|
![]() |
|||||||||
![]() |
||||||||||
Nota de los editores
|
||||||||||
1. La luz eléctrica se apagó inesperadamente en el
apartamento: se fundió el cortacircuitos. Yo encendí dos velas que tenía previstas en la mesa del escritorio, y seguí trabajando a su luz hasta que repararon la avería.
Al día siguiente fue necesario determinar cuánto tiempo estuvo sin corriente el apartamento. Yo no me di cuenta de qué hora era cuando se apagó la luz ni de a qué hora se volvió a encender. Sólo recordaba que las dos velas eran igual de largas, pero de grosor distinto: la más gruesa era de las que se consumen por completo en 5 horas, y la otra, de las que duran 4 horas.
A ambas las encendí por primera vez. Los cabos de las velas no los encontré, los habían tirado.
— Eran tan pequeños —me dijeron— que no valía la pena guardarlos.
— Pero, ¿no recuerdan cómo eran de largos?
— Eran distintos. Uno era cuatro veces más largo que el otro.
Esto fue todo lo que pude saber. Tuve que limitarme a estos datos para calcular el tiempo durante el cual estuvieron encendidas las velas.
¿Cómo resolvería usted esta dificultad? 2. Distribuir los números de 1 al 16 de tal manera que la suma de los números en cualquier lado sea 34, y la de los vértices de cada cuadro sea también 34.
3. Este viejo problema popular parece, a primera vista, absurdo por completo, ya que en él se habla de la venta de medio huevo. Sin embargo, puede resolverse perfectamente.
Una campesina llegó al mercado a vender huevos. La primera clienta compró la mitad de todos los huevos más medio huevo. La segunda clienta adquirió la mitad de los huevos que le quedaban más medio huevo. La tercera clienta solo compró un huevo. Con esto terminó la venta., porque la campesina no tenía más huevos.
¿Cuántos huevos trajo al mercado?
4. Un truco muy común de los magos consiste en coser un huevo en un cucurucho de papel. Se coloca un huevo dentro del cucurucho, se añade agua y se expone a la flama de un mechero. Al cabo de un rato el huevo está cocido. ¿Cómo es posible esto?
5. En el laboratorio de óptica el maestro afirmó “…como pueden ver, este aparato carece de color”. ¿De qué color es el aparto?
6. ¿Se puede hervir agua con agua hirviendo? ¿Con agua fría o hielo?
Respuestas al número anterior
1. “Un globo aerostático…”
Esta respuesta al parecer trivial, no lo es tanto. Si es arrastrado hacia el norte, las banderas también tenderían al norte, en cambio si tiene movimiento propio y avanza hacia el norte, las banderas tenderán hacia el sur. 2. “La rueda de un automóvil…”
El aire que hay dentro del neumático se mueve, desde el punto donde se comprime éste, en ambos sentidos, hacia adelante y hacia atrás. 3. “Los trece ratones…”
El gato debe comerse primero al ratón que está mirando, es decir, al sexto a partir del blanco. Empiece a contar desde ese ratón, siguiendo la circunferencia, y tache cada decimotercero; se convencerá de que el ratón blanco es el último que tacha. 4. “A un almacén llevaron seis barriles…”
El primer cliente compró un barril de 15 litros y otro de 18. El segundo, uno de 16 litros, otro de 19 y otro de 31. En efecto, 15 + 18 = 33 y 16 + 19 + 31 = 66, es decir, el segundo profesor compró dos veces más cerveza que el primero (¡vaya fiesta que tuvieron!). Queda por vender el barril de 20 litros. 5. “Dos pastores decidieron hacer tortillas…”
La mayoría de los que intentan resolver este problema responden, que el que echó 200 g. debe recibir 20 pesos y el que echó 300 g. 30 pesos. Pero ese reparto carece de fundamento. Hay que razonar así, los 50 pesos deben considerarse como la parte a pagar de un comensal. Como los comensales fueron tres, el precio de las tortillas (500 g. de harina) es igual a 150 pesos. El que echó los 200 g. aportó, expresándolo en dinero, 60 pesos (ya que los 100 g. cuestan 150 / 5 igual a 30 pesos), y comió un valor de 50 pesos, por lo tanto, habrá que darle 60 – 50 igual a 10 pesos. El que aportó los 300 g. (es decir el equivalente a 90 pesos en dinero) deberá recibir 90 – 30 igual a 40 pesos. Así pues, de los 50 pesos, a uno le corresponde 10 y a otro 40 pesos. |
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________
cómo citar este artículo →
Nota de los editores 1984. Problemas y acertijos. Ciencias 6, octubre-diciembre, 62-63. [En línea]
|
||||||||||
|
|
![]() |
|||||||||
![]() |
||||||||||
Nota de los editores
|
||||||||||
En aquél planeta situado en un confín de la galaxia, hubo
preocupación, por haberse detectado rudimentarias explosiones atómicas, originarias más allá de Marte.
