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La recuperación
del río La Piedad
un caso de regeneración socioecológica
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Delfín Montañana
y Natalia Gálvez
 
 
 
Desde Egipto y Mesopotamia hasta la Gran Tenochtitlan
podemos observar como los asentamientos humanos que derivaron en las culturas originarias de la humanidad tienen un patrón constante: surgen alrededor de sistemas lacustres o a lo largo de los ríos. Cualquiera notaría que esto no es una casualidad, los ríos traen consigo la posibilidad de mejores condiciones de vida asociadas con el acceso a tierras fértiles, a una zona con confort de temperatura, biodiversidad y agua dulce. Durante siglos, los ríos y sistemas lacustres han hecho posible el nacimiento y la subsistencia de las culturas más importantes de nuestro planeta.

En México, la función actual de los ríos es en extremo distante a la que solía existir en la antigüedad, se han convertido en parte del sistema de drenaje de nuestras ciudades. Bajo el modelo actual de crecimiento de la ciudad, el automóvil es el protagonista y el principal determinante de la conformación del espacio urbano, favoreciendo así las superficies propicias para la circulación de automotores, dejando el medio ambiente en un segundo plano. Los ríos acaban por ser entubados, así se les incluye en el sistema de alcantarillado, se utiliza el caudal que llevan para mantener el flujo de los deshechos y aguas residuales de la ciudad y, en consecuencia, se obtiene más espacio para avenidas y calles destinadas a uso vial. Los ríos dan paso a calles, se vuelven invisibles, aprisionados bajo alguna vialidad. En la ciudad de México, de alguna manera la movilidad urbana ha seguido la traza de los antiguos ríos Churubusco, San Joaquín, Remedios, Consulado, Magdalena y muchos más.

El modelo actual de desarrollo urbano obedece a una lógica derivada del sistema económico capitalista, donde el único fin es la generación de bienes. El auge inmobiliario, siguiendo la misma lógica, carece de esquemas de control y normatividad que aseguren una relación entre desarrollo, planificación y diseño de calidad del espacio urbano. Los intereses económicos de inversionistas, desarrolladores y el gobierno sobrepasan de manera directa las necesidades sociales. De esta manera, las políticas inmobiliaria y vehicular son las que modelan y definen nuestras ciudades, dando como resultado poblaciones carentes de servicios, espacios dignos, calidad de vida y contacto con la naturaleza. Estamos convencidos que esto debe de parar.

Las ciudades y las áreas metropolitanas se expanden a un ritmo nunca antes visto. Se prevé que, en 2050, 80% de la población vivirá en ciudades, lo cual consume territorio a una velocidad sorprendente y crea una continua explotación de recursos. Creemos que nuestros modos de producción y consumo, así como la manera en que crecen nuestras urbes deben integrar modelos de desarrollo sustentable, donde el bienestar social resida en la salud de nuestro entorno natural.

Es parte de una convicción el hecho de que, en la actualidad, las sociedades deben cambiar fundamentalmente su relación con el ambiente. Las comunidades humanas tienen el potencial de destruir y crear, de cambiar el modelo de desarrollo urbano en lugar de contaminar nuestros sistemas vivos y recrear un nuevo modelo de autorrenovación. Queremos una ciudad en donde la sociedad sea el agente de cambio para transformar la dinámica que antecede el desarrollo urbano, lo cual se basa en la modificación de la relación entre la sociedad y el ambiente. Empezar a entender que somos parte de la naturaleza y no ajenos a ésta.

Un río emblemático

Es así como nace el proyecto de la regeneración del río La Piedad, el cual nace de la unión de los ríos Tacubaya y Becerra, y cuya agua cristalina, proveniente de la montaña, desciende por su cause natural para, kilómetros más adelante, mezclarse con aguas negras al entrar en contacto con la mancha urbana. Después es reencausado para unir su flujo con el de otros ríos (igualmente utilizados como drenaje) y bombeado hacia el norte de la ciudad hasta cruzar los límites de la cuenca de Anáhuac; posteriormente las aguas provenientes de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México alimentan las actividades productivas del Valle del Mezquital para terminar en el Golfo de México. La gran mayoría de las inundaciones en dichazona se debe a que el agua de lluvia conducida por los ríos se suma al sistema de drenaje, sobrepasando su capacidad de desalojo en la parte baja de la cuenca, donde se encuentra la ciudad. Todo el agua proveniente de la lluvia que desciende como río podría utilizarse para aminorar la escasez que existe en diversas zonas de la ciudad. Cuando notamos la cantidad de agua que desperdiciamos y contaminamos de primera mano, resulta absurdo importarla de cuencas externas.

