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De las virtudes de los animales: el elefante
Ramón Aureliano Alarcón
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Tengo noticia de que cierto procedimiento de caza atrevido y curioso es práctica común de algunos cazadores: se ponen al acecho sobre la rama de un árbol a esperar que pase por debajo un elephante y, entonces, dejan caer sobre él una lanza con una enorme lastra como punta, y cuando la bestia herida huye, con sus movimientos hace que la lanza penetre cada vez más hasta acabar por perder sangre y morir. Me causa curiosidad un animal reconocido como lo indica Moren en su Gran Diccionario Histórico, o Mezcla Curiosa de la Historia Sagrada y Profana, como un animal de los "más gruesos, de los más fuertes, y según los naturalistas, de los más espirituosos y valientes animales terrestres quadrupedos". Este animal, que según otros entendidos pertenece al reino de los brutos, ha merecido un gran reconocimiento, creyendo así del todo necesario diseminar, aunque sea sólo en parte, algunas noticias sacadas de aquí y de allá, para demostrar varias observaciones del mayor animal "que huella el suelo". "Tiene pequeños ojos, poco pelo, y una gran trompa por nariz delante: con ésta, y dos colmillos, sin recelo entra en batalla con el más pujante; no tiene por las piernas dobladura, ni distingue los pies con hendidura". Nos dice el famoso platero y cincelador español Juan de Arfe y Villafañe en su Varia Commensuracion, Libro III que trata de las alturas y formas de los animales y aves. Así me dí a la tarea de recolectar también las historias asombrosas que de los elefantes pueden encontrarse tanto en los autores antiguos como modernos. Podemos leer en el mencionado Diccionario de Moreri lo siguiente: El elephante tiene "poco pelo, semejante al de los búfalos, así como su cuero, que es negro, espeso y duro de herir, si bien se siente blando y flexible al tocarlo. Tiene la cabeza gruesa, el cuello corto, y las orejas de dos palmos de ancho; la nariz suya, que se llama trompa, es larga y hueca como una trompeta grande, y le sirve de mano. Ciceron la llama manus: "está formada de una gruesa ternilla que le pende de entre los dientes; su pie es redondo y ancho del tamaño de dos o tres palmos, todo cubierto de callos, adornado de 25 uñas, semejantes a las conchuelas de S. Miguel Fixa su pie tan seguro, que jamás lo pone en vago, y es muy bueno para atravesar las montañas". En cuanto a la manera de atraparles, que son muy copiosas, está una que consiste en atajarlos en lugares estrechos, en los "quales ponen una elephanta que anda salida que los llama; esta se acuesta de espaldas para agurdarlos, contra lo natural de todos los demás animales y para esto se prepara un almoadon lleno de ojas y ramas de árbol, elevado del suelo cosa de quatro o cinco pies. Los elephantes jamas cubren á su hembra por muy calientes que estén, como vean á alguna persona. Las elephantas están preñadas un año entero, y durante este tiempo no tocan á ellas los elephantes: acaloranse no obstante algunas vezes, y entonces son tan furiosos, que en nada se detienen ni reparan, sacrificando á alguno a su furia". Otro autor más antiguo, Pero Mexía del siglo XVI, nos dice que los sentidos de estos cuadrúpedos son muy similares a los de los humanos. "Y ciertamente entiende la habla de su patria. Lo primero tiene gran obediencia en hacer aquellas cosas que aprende por su memoria, recibe delyte del amor, y gloria. Ultra de esto tiene lo que halla raras veces en el hombre. Bondad, prudencia, y quietud; tiene también religión, y reverencia á las Estrellas, Sol, y Luna. Ay algunos autores que esriben, que los rebaños de los elephantes de los pastos de la Mauritania vienen al rio Amilo, quando es Luna nueva, y aqui limpiándose solamente, se bañan con el agua y así saludando el Planeta, se bueleven en las selvas, y a sus hijos pequeños, quando son fatigados los llevan delante. Créese que entienden la religión de otros porque quando han de pasar la mar no entran en la nave, hasta que combidan á jurar al que los guia que boiberán". Se dice también que "mátales comer tierra, sino la mascan bien, tragan piedras, los troncos de los arboles les son un manjar gratísimo, las palmas más altas echan á tierra con la frente, y asi después cogen la fruta; mascan con la boca, respiran, beben, y huelen con aquella, la qual con razón se llama mano, á ningún animal aborrecen más que al ratón, y si hubiessen ser tocado por él, lo que les dan á comer en el pesebre no lo comerían, sienten un gran tormento quando beben si tragan alguna sanguijuela también se dice que tiene el cuero que atre a las moscas, pero cuando estendido el cuero reciben los exambres de las moscas encima, arrugando la piel súbitamente las aprietan entre las arrugas, y asi las matan". Tengo referidas otras notables noticias sobre el entendimiento, la memoria, parto y de donde nacen, así como de la discordia que tienen con los dragones y los elefantes. Prometo, sí el amable lector lo permite, continuar dando luz a más informes sobre estos maravillosos cuadrúpedos gigantes. |
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Ramón Aureliano Alarcón
Instituto Mora.
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