Se decidió, por tanto, enviar una nave con la misión de capturar un ser tipificado de aquella probable y peligrosa civilización.
Después de la larga travesía la nave arribó, sigilosamente, a las cercanías de una gran ciudad. Y tras cuidadosa observación fue capturado, al amparo de la noche, uno de aquellos seres tan parecidos a los mismos expedicionarios y que pululaban constantemente por la urbe.
El regreso tuvo lugar.
Hasta la fecha, los sabios de aquel planeta ubicado en un lindero de la galaxia, no han podido determinar el coeficiente mental, ni la verdadera naturaleza e intenciones del Volkswagen rojo que fue secuestrado de un estacionamiento en la Tierra, cierta vez, como a las dos de la mañana.
|
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________
cómo citar este artículo →
Mejía Prieto, Jorge 1984. El Cautivo. Ciencias 6, octubre-diciembre, 60-61. [En línea]
|
||||||||||
|
|
![]() |
|||||||||
![]() |
||||||||||
Fredric Brown
|
||||||||||
Dwar Ev soldó solemnemente la última conexión. Con oro.
Los objetos de una docena de cámaras de televisión lo estaban observando, y el sub-éter se encargó de llevar por todo el Universo una docena de imágenes diferentes del acontecimiento.
Se concentró, hizo un gesto con la cabeza a Dwar Reyn, y se colocó enseguida junto al botón que establecía el contacto. El conmutador pondría en relación, de un golpe, todas las supermáquinas de todos los planetas habitados del Universo (96 billones de planetas), en un supercircuito que los transformaría en gigantesco supercalculador, gigantesco monstruo cibernético que reuniría el saber de todas las galaxias. Dwar Reyn habló unos instantes a los trillones de seres que lo observaban y lo escuchaban. Y, tras un breve silencio anunció.
— Y ahora con ustedes Dwar Ev.
Dwar Ev giró el conmutador. Se oyó un potente ronroneo, el de las ondas que salían hacia 96 millones de planetas. Se prendieron y apagaron las luces en los dos kilómetros que componían el tablero de control.
Dwar Ev dio un paso atrás, respirando profundamente. Es a usted quien corresponde hacer la primera pregunta, Dwar Reyn.
— Gracias —dijo Dwar Reyn—, haré una pregunta que nunca pudo ser contestada por las máquinas cibernéticas sencillas.
Se volvió hacia la máquina:
— ¿Existe Dios?
La voz poderosa contestó sin titubeos, sin el menor temblor:
— Sí, ahora existe un Dios.
|
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________
cómo citar este artículo →
Brown, Fredric 1984. La respuesta. Ciencias 6, octubre-diciembre, 60-61. [En línea]
|
||||||||||
|
|
![]() |
|||||||||
![]() |
||||||||||
J. Sternberg
|
||||||||||
Como era un planeta de arena muy fina, dorados acantilados,
agua esmeralda y recursos nulos, los hombres decidieron transformarlo en centro turístico, sin pretender explorar su suelo, estéril por otra parte.
