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Los récords mundiales de los dinosaurios

Héctor Gómez de Silva Garza
   
   
     
                     

Los dinosaurios poseen el “récord” del animal terrestre más pesado (Brachiosaurus; 50 toneladas, 13 metros de alto), el más largo (Diplodocus; 27 metros de largo) y el más grande de los carnívoros (Tyrannosaurus rex; 9 toneladas, 6 metros de alto). Sin embargo, en el mar les gana la ballena azul (153 toneladas, 108 pies de largo), considerado como el animal más grande y pesado de todos los tiempos.

La desventaja de mencionar las medidas de animales fósiles es que no se puede conocer su tamaño exacto debido a que se han encontrado muy pocos ejemplares, todos ellos incompletos. Es más difícil aun conocer su peso, ya que los restos solamente son fósiles de huesos y uno debe calcular el volumen y peso de los tejidos blandos a partir de ellos. Por último, nuevos descubrimientos pueden cambiar los cálculos basados en datos incompletos o, podría ser, que nuevas especies alcanzaran y batieran los antiguos “récords”.   

En 1972 se descubrieron los fósiles de un dinosaurio sauróporo pariente de Diplodocus pero todavía mayor que él. Hasta ahora se ha encontrado sólo este ejemplar (incompleto), y se le conoce como “Supersaurus”, aunque pudiera ser simplemente un representante grande de Diplodocus. Extrapolando sus medidas, se calcula que pudiera haber alcanzado los 16.5 metros de alto y haber tenido una longitud de 25 a 30 metros.   

En 1979 se descubrió, en el mismo sitio, a “Ultrasaurus”, un pariente mayor de Brachiosaurus. Éste se calcula que alcanzaba más de 30 metros de largo y tenía un peso de 130 toneladas.   

En 1986 se descubrieron los restos incompletos de un saurópodo más largo que “Supersaurus” al que se llamó  “Seismosaurus”. Se han seguido buscando los huesos de estos dinosaurios, y se espera que en un futuro se podrán mejorar los cálculos de las dimensiones de estos tres gigantes.

Por lo pronto, “Supersaurus” y “Seismosaurus”, y quizás “Ultrasaurus” sobrepasan a la ballena azul en longitud, aunque comparados con ésta son mucho más esbeltos (especialmente los dos primeros, por ser diplodócidos). Por otra parte, el peso mencionado de la ballena azul es el peso del tejido muerto medido fuera del agua. Pero la ballena azul no podría sobrevivir fuera del agua precisamente debido a su exceso de peso; su peso en vida es alrededor de 11 toneladas (un catorceavo de su peso en aire) porque la materia orgánica es poco más densa que el agua, y el agua de mar, por lo tanto, soporta casi todo el peso del animal. Aunque antiguamente se pensaba que los dinosaurios saurópodos (los gigantes de cuello largo como el brontosaurio, el braquiosaurio y el diplodoco) eran acuáticos, ahora se piensa que eran terrestres. Por lo tanto, sobrepasan a la ballena azul tanto en longitud como en peso; sin embargo ésta sigue teniendo un “récord”: el del animal más voluminoso de todos los tiempos.    

En cuanto a los dinosaurios carnívoros, el gigante Tyrannosaurus de Norteamérica tenía brazos muy reducidos con sólo dos dedos, lo cual realmente es “indigno” del “depredador más espantoso que alguna vez haya caminado sobre la tierra”. Un pariente menor, Allosaurus, poseía brazos fuertes con tres grandes uñas. Ahora, en 1990, el paleontólogo Robert T. Bakker anunció a la prensa haber encontrado un dinosaurio carnívoro del tamaño de Tyrannosaurus, pero con las habilidades manuales de Allosaurus, al que piensa llamar “Espanterias”.  

Todavía más espeluznante es un fósil, lamentablemente incompleto, descubierto en 1948, 1959 y 1960, en Mongolia, que se ha llamado Therizinosaurus, del cual sólo se conoce parte del antebrazo, de la pata, un diente y las uñas de las garras. Sin embargo, algunas de las uñas miden 70 centímetros de largo, casi tres veces más largas que las uñas de otros dinosaurios carnívoros. ¡Setenta centímetros es la longitud de una raqueta de tenis con todo y mango!  

Estos dinosaurios gigantes vivieron en diferentes etapas: los saurópodos mencionados vivieron junto con Allosaurus y “Espanterias” hace alrededor de 150 millones de años en el Jurásico Superior. 

Tyrannosaurus y Therizinosaurus vivieron hace 70 millones de años en el Cretácico Superior, aunque en diferentes partes del mundo.

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Referencias Bibliográficas

Norman, D. (ed.), 1985, The Illustrated Encyclopedia of Dinosaurs, Crescent Books, Nueva York.
“Oldest bird and longest dinosaur”, Science News, 130 (agosto 16, 1986):103.

     
       
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Alberto Robledo y Gerardo Ruíz
     
               
               

TENSION INTERFACIAL Y FORMACION DE MICELAS

El aceite flota en el agua pero se sumerge en el alcohol. Parecerla lógico entonces preparar una solución de agua y alcohol, en la que el aceite ni se hunda ni flote. La fuerza de flotación —la misma que mantiene a los barcos sobre la superficie del mar— contrarresta la acción de la gravedad, y entonces el aceite ya no adquiere la forma del recipiente que lo contiene, sino que se forma una esfera.

La esfera es la figura geométrica con mayor número de simetrías, pero además cuenta con una propiedad singular: imagínese que con el volumen de la esfera se pudiesen construir otras figuras, por ejemplo un cubo, una lámina o cualquier forma caprichosa imaginable. Pues bien, todas ellas tendrán inevitablemente un área mayor que la superficie de la esfera. El aceite del experimento tiende a disminuir el área de su superficie exterior, por ello adopta la forma de una esfera. Expresado en el lenguaje de la física contemporánea diríamos que llega a la configuración de mínima energía.

Las moléculas de un líquido, que se ubican en la superficie de contacto con otro medio, poseen una energía mayor que sus similares situadas dentro del volumen del propio liquido. Así, el exceso total de energía es proporcional al número de moléculas superficiales, y esto, a su vez, al área de la interfase (S). Por lo tanto:

E = γS

El coeficiente de proporcionalidad γ se conoce como tensión interfacial y depende de las características de los medios en contacto.   

Otro experimento simple permite apreciar la diversidad de manifestaciones de la tensión interfacial: se ha depositado aserrín sobre agua. El aserrín flota apaciblemente sobre el líquido, pero si se introduce la punta de un jabón de tocador dentro del agua, se observa que el aserrín se aleja impetuosamente. En realidad una película de jabón se extiende sobre la superficie acuosa, desplazando todo lo que encuentra a su paso. La tensión interfacial entre el agua y el jabón, es menor que la suma de las tensiones interfaciales agua-aire y jabón-agua. Entonces, la segregación del jabón por toda la superficie, produce una disminución de la energía.   

Las moléculas de jabón están compuestas de una parte escasamente soluble en agua (porción alifática) y de un grupo polar excesivamente soluble en ella (ver figura 1). La existencia de estas dos fracciones es la que produce la solubilidad de los jabones tanto en el agua como en el aceite, y en ella se fundamentan los procesos de lavado.

 
Figura 1. Estructura típica de una molécula de anfifilo iónico.

Las moléculas con una porción alifática y un grupo polar se conocen como anfifilos (del griego amphi, en ambas partes y philo amistoso). También se les da el nombre de tensioactivos, pues en una solución acuosa estas moléculas muestran una fuerte tendencia a segregarse hacia la superficie del líquido, con las porciones alifáticas dirigidas hacia afuera del agua (ver figura 2), y bajo estas circunstancias abaten notablemente la tensión superficial.

Cuando se disuelve una pequeña cantidad de anfifilo en agua, éste se deposita en la superficie, formando una capa que se interpone entre el aire y el líquido. La adición de nuevas porciones de anfifilo da lugar a un incremento en su concentración superficial, hasta llegar a un valor límite, cuando ya no es posible ubicar más moléculas de anfifilo en la superficie. A partir de ese momento no se modifican las propiedades interfaciales y dentro del volumen del agua surgen nuevas estructuras: las moléculas de anfifilo que ya no caben en la capa superficial forman grupos de alrededor de un centenar de ellas, con dimensiones típicas de 100 o 200 angstroms. Estos agregados moleculares se denominan micelas y en ellas las cabezas polares hidrófilas separan el agua de las porciones alifáticas hidrófobas. Los agregados micelares también pueden formarse en solventes no acuosos, como por ejemplo, en un hidrocarburo fluido. En estos casos las micelas que se forman son invertidas, en el sentido de que la cabeza polar del anfifilo se coloca en la región interna, protegida del solvente hidrofóbico por la porción alifática que se dispone hacia el exterior. Lo anterior se muestra en la figura 3.

 
Figura 2. Disposición de los anfifilos en las intercaras a) agua-aire; b) agua-aceite.

El tipo de micelas depende del anfifilo, o más apropiadamente, de las interacciones anfifilo-anfifilo y anfifilo-solvente. Si la cabeza polar del anfifilo es menos voluminosa que la porción hidrofóbica, la película se curvará hacia el aceite, formando una micela invertida; en caso contrario lo hará hacia el agua y se formará una micela normal. La inversión de las estructuras —de micelas normales a invertidas y viceversa—, puede obtenerse con la variación de la temperatura en sistemas con tensioactivos no iónicos. Para sistemas con tensioactivos iónicos, se puede lograr el mismo efecto añadiendo sal a la mezcla, pues ésta reduce las repulsiones entre las cabezas polares de los anfifilos, y por lo tanto, su tamaño efectivo.

 
Figura 3. a) micela; b) micela invertida.

Una propiedad interesante de ambos tipos de micelas, es su habilidad para solubilizar especies químicas, las que son de por si insolubles en el solvente puro. De esta manera es posible solubilizar aceites y grasas en solventes acuosos, alojando estos materiales en el interior de las micelas. De igual forma, puede hacerse soluble el aceite empleando micelas invertidas (ver figura 4). Cuando la cantidad de material solubilizado es grande se pueden formar micelas hinchadas, de varios centenares a un millar de angstroms (ver figura 5).

MEZCLA DE SUSTANCIAS NO SOLUBLES

El aceite y el agua no se mezclan; es más, cuando se depositan en un mismo recipiente, el primero se dispone por encima del agua. Sin embargo, si se agrega un poco de jabón u otro tensioactivo, una pequeña parte del aceite quedará atrapada en la micelas, luego de una agitación intensa. Se ha formado una emulsión turbia, consistente en pequeñas gotitas de aceite separadas del agua por el tensioactivo. Con el paso del tiempo las gotitas chocan entre sí y forman gotitas más grandes, con lo cual la emulsión se debilita y finalmente se precipita.

 
Figura 4. a) Micela hinchada, b) micela hinchada invertida.

La existencia efímera de la emulsión se debe a que la formación de gotitas produce un incremento en la superficie del tensioactivo, y con ello, la energía del sistema aumenta. Explicaremos lo anterior con más detalle: cuando se agrega un tensioactivo a una solución acuosa, éste forma una capa superficial, lo que da lugar a una disminución de la energía interfacial. Cuando se agrega más tensioactivo y se forman las micelas, surge una nueva contribución a la energía, la de la interfase entre las micelas y el líquido circundante. Nuevamente la energía del sistema aumenta y e irá aumentando mientras más gotitas haya. La emulsión tenderá a disminuir su energía, pero eso sólo es posible a costa de la desaparición de las gotitas en suspensión.

Un sistema termodinámico tratará de llegar, simultáneamente, a un estado de mínima energía y a un estado de máxima entropía. Sin embargo, para una suspensión (agua en aceite o aceite en agua), ambas características se excluyen mutuamente. La mínima energía corresponde a la precipitación de la emulsión, mientras que la entropía crece con la fragmentación del aceite y la correspondiente disminución de las dimensiones de las gotitas. Evidentemente no se pueden cumplir simultáneamente las condiciones sobre energía y entropía, pero después de todo, el sistema evolucionará hacia un estado, dependiendo de cuál de los factores domina. Una primera conclusión que puede extraerse de esto, es que deben tenerse gotitas, de radios inferiores a 1 micrómetro, para tener suspensiones estables. Las emulsiones comunes contienen precisamente gotitas cuyas dimensiones características son del orden de 1 micrómetro.

Si las dimensiones de las gotitas en suspensión son de centenares de angstroms, entonces el aumento de la entropía compensará el efecto del incremento de la energía y la solución será estable; es decir, tendrá un tiempo de vida largo. A estos sistemas se les da el nombre de microemulsiones.   

La producción de una microemulsión, requiere grandes cantidades de tensioactivo, ya que con la fragmentación de la sustancia que se va a disolver aumenta el área interfacial. A modo de comparación diremos que para producir una microemulsión, se necesita una cantidad de tensioactivo 100 veces mayor que para producir una emulsión (el peso del tensioactivo en la microemulsión es aproximadamente del 10%). Desafortunadamente éste es uno de los principales problemas que impiden una más amplia utilización de las microemulsiones.

 
Figura 5. Micela en forma de barra.

El papel del tensioactivo es formar una barrera entre las sustancias no miscibles y también el de disminuir la energía interfacial. La última característica es favorable a la formación de microemulsiones, pero se deben tener tensioactivos con un coeficiente g, extremadamente pequeño para que se formen gotitas de dimensiones de centenares de angstroms. Desafortunadamente, la mayoría de los tensioactivos reducen la energía interfacial sólo en un orden de magnitud. La manera de resolver este problema es agregar una sustancia más —el cotensioactivo—, cuya función será disminuir aún más la energía de superficie. Los cotensioactivos utilizados comúnmente, son los alcoholes de cadena de mediana longitud. El cotensioactivo tiende a homogeneizar las propiedades de las sustancias no miscibles, de manera que se atenúen las diferencias entre una y otra.

Algunos anfifilos son insoluble: en agua y no forman tampoco soluciones micelares. Éste sería el caso de los lípidos derivados de las colinas que tienen dos cadenas hidrocarbonadas (partes hidrofóbicas) y que son elementos estructurales comunes en las membranas biológicas. La razón de este comportamiento puede entenderse cuando se comparan el carácter hidrofílico débil de sus cabezas polares, con la acción de sus dos largas cadenas hidrofóbicas. Sin embargo, cuando este tipo de lípidos se ponen en contacto con interfases agua-aire, se forma con facilidad una capa en la superficie. Cuando se agita el líquido que mantiene la capa insoluble de lípido con cierta frecuencia, por ejemplo ultrasónica, ésta es capaz de penetrar en el interior del líquido formando una bicapa que se cierra a sí misma, dando lugar a un vesículo que encierra la misma fase acuosa que lo rodea (ver figura 6). Los glóbulos rojos de la sangre de los mamíferos, son un ejemplo de estas estructuras. Es posible generar soluciones vesiculares, en las que este proceso se repite varias veces, de forma que los vesículos más grandes encierran vesículos más pequeños en su interior.

Las características de las microemulsiones dependen de la cantidad relativa de los solventes. Para comprender lo anterior, imagínese que dividimos el volumen de la microemulsión en cubos pequeños, y que en cada uno de ellos se puede poner, indistintamente, alguna de las dos sustancias. Consideraremos que tenemos una solución de agua en aceite, aunque lo que se diga también será válido para soluciones de aceite en agua. Al principio, la cantidad de agua es pequeña, y por lo tanto, sólo una fracción reducida de los cubos está ocupada por este líquido. La fase acuosa se presenta como discontinua. Con el aumento de la concentración, la cantidad de cubos con agua aumenta y eventualmente llegará el caso de que se forme una fase continua, aunque también habrá partes aisladas de agua (ver figura 7). Cabe decir que en ese instante, ambas fases son continuas. Para producir estas estructuras, la película de tensioactivo debe variar su curvatura espontánea.

