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Herbario Nacional
de México 
Patricia Magaña Rueda
   
   
     
                     
En todos los medios de comunicación se habla mucho actualmente de la ecología, y se utiliza el término de manera indiscriminada sin darle un sentido preciso. Sin embargo, poca es la resonancia que tienen, a nivel social, las investigaciones básicas para la evaluación de los recursos naturales. Una parte fundamental del quehacer biológico en las universidades y centros de investigación del país consiste en levantar un catálogo de los organismos con los que compartimos nuestro territorio, y esto, aunque no produce la mayoría de las veces el impacto que en otro orden tienen los trabajos biomédicos o tecnológicos, debiera representar una plataforma de la que derivara buena parte del conocimiento que requerimos para explotar, de manera planificada, lo que tenemos.
 
La zona neotropical de América es una de las regiones más ricas del planeta en cuanto a especies vivas se refiere. Algunas estimaciones plantean que en México existen alrededor de 500,000 especies de organismos, lo que convierte a nuestro país en uno de los más diversos, biológicamente hablando. En cuanto a plantas vasculares, Rzedowski (1991) ha calculado que existen más de 22,000 especies de fanerógamas, una buena cantidad de las cuales ni siquiera han sido descubiertas y descritas, y probablemente no lo serán al ritmo actual de destrucción de nuestros recursos naturales.
 
La labor de inventariar la flora mexicana, que podría parecer trabajo de hormiga, implica un esfuerzo titánico, si tomamos en cuenta la diversidad de especies vegetales que se estima tiene nuestro país, la extensión del mismo, las dificultades de comunicación y de transporte, y las contrastamos con las pocas personas dedicadas a esta labor y los cada vez menores presupuestos que se destinan a ella.
 
De esta forma, la publicación reciente del libro Herbario Nacional de México, por el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo la autoría de Patricia D. Dávila Aranda y Ma. Teresa Germán Ramírez, representa la realización de ese esfuerzo y significa un paso importante para que tanto investigadores como profesores y estudiantes conozcan la historia de la colección de plantas mexicanas más importante del mundo.
 
La obra contribuye, además, a difundir el tipo de labor que en dicho centro se lleva a cabo, lo cual es importante pues, aún en el ámbito de la investigación biológica, el trabajo del taxónomo o sistemático, (encargado de elaborar de estos catálogos de especies y de estudiar su clasificación) es menospreciado desgraciadamente, pues se considera como una aburrida labor de gabinete. Esta concepción, que probablemente parte de la imagen del naturalista del siglo pasado, no tiene nada que ver con la investigación actual, que requiere no sólo conocimiento sobre las especies vegetales, sino un estudio sistemático a fondo de éstas y la evaluación de su potencial para el uso humano.
 
La flora de nuestro país se aprovechaba antes de la llegada de los españoles, y la región mesoamericana ha sido una de las que ha aportado mayor número de plantas domesticadas a la humanidad. Sin embargo, la formación de una colección con las plantas que los europeos llevaran a sus países en su búsqueda de especies útiles no se inició sino hasta el siglo XVIII.
 
El primer herbario mexicano fue resultado de la expedición botánica de la Nueva España, dirigida por Martín Sessé en 1786, la cual llevó a la inauguración del Real Jardín Botánico y al inicio de la Cátedra de botánica de la carrera de medicina en la Real y Pontificia Universidad de México, anexa a la cual se creó una colección de 200 ejemplares herborizados.
 
A partir de entonces, varios personajes incrementaron las colecciones de plantas mexicanas y a través de diversos periodos y vaivenes políticos se fueran creando herbarios para la enseñanza de la botánica, hasta que se formó el Museo de Historia Natural a mediados del siglo XIX.
 
Pero el centro de mayor relevancia para la formación del actual Herbario Nacional fue el Instituto Médico Nacional, creado en 1888, que llegó a reunir más de 15,000 ejemplares y funcionó hasta 1915.
 
El Herbario Nacional se constituyó como tal al reunirse las colecciones de plantas del Museo Nacional de Historia Natural, el Instituto Médico Nacional y la Comisión Geográfica Exploradora. A partir de los años veintes, se inició un desarrollo constante, aumentó su personal, los programas de colección y publicación de textos, y quedó a cargo, a partir de 1929, del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México. En ese año se contaba con 21,387 ejemplares, que pasaron a ser 70,000 para 1953 y llegan en la actualidad a más de 600,000; constituye así la colección de plantas mexicanas más grande del mundo.
 
Pero este libro no sólo habla de historia, ya que afortunadamente el Herbario Nacional esta vivo, es decir, activo y en crecimiento; también se explica cómo se desarrolló la colección, describe los programas de colecta de plantas en todo el país, los de intercambio y las donaciones, indica cómo ha crecido cada una de sus colecciones y cual es la organización del acervo, así como los servicios que presta. La parte final destaca las líneas de investigación que actualmente se desarrollan en el Herbario y el personal que las dirige, lo que puede servir de referencia a estudiantes de biología, medicina, historia, antropología y en fin, o todos aquellos que estén interesados en el área botánica, o simplemente deseen acercarse o conocer los recursos vegetales de nuestro país.
 
Se trata, en resumen, de una obra excelentemente presentada que refleja de manera global la labor del que se considera uno de los cinco herbarios más activos del mundo, y es un patrimonio nacional de valor incalculable, al que sin duda es importante acercarse como la referencia más importante para la elaboración una obra como la Flora de México.
 
articulos
Referencias Bibliográficas
 
Rzedowski, J., 1991 , Diversidad y orígenes de la flora fanerogámica de México, Acta Botánica Mexicana 14:3-31
     
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Patricia Magaña Rueda
Facultad de Ciencias,
Universidad Nacional Autónoma de México.
     
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cómo citar este artículo
Magaña Rueda, Patricia. 1991. Herbario Nacional de México. Ciencias núm. 24, octubre-diciembre, pp. 30-31. [En línea]
     

 

 

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