Los primeros desembarcaron en otoño. Edificaron algunos balnearios, y cuando llego el verano pudieron recibir varios centenares de veraneantes. Arribaron seis cientos cincuenta. Pasaron semanas encantadoras dorándose a los dos soles del planeta, extasiándose con su paisaje, su clima y la seguridad de que ese mundo carecería de insectos molestos o peces carnívoros.
Pero el 26 de julio, de un solo golpe y al mismo tiempo, el planeta se trago a todos los veraneantes. El planeta no poseía más forma de vida que la suya, era la única criatura viva en el espacio. Y le gustaban los seres vivos, en particular los hombres. Sobre todo cuando estaban bronceados, pulidos por el viento y el verano, calientitos y cocidos.
|
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________ cómo citar este artículo →
Sternberg, J. 1984. La criatura. Ciencias 6, octubre-diciembre, 60-61. [En línea]
|
||||||||||
|
|
![]() |
|||||||||
![]() |
||||||||||
Pierre Versins
|
||||||||||
Las primeras llegaron al comenzar el mes de mayo. Eran tan
bellas que hicieron soñar a los hombres a lo largo de los días y a lo largo de las noches.
Poco se tardo en saber que no eran hurañas, y los hombres se transmitieron la nueva. Hacían el amor con tal refinamiento, que dejaron muy atrás el ardor de sus rivales terrestres. El número ya grande de solteras aumentó.
Y seguían cayendo del cielo, más deseables que nunca, eclipsando a la mujer más maravillosa. Sólo el amor contaba para los hombres, y ellas no envejecían.
Mucho tiempo paso antes de que se dieran cuenta que eran estériles.
Así que, cuando medio siglo más tarde sus robustos amantes llegaron de Venus, sólo quedaban en la tierra hombres decrépitos y mujeres ancianas.
Tuvieron con ellos muchos cuidados y los trataron sin brutalidad.
|
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________
cómo citar este artículo →
Pierre, Versins 1984. Venusinas. Ciencias 6, octubre-diciembre, 60-61. [En línea]
|
||||||||||
|
|
![]() |
|||||||||
![]() |
||||||||||
Jaime Jiménez R.
|
||||||||||
La Coca-cola fue usada en Brasil como medicina, su
composición incluía hojas de coca (Erythroxylum coca) que tenían cocaína y semillas de Cola nitida Schot (Sterculiaceae) las que contenían mucha cafeína. La bebida se preparaba hirviendo las hojas de coca con semillas molidas de cola. En 1918, Asa Griggy Chandler, farmacéutico de Georgia (Estados Unidos) consiguió la formula para usarla con fines medicinales. Dadas sus características estimulantes la bebida se popularizó de un modo increíble.
En Atlanta, Chandler industrializó la bebida para consumo general con tal éxito que en l919 el negocio fue adquirid o por la Coca-cola Company por 20 millones de dólares (un auto costaba más o menos 1000 dólares en esos tiempos).
Aparentemente la Coca-cola no se fabrica en México, sólo se embotella. En su elaboración las hojas de la coca son usadas pero deben carecer de alcaloides y la cafeína de las semillas de cola quedan reducida a la misma cantidad contenida en una taza de café. Sin embargo, cabe preguntarse la causa por la cual su ingestión produce hábito en muchas personas.
La coca es nativa de Perú, sus hojas se han hallado en tumbas del siglo IX después de Cristo. Los incas la consideraron divina, reservada a las solemnidades religiosas y como símbolo de aristocracia.
Los españoles forzaron a los nativos a trabajar en la agricultura y en las minas. Para incrementar su resistencia, reducirles el hambre y la sed, les proporcionaron hojas de coca en función de la severidad de los trabajos. Aún ahora 4 millones de peruanos la siguen consumiendo como nefasta herencia colonial.
Por ello los narcotraficantes pueden tener abasto constante para fabricar la droga clorhidrato de cocaína cuyo comercio ilegal produce muchos millones de dólares y muchas piltrafas humanas.