 
Figura 6. a) vesícula; b) un vesículo se forma a veces dentro de otro.

Una forma de detectar la formación de una estructura bicontinua, es midiendo la conductividad eléctrica. Cuando la fase acuosa se vuelve continua, se produce una variación en la conductividad, ya que, a partir de ese momento, las corrientes eléctricas pueden pasar simultáneamente por el aceite y el agua.

 
Figura 7. Estructura bicontinua.

Las estructuras que forman los anfifilos en las soluciones micelares y en las microemulsiones, son sólo transitorias, aunque sus vidas medias sean relativamente grandes. La imagen que se obtiene de estos sistemas es una, donde se manifiesta siempre una película de tensioactivo (formada quizá por una infinidad de porciones), que se renueva constantemente, por medio del intercambio constante de moléculas de anfifilo. Los intercambios individuales son rápidos, sobre todo aquellos que corresponden a moléculas pequeñas de cotensioactivos de cadena hidrofóbica corta. Como una evidencia de los anterior, se ha observado que la viscosidad en las microemulsiones siempre es pequeña, varios órdenes de magnitud menor que aquella que se obtendría en fases que muestran una estructura permanente. Los intercambios moleculares rápidos son la razón de fondo de la similitud en el valor de los coeficientes de transporte entre las microemulsiones y las mezclas fluidas convencionales.

APLICACIONES

El primer uso comercial de una microemulsión, fue la preparación de cera de carnauba por George Rodowald, en 1928. Él descubrió que una mezcla de agua caliente y cera derretida, da lugar a una solución transparente, con propiedades útiles en el acabado de pieles y el pulido de pisos. En particular, la superficie donde se aplica la cera queda lustrosa al secarse, con lo cual se hace innecesario pulirla. No es difícil entender por qué sucede esto: el tamaño de las partículas de cera es inferior a los 1500 Å. En contraparte, la aplicación de cera sólida sobre una superficie deja muchas asperezas, las que dan un aspecto opaco (la reflexión de la luz tiene un carácter difuso). La operación de pulido tiene por objeto disminuir las dimensiones de estas irregularidades y así se logra que la reflexión de la luz se acerque a la producida por un espejo.

Las microemulsiones también se utilizan en el corte de metales. Durante la operación de corte se requiere de una sustancia que sea capaz de lubricar y de enfriar a la vez. Sin embargo, ambas características no son fáciles de obtener juntas. El agua es una buena sustancia para el enfriado, pero no sirve para lubricar. Los aceites son buenos lubricantes, pero se calientan fácilmente. La combinación de agua y aceite en una microemulsión, ha sido la solución a este problema. Además, su relativamente alta estabilidad, permite que las emulsiones se puedan reciclar durante periodos prolongados de tiempo.

Las microemulsiones han encontrado aplicación también en la extracción de petróleo. Las reservas petrolíferas están contenidas en una roca porosa —las dimensiones de los poros son de 0.1 a 100 micrómetros— lo que dificulta su extracción total. La recuperación primaria consiste en la perforación de un pozo y su inmediata extracción por medio de la presión que ejercen los gases naturales sobre el petróleo y lo obligan a salir. Después de haber agotado este procedimiento, la extracción prosigue por medio de inyección de agua destinada a desplazar al petróleo. A pesar de todo, en el yacimiento puede quedar atrapado hasta el 70% de dicha sustancia. Recientemente han adquirido importancia los métodos para recuperar el remanente de petróleo (extracción terciaria), como por ejemplo la inyección de bióxido de carbono y el uso de microemulsiones. Cuando se agrega un tensioactivo, se abaten las fuerzas capilares que atrapan el aceite en los poros más pequeños de la roca.

Por las propiedades muy peculiares que los anfifilos le imprimen a las soluciones micelares y las microemulsiones, éstas tienen otras aplicaciones importantes, y debido a que el área interfacial microscópica que forma la estructura interna de las microemulsiones es tan amplia, y a que constantemente se efectúan intercambios moleculares a través de ella, estos sistemas son agentes catalizadores importantes. Todo ello ha hecho posible la realización de nuevas reacciones químicas, como la polimerización iónica en solventes orgánicos no polares. Puesto que las microemulsiones son soluciones transparentes, actualmente se investiga su potencialidad en la conversión fotoquímica de la energía solar. Debido a su estabilidad termodinámica también se les investiga como sustitutos de la sangre. Actualmente son las emulsiones de compuestos carboflourinados los sustitutos más empleados.

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 Refrerencias Bibliográficas

1. Degiorgio, V. y M. Corti, 1985, Physics of Amphiphiles: Micelles, Vesicles and Microemulsions, North-Holland, Amsterdam. El gran número de artículos en este libro, muchos de ellos excelentes, constituyen una magnífica introducción y fuente de información al tema. Ver también referencias 2 al 5.
2. Langevin, D., 1986, Microemulsions and Liquid Crystals, en: Advances in Liquid Crystals, G.H. Brown (ed.), Academic Press, New York.
3. De Gennes, P. G., y C. Taupin, Feature Article, J. Phys. Chem., 86, 2294 (1982).
4. Langevin, D., 1986, Physica Scripta T13, 252.
5. Robledo, A., 1989, Statistical Mechanical Models for Micellar Solution and Microemulsion, Supplement to the Proceedings of the Fourth Mexican School on Statistical Physics, Peralta, R. y C. Varea (ed.) World Scientific, Singapore.
6. Matveév, A. N., 1987, Física molecular, Editorial Mir, Moscú.

     
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Alberto Robledo
Instituto de Física, UNAM.

Gerardo Ruíz                                                                                        Facultad de Ciencias, UNAM.

 

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Richard E. Michod
     
               
               

En el principio, de acuerdo a Aristófanes, al hablar en el Symposium de Platón, el mundo estaba habitado por seres humanos extraordinarios, llamados hombres-círculo, cada uno con cuatro piernas, cuatro brazos, dos caras, dos corazones —en síntesis, el doble del número de cada rasgo del hombre moderno. Zeus, deseando reducir el poder de la humanidad, dividió en dos a estos seres prístinos. El dios Apolo los cortó por la mitad, reconstruyó la piel cortada, y suavizó las arrugas, excepto unas cuantas en el ombligo. De acuerdo a las órdenes de Zeus, Apolo volteó cada cara hacia la parte cortada —el lado del ombligo— de forma tal que pudieran recordar su división. Desde entonces, los humanos han vivido con la necesidad constante de reunirse con sus otras mitades, y es así, explicó Aristófanes, que el hombre es motivado por el amor, “el amor que nos restaura a nuestro estado original, al intentar unir a dos seres en uno y sanar las heridas que la humanidad sufrió”.

Los oradores posteriores en el Symposium, añadieron una capa de complejidad a la noción de Aristófanes. Si el amor constituye un deseo de totalidad, dice la profetiza Diotima a Sócrates, pero sólo puede existir si el todo es en sí mismo algo bueno, “su objeto”, dice, “es procrear y dar a luz en belleza… porque la procreación es la cosa más cercana a la perpetuidad y a la inmortalidad que puede alcanzar el ser humano”. Los humanos no permanecen por siempre iguales, como los dioses, explica Diotima, pero a través de la procreación “se reparan las pérdidas causadas por la edad”.    

La discusión en el Symposium está dirigida hacia la importancia y la complejidad del amor, como una emoción humana. Los oradores trazan un continuo del amor físico de dos individuos, al amor por la sabiduría inherente al hombre. Pero al hacerlo, los filósofos antiguos tocan sin intención uno de los mayores misterios básicos no resueltos de la biología: ¿Por qué hay sexo? O, cómo se formula más comúnmente la pregunta ¿Por qué evolucionó el sexo? 

La pregunta misma parece extraña: la sexualidad es parte fundamental de la naturaleza humana, e incluso de mucha de la vida en la Tierra. Una respuesta inmediata puede ser que el sexo es placentero, pero hay organismos sexuados que no tienen cerebro —las plantas con flores, por ejemplo— y, por lo tanto, difícilmente pueden saber cómo se siente algo. Una abeja se posa en una flor; un ciervo levanta su cabeza y brama; una pareja humana yace exhausta en un abrazo apasionado. Lo que tienen en común estos actos, aparentemente disímiles es que están implicados en la extensión de la vida. Pero es demasiado simple decir que el sexo evolucionó para concebir nueva vida, ya que pueden también existir formas asexuales de reproducción: las esponjas y la mayoría de las bacterias se reproducen sin aparearse, y en ciertas especies de lagartijas sólo hay hembras asexuales, que fertilizan sus propios huevos. Aún más, es posible tener sexo sin reproducción.

La pregunta de por qué evolucionó el sexo se hace especialmente difícil cuando se considera el gran costo que éste implica en energía, tiempo y recursos. Los humanos están íntimamente familiarizados con la magnitud del esfuerzo requerido: la mayoría están preocupados, a partir de la adolescencia, por encontrar parejas adecuadas, unirse a ellas, y conservarlas. Y a otras especies sexuadas tampoco les resulta fácil. Consideremos al pavorreal, que carga en la cola un conjunto de plumas notablemente ornamentadas, que sirven para atraer a las hembras, pero que igualmente atraen a los predadores; o el caso del alce macho, cuyas elaboradas astas crecen de tal forma que sea más atractivo a las hembras o, tal vez, que pueda enfrentarse a otros alces con el propósito expreso de ganar una hembra deseada. Las astas no le ofrecen ventajas para su sobrevivencia, y lo que es más, probablemente la obstaculizan al dificultarle moverse entre la vegetación.

Otro costo de la reproducción sexual es la limitación que impone en el número de genes que una planta o un animal puede transmitir a sus descendientes. La teoría evolutiva establece que la motivación fundamental para cualquier ser vivo es preservar sus genes al pasarlos a la siguiente generación. La bacteria asexual replica su genoma completo (todo el conjunto de sus cromosomas) cada vez que se reproduce. En cambio un organismo sexual contribuye sólo con la mitad de sus cromosomas a cada progenie, la otra mitad proviene del otro padre.

Finalmente, hay un costo que el sexo impone en el potencial reproductivo de la especie como un todo. Los machos forman aproximadamente la mitad de cualquier población pero, en la gran mayoría de las especies, no contribuyen con nada, excepto con sus genes, para la siguiente generación; las hembras generalmente cargan con toda la responsabilidad de criar a la progenie. (Algunos padres humanos, y los machos de algunas especies de aves, peces e insectos, por ejemplo, permanecen cerca para dedicar tiempo, energía y recursos al cuidado de sus crías, pero son raras excepciones de la naturaleza.) En las especies que sólo tienen hembras que no se reproducen sexualmente, todos los individuos pueden producir y cuidar a la progenie, de tal forma que la población aumenta su potencial reproductivo al doble.

La pregunta, entonces, puede ser circunscrita a ¿por qué tantas especies adoptaron esta forma costosa de procrear? La respuesta del libro de texto es que la unión sexual crea variación genética. Una esponja que hace una copia exacta de sí misma no produce nada esencialmente nuevo. Pero un sabueso que se aparea con un pequinés puede producir un cachorro que no se parece a ninguno de sus procreadores. De acuerdo a la teoría clásica, esta habilidad de proveer variación, a su vez aumenta la habilidad de una especie para adaptarse a cambios en el ambiente. Por ejemplo, el clima puede estarse haciendo más cálido, y una rana joven, por alguna combinación fortuita de los genes de sus padres, tal vez sea más capaz de sobrevivir al calor. Una vez que se crean tales adaptaciones, pueden ser compartidas, de tal forma que la historia continúa, vía reproducción sexual, en otras familias al interior de la especie.   

Esta explicación parece más científica que la de Platón. Y parece tener sentido intuitivo, o no estaría tan ampliamente difundida. Sin embargo, ha sido difícil probar que la variación que surge de la recombinación sexual de los genes realmente confiere alguna ventaja evolutiva; las criaturas asexuales aparentemente son tan adaptables como las sexuales, al menos en el corto plazo.

Hay una mejor explicación para la evolución del sexo —una que da cuenta de por qué persiste a pesar del costo que conlleva. Esta teoría no tiene que ver con la adaptabilidad de una especie como un todo, sino con la integridad del material genético en las células de cada planta o animal. La reproducción sexual, como es cada vez más claro, juega un papel crucial en la reparación y mantenimiento de los genes. Durante la fabricación de las células germinales (huevos y espermatozoides) —estadio clave en la reproducción sexual— se repara cualquier daño que hayan sufrido los genes. O, para usar las palabras de Diotima, “las pérdidas causadas por la edad, son reparadas”. Así, la hipótesis de la reparación en la evolución del sexo, es como un regreso a la idea los diálogos de Platón expresada hace ya alrededor de doscientos años: el amor es una forma de hacer la vida completa de nuevo.

La noción de que el sexo evolucionó para aumentar la adaptabilidad no fue siempre tan popular como lo es hoy. A finales del siglo diecinueve, cuando los científicos consideraban las numerosas implicaciones de la revolucionaria teoría de la evolución por selección natural de Darwin, era una idea común que el papel del sexo fuera rejuvenecer la vida, crear hijos de padres maduros. De alguna forma misteriosa, razonaban, la reproducción sexual debe hacer el trabajo mejor que la reproducción asexual, o no estaría tan difundida.

Esos mismos científicos consideraron la posibilidad de que la reproducción sexual pudiera aumentar la adaptación, pero concluyeron que, de hecho, lo contrario resulta probablemente más común. Si el sexo puede promover la variación genética, es igualmente capaz de eliminar cualquier variación que haya creado. Debido a que las características adaptativas que surgen en un animal, a través de la unión del material hereditario de sus padres (el término genes todavía no se usaba) en la reproducción sexual, no pueden pasar directamente a la siguiente generación, sino que deben ser mezcladas con las de la pareja, es muy probable que se diluyan. Consideremos, por ejemplo, un par de aves, que se aparean, en un bosque en el cual el follaje ha cambiado ligeramente de color. Uno de sus descendientes puede tener un plumaje que se combine particularmente bien con la nueva flora y, por lo tanto ofrezca un mejor camuflaje. Pero cuando este pájaro madure y se reproduzca, mezclando sus rasgos con los de su pareja, la combinación que produjo su coloración, muy probablemente será eliminada, y las plumas de sus descendientes podrían tener de nuevo la tonalidad original.

Este razonamiento, como se mostró después, era correcto, pero en 1889 perdió credibilidad, gracias a los influyentes artículos del biólogo alemán August Weismann. Weismann trazó una distinción fundamental entre la línea germinal de un individuo, las células transmitidas de padres a hijos (huevos y espermatozoides), y su línea somática, las células que forman los tejidos, órganos, estructuras esqueléticas de la planta o el animal. La característica notable de la línea germinal, notó, es que puede vivir por siempre: es teóricamente posible trazar la ascendencia de cualquier huevo o espermatozoide, a través de una sucesión continua de generaciones, hasta las primeras células que se formaron en la Tierra. En contraste, las células somáticas envejecen y mueren; se derivan de células germinales, pero deben comenzar de nuevo en cada generación.

Weismann creía que esta distinción tenía implicaciones importantes sobre cómo debía actuar la evolución. La mayoría de los biólogos hablan asumido que las múltiples mutaciones ventajosas que ocurrían en los genes de un organismo, durante el curso de su vida, podían ser pasadas a sus descendientes. Cuando Weismann se dio cuenta de que sólo se transmiten los genes de las células germinales concluyó que esto debía limitar severamente el número de rasgos adaptativos que podían ser preservados. Después de todo, de los millones de células que una planta o un animal puede contener, sólo hay una célula germinal transferida a cada miembro de la siguiente generación.

