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Las pruebas nucleares
de Francia en Mururoa
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Marco Antonio Martínez Negrete |
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Una prueba nuclear nunca será bienvenida, pues sus
implicaciones, al contribuir a la carrera armamentista, siempre son funestas. Y más aún si el país que la realiza se comprometió recientemente con el resto de la humanidad a eliminar sus armas nucleares.
Tal es el caso de Francia, cuyo gobierno se empeña en realizar ocho pruebas nucleares en el atolón de Mururoa en el Pacífico Sur, de septiembre de 1995 a mayo de 1996, con la intención aparente de llegar a un nivel "adecuado" de perfeccionamiento de su armamento nuclear, para que las sucesivas modificaciones puedan realizarlas mediante simulaciones en los laboratorios. Estas pruebas igualmente son eficaces y menos costosas políticamente que las convencionales subterráneas de alta potencia. Otros países con armamento nuclear tienen las mismas intenciones: pretenden incluso firmar un Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares en 1996 (que elimine las explosiones físicas de todo tipo), con tal de seguir probando las mejoras al armamento con "explosiones" simuladas por computadora.
Francia acaba de firmar, al igual que cerca de 170 países más, el Tratado de la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), que recién se ha extendido indefinidamente en mayo del presente año. Francia quedó por ello obligada a desechar su armamento nuclear a la brevedad posible.
Las negociaciones para revisar y extender el TNP, después de 25 años de vigencia, estuvieron precedidas de una intensa pugna entre los países que poseen armamento nuclear (PAN) y los países que no lo tienen, los no alineados (PNAN).
Las razones de los países no alineados para proponer una extensión limitada a periodos fijos, condicionados al cumplimiento de medidas efectivas de desarme por parte de los PAN, eran que estos países no habían (ni han) cumplido hasta ahora la obligación de eliminar totalmente su armamento nuclear, en tanto que los PNAN han permanecido fieles a la palabra empeñada de no adquirir ni desarrollar bombas nucleares durante el cuarto de siglo de vigencia del TNP.
Para algunos PNAN la extensión incondicional e indefinida del TNP era lo mismo que entregar un cheque firmado en blanco a los PAN. Los PNAN no confiaban en que las verdaderas intenciones de los pan eran el desarme nuclear. De ahí que los PNAN vieran la conferencia de revisión y extensión del TNP como la última oportunidad histórica para conseguir de los PAN medidas que realmente condujeran a la destrucción total de su armamento nuclear.
Los PAN maniobraron intensamente para lograr una extensión incondicional e indefinida del TNP, y recurrieron incluso a las amenazas de sanción económica a muchos de los PNAN para conseguir su voto en la conferencia. (Así hizo, por ejemplo, el gobierno de EUA con el de México).
Apenas tres días después de la extensión indefinida del TNP, China realizó una prueba nuclear, y una segunda en agosto. Y ahora Francia amenaza con realizar ocho más.
Si Francia cumple sus propósitos, quedará claro que para estos dos PAN el TNP es letra muerta y que, como lo temían los PNAN, las verdaderas intenciones de algunos de los pan no son el desarme, sino el engaño, para continuar la división del mundo en PAN y PNAN.
En cambio, si Francia se orientara hacia el cumplimiento de la palabra empeñada en la firma del TNP, podría lograr que el resto de los PAN (Reino Unido, EUA, Rusia y China) retornaran a la "buena fe" y suspendieran no solamente las pruebas nucleares "reales" o físicas, sino también las simuladas en laboratorio.
En este sentido, es esperanzadora la reciente posición del gobierno de Clinton de no caer en las provocaciones chinas y francesas, al mantener su moratoria de pruebas nucleares físicas. Resta a Clinton, sin embargo, prohibir la realización de pruebas nucleares simuladas en laboratorio y acelerar la destrucción de armas conjuntamente con Rusia y los demás PAN.
Mientras la decisión del presidente Chirac no se revierta, no nos queda más que adherirnos al juicio que recientemente hace de su gobierno el ciudadano francés Jean Cousteau (explorador oceánico y ambientalista):
"Hace varios años mi padre visitó el atolón y encontró que mecánicamente estaba seriamente dañado en su estructura debido a las pruebas nucleares. La estructura natural no es lo suficientemente estable como para evitar fugas radioactivas al ambiente marino... Las pruebas nucleares francesas han sometido durante décadas a los pueblos de los territorios del Pacífico a una de las más intensas presiones emocionales y psicológicas. Su sobrevivencia está en juego. Pero su dignidad también. El resultado de las pruebas nucleares es la hostilidad, y en los territorios franceses del lejano Pacífico crece el sentimiento en favor de la independencia. La decisión a favor de las pruebas es atroz y políticamente destructiva... La comunidad del mundo entero está unida en la condena a esas pruebas. Personalmente me siento horrorizado y desencantado. Esta decisión representa una falta completa de consideración a toda la gente del planeta... y ella abre el curso al triunfo de la arrogancia colonialista...".
Lo que demanda la gente que quiere un mundo libre de armas nucleares es que los PAN (especialmente Francia en la hora presente) sean honestos con el compromiso asumido en el tnp, sobre todo con el del siguiente artículo:
"Artículo VI. Cada parte en el Tratado se compromete a celebrar negociaciones de buena fe sobre medidas eficaces relativas al cese de la carrera de armamentos nucleares en fecha cercana y al desarme nuclear, y sobre un tratado de desarme general y completo bajo estricto y eficaz control internacional".
Abandonar todo tipo de pruebas nucleares, reales o simuladas, en todos los ambientes, sería un acto de buena fe que todo el mundo aplaudiría.
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Marco Antonio Martínez Negrete
Facultad de Ciencias,
Universidad Nacional Autónoma de México.
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como citar este artículo →
Martínez Negrete, Marco Antonio. 1995. Las pruebas nucleares de Francia en Mururoa. Ciencias, núm. 40, octubre-diciembre, pp. 18-19. [En línea].
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