La historia de la coca es una paradoja; surge como planta divina para los incas, los españoles la abastecen para aumentar la explotación, los médicos y los farmacéuticos la consideraron en 1884 una bendición, por su efecto anestésico y la Coca-cola Company un negocio inmenso.
Los dioses incas sonríen. Se vengaron de los hombres occidentales modernos.
|
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________
cómo citar este artículo →
Jiménez, Jaime 1984. El origen de la coca-cola. Ciencias 6, octubre-diciembre, 36-37. [En línea]
|
||||||||||
|
|
![]() |
|||||||||
![]() |
||||||||||
Jaime Jiménez R.
|
||||||||||
Tradicionalmente los mexicanos ignoramos las hazañas
tecnológicas de los antiguos mexicanos y tal vez las despreciamos; estas ideas erróneas pueden modificarse en cuanto conozcamos sus descubrimientos.
Los mexicanos antiguos descubrieron la agricultura y con ello el camino a la civilización; de esta innovación tecnológica sólo pueden enorgullecerse pocas regiones del planeta (por ejemplo Turquía, Irán, India y el extremo oriental de Asia) y por cierto ningún país europeo o de América del Norte.
En el Valle de Tehuacán es posible ver el cambio de hombres cazadores y recolectores a agricultores. Dicho proceso comenzó hace 5 mil años, con unas mazorcas del tamaño de un cigarrillo hasta las mazorcas del tamaño que conocemos (de maíces criollos) en la actualidad.
La transformación de una planta silvestre a una cultivada, sólo la han llevado a la práctica los grupos humanos que descubrieron la agricultura. Los científicos modernos con toda su dignidad y pretensión académica parten de plantas domésticas y nunca han producido, a pesar de sus premios Nobel, una planta cultivada de otra silvestre.
Podemos estar orgullosos de nuestros antepasados que domesticaron el maíz, la calabaza, el frijol y el chile y con ello construyeron muchas y diversas sociedades, de cuyas pirámides, ciudades y pinturas apenas conocemos un poco.
Es injusto señalar únicamente los cultivos mayores, pues domesticaron los amarantos, los nopales, los magueyes, el huahuzontle, el chayote, el chilacayote, el jitomate, el tomate, la vainilla, el cacao, el algodón, posiblemente el tabaco, el aguacate, los pápalos, la flor de muerto, entre los más conocidos.
Vavilov dijo en alguna ocasión que en México el horno de la domesticación aún está encendido y, para confirmarlo solamente analicemos el manejo de los cultivos en lugares donde se preservan algunas prácticas tradicionales.
En principio para muchos campesinos no existen plantas perjudiciales dentro de sus cultivos, la mayoría de las “malas hierbas” del agrónomo tienen algún uso para aquéllos, de tal suerte que se promueve un desarrollo selectivo de plantas arvenses de manera sostenida, y esta posibilita a la larga la domesticación de diversas especies por ejemplo, Jaltomata spp. Pero basta visitar algún lugar donde se cultiva de modo tradicional el nopal, para darnos cuenta que muchas especies están en plena transición de planta silvestre a cultivada.
Un caso especial lo tenemos en Yucatán, donde están los únicos hombres en el país que son capaces de cultivar en regiones cálidohumedas, sin destruir los ecosistemas, originales (los hubo en Veracruz pero el “progreso” destruyó sus sistemas de cultivo). Queman y podan selectivamente las especies de la selva de tal modo que pueden cultivar algunos años un área determinada para sus necesidades alimenticias, la abandonan y después vuelven a podar los árboles seleccionados para regenerar la vegetación original de tal modo que pueden cultivar el mismo lugar después de 25 años, cuando el suelo, la vegetación y la fauna vuelven a recuperar su condición original. Lo notable de estos hombres es que conocen qué especie de árboles pueden recibir el tratamiento de poda y quema sin sufrir daño irreparable, los tipos de suelo y las especies que pueden cultivar en él. Además su sistema preserva la fauna silvestre pues existen grandes áreas sin cultivo permanente. Todos estos conocimientos son reminiscencias de una de las civilizaciones más importantes de mesoamérica, la maya.