Weismann buscó una manera de reconciliar la selección natural con la continuidad de la línea germinal, intentó explicar cómo las generaciones sucesivas podían acumular características adaptativas, y encontró la respuesta en la reproducción sexual: la unión de genes, provenientes de dos padres, que da por resultado combinaciones inusuales, debe ser el principal mecanismo por el cual los rasgos nuevos son introducidos en la línea germinal para “alimentar” a la evolución. En otras palabras, la variabilidad que crea la reproducción sexual, debe superar su propia habilidad para diluir las nuevas características.

Aunque Weismann no tenía evidencias específicas para sustentar este razonamiento, logró arraigo, y la teoría de que el sexo evolucionó para facilitar la adaptación ha persistido a través del siglo veinte. Los genetistas han sido capaces de concebir ambientes en los que la reproducción sexual aumentaría la adaptabilidad. Imaginemos, por ejemplo, dos hábitats vecinos, uno con temperaturas cálidas y suelos ácidos, el otro con clima templado y un suelo más básico, y una especie de helecho que se ha adaptado a ambas localidades. Los helechos que habitan la primera zona tienen genes que los hacen prosperar en el calor y la acidez; mientras que los que viven en la segunda, tienen genes ligeramente diferentes, que los adaptan a temperaturas templadas y suelos básicos. Supongamos, entonces, que el clima del primer hábitat cambia de forma tal que se toma tan templado como el segundo, pero su suelo permanece ácido. Idealmente, si los helechos que vivieran ahí pudieran cruzarse con helechos de la localidad vecina, la combinación de ambos conjuntos de genes podría producir, al azar, al menos algunos descendientes adaptados tanto al clima templado como a la acidez. Así, en ciertas situaciones la reproducción sexual puede ofrecer un medio eficiente de crear una combinación ideal de rasgos.

Sin embargo, este escenario está claramente limitado: los dos hábitats deben estar lado a lado, o el cruzamiento entre los dos grupos de helechos no podría llevarse a cabo; las condiciones en uno deben cambiar de cierta forma (una variable cambia, no la otra); y el sexo entre las plantas debe, por azar, producir la combinación ideal de genes de temperatura templada y genes de suelo ácido en cantidades significativas, cuando es igualmente posible que su cruzamiento produzca plantas adaptadas a temperaturas cálidas y suelos básicos, el opuesto exacto de lo que se necesita. De hecho, ninguno de los escenarios hipotéticos que los genetistas han diseñado hasta ahora ha sido lo suficientemente amplio para explicar por qué la reproducción sexual está tan ampliamente difundida; en cada caso el sexo parece ser ventajoso sólo en situaciones limitadas. Es más, el biólogo inglés John Maynard Smith, una autoridad mundial en el terna, admite en su libro La evolución del sexo: “Temo que el lector pueda encontrar estos modelos insustanciales e insatisfactorios, pero son lo mejor que tenemos.”

Naturalmente, esto ha motivado la búsqueda de explicaciones alternativas de por qué el sexo está tan difundido. Harris Bernstein, Henry Byerly, Fred Hopf y yo, hemos reconsiderado la noción de que de alguna forma la reproducción sexual funciona mejor que la asexual, como un mecanismo de cambio de células de organismos maduros a organismos jóvenes. Weismann desechó esta idea con la afirmación “dos nadas no pueden hacer uno”, queriendo decir que no hay una ventaja aparente en usar dos células maduras, de dos organismos separados, en vez de una sola célula madura, de un solo organismo asexual, para producir una nueva planta o animal. En años recientes, sin embargo, con la comprensión de cómo opera el ADN y cómo se forman las células germinales, se ha probado que Weismann pudo estar equivocado: dos nadas pueden hacer uno.

El ácido desoxirribonucleico (ADN) es una molécula diseñada para almacenar la información necesaria para crear y mantener la vida de un organismo información, por ejemplo, acerca de qué estructuras (brazos, piernas, alas, hojas, capullos) deben ser formadas y dónde; acerca de qué enzimas deben ser producidas para controlar operaciones como la respiración y la digestión. La información está codificada en cuatro compuestos químicos llamados nucleótidos (adenina, citosina, guanina y timina), que están arreglados para formar las dos cadenas en la molécula de ADN —al igual que la información que se expresa en la lengua inglesa está codificada en cadenas de caracteres romanos. Una hebra doble de mil a cinco mil nucleótidos de largo, puede constituir un solo gene, y puede haber tantos como decenas de miles de genes en una molécula de ADN: el cromosoma.    

Todas las células somáticas de cualquier planta o animal sexuado son diploides, lo que significa que contienen dos copias de cada cromosoma, uno heredado de cada uno de sus padres. (La mayoría de las criaturas sexuadas tienen entre cinco y cincuenta pares de cromosomas: un humano tiene veintitrés; una rana, once; un caballo, treinta y dos; un perro, treinta y nueve y un mosquito, tres.) Conforme la planta o el animal crecen el número de células somáticas aumenta por medio de la mitosis, el proceso por el cual una célula se divide, y cada célula nueva contiene una copia de todos los pares de cromosomas de la célula madre.

Cuando esta siendo copiado, durante la mitosis, el ADN puede sufrir un tipo de cambio azaroso, accidental, conocido como mutación, en su cadena de nucleótidos. Tales mutaciones son irreversibles, porque la célula no puede reconocer el error. La timina puede ser sustituida por la citosina en algún punto a lo largo de una cadena de nucleótidos, pero no hay nada en la timina en sí misma que sea extraño para la célula, así es que no se hace nada para deshacerse del nucleótido mal colocado. Cuando la célula se divida, reproducirá la timina en su nueva posición como si ésta fuera correcta. Tales mutaciones, si ocurren en posiciones claves en los genes, o si hay muchas de ellas, puede llevar a la alteración de rasgos en el organismo. Los cambios ventajosos pueden ayudar al organismo a sobrevivir, y mientras estén presentes en las células germinales del organismo, pueden ser transmitidos a futuras generaciones.      

Una forma más drástica de cambio accidental, conocida como daño, puede ocurrir cuando el ADN se expone a efectos de la luz solar, la radiación ionizante, o a toxinas químicas. Los organismos vivos han desarrollado defensas sofisticadas contra tales agentes dañinos: la piel humana, por ejemplo, se oscurece cuando se expone al sol, para filtrar las radiaciones ultravioletas; las células mismas contienen enzimas que neutralizan a los compuestos que dañan al ADN; el empacado del ADN dentro del núcleo de la célula, probablemente está diseñado en parte para proteger a los genes de las sustancias cáusticas producidas en el citoplasma durante el metabolismo. Pero a pesar de toda esta protección el daño ocurre inevitablemente. Uno o más nucleótidos pueden ser cambiados por otra sustancia química, interfiriendo con la expresión del ADN —su transcripción en ARN—, que crea las proteínas necesarias para desarrollar el trabajo de la célula.

A diferencia de las mutaciones en el ADN, el daño es reconocido por ciertas enzimas como una aberración en la cadena de nucleótidos, lo que produce una acción en respuesta al problema. Si el daño es suficientemente extenso, la célula puede dejar de reproducirse. (Esto puede no dañar al organismo, si tiene otras células en cantidades suficientes, para compensar la pérdida.) En otros casos, puede ser posible repararlo. Para esto, la célula necesita acceso al ADN de repuesto, tal como un mecánico automotriz necesita partes de repuesto para hacer reparaciones. En las células, hay ADN de reserva en cualquier sitio en que se de redundancia genética.

Existe una forma de redundancia dentro de las hebras complementarias de una sola molécula de ADN. Si hay daño en una sola hebra, éste puede ser extirpado por enzimas, y el hueco resultante se rellena con una cadena de nucleótidos unidos, a través del uso de la cadena complementaria, a modo de un templete. Este proceso, la reparación por escisión, ocurre continuamente en la mayoría de las células.

Una segunda forma de redundancia —que es más importante para comprender el valor de la reproducción sexual ocurre dentro de las células diploides de la línea germinal, que eventualmente se dividen para formar huevos o espermatozoides (que son haploides y contienen sólo una copia de cada cromosoma). Los dos miembros de cada par de cromosomas son redundantes y, por lo tanto, pueden efectuar reparaciones uno sobre el otro. En tales células, incluso el daño en las dos hebras (potencialmente letal para las células), puede ser reparado. Primero, la porción dañada del gene es extirpada, y entonces la hebra correspondiente es cortada de la otra molécula de ADN e insertada en el hueco del ADN dañado. Esto deja dos huecos de una sola hebra en cada molécula de ADN, y éstos pueden llenarse como en la reparación por escisión.

Esta forma de reparación es una parte integral de la meiosis, la división de la célula germinal diploide en célula huevo o espermatozoide. La meiosis difiere significativamente de la mitosis: antes de que la célula germinal se divida, los dos miembros de cada par de cromosomas se alinean lado a lado y se recombinan, o intercambian algunos de sus genes. (En la mitosis, tal intercambio de genes ocurre sólo rara vez.) Cuando se ha terminado, cada cromosoma contiene una mezcla de genes de cada uno de los padres del organismo. Entonces la célula se divide, dejando uno de los cromosomas alterados en cada una de las nuevas células germinales.

Cuando este proceso se dilucidó por primera vez, los científicos asumieron que el principal propósito de la meiosis era asegurar que cada célula germinal tuviera una mezcla única de los genes de sus padres. Pero en 1983, los biólogos descubrieron que el ímpetu para la recombinación proviene del daño del ADN. Se piensa que los huecos en la doble hebra en los cromosomas de la célula diploide germinal, hechos por enzimas que han reconocido el daño en esas zonas, son los lugares en donde ocurre el intercambio de genes. En otras palabras, de los dos procesos —recombinación y reparación— la reparación parece ser el fundamental; la recombinación se lleva a cabo para asegurar que las reparaciones se realicen.

Estudios de una gama de organismos sexuales —incluyendo levaduras, bacterias, virus, moscas de la fruta, y humanos— han corroborado la importancia de la reparación genética en la formación de las células. Cuando los entes vivos están sujetos a agentes que causan daño del ADN, la recombinación génica, en preparación para la reproducción sexual, aumenta en frecuencia. Y cuando los organismos pierden su habilidad para realizar reparaciones al recombinar ADN, la sensitividad de éste al daño, aumenta significativamente.

La reparación que ocurre cuando las células germinales se forman, es el mecanismo que subyace en la aseveración de Weismann de que “dos nadas no pueden hacer uno”. Si los dos nadas son dos moléculas de ADN dañadas o envejecidas, pueden ser reparadas, al formarse células germinales listas para la reproducción sexual. Consecuentemente, se complementa de nuevo el ADN transferido por cada padre. Esta forma altamente eficiente de mantenimiento genético es lo que explica, satisfactoriamente el por qué existe el sexo.

Con la hipótesis de la reparación en mente, es posible imaginar por qué la reproducción sexual evolucionó en organismos de una sola célula, similares a bacterias y virus, que son haploides. En tales criaturas, la reparación del daño en las dos hebras no es posible (porque no hay un segundo cromosoma con el cual trabajar); de alguna manera, deben haber encontrado una vía para combinar sus cromosomas con los de sus congéneres, para así volverse a completar. Tal vez comenzaron por desarrollar la habilidad para practicar la transformación, una función común a muchos tipos de bacterias que existen hoy. En este proceso, las bacterias toman, y mezclan en su propio ADN, fragmentos de cromosoma liberados por otras bacterias. La transformación es, esencialmente, una forma de sexo, aunque no está asociada con la reproducción, porque provee de nuevo material genético para ser usado en la reparación del ADN dañado. Eventualmente, conforme evolucionaron los primeros organismos diploides, debe haberse dado un proceso parecido a la transformación, que estuvo íntimamente involucrado en la reproducción.

Conforme la vida continuó diversificándose, los organismos diploides emergieron como la forma dominante. Aparentemente en este punto, el apareamiento ya no resultaría necesario, porque cualquier reparación en un cromosoma podría hacerse por recombinación con el otro miembro del par. Sin embargo, la mayoría de los diploides continuaron apareándose no, como Weismann pensó, para asegurar la variación genética en sus descendientes, sino para garantizar el éxito de la reparación del ADN.

La necesidad de suministros frescos de ADN para una reparación efectiva en organismos diploides surge de la forma en la cual los genes son expresados o enmascarados por otros genes. Frecuentemente, uno de los dos genes para un solo rasgo (uno heredado del padre y transportado en un cromosoma; el otro heredado de la madre y transportado en el otro) dominará, enmascarando al otro, el gen recesivo. Éste es el principio que Gregorio Mendel, el monje austriaco del siglo XIX, descubrió al experimentar con plantas de chícharo en el jardín de un monasterio. Si una planta con flores púrpuras se cruza con una que tenga flores blancas, de tal forma que cada descendiente herede un gen (o conjunto de genes) para morado y uno para blanco, sus flores serán todas púrpuras, porque el gen púrpura domina. Sólo las plantas que han heredado genes de flores blancas de ambos padres pueden tener flores blancas.

El mismo principio puede operar en el caso de genes mutantes, que frecuentemente son recesivos. Si la célula germinal de un padre contiene un gen defectuoso —uno que especifique, por ejemplo, que una estructura anormal (tal vez un miembro mal formado o un rasgo facial) debe desarrollarse— es probable que sea anulado en la prole por el gen normal de la célula germinal del otro padre. Sólo si ambos genes contienen la misma mutación ocurrirá el crecimiento anormal.

La razón por la cual el incesto, o la cruza entre parientes, lleva a la creación de descendientes desadaptados, es la expresión acentuada de esas mutaciones deletéreas recesivas. Si ambos padres son de la misma familia, cada uno puede haber heredado la misma mutación recesiva de un ancestro compartido. Ellos en sí mismos no serán afectados, porque también poseen genes normales dominantes para el mismo rasgo. Pero si las células germinales de ambos padres tienen la misma mutación recesiva, los descendientes pueden sufrir —por algo tan inocuo como un dedo mal formado o tan desastroso como un corazón que no funcione bien. Y si la cruza entre parientes es mala para la progenie, imaginen las consecuencias de que un organismo se reproduzca consigo mismo. Cuando la recombinación ocurre una y otra vez con el mismo material genético, las mutaciones recesivas pueden sumarse, y no hay nunca genes nuevos dominantes que eviten los problemas. El cruzamiento, por contraste, asegura que los cromosomas que se recombinan durante la meiosis, efectivamente enmascaren las mutaciones recesivas uno sobre otro.

Naturalmente, hay algunas especies que han abandonado el cruzamiento. Por ejemplo, una población de una lagartija común que vive en los desiertos del suroeste americano, se ha transformado en el transcurso de los últimos diez mil años, de sexual a partenogenética. Las hembras de esta especie fertilizan sus propios huevos, al introducir cromosomas de una de sus propias células tipo huevo (conocidos como cuerpos polares, que son producidos, junto con los huevos, durante la meiosis), de tal forma que nunca se introducen los genes de un segundo animal. Pero los biólogos creen que antes de que cualquier especie pueda hacer tal transformación a la reproducción asexual, debe haber eliminado de su lote genético, a través de la selección natural, la mayoría de las mutaciones dañinas recesivas. Una vez que la especie se torna asexual, sin embargo, es sólo cuestión de tiempo antes de que el número de tales mutaciones aumente de nuevo, —lo que puede explicar por qué la mayoría de las especies que cambian de reproducción sexual a asexual se extinguen pronto.

La hipótesis de la reparación también explica por qué la línea germinal es potencialmente inmortal. Una de las teorías más plausibles de cómo envejecen plantas y animales, es que sufren, a lo largo del tiempo, una cantidad insostenible de daño del ADN en sus células individuales. Las células somáticas pueden hacer numerosas reparaciones, pero eventualmente la constante acumulación de daño las estropea. Las células germinales, por otro lado, son creadas de tal forma, que se asegura que el ADN esta en un orden perfecto, o casi, y son pasadas a la siguiente generación antes de algo malo suceda.

