para dar comienzo a esta larga travesía de ideas, ocurrencias, incidentes, equívocos, aciertos y relaciones sugerentes, compartimos una historia de la vida escolar pensada como una aventura didáctica.
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(Fragmentos de la Presentación). | ||||||||||||||