El conocimiento tradicional es particularmente importante en las zonas de cultivo temporalero, dado que las variedades de maíz ahí existentes son producto de una selección de cientos o tal vez miles de años, y ese trabajo acumulado lo debemos aprovechar para incrementar racionalmente nuestros alimentos. Es patético ver que los híbridos sembrados en esas condiciones casi siempre fracasan, por ejemplo en la región de Chalco no usan el hibrido mejorado que surgió de materiales colectados en ese lugar, siguen utilizando con éxito la forma criolla u original. En el sur de Veracruz se obliga a los ejidatarios a sembrar híbridos mejorados, pero la humedad y el calor permiten el desarrollo permanente de insectos y hongos que acaban casi siempre con gran parte de la cosecha, en cambio sus variedades originales resisten mejor, aunque su productividad sea inferior. Algo similar pasa en Xochipala, Guerrero donde durante varios años nuestros agrónomos dejaron sin cosecha a los pobladores, pues sólo dieron créditos a quieres sembraron variedades híbridas que se desarrollan muy bien cuando llueve suficiente, pero dio la casualidad que varios años no llovió lo necesario. Algunos pobladores más previsores sembraron su variedad original que da frutos con poca lluvia, aunque en menor cantidad que el potencial de maíz híbrido.
No es posible recomendar que las técnicas modernas desplacen de modo mecánico e inmediato los conocimientos tradicionales, es necesario partir de ellos e incorporar las técnicas modernas cuando efectivamente sean necesarias.
Esta pequeña muestra reivindica a nuestros antepasados y a nuestros campesinos actuales: puesto que desde esta perspectiva no fueron ni son “indios ignorantes”.
|
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________ cómo citar este artículo →
Jiménez, Jaime 1984. Plantas precolombinas de México. Ciencias 6, octubre-diciembre, 36-37. [En línea]
|
||||||||||
|
|
![]() |
|||||||||
![]() |
||||||||||
Alejandro Aguilar Sierra
|
||||||||||
Era un gran científico. Durante un sueño, dormido en el
camión, concibió la idea de una cuarta dimensión espacial.Al llegar a su casa se encaminó al estudio, sin pasar por la cocina, como acostumbraba. Desarrolló su teoría y al amanecer ya había dado con un método para construir un artefacto que lo enviara a ese espacio cuatridimensional.
Transcurrieron semanas de noches en vela, de grandes fracasos y pequeños triunfos antes de que pudiera darle realidad a una máquina prodigiosa. Se duchó, ansioso por experimentar él mismo algo jamás imaginado.
Finalmente resultó como lo había calculado. Al salir del aparato, sonreía con la mirada profunda de aquél que acaba de presenciar una revelación. Limpió su pensamiento de recuerdos y observó su cuarto.
La habitación parecía estar exactamente igual como la había dejado. Aunque un poco extraña. Se dio cuenta al ver el periódico: las letras estaban acomodadas de derecha a izquierda, como si las viera en un espejo. Y en realidad todos los objetos del cuarto mismo estaban invertidos de la misma manera. No dejó de observar curiosamente todas las cosas durante un buen rato. Parecían iguales a las suyas. Sin embargo, no lo eran.
Se acercó al espejo. Como es obvio, se vio a si mismo. En un gesto de distracción, se rascó la cabeza con la mano izquierda. Su imagen también lo hizo… ¡con la mano izquierda!
Su “imagen” se separó del espejo. Sólo estaba recargada.
—Estamos tan habituados a imitarnos uno al otro —dijo—. Pero ahora lo lograste. Traspasaste la barrera; nadie lo habla hecho antes. Ahora ambos somos seres irreales. No tenemos reflejo en el espejo.
—Me sentía muy solo —contestó él—. Ahora únicamente queda una cosa por hacer.