Así, la línea germinal constituye la única aproximación que cualquier criatura terrenal tiene a la inmortalidad. “Es de esta forma que todo lo mortal es preservado”, dijo Diotima en el Symposium, “no para permanecer por siempre iguales, lo cual es prerrogativa de la divinidad, sino al sufrir un proceso en el cual las pérdidas causadas por la edad son reparadas por nuevas adquisiciones de un tipo similar…; es para asegurar la inmortalidad, que cada individuo es poseído por este deseo vehemente y este amor.”

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 Refrerencias Bibliográficas

Artículo aparecido en THE SCIENCES, mayo/junio de 1989. Traducción: Consuelo Bonfil S.

     
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Richard E. Michod
Universidad de Arizona, E.U.

como citar este artículo

     
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César Carrillo Trueba
     
               
               

“La imaginación es la espuela del deseo su reino es inagotable e infinito como el fastidio su reverso y gemelo”.
Octavio Paz

 

“Piel divina”, “capucha inglesa", “vestimenta impermeable de uso íntimo“, “preservativo antiséptico” o “condón”. De tripa natural o látex, con figuritas de Mickey Mouse o de la reina Victoria. De todos colores y sabores, y —maravillas del progreso tecnológico hasta con melodía integrada que acompañará a manera de fanfarrias o de música angelical el llamado momento cumbre. Polifacético instrumento que desde su aparición se ha visto tensado entre el placer y la protección, por el lado técnico, e histórica y socialmente por la moral de la época.     

La aparición del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida lo ha sacado del letargo y del olvido en que lo habían sumido la creación de métodos de contracepción más eficaces, la penicilina y la revolución sexual. Las tensiones se activan nuevamente. Los obstáculos que han encontrado las campañas para la prevención del SIDA al difundir el uso del condón son muestras de la presión que ejercen ciertos sectores de la población que se consideran a si mismos como “morales”. Los esfuerzos de las compañías fabricantes de condones para brindar el máximo de seguridad sin sacrificar la sensibilidad, constituyen el aspecto técnico —y comercial, por supuesto.

Dado que la forma más importante de contagio del virus que provoca el SIDA es la transmisión por vía sexual, en la espera de una vacuna o algún otro método preventivo o de curación, el condón resulta ser el único medio eficaz de prevención —después de la abstinencia sexual y la monogamia estricta y eterna. Podríamos decir que de no encontrarse pronto alguna solución, entraremos de lleno a la era del condón. Si los años anteriores a la aparición del SIDA fueron la época de la liberación sexual, el optimismo y la penicilina, el fin del milenio será la época del desencanto, la posmodernidad y el condón: a.c. y d.c.

EL ENIGMA DEL DOCTOR CONDOM

Como todo lo que es clandestino, underground, más o menos tolerado, negado por hipocresía, el condón posee un origen un tanto oscuro. La presencia en frescos egipcios de figuras con el pene cubierto por una envoltura, aparentemente de fibra vegetal trenzada, ha hecho pensar a ciertos historiadores que los habitantes del Nilo ya conocían este artefacto, aunque más bien parece ser que se trata de una protección similar a la empleada por numerosas tribus de los trópicos con el fin de impedir la incrustación de parásitos, picaduras de insectos, contacto con plantas irritantes —quizá hasta carnívoras—, y demás peligros que abundan en esas latitudes; a esta forma de protección los antropólogos la han denominado “estuches penianos”. Se dice también que hace dos mil años los chinos fabricaban condones con papel de seda, y que los legionarios romanos obtenían de sus enemigos muertos en batalla, el material necesario para hacer los suyos. En realidad, poco se sabe.

La referencia escrita más antigua se encuentra en la obra del célebre anatomista italiano Gabrielle Fallopio De morbo gallico (el mal francés, como los italianos llamaban a la sífilis), la cual data de 1560. En ella Fallopio recomienda para la prevención del incurable mal, el uso de una funda de tela fina, hecha sobre medida, e impregnada de una infusión de hierbas astringentes. Sin embargo, parece que en la práctica su elaboración era casi imposible.

Aparentemente toca al siglo de las luces ver nacer el primer condón fabricado con intestino de borrego. En un pequeño libro publicado a principios de este siglo, se cuenta la historia de una especie de Conferencia de Paz que tuvo lugar en Ultrecht, ciudad de Holanda, a la que asistieron embajadores y representantes de varios países europeos en conflicto. En él, se hace amplia referencia a la existencia de tales instrumentos. Se cuenta que los fabricantes de pergaminos tuvieron la ocurrencia de usar la piel del Carnero, que normalmente se empleaba para cicatrizar heridas y llagas, dándole la forma de falo y cerrando uno de los extremos con un pequeño listón.

Los embajadores encargados de la representación de sus países quedaron tan maravillados ante tal invento que decidieron hurtar la patente y fabricarlos en sus respectivos países. La experiencia en la piratería y el poderío industrial, así como el no tener que lidiar con la iglesia católica, dio a Inglaterra la ventaja suficiente para erigirse en el mayor productor y exportador de condones. El imperio británico inundará el mercado europeo con sus productos. Aunque la eficacia de la tripa coronada por su listoncito no logrará jamás consenso. Se dice que el listón cedía ante el más mínimo movimiento brusco, que se rompía, que ya casi victorioso, al retirarse, sobrevenía el abandono. De ahí la famosa frase que se le atribuye a Mme. De Staël: “tela de araña contra la enfermedad y coraza contra el placer”.         

De cualquier manera, el resto de Europa recibe con beneplácito esta “invención inglesa” que llega con el nombre de condum. Palabra inglesa que para algunos proviene del latín condere, esconder, proteger, y que para otros, probablemente viene del latín condus, que significa recipiente, que a su, vez proviene del persa kondu, recipiente largo hecho a base de intestino de animal.

Pero la imaginación popular va más aprisa. A principios del siglo XIX el doctor Condom era ya una figura legendaria, cuya gloria se debía a la invención del objeto que llevaba su nombre (dudosa gloria, decían algunos). Y en la misma forma en que éste pasaba de mano en mano —clandestinamente en muchos países—, el nombre del médico inglés iba de boca en boca. Los testimonios son numerosos.

Popular entre la aristocracia, un tanto lejano para el pueblo, la llamada capucha inglesa forjará la fortuna de empresarios ingleses y encumbrará al doctor Condom al Olimpo, sentándolo entre James Watt y Benjamin Franklin, al lado de los grandes inventores de todos los tiempos. Diccionarios, enciclopedias, manuales de medicina y libros de historia, consagraran la figura del enigmático doctor Condom, cuyo ingenio fue celebrado por el mismo Casanova y que tal vez su única desgracia haya sido la de no haber vivido en el tiempo de los “papers”, en que todo es reportado, registrado, repetido y refrito; o quizá simplemente la de nunca haber existido. Who knows?

CÓMO USAR CONDONES CORRECTAMENTE

La práctica hace la perfección.

Las instrucciones para el uso del condón son simples, pero deben ser seguidas cuidadosamente. La mayor causa de que los condones fallen es su uso incorrecto. Rara vez los condones se perforan o rompen debido a defectos de fábrica.

1. Mantenga una cantidad conveniente de condones en un lugar fresco y seco para usarlos cada vez que los necesite.

2. No pruebe los condones inflándolos o estirándolos.

3. Use condones CADA vez que tenga relaciones sexuales, aún para tener sexo oral.

4. Abra la envoltura del condón cuidadosamente. Las manipulaciones bruscas pueden dañar el condón, especialmente si tiene las uñas largas o dentadas.

5. Con el pulgar e índice, suavemente saque el aire que pueda estar contenido en el receptáculo (punta) del lado cerrado del condón, antes de ponérselo; las burbujas de aire pueden causar rompimiento del condón. Los condones de punta sencilla (sin receptáculo) requieren dejar cerca de media pulgada (un centímetro y medio) libre en la punta para que recoja la eyaculación. Un poco de lubricante en la punta resolverá el problema del aire, además de incrementar grandemente la sensibilidad.

6. Desenrolle el condón de manera que cubra la totalidad del pene erecto. Si el hombre no está circuncidado, el prepucio debe ser tirado hacia atrás antes de cubrir el glande (cabeza) con el condón.

Colocar el condón en el pene erecto asegura que quede ajustado, pero si el pene no está erecto, asegúrese de desenrollar todo el condón hacia la base a medida que el órgano se va endureciendo. Si el condón no llega hasta el principio del pene, el hombre deberá tener cuidado de no penetrar más allá de la base del condón, ya que esto puede provocar que el mismo se salga.

7. Use mucho lubricante soluble en agua, tanto en la parte de afuera del condón como en la vagina o ano, antes de la penetración. Áreas demasiado secas pueden hacer que el condón se salga o se raje. Los lubricantes de base aceitosa tales como crisco (manteca vegetal) o vaselina, hacen que los condones se deterioren rápidamente y que adquieran una consistencia gomosa.

8. Agarre la base del condón cuando sea necesario, de forma que el mismo no se resbale hacia afuera. Si el pene se va poniendo flácido (ablandando), o la pareja está muy apretada (cerrada), el condón puede tender a salirse. Algunas posiciones sexuales también tienden a causar que se resbale. Por ejemplo, cuando la mujer está sentada sobre el hombre, los labios de su vagina pueden levantar el condón hasta sacarlo. Sostener la base del condón resuelve este problema. 

9. Después de la eyaculación, sostenga el condón alrededor de su base para evitar que se salga su contenido o perder el condón dentro de la pareja. Retire el pene suavemente.

10. Arroje a la basura los condones usados. Estos no deben ser usados más de una vez. NUNCA vaya de una persona a otra sin cambiar condones.

Clark Taylor

                                     

LOS TRABAJOS DE VULCANO

En el siglo de la gran industria, difícilmente podía sobrevivir un proceso de manufactura. Era la época en que la tecnología se adelantaba a la ciencia. Así, en 1838 Goodrich inventa un proceso para tratar al caucho y obtener materiales mejorados. Añadiendo azufre en polvo al caucho y sometiendo la mezcla a altas temperaturas se consigue un producto que no se quiebra ni se ablanda o se hace gomoso, es decir, un material elástico y estable. En honor de Vulcano, dios del fuego, Goodrich bautiza el proceso con el nombre de vulcanización. La fabricación de hojas o películas de caucho muy finas proporcionó el material adecuado para la fabricación del condón. Y fue con el producto del Heveas brasiliensis que el condón pudo llegar a democratizarse, entrar al hogar de proletarios.

El proceso de vulcanización abarataba considerablemente el costo por unidad y la producción masiva hacía el resto. En 1870 ya existía en Manchester un taller con treinta obreros. Nuevamente el imperio tomaba la delantera. Es más, en este país llegaron a ser tan populares que incluso había condones con la imagen de la Reina Victoria y de su ministro William Gladstone. Poco después, Alemania, Francia y otros países europeos abrían sus propias industrias, seguidos por los Estados Unidos, aunque esta nación destinaba su producción totalmente a la exportación, pues el uso del condón estaba prohibido. Ya lo dice el dólar: In God we trust.  

La vulcanización no sólo abarató el condón, sino que también mejoró el ajuste y la seguridad, aunque tal vez eran demasiado gruesos y tenían una sutura como recuerdo de su aún imperfecta fabricación.   

Quizá ya no tan mitológico, el proceso para mantener en estado líquido la savia o látex del Heveas, así como su preparación para ser empleado en la producción en forma liquida, dieron un nuevo impulso al uso del condón. El látex es el más resistente de una familia de materiales elásticos llamados elastómeros, formados por largas cadenas de moléculas o polímeros. Se le conoce como polisopreno en la jerga de los químicos. Aunque normalmente se produce a partir del Heveas brasiliensis, también se obtiene a partir de derivados del petróleo.

La invención de este material data de la tercera década de nuestro siglo y su perfeccionamiento tendrá otro tanto. Con ella, el condón ganó en refinamiento, ya que en el proceso de fabricación su estado líquido permite introducir moldes en la solución, con lo que desaparece la ancestral sutura y el espesor de la película obtenida disminuye, lo que da como resultado una sensación más agradable en relación al caucho vulcanizado. Aparentemente el gran éxito del condón en la década de los treinta se debe a todos estos cambios, aunque la anulación de las leyes que lo prohibían y el uso obligatorio en los ejércitos de varios países hicieron su parte.

Sin embargo, los progresos de la tecnología no siempre logran la unanimidad. Para muchos, el condón confeccionado con materiales naturales superaba al de látex por no eliminar tanto la “sensibilidad” ni producir alergias o cosas parecidas. Y si bien es cierto que las normas internacionales de producción no toman en cuenta este criterio no cuantificable, el mercado no perdona. Por ello, en países en donde el uso del condón es muy elevado, como el Japón, los fabricantes han confeccionado películas de látex de 0.03 mm de espesor, cuando normalmente son de 0.07 mm. Pero cuando parecía que la tecnología para producir condones se había estabilizado o quizá la única preocupación de los magnates de esta industria era la imaginación de sus clientes, la aparición del SIDA les impuso un nuevo desafío: detener al HIV.

¿POR QUÉ LOS CONDONES NO FUNCIONAN?

Los investigadores han establecido que las causas más comunes de que la gente no use condones son:

a) Creen que la pareja no está infectada.
b) No creen que los condones realmente funcionen.
c) Se les olvida llevarlos.
d) Están demasiado avergonzados para hablar del asunto, tienen miedo de que la pareja se sienta; o
e) Están demasiado borrachos o afectados por drogas para recordar, querer o hasta poder ponerse el condón

¡USELOS TODO EL TIEMPO!

Clark Taylor

¿UNA BARRERA PARA EL HIV?

No estaría de más aclarar que los condones tienen varios usos. No todos están pensados para evitar el contagio de enfermedades. De hecho, este objeto sigue formando parte de escaparates y anaqueles de las famosas sex-shops —que en nuestro pudoroso país conocemos por los relatos de quienes pasean por otros países y les visitan con la misma meticulosidad con que se visitan las salas del Louvre. Los hay de colores, con motitas, piquitos, rugosos, con figuritas, para dar más volumen, etc., los modelos tratan de ir a la par de la fantasía. El tipo de condón que aquí nos interesa es el que tiene como fin impedir el paso del virus que provoca el SIDA.

Antiguamente, al igual que cualquier producto, todo condón que se fabricaba pasaba un control de calidad. Aquellos destinados a la planificación familiar debían ser capaces de detener el paso de los espermatozoides, así como los destinados a evitar enfermedades tenían que detener a los agentes que las provocan. En el caso del HIV, mucho se ha discutido acerca de la eficacia del condón para impedir su paso. No obstante, parece ser que cada vez son más contundentes los resultados.

EL CONDÓN EN EL COITO ANAL

Según estadísticas, no más de 2 de cada cien condones se rompen durante el coito vaginal, mientras que en el coito anal se llegan a romper hasta 10 de cada 100. La razón parece ser la tensión física o mecánica a la que se ve sometido el condón, la cual es mayor en el coito anal que en el coito vaginal.

Asimismo, en un seguimiento de una cohorte de 2915 hombres seronegativos durante dos años, se reportó que un 8% de hombres se volvieron seropositivos (232). Quienes practicaban coito anal tanto receptivo como insertivo, eran los más atacados. Quienes sólo practicaban el coito de manera receptiva se encontraban 3.6 veces más atacados que los que sólo lo practicaban en forma insertiva. Según los autores, estos resultados “a) reafirman que el coito anal-genital receptivo es la ruta más importante de infección (HIV-1) entre homosexuales; b) sugieren que hay un riesgo bajo de infección (HIV-1) para quien es la parte insertiva en el coito anal-genital; c) sugieren que la infección puede ocurrir rara vez a través de otras actividades que el coito anal-genital; d) proporcionan evidencias de que los condones, tal y como son usados por los hombres en los MACS (Multicenter AIDS Cohort Studie), proporcionan protección significativa pero no completa contra la infección (HIV-1), y e) sugieren que el número de hombres de la comunidad homosexual que llevan a cabo prácticas de alto riesgo está bajando”.