El río La Piedad se entubó en 1949 para convertirse en el Viaducto Miguel Alemán. Durante la época de lluvia su cauce está compuesto en 80% de agua pluvial y 20% del drenaje de las zonas urbanas cercanas.

El proyecto que proponemos incluye un sistema integral de gestión y tratamiento del agua, adaptándose a las distintas zonas para modificar la percepción social sobre nuestra relación con el agua. El primer paso consiste en generar un sistema separado para aguas residuales y pluviales, es decir, debemos dejar de usar los ríos y la lluvia como drenaje, dejar de efectuar una contaminación sistemática del agua limpia.

Para ello debemos captar el agua de lluvia y, para poder utilizarla, reciclarla y tratarla de manera adecuada, esto es, de manera secundaria y terciaria, mediante el uso de humedales artificiales, filtros y biodigestores. Una vez que esté limpia, podrá ser liberada, reintegrándose a los bosques en donde puede filtrarse al manto acuífero en la parte alta de la cuenca o a los ríos en la parte baja. La idea es que la ciudad modifique su modelo de impacto y degradación ambiental a uno nuevo que restablezca una relación con los flujos y corrientes naturales del lugar, integrando los procesos socioecológicos y volviéndose partícipe de la renovación del ciclo del agua y de la cuenca de Anáhuac.

El proyecto propone el desentubamiento del río La Piedad, creando un conector biológico orienteponiente, desde Santa Fe hasta el aeropuerto de la ciudad de México, el cual contaría con transporte público, ciclovías, caminos peatonales, vías para autos particulares, áreas verdes, actividades culturales, comercio y la oportunidad de tener un río limpio y vivo dentro de la ciudad. Esto no sólo contribuiría a reducir los riesgos de inundación e incrementar la disponibilidad del agua para la ciudad, sino que también beneficiaría de manera inmediata a las zonas aledañas, aumentando la plusvalía de los predios, transformando su situación inmobiliaria, ambiental y urbana e incrementando drásticamente la oferta de espacios públicos de calidad en áreas de la ciudad carentes de servicios.

El proyecto aborda el tema de la movilidad urbana pero considerando al peatón como protagonista y teniendo como fin último el bienestar social y ecológico. El uso del auto se ve desincentivado, ofreciendo distintas alternativas de movilidad eficiente mientras se genera un sistema integral de diversos medios de transporte público. Se sabe que el tráfico se comporta como un gas, ya que al aumentar el espacio que lo contiene se expande y, si se reduce, se comprime. Es por eso que la solución al problema de movilidad en la ciudad de México no está en promover la movilidad privada, sino en hacer más eficiente la colectiva. El proyecto del río La Piedad beneficiaría a 80% de la población de la ciudad que utiliza el transporte público y también al restante que se mueve en transporte privado al reducir el transito.

La renovación del entorno biológico y las funciones del ecosistema son aspectos clave del proyecto de rehabilitación del río La Piedad. Nuestro objetivo es regenerar las condiciones de los ecosistemas para restaurar la biodiversidad que se ha perdido en los últimos cinco siglos. La gestión social es central; debemos incentivar a los barrios, colonias y comunidades de nuestra ciudad a participar en la creación de ideas y proyectos que beneficien localmente sin perder la visión de conjunto. De esta manera tendremos las herramientas necesarias para dirigir y presionar a nuestras autoridades en cuanto al uso adecuado de fondos federales, estatales e institucionales.

  articulos

Referencias bibliográficas

Jeffrey Kenworthy, Sustainable Policy Institute, Curtin Universty of Technology, Australia.

     
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Delfín Montañana y Natalia Gálvez
Taller 13 Arquitectura Regenerativa.
     
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como citar este artículo
Montañana, Delfín y Natalia Gálvez. (2013). La recuperación del río La Piedad un caso de regeneración socioecológica. Ciencias 107-108, julio 2012-febrero 2013, 34-36. [En línea]

 

 

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