Se acercaron uno al otro, taciturnos. Se estrecharon las manos, fundiéndose en un luminoso rayo gama.
|
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________
Alejandro Aguilar Sierra
Estudiante de la carrera de Física en la Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México.
cómo citar este artículo → Aguilar Sierra, Alejandro 1984. Inversión. Ciencias 6, octubre-diciembre, 21. [En línea]
|
||||||||||
|
comentarios
|
|
![]() |
|
|||||||
![]() |
||||||||||
Raúl Gómez González
|
||||||||||
Un problema importante relacionado con la segunda ley de
Newton es que en ella intervienen dos cantidades, la masa y la fuerza, que de alguna manera suelen presuponerse conocidas. Es decir, si uno “conoce” la masa, entonces puede considerar que la segunda ley es una definición de la fuerza y viceversa. Si se “conoce” la fuerza esta ley es una definición de la masa.
Sin embargo, el punto de vista que queremos poner a discusión es que la segunda ley no define ni a una ni a la otra, sino que más bien las interrelaciona y les da sentido.
Para aclarar lo que se quiere decir en el párrafo anterior, considérese primero el concepto de rapidez (media), en el cual interviene un cambio Δx en la posición (¿de quién?) que se produce en un intervalo Δt de tiempo.
ecuación.
Con frecuencia se dice que esta expresión es una definición de la rapidez (un concepto derivado o secundario) y se sobre entiende que se tiene un conocimiento “intuitivo” de los conceptos primarios1 de espacio y tiempo. Sin embargo resulta obvio (al menos está en nuestra opinión) que no se pueden tener estos conceptos intuitivos del espacio y del tiempo sin la presencia de materia en movimiento, ya que es la distribución de la materia la que genera el concepto de espacio y el cambio de esa distribución es lo que genera el concepto de tiempo. En ese sentido, se pretende que la expresión (1) sea una definición de una característica del movimiento (la rapidez) en términos de cantidades, que sin el movimiento carecería de sentido. Más aún con el conocimiento sobre el comportamiento de la materia en movimiento que existía en la época de Newton, las características del espacio y del tiempo que se inferían de este conocimiento implicaban las propiedades manifiestas en las transformaciones de Galileo.
Al evolucionar el conocimiento de la forma en que se comporta la materia en movimiento, las propiedades de transformación de las velocidades tuvieron que modificarse para poder explicar este nuca o conocimiento.
Ahora bien, el punto de vista que queremos presentar en este trabajo es el siguiente: No existen dos conceptos “primarios” (espacio y tiempo) y un concepto “derivado” (rapidez), sino varios conceptos interrelacionados cuyo entendimiento cualitativo está directamente relacionado con la materia y sus cambios (movimiento). Desde este punto de vista, la expresión (1) es entonces la ecuación que interrelaciona cuantitativamente a estos conceptos.
En este momento cabe hacer la siguiente observación: la existencia de un procedimiento específico para asociar una cantidad a un concepto, (procedimiento de medida) lejos de darle un significado a este, lo presupone. Dicho en otros términos, los conceptos no pueden divorciarse de sus leyes.
Hechas estas observaciones, carece ya de sentido preguntarse cuál o cuáles de las cantidades que intervienen en la expresión (1) son “primarias” y cuáles “derivadas”. Esta expresión no define a la rapidez en términos del espacio y del tiempo, ni define al tiempo, ni al espacio, se trata de una relación cuantitativa entre estos tres conceptos.
Ahora bien, sin entrar en los detalles de cómo formuló Newton su segunda ley, consideramos, la forma común de esta ley que aparece en la mayoría de los textos.