(Detels. R., et al., 1989).

Una de las primeras interrogantes era si el látex realmente detenía al virus, organismo submicroscópico, cuyo nombre significa “filtrable”. Un espermatozoide mide tres micrómetros de ancho y veinticinco de largo. El agente causal de la sífilis, Treponema pallidum, mide 0.2 micrómetros de ancho, al igual que Chlamydia trachomatis, que produce uretritis. El virus del herpes y el HIV tienen ambos 0.1 micrómetros de ancho. Ante estas medidas, el “sensibilísimo” condón de piel, el muy natural, no detiene ninguno de los virus. Se ha demostrado que el HIV pasa a través de él, por lo que se recomienda que se utilice esencialmente para efectos de Contracepción —finalmente vivimos en la era del plástico y demás paraísos artificiales.

PROSTITUCION Y CONDON

Mientras más consistentemente sean usados los condones, más protección proporcionan. En un estudio hecho en Kenia, ninguna de las prostitutas que siempre usaron condón fue infectada, en comparación con un 56% de las que lo usaron menos de la mitad de las veces y un 72% de las que nunca lo usaron. Similares resultados han sido reportados entre las prostitutas en Zaire y en los Estados Unidos.

Population Reports, septiembre de 1989.

El condón de látex, por su parte, para detener a todos estos organismos presenta una película de polisopreno que puede tener de 30 a 70 micrómetros de espesor, cuyas moléculas se encuentran intercruzadas produciendo un “efecto barrera” cuya magnitud, se calcula, es mil veces inferior al tamaño del virus. Es decir, las posibilidades de que el HIV pase a través de esta barrera son prácticamente inexistentes, lo cual ha sido comprobado por múltiples experimentos in vitro con Chlamidya, Herpes y el propio HIV.

El problemas es que, como todos los experimentos y cálculos, los primeros suponen condiciones ideales (cero defectos en la película de látex, en su resistencia mecánica y elástica, en el uso del condón, etc.) y los segundos son teóricos. Y como es sabido por todos, el verde árbol de la vida siempre se burla de la gris teoría. Así, los condones se rompen, se zafan, se rajan, se hacen chiclosos y demás catástrofes, incluso sin que los mismos usuarios se den cuenta, por lo que a veces los embarazos parecen inexplicables o se adquieren enfermedades sin saber ni cómo, ni cuándo.

De acuerdo con varios estudios, las causas de tan lamentables fallas se deben en primer lugar al error humano, es decir, a la mala utilización del condón, a no seguir las instrucciones de uso correcto. Esto es explicado, por un lado, por la falta de instrucciones en el producto o la claridad en ellas, y por el otro, la carencia de experiencia de los usuarios, que aparentemente constituye la causa más común. Otro de las motivos es el mal almacenamiento de los condones, tanto en farmacias como en tiendas de servicio, sin olvidar la mala costumbre de algunos usuarios de cargar con él durante mucho tiempo en la bolsa del pantalón o en la guantera del coche, durante los cálidos veranos o en latitudes que desconocen el invierno. El uso de lotes caducos o el no poner atención a la fecha de caducidad que llevan impresos los condones que contienen espermicidas —los cuales dañan el látex después de cierto tiempo— es otro de los problemas. Le sigue el empleo de lubricantes grasos durante el coito, los cuales deterioran severamente el condón provocando que se raje o se haga chicloso. Las fallas en los sistemas de control de calidad eran frecuentes hasta hace algunos años, pero el peligro del SIDA ha tenido como consecuencia en el control de calidad, una mayor vigilancia en las normas que deben seguirse durante la fabricación, aunque estas aún se presentan.

Las campañas de prevención contra el SIDA han logrado que se incremente, en prácticamente el mundo entero, el empleo del condón. Esto conlleva el manejo y la circulación de una mayor cantidad de información acerca del uso correcto y más experiencia en ello entre la población. De alguna manera se van resolviendo los principales problemas que ocasionan su falla. Si las campañas continúan avanzando, lo cual no es fácil en muchos países, la eliminación o la reducción de estas causas proseguirá también. Es decir, se podrá hacer del condón un medio de protección bastante seguro. De hecho, si revisamos los estudios que se han realizado con los condones que contienen espermicidas que inactivan al HIV, los resultados son muy prometedores, al igual que los seguimientos durante cierto tiempo, de grandes cohortes de individuos en los que se observan los efectos del uso o del no uso en el contagio (ver recuadros).

COMO DECIR QUE USTED QUIERE USAR CONDONES

Cuando es posible, comuníquele a su pareja su deseo de utilizar condones, antes del acto sexual. Hágalo como una extensión de su juego sexual usual, de forma que las cosas salgan bien. Sea creativo. Pensar en nuevas formas de incorporar los condones en su vida amorosa puede ser entretenido y muy sexy. Hablar sobre los condones ayuda mucho, y se vuelve más fácil con la práctica. Sea honesto sobre sus sentimientos. Si está nervioso, avergonzado o no tiene mucha experiencia, ¡dígalo! Esto da lugar a la experimentación y le permite a la otra persona ser honesta también. Si está entusiasmado con los condones, dígalo también. Le dará a su pareja la oportunidad de explorar, compartir historias de delicias con el látex, o bregar con sentimientos negativos, dudas y miedos antes de encontrarse en medio del acto sexual.

Clark Taylor

Tal vez se seguirá discutiendo acerca de la eficacia del condón para detener al HIV, de la variación de los resultados de acuerdo al tipo de práctica sexual (coito anal, vaginal u oral), de lo poco accesible que es en ciertos países, de la inexperiencia normal en quien empieza a usarlo, de la diferencia entre lo que ocurre in vitro e in vivo, etc., pero es necesario remarcar la seguridad que puede brindar si se logra, por medio de la extensión de su utilización, disminuir los fallos. Porque el condón, como dice el comercial, si no se usa, no funciona.

USOS Y DESUSOS

Tomando en cuenta la eficiencia del condón como barrera al HIV, si su uso fuera generalizado y existiera en todo el planeta la libertad y la confianza suficiente para hablar abiertamente de sus ventajas sin recurrir a innombrables, podríamos decir, como el buen Dr. Pangloss, que si bien no viviríamos en el mejor de los mundos (en el cual no existiría el SIDA, ni la corrupción, ni la guerra, ni… etc.) al menos vivimos en el mejor de los posibles. Lamentablemente, a pesar del ligero aumento en el uso del condón, su consumo es aún bajo. De acuerdo a las cifras más actuales —que no son muy recientes para todas las regiones— se estima que en el mundo sólo 46 millones de parejas emplean el condón como forma de contracepción. La gran mayoría de ellas pertenece a países del llamado Primer Mundo y únicamente un 0.3% de éstas a América Latina y el Caribe.

Entre los países primermundistas destaca el Japón, con el 43% del total de parejas en edad reproductiva, le sigue la Gran Bretaña con el 17% y los E. U. con 10%. Entre los tercermundistas, Turquía se encuentra a la cabeza con un 5%, la India con un 4%, China con un 3% y Brasil, Pakistán, Indonesia, Bangladesh y México con un 2% cada uno.

Si tomamos en cuenta el porcentaje de mujeres casadas y no casadas, en edad reproductiva, que emplea el condón, nos encontramos con que México sólo cuenta con un 1%. Nos aventajan países como Costa Rica (13%), Hong Kong (17%), Venezuela (5%), Colombia (2%) y Túnez (2%). México se encuentra al nivel de Egipto, Marruecos, Nepal, Bolivia y otros más. Por debajo del 1% están la mayoría de los países africanos: Kenia, Senegal, Liberia, etcétera.

Ahora, si bien es cierto que las campañas de prevención han logrado incrementar el uso del condón, la respuesta no ha sido proporcional al grado de avance de la epidemia en cada región o país en particular. Aparentemente la respuesta es más positiva en los países en donde existe una verdadera educación sexual, abierta, clara y sin tapujos. Por ejemplo, en los Estados Unidos, país que tiene el mayor número de casos en el mundo, el aumento en el uso del condón es de sólo 10%, mientras que en algunos países europeos, éste ha doblado en unos cuantos años. La diferencia estriba en que mientras en los países escandinavos, por ejemplo, se habla claramente acerca del SIDA, de la importancia del condón y en las escuelas se enseña a los estudiantes todo lo que se debe conocer para su uso correcto, en ciertos estados de los Estados Unidos se propone la abstinencia como solución o el acariciar a su mascota en lugar del novio o la novia!!!

PAREJAS DE SEROPOSITIVOS Y USO DEL CONDÓN

Un estudio hecho en Zaire siguió las parejas sexuales de 144 personas infectadas con el HIV, durante un promedio de seis meses. Entre el 85% que usó condones regularmente, sólo una pareja se infectó. En contraste, 3 del 15% que no usó condones regularmente se infectó. Un estudio hecho en los Estados Unidos reporta datos similares.

Population Reports, septiembre de 1989.

Esta situación se presenta en varios países en los que en lugar de proponer diversas soluciones, en primer lugar el uso del condón, se ha optado por promover la abstinencia o la monogamia como únicas soluciones. Y la resistencia a este tipo de campañas varía con la organización de la sociedad civil de cada país. Así, en los Estados Unidos las organizaciones y grupos de ciudadanos son más numerosas y fuertes en algunos estados y ciudades, por lo que en esos lugares la situación es distinta.

Otro de los factores que influyen en el uso del condón es la disponibilidad de éstos en ciertas regiones del mundo. Hay países en donde con dificultad se consigue y si se encuentra, el costo es muy alto. Es cierto que incluso antes de la irrupción del SIDA, algunas organizaciones internacionales proporcionaban condones para llevar a cabo campañas de planificación familiar. Pero, como lo muestran las cifras, el resultado no fue muy exitoso. Son de las paradojas más insoportables, el uso del condón es menor en las zonas más pobres del planeta, como el África ecuatorial, en donde, ayudado por la extrema pobreza, la desnutrición y las precarias condiciones de vida, avanza este temible mal. Como lo señala Samuel Okware, responsable del programa contra el SIDA en Uganda, si un hombre tiene los zapatos rotos y la camisa rasgada, lo más probable es que sus condones, si es que los usa, estén en las mismas condiciones.

SI JUÁREZ NO HUBIERA MUERTO…

En México, al igual que sucede con muchas cosas, las cifras y porcentajes del uso del condón son un tanto desconocidas. Quizá lo único que se sabe con certeza es que su empleo es poco frecuente. Las estimaciones más optimistas no pasan de un 7%. Según algunos cálculos, durante 1986 se vendieron un millón de condones al mes. Una empresa norteamericana de mercadotecnia señala un aumento del 10% de 1987 a 1988. Otros autores estiman las ventas del año de 1988 en 28 millones de unidades. Poco se puede sacar de estas aproximaciones. Aparentemente el aumento en su consumo ha ocurrido principalmente entre quienes realizan prácticas de alto riesgo. Una encuesta elaborada entre 1986 y 1987 muestra que un 70% de homosexuales entrevistados había utilizado el condón durante los nueve meses previos, así como un 55% de prostitutas entrevistadas. En cuanto a la geografía, el incremento registrado en la zona metropolitana de 1986 a 1988 fue de un 64%, mientras que en otras regiones se mantuvo estable y hubo incluso lugares en donde disminuyó.

Pero a pesar de la falta de precisión, el hecho de que el consumo del condón sea tan bajo, mientras que en el país cada día se añaden a la lista de enfermos de SIDA 7 personas, no deja de ser motivo de preocupación. Las condiciones socio-económicas que México comparte con el resto de los países tercermundistas, la tradición católica de recibir “todos los hijos que me dé Diosito”, la falta de una educación sexual adecuada, clara y sin pudores, los prejuicios, tabúes y demás fantasmas que impiden que se hable claramente, son de los tantos factores que contribuyen a la existencia de esta situación.

Y es justamente lo complejo de esta circunstancia lo que dificulta el combate al SIDA. Ya que, por una parte, hay que paliar los problemas propios de una sociedad que cotidianamente se sume en una mayor pobreza y que, al igual que en Uganda, quien trae los zapatos rotos debe traer igual sus condones —si usa. Según un cálculo, si cada condón cuesta menos de 2500 pesos, y el usuario llega a emplear 10 al mes (que no es mucho), el gasto equivale a un 10% del salario mínimo, que se dice fácil pero que en estos tiempos que corren, es una suma considerable.

Ciertamente, el Estado, y el Sector Salud en particular, por medio del CONASIDA han llevado a cabo la entrega gratuita de condones, labor en la que se han visto ayudados por varias organizaciones civiles como la Asamblea de Barrios, la Fundación contra el SIDA y otras. Esta acción constituye parte de una campaña más amplia en la que se pretende proporcionar información y ayuda a quienes padecen este mal. Impulsar el uso del condón como método de prevención es parte esencial de la campaña, sin embargo, las “tradiciones” y la “moral” siempre tienen quien las encarne, por lo que a nombre de éstas, se han levantado los sectores más conservadores de la sociedad, y lamentablemente las autoridades han cedido desdeñando el avance de la epidemia.

NONOXYNOL-9

El nonoxynol-9 es un detergente suave usado en espermaticidas y otros productos de higiene femenina, para prevenir embarazos y enfermedades venéreas. El nonoxynol-9 destruye la capa protéica externa del espermatozoide y de varios organismos patógenos. En pruebas de laboratorio, este detergente rápida y efectivamente destruye el herpes, gonorrea, sífilis, CMV, monilia, tricomonas y amebas. Más recientemente, también se ha demostrado que destruye el virus del SIDA en pruebas de laboratorio. Estas noticias son prometedoras, sin embargo la efectividad del nonoxynol-9 es superior en condiciones de laboratorio que en el contexto de una relación sexual porque:

a) Los ingredientes inertes que se encuentran en espermicidas —espumas, gels y cremas— no siempre se esparcen regularmente, y por tanto no forman una barrera química de nonoxynol-9 suficiente para destruir agentes patógenos antes de que éstos alcancen tejidos no infectados.

b) La gente generalmente utiliza los espermicidas incorrectamente, y solamente cuando “creen" que la pareja está infectada.

c) La gente abandona el uso de condones, en vez de usarlos conjuntamente con el nonoxynol-9.

Es muy tentador utilizar nonoxynol-9 como capa de protección contra el SIDA mientras se practica sexo oral o coito anal. Pero asegúrese que el espermicida no irrite sus genitales, boca o recto, o los de su compañero(a). Cuando tenga alguna duda. consulte con su médico.

LOS ESTUDIOS CIENTÍFICOS HAN DEMOSTRADO QUE:

1. Los espermicidas brindan protección contra la transmisión de enfermedades venéreas comunes si son usados correctamente y siempre que una persona tiene relaciones sexuales (recuerde que la evidencia con respecto a espermicidas y SIDA no es completa). Sin embargo, la efectividad del espermicida disminuye rápidamente a un 70% o menos cuando no se utilizan siguiendo exactamente las instrucciones de la etiqueta.

2. Los espermicidas y los condones usados correctamente logran mayor protección efectiva contra las enfermedades cuando se usan conjuntamente, que al ser usados individualmente.

3. Por 35 años, el nonoxynol-9 ha tenido muy buen récord de seguridad, y ha sido utilizado por homosexuales en espermicidas y en un par de lubricantes para coito anal durante los últimos siete años sin reportar ningún problema. Estudios en donde dosis masivas de nonoxynol-9 eran ingeridas por animales (el nonoxynol-9 era eliminado por defecación) no reportaron anormalidades en los intestinos de los mismos. Sin embargo, los espermaticidas sólo han sido probados para su uso sin riesgo en humanos en el pene o en la vagina. La FDS (Food and Drug Administration de los Estados Unidos) notó en 1980 que los espermicidas son ingeridos regularmente durante el sexo oral. Dada su extremadamente baja toxicidad y porque el nonoxynol-9 se ha usado como un agente humectante en algunos alimentos, la FDS determinó que los espermicidas no presentan ningún peligro cuando son ingeridas en cantidades reducidas.

4. A estas alturas no se sabe lo suficiente ni sobre el efecto del nonoxynol-9 en los intestinos humanos (especialmente durante el acto sexual) ni sobre el virus del SIDA, como para recomendar sin reservas o aconsejar contra el uso de espermicidas durante el sexo anal. Ahora bien, el uso de espermicidas es ciertamente recomendable para el coito vaginal, como una capa de prevención contra el SIDA (siempre y cuando la persona no sea alérgica a los mismos —recuerde que este problema se soluciona cambiando de marca).

Clark Taylor

                                       

Recordemos que fue en 1987 cuando se inició la primera campaña de prevención y se creó el CONASIDA. Apenas comenzaba, en mayo de ese año, el vocero oficial del Episcopado Mexicano, Genaro Alamilla, declaró: “Ciertamente el SIDA ha puesto en guardia a las autoridades de salud del país, como a las de otros países en donde está presente ese mal, ya que éste es un hecho. Pero el remedio que se trata de aplicar, como es el de repartir calcomanías en que se invita al uso de preservativos, o la venta de cerillos con un condón incluido, no alivian en nada a la sociedad y si provocarán un daño mucho más severo… Con ese tipo de publicidad se motivará al homosexualismo y a la pérdida de valores, que pese a todo, el pueblo mexicano aún tiene. También se incrementará la prostitución y se orillará a la juventud a iniciarse en la actividad sexual cuando aún no está preparada ni física ni mentalmente.” En el mismo tono se expresaron varias organizaciones conservadoras, las cuales calificaron de “grotesca e inmoral la campaña del Sector Salud contra el SIDA".

Las presiones prosiguieron a lo largo del año: marchas, plantones, quema de condones, amenaza de juicio al director del CONASIDA, homofobia, etc. A principios de 1988 el grupo que se autodenomina Pro-Vida irrumpe en el Museo de Arte Moderno para protestar por la exhibición de una serie de cuadros que ellos consideran “blasfemos”. Hecho inquietante: logran la destitución del director del Museo.     

Inexplicablemente, las autoridades empiezan a ceder, a pesar del aumento en el número de casos de SIDA y de las predicciones —que en aquel momento eran más alarmantes que ahora. Y, de hablar más o menos claramente del condón, del sexo, de las practicas de alto riesgo, poco a poco se marchitan en sus labios las palabras, hasta llegar a la supresión de la campaña emprendida, honor que le tocó al aún presidente Miguel de la Madrid.    

Carteles, anuncios de televisión ya grabados que jamás vieron la luz, condones almacenados, entre otras cosas, serán parte del costo de este enfrentamiento. Los líderes de los detentores de la moral, entre los que destacó el incendiario Serrano Limón, se frotaban las manos por su triunfo. “Cuando supimos que se preparaban anuncios en que se promovía el uso del condón realizamos presiones para que no pasaran al aire. Dieron resultado. Finalmente los enlataron. Junto con la Iglesia, también pedimos se suspendiera la distribución de condones, que desgraciadamente aún se hace, pero en mucha menor medida”, declaró en una entrevista a Proceso este Torquemada del siglo XX.

A tal grado llegó esta Situación, que hasta las compañías productoras y comercializadoras de condones dudaban de la posibilidad de llevar a cabo sus campañas de publicidad. Si no se podía mencionar el nombre del objeto en cuestión por la radio, resultaba difícil imaginar la publicidad en la televisión.

Finalmente, en enero de 1989 se publicó en el Diario Oficial la “norma técnica para la identidad y especificidad de los condones”. El nombre podía ser gritado a los cuatro vientos. No obstante, las campañas no se reiniciaron inmediatamente. Asimismo, el lenguaje se volvió más indirecto y la televisión —el medio de información en este país no permite que se explote todo su potencial.

Por otro lado, las protestas de la Iglesia y de los sectores más conservadores no cejan. Prueba de ello es la suspensión de la campaña iniciada en Monterrey, debido a la molestia que causaba a un grupo de “amas de casa” la forma del condón (como dijera Carlos Monsiváis, si el condón tuviera forma de licuadora o de lavadora otra cosa sería), así como de la presión que sigue ejerciendo el clero. Como el dice el danzón: si Juárez no hubiera muerto…

ENTRE DOÑA EME Y LA VIDA

Recuerdo a una de las beatas que conformaban las bases del clero conservador en la historieta de Rius, Los Supermachos. Se escandalizaba de la conducta tan disoluta de los habitantes de San Garabato y corría a santiguarse y chismearles a las otras beatas. Pero cuando Doña Eme sale a la calle a quitar cuadros, quemar condones sin importante la vida de los demás, entonces pierde su candor convirtiéndose en un ser intolerable y peligroso. Que la gente proteste no es ningún problema, el problema viene cuando un reducido grupo de personas logra detener una campaña de salud pública.

La historia muestra que un país en donde no se habla con claridad acerca de una enfermedad sexualmente transmisible, de los métodos para prevenirla, de la sexualidad misma, es un país con un alto índice de contagio y de enfermos. La cultura del innombrable lleva de la mano a la enfermedad.

En estos tiempos en que los sectores conservadores retoman fuerza tanto en México como en muchos otros países, pretenden construir una sociedad unidimensional, intolerante, culpabilizadora. Para ellos, el SIDA es el castigo que deben pagar los impíos. De la misma manera, cuidarse, protegerse, es decir, usar el condón, es sinónimo de estar en falta, de hacer algo “indebido”, “amoral”. Esta forma de tratar la enfermedad se apoya en la gran desinformación que existe alrededor del SIDA y acerca de las ventajas del condón.

Por ello, el combate contra el SIDA no sólo consiste en informar sobre la enfermedad, en explicar cómo se adquiere, la forma de evitarla, etc. Es indispensable que al mismo tiempo que se proporcione este tipo de información, se ataquen y critiquen las metáforas que se han creado para designar a este mal, los prejuicios y miedos, el terror que se pretende fomentar en tomo a los enfermos. Hay que hacer del condón un símbolo de protección, de amistad, de amor por la compañera o compañero, eliminar todo resabio de desconfianza. Propagar su uso y su circulación, sus beneficios. Abrir las puertas del inagotable e infinito reino de la imaginación que, como dijera el poeta, “es la espuela del deseo”.

Asimismo, hace falta combatir el resurgimiento del pensamiento conservador y a quienes lo encarnan, partidarios del fastidio. A todos esos grupos que dando voz a la Doña Eme que llevan dentro, levantan pancartas en contra de la vida. Doña M de MUERTE…

Agradezco la ayuda brindada por el personal del CRIDIS, (Centro Regional de Intercambio Documentación e Información sobre el SIDA ) y en particular a su directora Dra. Blanca Rico. Las ilustraciones fueron proporcionadas amablemente por el CRIDIS.

IMPERMEABILIDAD DE LOS CONDONES

¿Son o no son efectivos los condones para prevenir enfermedades virales durante la relación sexual? Scesney, Gantz y Sullivan, del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts, examinaron la impermeabilidad de los condones al virus HIV, así como la eficacia del espermicida nonoxynol-9 para inactivar el mismo virus, cita un repone que me llegó en fotocopia. Se llenaron los condones sometidos a prueba con milímetros de una solución que contenía el virus. Esto simula los aproximadamente 4 ml de semen de una eyaculación promedio. A continuación se les introdujo el émbolo de una jeringa de 50… que no está mal. Para simular el coito, el émbolo de la jeringa se empujó enérgicamente hacia arriba y hacia abajo en la jeringa 50 veces. Después de las 50 emboladas (un coito más bien corto para algunos), se procedió a preparar un cultivo poniendo en contacto la superficie externa del condón con un medio rico en células. Si algún virus hubiera traspasado la membrana del condón,

 

infectaría estas células. Después de 12 y 25 días no se detectó ningún virus en el cultivo de células. El experimento supera las condiciones reales porque los 50 empujones se dan con el líquido infectado ya en el condón, y nadie vendrá a presumir que da 50 después de la eyaculación.

Y CUANDO SE ROMPEN

Los condones de mala calidad o mal empleados pueden romperse. En tal caso la efectividad del nonoxynol-9 mezclado en el lubricante está comprobada. Los mismos autores dañaron doce preservativos recubiertos de esta sustancia y repitieron el procedimiento arriba descrito. En ocho de los 12 condones el cultivo posterior no detectó ningún virus. “Estos datos sugieren que los preservativos son impermeables al HIV y que el espermicida nonoxynol-9 puede inactivar directamente al HIV’.

OTRO MAS REALISTA

Cornelis, Rietmeijer, Krebs, Feorino y Judson, del Denver Disease Control Service y de la Universidad de Colorado,

                                   

Ningún preservativo permitió el paso del virus antes de la ruptura, pero sí después. En contraste, cuando el preservativo estuvo tratado con nonoxynol-9, ninguna de las muestras resultó positiva, fuera tomada antes o después de la ruptura. Dicen los investigadores: “Concluimos que los preservativos intactos proporcionan una barrera física efectiva contra el HIV y que el nonoxynol-9, diluido al 6.6 por ciento, después de la ruptura puede proporcionar una barrera química efectiva”.

Luis González de Alba, La Jornada, 19 de marzo de 1990.

                   
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 Refrerencias Bibliográficas

Everett, I., y H. Mayer, 1987, The condom book, New American Library, New York.
Population Reports, september 1989, John Hopkins School of Hygiene and Public Health, Baltimore.
Detels, R., et al., 1989, Seroconversion, sexual activity, and condom use among 2915 HIV seronegative men followed for up to 2 years, Journal of Acquired Immune Deficiency Syndrome 2:77-83.
Bell, J., 1987, The thin latex line against disease, New Scientist, 26 february, 1987.
Torres Ibáñez, J., Efecto barrera al VIH. Manuscrito parte del informe realizado en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo sobre “conductas, hábitos y cambios en la población española frente al SIDA”, Madrid.
Van de Pene, P., et al., 1987, The latex condom, an efficient barrier against sexual transmission of AIDS related viruses, AIDS, 1987, vol. 1, no. 1.
Goldberg, H. I., et al., 1989. El conocimiento del condón en los países en desarrollo durante un periodo de frecuencia creciente de SIDA, Infectología, año 9, no. 12, dic.
Golombok, S., et al., 1989, Condom failure among homosexual men, Journal of Acquired Immune Deficiency Syndrome, 2:404-409.
Sepúlveda y col., 1987, SIDA, ciencia y sociedad en México, FCE, México.
Taylor, Clark, 1988, Uso del condón. Prevención del SIDA e incremento del disfrute sexual, en: El SIDA en México: los efectos sociales, coordinador: F. Galván Díaz. ECP y UAM.
Delarue, J., 1986, L’invention du “Docteur Condom”, L’histoire, No. 94, Paris.
El nuevo arte de amar, NEXOS, No. 139, Julio de 1989, México.
Proceso, No. 663, Julio de 1989.
La Jornada, diversas fechas de 1989, 1990.  

AMIGUITA, AMIGUITO, DI NO a toda relación ocasional sin condón

     
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César Carrillo Trueba
Facultad de Ciencias, UNAM.

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El encuentro

 

La manola

Virginia Vargas R.
   
   
     
                     

El encuentro

Me vio pasar, se zafó rápidamente del grupo para seguirme. Lo sentí venir tras de mi y la ventana me detuvo. Dejó ver el deseo en sus ojos, la pasión inundó su cuerpo, las yemas de sus dedos hicieron traspasar el ojal a los botones de mi vestido que caía lentamente para dejar mis senos descubiertos a su antojo. Me suplicó le diera amor, que tuviera compasión de él. Estaba estática por la satisfacción, más de pronto, cuando sus labios comenzaron a recorrer mi cuerpo, tomé la goma y lo borre.

 

La manola

Realmente no sé por qué, pero cada vez que entraba en la habitación sentía que me miraba fijamente aquella mujer. Era una “manola” que vestía un traje rojo con lunares blancos y elegantes flecos adornando el cuello y las orillas de las mangas del vestido; tenía un ramito de claveles rojos en el lado derecho de su pelo, el que lucía ondulaciones que caían hasta sus hombros con cierta coquetería. Sus grandes ojos negros tenían algo muy extraño que me provocaba temor, sentía que me seguían por doquier y querían apoderarse de mi. Cada vez, al entrar al cuarto trataba de pasar rápidamente el lugar en donde ella se encontraba y no cerraba la puerta a propósito. Sobre todo, si no habla alguien más en aquel lugar, procuraba no entrar o bien, si tenia que tomar algo necesario que se encontrara ahí dentro, lo hacía a gran velocidad.

Hubo ocasiones que también apareció en mis sueños esa mujer, provocando que me despertara sobresaltada. Mis padres se dieron cuenta que algo raro sucedía y tuve que expresarles mi temor. Al principio trataron de convencerme de que estaba yo equivocada, que ese temor no debería existir; pero creo que comprendieron aquello que me sucedía, porque después de unos días el calendario con la fotografía de “la manola” jamás lo volví a ver.





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Rocío López de Juambelz
     
               
               

El problema de la basura, apenas comienza cuando usted, “la pone en su lugar”.

 

La manipulación publicitaria que se ha dado al problema de la basura, conduce a prejuzgar que éste se debe a que, en esencia, la población es sucia y desaseada, ya que desperdiga los desechos, cuando en realidad en el momento que usted “pone la basura en su lugar”, se originan una serie de procesos que involucran problemas diversos y complejos, de difícil resolución, que van, desde las formas de organización gubernamental para prestar este servicio, pasando por la corrupción en su manejo a muy diversos niveles, por la explotación y manipulación de un grupo de la comunidad que se dedica a estos menesteres, hasta llegar a los problemas ambientales que la acumulación de estos desechos provoca. Además del aspecto del desperdicio real que representa el abandonar materiales que podrían ser reutilizados, lo cual repercute en una mayor y más irracional explotación de los recursos naturales, tanto renovables como no renovables.

El manejo de los desechos sólidos, se resume en un ciclo (López, 1989), que comienza con su generación y acumulación temporal, continuando con su recolección, transporte y transferencia, y culmina en el destino final de los mismos, que puede ser el reciclaje de los subproductos útiles y su reutilización industrial, que en la ciudad de México y con los sistemas utilizados actualmente, no llega ni al 15%, o su disposición final en sitios destinados para este propósito. Es a partir de esta acumulación cuando comienzan los verdaderos problemas ambientales, ya que los basureros se convierten en focos permanentes de contaminación.

Los basureros pueden ser manejados de distintas formas: en primer lugar, tenemos los “tiraderos a cielo abierto”, los cuales, son zonas donde simplemente se acumulan los desechos, sin recibir ningún tipo de tratamiento; esta ha sido la forma tradicional de acumulación de los residuos sólidos en esta ciudad; ejemplos de ello lo han sido: Santa Cruz Meyehualco al oriente y Santa Fe al poniente, que fueron clausurados en 1983 y 1986 respectivamente (López, 1986, Deffis 1989), y en la actualidad el tiradero de Santa Catarina, situado también en la parte oriente de la ciudad. 

 
La vegetación que se desarrolla en los basureros es anual, por lo que en tiempos de lluvias, cubre el sustrato; pero en época de sequía el sustrato queda expuesto a la acción del viento y otros agentes. Basurero Bordo de Xochiaca, Foto: Rocío López de Juambelz.

  

Otro método de disposición final de los desechos sólidos —muy usado en la actualidad—, es el enterramiento controlado, que consiste en disponer la basura en un área relativamente pequeña, dentro de algún sitio elegido para este fin, extenderla, comprimirla y cuando llegue a una altura de 2 metros aproximadamente, se cubre con tierra traída de alguna obra de excavación, o con el producto del desazolve de los tubos de drenaje.   