F = ma
Procediendo en forma análoga, podemos notar que en la expresión (2) aparecen tres conceptos, el de fuerza, el de masa y el de aceleración. Cualitativamente, la masa está relacionada con una característica de la materia, la aceleración con su movimiento y la fuerza con la idea de un cambio en el estado de movimiento. En este momento resulta conveniente traer a colación la primer ley de Newton, para aclarar que la idea de fuerza tiene que ver con el cambio en el estado de movimiento de un cuerpo material. La primera ley establece que “un cuerpo permanece en su estado de reposo o de movimiento uniforme en una línea recta, excepto en la medida en que sea compelido a cambiar ese estado por alguna fuerza que actúe sobre él”.
Las cursivas en este enunciado de la primera ley se han puesto para hacer notar que ésta es la traducción correcta de las palabras nisi quatenus del enunciado original en latín, y no a menos, que es la forma en que normalmente se traduce. Aunque la diferencia es sutil, vale la pena hacer notar que “excepto en la medida en que” implica la existencia de una ley que relaciona al nuevo estado de movimiento con el anterior, además de indicar que es una fuerza lo que motiva ese cambio. En este sentido, la primera ley es, en sí misma, un principio causal casi completo.
Hecha esta aclaración, retornemos la expresión F = ma para insistir en que se si se supone conocida la masa, esta expresión sería una definición de la fuerza. Análogamente, si se supone conocida la fuerza, sería una definición de la masa (inercial). Sin embargo, resulta claro que toda medida general de la masa presupone la existencia y validez de la ecuación (2) y también lo hace toda medida general de la fuerza, de tal forma que esta relación no es una definición de la fuerza ni de la masa, sino que es una expresión que relaciona cuantitativamente a ambos conceptos. La característica que permite llamar ley a la expresión (2) es la generalización que hizo Newton al suponer que esta expresión es válida en todas las condiciones definidas por la primera ley (es decir, siempre que las observaciones se hagan desde un referencial inercial), basándose tan sólo en una comprobación experimental limitada. Entre otras cosas, esta generalización implica el principio de conservación del ímpetu, aunque Newton no lo formuló explícitamente.2
Finalmente queremos mencionar que el desarrollo de la gravitación elaborado por Newton es un ejemplo muy claro de su discurso científico, en el cual ejemplifica muy bien cómo se interrelacionan la fuerza y la masa (el experimento de Cavendish para “medir” la masa de la Tierra presupone que
ecuación.
y esta expresión presupone F = ma) y, desde luego, descalifica algunas interpretaciones erróneas aparecidas recientemente.3 Notas
* Estos comentarios son parte de un planteamiento general que sobre las leyes de Newton se publicará en el número 4, volumen 30 (1984) de la Revista Mexicana de Física.
1. Newton, en sus estudios. Considera que los conceptos epistemológicos importantes son el espacio y el tiempo. Tal vez por ello la idea esté tan arraigada.
2. Desde luego que se puede invertir la presentación de la mecánica , partiendo primero del principio de la conservación del ímpetu. Sin embargo, consideramos que esto es un error metodológico y, además, es presentar las ideas de Newton fuera del marco teórico que él desarrolló.
3. S. Bravo, Sobre la segunda ley de Newton, Boletín de Enseñanza No. 4, Facultad de Ciencias, UNAM, 1982.
|
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________
Raúl Gómez González
Profesor de la Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México.
cómo citar este artículo → Gómez González, Raúl 1984. La segunda ley de Newton. Ciencias 6, octubre-diciembre, 14-15. [En línea]
|
||||||||||
|
|
![]() |
|||||||||
![]() |
||||||||||
Nota de los editores
|
||||||||||
(Una estación de biología tropical en México)
Hasta principios del presente siglo, la selva alta perennifolia
representaba el 6% del total del territorio nacional, y se extendía en una franja continua de 110000 km2, que corría a lo largo de los estados de Veracruz, Tabasco, Campeche y Chiapas.
El fuerte impulso que la agricultura de roza tumba y quema y la ganadería extensiva e intensiva han tenido en las zonas tropicales en los últimos treinta años, y más recientemente el explosivo desarrollo de la industria petrolera en el sureste del país, han provocado la reducción de las extensiones de selva a pequeños manchones aislados. De estos, el más importante por su extensión es la llamada “selva lacandona” del sur de Chiapas, con una superficie aproximada de 13000 Km2.