Este método evita los malos olores, la dispersión posterior de la basura y la formación de grandes bolsas de gases que se desprenden de la descomposición de la materia orgánica, los cuales son altamente inflamables. Ejemplos de esta forma de manejo de los desperdicios son el tiradero del Bordo Xochiaca, enclavado en Ciudad Netzahualcóyotl, Prados de la Montaña al poniente de la ciudad (cerca de lo que fue el basurero de Santa Fe), y el Bordo Poniente situado al noreste de la urbe, en la propiedad federal del Lago de Texcoco. Este último presenta algunos avances en la materia, ya que cuenta con celdas de contención de los desechos, que se van cubriendo tras cada jornada de trabajo y tiene, cosa importante, sistemas de captación de biogás, que, aunque no puede considerarse como un auténtico relleno sanitario por no contar con sistemas para la captación de lixiviados, si representa un paso adelante en el manejo de los desperdicios.     

En realidad, sólo algunas publicaciones mencionan con precisión el manejo de los desechos sólidos en México, y, desafortunadamente, no son fáciles de conseguir, sin embargo, existen algunos trabajos destinados a explicar los problemas sociales, derivados del manejo de los desechos sólidos en la ciudad, los que enfocan las formas de corrupción y manipulación inherentes a estos procesos (Castillo, 1984, Deffis, 1989); pero aún son muy escasos los trabajos analíticos destinados a arrojar luz sobre los problemas de contaminación que provocan los basureros, tanto por la dificultad física que representan estos socioecosistemas (López, 1989), como por las dificultades que el mismo sistema socio-político crea para abundar en el tema y realizar trabajos dentro de estas áreas.

Hasta este momento hemos mencionado algunos de los problemas ambientales propios de la acumulación de desechos sólidos, como son la formación de biogás y de lixiviados, de los que más adelante nos ocuparemos en detalle.

PERO, ¿CUALES SON LOS PROBLEMAS AMBIENTALES QUE CAUSAN LOS BASUREROS?

En realidad lo podemos resumir en una sola frase: afectan el suelo, el agua y el aire.   

Gráfica 1. Porcentaje de Basura doméstica. Distrito Federal.
 

En principio, la zona elegida para la disposición de los desechos sólidos es devastada, desapareciendo la capa vegetal originaria de la zona, lo que favorece la erosión del suelo, el cual, una vez desnudo, aporta a la atmósfera, gran cantidad de polvo, materiales inertes y microorganismos, ya que el viento, al pasar por esas zonas levanta fuertes tolvaneras.    

Además, los materiales ahí depositados, son muy diversos tanto en origen y composición química como tiempos de degradación (tabla 1 y gráfica 1), de los cuales, sólo un bajo porcentaje es recuperado (Castillo, 1934 y Deffis, 1939), quedando el resto en el sitio de acumulación donde se irán descomponiendo en tiempos diversos y darán lugar así a nuevos componentes químicos que provocarán la contaminación del medio, lo que hará que el suelo pierda muchas de sus propiedades originales, como son friabilidad, textura, porosidad, permeabilidad, intercambio catiónico, concentración de macro y micronutrimentos, al grado de llegar a provocar serias deficiencias nutricionales o incrementos en los elementos que sobrepasan los niveles de toxicidad, por lo que se convienen en contaminantes peligrosos.     

Los nuevos componentes en transformación son, principalmente el biogás y los lixivados, los cuales como subproductos de la basura en descomposición, se van a dispersar en el medio circundante a través del suelo, agua y aire.

Para aclarar un poco cómo se generan y cuál es su efecto contaminante, mencionaremos cómo se forman y cuáles son sus principales características.

EL BIOGAS

La degradación de la materia acumulada en los depósitos de desechos sólidos urbanos, se realiza en dos fases: la primera aeróbica, que comienza en el mismo momento en que estos materiales se generan y durante la etapa de acumulación temporal en los sitios mismos de generación. En ella intervienen hongos y bacterias aeróbicas cuyos subproductos finales son el bióxido de carbono (CO2). el amoniaco (NH3) y el agua (H2O). La duración de esta fase es variable, y persiste mientras exista suficiente oxígeno para sostener a las poblaciones aeróbicas; posteriormente cuando éste se extingue, tales poblaciones son reemplazadas por microorganismos anaeróbicos.

 
Acumulación de lixiviados, donde se observan burbujas formadas por el desprendimiento de biogás, Santa Cruz Meyehualco. (Foto: Rocío López).

La segunda fase, o anaeróbica, de degradación, tiene a su vez dos etapas; la primera, en la que no hay producción de metano y, una segunda, llamada metanogénica.

En la primera etapa de descomposición anaeróbica de la materia orgánica, correspondiente a la no-metanogénica, en presencia de agua y enzimas bacterianas extracelulares se forman compuestos solubles de bajo peso molecular, tales como ácidos grasos, azúcares simples y aminoácidos, entre otros. En la ruptura de estos compuestos solubles en ausencia de oxígeno, se produce: hidrógeno (H), monóxido de carbono (CO), amonio (NH3), agua (H2O), bióxido de carbono (CO2) y ácidos orgánicos, como el acético (CH3-CO-CH3).

 Tabla 1. Composición de la basura doméstica en la ciudad de México 
 material orgánico  49.5 %
 papel  15.3
 vidrio  8.3
cartón  4.2
trapo  4.2
lata  2.8
plástico en película  2.7
hueso  1.3
material de construcción  1.3
envases tetrapack  1.1
plástico rígido  1.1
cuero  1.0
madera  0.8
fierro 0.4
fibras 0.3
papel estaño 0.1
polietileno 0.1
hule espuma 0.1

En la siguiente etapa, es decir, la de degradación anaeróbica metanogénica, los principales gases producidos son: el bióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4). Estos compuestos se originan a partir de dos reacciones que lleva a cabo la bacteria Methanobacterium sp. En la primera de estas reacciones, el CO2 que se produjo durante la primera fase de descomposición, por adición de hidrógeno, formado en la fase no-metanogénica, produce metano y agua. La segunda reacción de este proceso, se da por la acción del calor producido durante la fermentación y que alcanza los 70°C, donde se rompe la molécula de ácido acético y, en presencia de agua, da lugar a la formación de metano y bióxido de carbono:

1a reacción:

Entra Reacción 01

2a reacción:

Entra Reacción 02

También se han encontrado otros gases, que forman parte del biogás de los basureros, como son el etano, el propano, la fosfina, el ácido sulfhídrico, el nitrógeno y los óxidos nitrosos. Todos estos compuestos son altamente tóxicos para la vegetación y para otros organismos que habitan el suelo, como los nematodos (Flowers, 1978).

LOS LIXIVIADOS

Los lixiviados, pueden definirse como líquidos que al percolarse por las capas de suelo u otro material sólido permeable, van disolviéndolo en su totalidad o a algunos de sus componentes. Este fenómeno, es fácilmente observable en los basureros, donde el agua actúa como agente disolvente de los materiales acumulados (Liptak, 1974).

Líneas arriba, pasamos revista a algunos de los subproductos que se forman durante la degradación de la materia orgánica en las diversas fases, encontrando que, tanto en la fase aeróbica como en la anaeróbica, durante la etapa no metanogénica, uno de los subproductos es el agua, la cual participa en reacciones posteriores y además produce la disolución de muchos de los compuestos ahí presentes. Al agua, producto de la degradación, se suma el agua de lluvia que se infiltra a través de las capas de basura y, en algunos sitios, se aúna la procedente de mantos freáticos cercanos, y que llega a la superficie por capilaridad (Liptak, 1974), formando los lixiviados, que contienen gran cantidad de compuestos orgánicos e inorgánicos, así como microorganismos. Los lixiviados van a presentar un movimiento horizontal, es decir, se van a desplazar a lo largo del terreno, utilizado para el depósito de los desechos sólidos, escurriéndose además hacia las zonas aledañas, contaminando así el suelo y dañando a la vegetación. También puede observarse un movimiento vertical, que penetra en el subsuelo y, en muchas ocasiones, alcanza los mantos freáticos y acuíferos, lo que causa graves problemas de contaminación del agua subterránea. Esto es un problema serio ya que, en un alto porcentaje, ésa es la fuente de abastecimiento del agua potable en nuestra ciudad.

La cantidad de lixivados que se producen en un basurero con una superficie de 40 ha y una profundidad de 3 m, localizado en una zona con una precipitación anual promedio menor a 500 mm, es de 120000 m3 por año (Liptak, 1974); este dato es de utilidad para calcular el efecto y alcance que los depósitos de desechos sólidos pueden tener sobre las áreas en las que se establecen.

En algunos sitios de acumulación de desechos sólidos se observan afloramientos de los lixiviados, formando lagunas superficiales. En otros sitios, estas lagunas no se pueden observar, ya que dependen de la permeabilidad del suelo. Por ejemplo, en los basureros de Santa Cruz Meyehualco (antes de su clausura) y en el del Bordo de Xochiaca (actualmente), la laguna de lixiviados es evidente, pero en otros, como el de Santa Fe, no es observable en la superficie, debido a que el suelo está compuesto de areniscas sumamente permeables, por lo que los lixiviados, tienen un movimiento vertical, hacia las capas inferiores.

Las observaciones acerca de la composición química de los lixiviados arrojan como resultado un pH de 9 y la presencia de gran cantidad de sales, lo que se refleja en una alta conductividad, en ausencia de oxígeno y en un alto contenido en metales pesados, tales como el cadmio, el cromo, el cobre, el fierro, el plomo y el zinc (López et al., 1989), cuyas concentraciones rebasan los límites de toxicidad (Allen, 1974 y Mortvedt et al., 1983).

Los datos encontrados en los lixivados, son congruentes con los que se presentan en el sustrato, donde también se observa una fuerte contaminación por metales pesados, pH alto, alta concentración de sales y bajo contenido en nitrógeno (López et al., 1989), lo cual se debe, por un lado, a que las fermentaciones por la descomposición de la materia elevan la temperatura y provocan que el nitrógeno amoniacal se pierda, y por otro, a la falta de oxígeno, por lo que no se efectúa la mineralización de éste, arrojando una deficiencia de tal macronutrimento.

En los procesos aquí descritos, se ve claramente el efecto nocivo que los basureros tienen sobre el medio, contribuyendo a la contaminación de suelo, agua y aire.

Es difícil el restablecimiento de estas zonas, ya que la degradación total de los materiales acumulados, tiene una duración promedio de 20 años, dependiendo de los factores abióticos que imperen en el área, así como de las características de los materiales que han sido depositados, la cantidad de éstos y la profundidad y extensión con que se haya realizado dicho depósito.

Ahora bien, es muy complicada una reordenación ecológica de estos sitios cuando ya han sido fuertemente impactados, toda vez que existen muchos elementos que enrarecen el suelo, como la alta concentración de metales pesados, por arriba de los límites de tolerancia de muchas especies; la presencia del biogás, que es altamente tóxico para la vegetación y evita el establecimiento de esta; el mal manejo de estos sitios y las prácticas necesarias para la formación del enterramiento de la basura, ya que se esta moviendo continuamente; todo ello evita que se pueda dar una sucesión de microorganismos y de la vegetación, dando como resultado la dificultad para conseguir una real rehabilitación ecológica de estos sitios.

Lo que resulta imprescindible y urgente es que el proceso total del manejo de los desechos sólidos municipales, sea modificado desde su origen; que se realicen prácticas adecuadas, incrementando el reciclaje de estos materiales, para evitar el desperdicio, mismo que repercute en la explotación irracional de los recursos naturales, sean renovables o no; que la materia orgánica sea composteada, para ser reintegrada a los ecosistemas sin causar ningún problema, y que los materiales que queden realmente como basura, sean depositados en verdaderos rellenos sanitarios, en donde la elección del sitio para su establecimiento responda a un estudio previo, tomando en cuenta las características geológicas, edáficas y climáticas, así como el impacto que el relleno tendrá sobre el lugar. Asimismo, deberán tomarse las precauciones necesarias en la construcción del relleno, tales como la impermeabilización del suelo, y la captación del biogás y de los lixiviados.

Para que el manejo de los desechos sólidos sea adecuado y permita la recuperación del área, sería deseable conocer la cantidad y tipo de basura que recibirá, así como el tiempo de duración del relleno sanitario y el uso que se le dará al suelo después de su clausura. Es indispensable evitar que, tanto la elección del sitio para establecer el relleno como el manejo de los residuos, queden a merced de criterios políticos y de una falsa visión económica, lo que hasta ahora, sólo han llevado a la degradación del medio, con el consiguiente peligro, no sólo para las poblaciones vegetales y animales que rodean el socioecosistema (López, 1989), sino también para la población humana, ya que una mala elección del sitio y un mal manejo de los desechos, afecta en una zona muy amplia y no únicamente a las zonas aledañas, debido a que el aire y el agua, son bienes que consumen los habitantes de toda la ciudad.

Es indudable que el mantenimiento de un ambiente que permita proporcionar a la población una calidad de vida digna y saludable tiene un costo elevado, pero el gasto pecuniario que esto conlleva, siempre será menor que el costo —incluso político—, de poner en peligro el medio y la salud de la población de la ciudad más poblada de la Tierra.

Esta investigación se ha realizado en el laboratorio de Contaminación de la ENEP-Zaragoza. Quiero agradecer a Andrés Ruiz, las correcciones y comentarios al manuscrito.

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 Refrerencias Bibliográficas

Allen, S., 1974, Ecological Materials, John Wiley & Sons, England.
Castillo, B. H., 1983, La sociedad de la basura, Universidad Nacional Autónoma de México.
Deffis, A. C., 1989, La basura es la solución, Editorial Concepto, México.
Flowers, H. R., 1978, A study of vegetation problems associated with refuse landfills, Environmental Protection Agency, USA.
Liptak, B. G., 1974, Environmental engineer’s handbook, vol. 3 Land Pollution, Chilton Book Company, USA.
López, L. R., 1986, La basura en México. La ciudad mexicana hoy y mañana, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México.
López, J. R., 1989, El efecto de los basureros sobre los suelos, Omnia, 5:13 y 14(65-69).
López, J. R., L. López, S. Taboada, M. Ayala, A. Maldonado, J. Peña, E. Cruz, V. Vázquez, 1989, Impacto Producido por la Acumulación de Desechos Sólidos Primer Simposio de Química Ambiental y III Reunión de Investigadores Universitarios en Contaminación Ambiental, Memorias, Cartel, FM, FQ, IG, Universidad Nacional Autónoma de México.
Mortvedt, J. J., P. M. Giordano, W. L. Lindsay, 1983, Micronutrientes en la Agricultura, AGT, Editor, México.

     
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Rocío López de Juambelz
Unidad Académica de Arquitectura del paisaje, Facultad de Arquitectura, UNAM.

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El traje del rey

Shahen Hacyan
   
   
     
                     

Había una vez un rey que gobernaba un país más bien pobre. Un día se presentaron ante él unos súbditos suyos que dijeron ser sabios inventores, y le hicieron el siguiente discurso:  

“Majestad, hemos inventado una tela que es la envidia de los reinos más poderosos. Nuestra tela no tiene ningún parangón, es bella, flexible, ligera como el aire y hecha enteramente con tecnología nacional. Pero su portento mayor es ser invisible a los incrédulos, a aquellos que no creen en la política científica que usted tan sabiamente ha implementado. Sólo pueden contemplar esta tela aquellos que confían plenamente en las prioridades nacionales señaladas por vuestra majestad. Permítanos, oh noble monarca, confeccionaros un traje con este prodigioso material”.

Dicho lo cual le enseñaron al rey una muestra de la tela maravillosa. Este no vio nada, pero pensó que su ceguera se debía a su poca fe en los recursos humanos de su reino, lo cual ningún monarca debe reconocer públicamente. Por el contrario, alabó las propiedades de la tela que fingía ver, y todos los cortesanos ahí presentes hicieron lo mismo que él.