El centro y sur de Veracruz, que representan el extremo norte de la distribución de este ecosistema en el continente americano, es una de la zonas que ha sufrido una destrucción más acelerada. Es en ella donde se encuentra la región de los Tuxtlas, que se ubican en las cercanías de la laguna de Catemaco. La zona se caracteriza por su relieve accidentado y por presentar un clima cálido-húmedo con una precipitación media anual de 4900 mm. que se distribuye a lo largo de casi todo el año, y una temperatura promedio de 27°C. En ella se puede encontrar una elevada riqueza de especies y formas de vida que se distribuyen verticalmente en los estratos de distintas alturas. Aunque los árboles de mayor talla alcanzan los 40 m., la altura media de los estratos arbóreos es de 25 m, la vegetación herbácea y las plántulas cubren el piso y sobre los troncos en descomposición crece una amplia variedad de hongos.
La fauna de la zona es también muy diversa y en ella se han registrado alrededor de 190 especies de insectos y más de 450 especies de vertebrados, principalmente aves y reptiles. Muchas de estas especies actualmente se encuentran en vías de desaparición debido a la cacería y a los desmontes.
La necesidad de conocer la estructura y dinámica de este ecosistema para encontrar a largo plazo, alternativas adecuadas de manejo del mismo, llevó a la creación en 1967 de la Estación Biológica Tropical “Los Tuxtlas”, dependiente del Instituto de Biología de la UNAM.
Desde entonces, en ella se han realizada numerosas investigaciones en biología tropical, que actualmente abarcan áreas tan diversas como la ecología, inventarios florísticos y faunísticos, genética, paleontología, anatomía y morfología; a la par de estudias dirigidos a profundizar en el conocimiento del ambiente físico.
La estación de Los Tuxtlas abarca una superficie de 700 has. distribuidas en tres zonas: una de reserva —en la que se busca conservar las especies animales y vegetales características de la zona—; una de investigación y una de educación. En estos momentos se desarrollan en ella alrededor de 50 investigaciones distintas, en las que participan, además del Instituto de Biología, la Facultad de Ciencias, el Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos, el Instituto de Ecología, la Universidad Veracruzana y algunas universidades extranjeras.
El intercambio y cooperación con otras instituciones ha sido fructífero, y uno de los proyectos más importantes es el que corre a cargo del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IIMAS), el cual ha implementado un sistema de monitoreo ambiental que comenzará a funcionar este año y que permitirá realizar registros microclimáticos en tres ambientes distintos: selva madura, un claro reciente (producido por la caída de un árbol), y un sitio sucesional de diez años.
De acuerdo al personal que labora en la estación, se busca establecer una comunicación permanente con otras estaciones en condiciones similares, y se tienen ya contactos con la estación de Biología de Chamela de la UNAM, de la isla de Barro Colorado en Panamá, y con la estación “Finca La Selva” en Costa Rica. En ellas, y en la estación de los Tuxtlas se desarrolla el conjunto más numeroso de investigaciones en ecología tropical en América Latina.
Además de los proyectos de investigación, se encuentra en marcha un programa de difusión de las actividades de la estación, en el cual participa el Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia, que pretende dar a conocer a la población de comunidades rurales cercanas a la zona, la importancia de estudiar, preservar y manejar adecuadamente este ecosistema.
Finalmente hay que hacer notar que en México existe un fuerte atraso en investigaciones dentro del campo de la biología tropical, incluso en aspectos básicos como inventarios, por lo cual es necesario que estudiantes e investigadores se interesen cada vez más en realizar estudios en este tipo de centros, lo que puede permitir evitar la desaparición de ecosistemas como la selva.
|
![]() |
|||||||||
_____________________________________________________________
cómo citar este artículo →
Nota de los editores 1984. Los Tuxtlas. Ciencias 6, octubre-diciembre, 6-7. [En línea]
|
||||||||||
|