Quedó convenido que los sabios le confeccionarían al rey un traje hecho enteramente con tela prodigiosa. Durante semanas trabajaron afanosamente en tal empresa, para lo cual el monarca les proporcionó todas las facilidades que solicitaron, incluyendo generosos donativos extraídos de las arcas del reino. Mientras se preparaba el ropaje real, los trovadores recorrían el reino cantando las glorias de la nueva tela, y los bandos reales anunciaban la pronta aparición en público del rey ataviado con la prenda milagrosa.   

Finalmente llegó el día esperado. El monarca salió de su palacio vistiendo orgulloso su nuevo ropaje. Ningún súbdito suyo vio el anunciado traje, pero nadie se atrevió a decirlo, por miedo a ofender al rey. La única excepción fue un niño que, por no saber nada de política científica, exclamó sorprendido: Mirad, el rey va desnudo. Etc., etc.

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Hongos mexicanos comestibles

Joaquín Cifuentes B.

   
   
     
                     

“El hongo policromo es la sombrilla de un sapo japonista”

J. Tablada

 

José Juan Tablada (1871-1945) fue un poeta mexicano
que, de acuerdo con el preliminar de Andrea Martínez, gradualmente fue quedando cautivado por la naturaleza y sus diversos seres, desde insectos, sapos y pájaros hasta culminar con los hongos, sobre todo después de su etapa adolescente de poeta modernista, al adoptar y practicar la filosofía teosófica, hecho que influye incluso en el modelo de su poesía. Después de su último libro de poesía, La Feria, pasó buena parte de su tiempo en una casa en las montañas Castkill cercanas a Nueva York, conviviendo con su entorno natural. Igualmente quiso ser pintor y captar visualmente lo que sentía y escribía. Su estilo pictórico también parece estar influido por el zen y la teosofía y al mismo tiempo pretende ser realista; se dice que en este libro de hongos es donde más se manifiesta este realismo, que ya había practicado en sus aficiones ornitológicas. En sus ilustraciones sigue el ejemplo y las normas de su tío Pancho, pintor amateur, fidelidad y recreación artística, pero simultáneamente se aleja un tanto de la tradición pictórica botánica y su estilo es cercano al impresionismo.     

Los hongos mexicanos ya aparecen mencionados e ilustrados en los códices de la colonia. Han sido parte de la cultura, de la vida humana en general. Con las primeras exploraciones científicas a fines del siglo XVIII y principios del XIX se inicia su estudio sistemático, por extranjeros. El primero que publica en esta tradición es Kunth en 1822 según Bandala-Muñoz et al., (1988). Casi durante 50 años los estudian solamente extranjeros. Herrera es el primer mexicano que aborda su estudio científico.      

Hasta los años treinta de este siglo son pocos los estudios y apenas se habían catalogado unas 500 especies de un total estimado, para México, de más de 15000 hongos macroscópicos. Todavía hoy las especies estudiadas por los micólogos no son más de 3000.   

Es en los treinta que Tablada escribe este libro sobre los hongos comestibles mexicanos; las ilustraciones las realiza desde 1923, pero la mayoría entre 1933-1938. Coincide con la formación escolar del primer micólogo mexicano propiamente dicho, el Dr. Teófilo Herrera Suárez. Es realmente sorprendente que el primer libro sobre hongos mexicanos sea escrito por un poeta, pintor y naturalista en el momento mismo en que está por iniciarse apenas la micología mexicana. Este hecho recuerda la influencia de los hongos en el desarrollo cultural de las diferentes etnias de nuestro país y por tanto inseparable del propio desarrollo científico. Pero el libro de Tablada permaneció inédito hasta 1983. Se perdió así la oportunidad de observar la influencia que hubiese tenido en el desarrollo del interés por los hongos, pues el primer libro científico para la identificación de hongos mexicanos, del Dr. Gastón Guzmán Huerta, no se publicó sino hasta 1978. Sin embargo, el libro de Tablada a pesar de su aparición tardía, ha sorprendido por su calidad y precisión. La mayoría de las ilustraciones están inspiradas en hongos frescos y sólo unas pocas de ellas fueron copiadas, al parecer, de libros. Aunque no se trata estrictamente de un texto científico, la fidelidad de las reproducciones permitió que el Dr. Teófilo Herrera Suárez (casi 50 años después) y la M. en C. Elvira Aguirre Acosta identificaran el nombre científico de la mayoría de los hongos incluidos.     

Por otra parte la información descriptiva es en términos generales acertada y no se encuentran realmente errores. La diversidad de los grupos de hongos está balanceada, e incluye especies raras como el Chilnanácatl (hongo chile, Fistulina hepatica), lo que demuestra que este libro no es solamente una cuidadosa recopilación, sino que contiene valiosas observaciones propias del autor.  

Resalta todavía más que en los capítulos dedicados a conceptos erróneos populares sobre los hongos, Tablada estuvo consciente de los riesgos del consumo equivocado de los hongos, sobre todo si se basa en supuestas reglas o recetas para distinguir cuáles hongos son venenosos. El poeta y pintor indica con sabiduría que sólo la identificación correcta de las especies, basada en el conocimiento que se tiene de ellas, permite separar las tóxicas de las comestibles. Vuelve a quedar de manifiesto el profundo saber que respalda esta obra.   

El libro no sólo constituye una delicia por sus ilustraciones y prosa, sino que puede ser, sin complejos, un excelente complemento de otras guías micológicas, más técnicas, porque su contenido educa íntegramente, uniendo el saber científico con el empírico y estético.

 

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 Referencias Bibliográficas

Micología económica, José Juan Tablada, Fondo de Cultura Económica, 1983.

     
       
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Joaquín Cifuentes B.                                                                                       Herbario, Facultad de Ciencias, UNAM.
 
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Héctor Castillo Berthier
     
               
               

El hombre hundió su bieldo y resopló. Levanto la vista y satisfecho pensó para si mismo “es más que suficiente”, juntó el papel, el vidrio, las botellas, el fierro, los envases plásticos, el hueso, separó los alimentos que encontró, y junto con su familia cargaron todo para vendérselo a sus patrones. Un día más terminaba en el tiradero de basura, una comida más con lo que se había encontrado para él y para sus animales, algo de dinero para sobrevivir y emborracharse. Un día más en espera de la siguiente jornada.   

Esta imagen, que tiene como marco una extensa superficie de varias hectáreas, rodeadas por montañas de basura, con cientos de puercos, vacas y burros comiendo entre los desperdicios, con buitres y zopilotes peleándose por la carroña de un perro muerto, con niños jugando con una pelota desinflada o con pedazos de juguetes rotos y viejos, con los miles de enjambres de moscas zumbonas que se estrellan en las caras de la gente, y el olor, ese olor a mierda podrida que se produce con el sol de mediodía, no es un cuadro imaginario, es un retrato actual, común en los tiraderos a cielo abierto que hay por todo el Tercer Mundo.

Los hombres de la basura tienen distintos nombres: Packs y Teugs1 (estos últimos pertenecientes a una casta social) en Dakar, Wahis y Zabbaleen2 en El Cairo; Gallinazos3 en Colombia; Scavengers o Garbage Pickers4 en países de habla inglesa; Pepenadores o Resoqueadores en México; en fin, nombres distintos que señalan una misma actividad: vivir de la basura.             

Los estudios sobre el rescate y reciclaje de materiales provenientes de la basura se han venido realizando desde hace varios decenios. Destacan entre los primeros estudios, el de una zona industrial en Akron, Ohio, que analiza brevemente la recuperación de materiales, los sistemas públicos de recolección, el uso de los presidiarios como fuerza de trabajo para la selección de materiales, la comercialización de estos materiales, etcétera5; También, el Manual de Programas de Reciclaje de la Comunidad6 permite trazar históricamente las raíces del reciclaje de basura en los Estados Unidos de 1890 a 1945, presentando diversos momentos, entre los que destaca un análisis de la ciudad de Nueva York, que, bajo la dirección de George Waring, a principios de 1890, creó un programa de recuperación de materiales, de limpieza de las calles y de mejoramiento de la salud pública, reduciendo los costos de administración en el manejo de los desechos sólidos, el cual fue ampliamente copiado en otras ciudades norteamericanas.

Así existen hasta mediados de este siglo varios estudios “aislados”, sin embargo, puede afirmarse que no fue sino hasta finales de los cincuenta, cuando el tema empezó a cobrar una importancia definitiva en los países desarrollados. Los estudios y reportes preparados por algunos especialistas (Gotaas, 1956; Andrews, 1959, 1957; IES, 1959), dan cuenta de ello, pero de hecho el verdadero “arranque mundial” de los estudios sobre la problemática que se desprende de la basura, se da a principios de los setenta, comenzando a ver también la situación de países no industrializados como Tailandia, Sri Lanka, Senegal, Egipto, Taiwán, Perú, China y Colombia entre otros.7

Debe resaltarse que en el caso de los países desarrollados, la tendencia general de los estudios estaba enfocada al desarrollo de tecnología, tanto para la recolección, transportación y destino final de los desechos, como para su recuperación, procesamiento e industrialización. Destaca el hecho de que en el caso de haber encontrado “pepenadores de basura” en alguna de las ciudades analizadas, la recomendación general era la de “excluirlos de los procesos de recuperación”8 para que éstos fueran lo más mecánicos posibles. Y esto, a pesar de tener el voto aprobatorio de las Naciones Unidas, merece, una nueva reconsideración al analizar los casos de los países del Tercer Mundo, ya que sus realidades respectivas presentan un enorme contraste, que parece ser insalvable entre lo que es la mecanización total de los sistemas y el uso extensivo de mano de obra en los tiraderos de basura, los cuales se encuentran encaminados al mismo fin de reaprovechar los desechos de la sociedad moderna.

Ahora bien, no todos los estudios realizados se refieren exclusivamente a la “tecnologización” del reciclaje o de la recolección. Hay, sobre todo en los estudios de caso de países tercermundistas, referencias directas a la función y formas de organizarse de los “pepenadores”, sus tipos de trabajo, sus condiciones de vida, sus ingresos y la interrelación social que guardan respecto a otros grupos.

En las partes analíticas de estos trabajos, se encuentran frecuentemente referencias al “sector informal”, a la “marginalidad”, a la “independencia en el trabajo” o a la “baja productividad” en el rescate manual de los productos, por no mencionar la “dualidad” de las economías de estos países, de lo cual resulta que sus propuestas estén más orientadas a proponer una modernización de estos sistemas, que de paso permita la venta de la tecnología que se produce en los países desarrollados (incineradores, plantas de compostaje, fundidoras de metales, etc.).

De esta forma tenemos, por un lado, un avance tecnológico en el manejo de la basura que aspira a tener ciudades limpias, con una reutilización máxima de los desechos y la implantación de una conciencia ecológica comunitaria. Por otro, el Tercer Mundo, con sus enormes tiraderos a cielo abierto, con cientos de miles de familias viviendo en y de los desperdicios, contaminando el ambiente, generando más pobreza y marginación conforme pasa cada día y, por si esto fuera poco, reduciendo sus espacios para afrontar el problema de sus desechos que pasan a un segundo o tercer plano con el avance de la crisis económica.

Pese a esto, un reduccionismo maniqueísta que ubicara al Primer Mundo como un mundo de “maravillas tecnológicas” y a los subdesarrollados como “el límite de la civilización”, sería falso. Ni todo está tan bien en unos, ni todo es tan malo en los otros. Recordemos el caso más o menos reciente de las barcazas repletas de basura provenientes de la ciudad de Nueva York (“el corazón del Imperio” como le llaman algunos), que navegaron infructuosamente durante varias semanas en la búsqueda de un “tiradero” donde poder vaciar sus desperdicios, que ningún país quería aceptar en su territorio. O bien, en el otro extremo, los contaminantes y malolientes tiraderos de basura a cielo abierto que se multiplican en el Tercer Mundo, pero que generan empleos y formas de sobrevivencia para miles de personas que normalmente no tienen acceso a otra forma de vida. ¿Qué quiere decir esto?

Es pertinente plantear que la tecnología, en si misma, no puede ser concebida como una panacea milagrosa que resuelva problemas como éste, sobre todo si de antemano se intuye la multiplicidad de relaciones sociales que pueden darse entre los diversos grupos humanos participantes de una misma actividad.

Con objeto de mostrar un ejemplo de lo intrincadas que pueden llegar a ser las relaciones sociales que se desprenden del manejo y disposición de los desechos en un país del Tercer Mundo, se ha escogido el caso de la ciudad de México, para ser comentado, aunque sea en forma esquemática. No se trata de minimizar la importancia de otros casos excesivos como lo serían el sistema de castas que existe en los tiraderos de Dakar, Senegal, o de los rudimentarios extremos de pobreza que se dan en El Cairo, Egipto, en donde todavía los sistemas de recolección se realizan en carros de madera, tirados por mulas, y en donde los “zabbaleens”, aparte de reciclar desperdicios, son criadores de puercos que se alimentan de los desechos, o bien del tiradero de Cali, Colombia, en donde los “gallinazos” trabajan cada uno en forma independiente, pero defendiendo en forma colectiva su derecho a vivir de la basura. En esta perspectiva, la ciudad de México se nos presenta como un enorme “laboratorio social”, en donde coexisten al mismo tiempo una humillante opulencia, cargada de recursos y bienes y frente a barrios miserables sin agua ni servicios, empotrados en cuevas y casas de cartón; en donde hay una abrumadora existencia de corrupción pública y privada en todos los estratos sociales; en donde una deficiente planeación urbana, ha traído como consecuencia el permanente ensanchamiento de innumerables “cinturones de miseria” en la zona metropolitana de la ciudad que, además de su crecimiento natural, recibe cotidianamente a los recién llegados migrantes de las zonas rurales, etc.

LA CIUDAD 

La ciudad de México puede ser vista como una sola unidad: 19 millones de habitantes, asentados sobre una superficie de poco más de tres mil kilómetros cuadrados, de los cuales, alrededor de mil 115 km2 corresponden a la llamada área urbana.9 Sin embargo, tanto para las autoridades de la capital mexicana, como para los estudiosos de la problemática urbana, esta “unidad” se encuentra dividida en dos partes: el Distrito Federal (1500 km2) y la zona metropolitana (1728 km2) conformada por 16 municipios conurbados del Estado de México. En cada una de las dos partes se encuentra aproximadamente un 50 por ciento de la población (9.5 millones de personas).

A pesar de la diferenciación geográfica y estadística que se hace de la ciudad de México, ésta vive interconectada entre sí. Para la vida cotidiana no hay fronteras que valgan, sin embargo hay contrastes claros: el Distrito Federal, incluso con sus múltiples barrios bajos y “ciudades perdidas”, está mejor equipado y su infraestructura resulta apabullante frente a cualquier otra ciudad del país; en él se concentra el poder económico y político, el comercio, el empleo, la industria, y, “de hecho, el país vive a través de la ciudad”; como comentan algunos intelectuales. En el otro lado tenemos una Zona Metropolitana desigual, algunas áreas plenamente urbanizadas y modernas, “al estilo gringo” dirían algunos, otras son asentamientos irregulares, ciudades proletarias sobrepobladas, con carencias de servicios, calles sin pavimento, zonas enteras sin agua potable,10 delincuencia, hacinamiento, desnutrición, niños semidesnudos que deambulan entre las calles polvosas de un lago desecado que hoy es un desierto, telarañas de cables que buscan robarle algo de luz a la ciudad, eso es México.

Ahí, en donde las contradicciones de la modernidad y la marginación afloran a cada tramo, el problema de la basura se convierte en un asunto sin solución, que de tan cotidiano parece ser ya parte del paisaje: “un mal necesario”.

Se estima que cada habitante de la ciudad de México desecha diariamente en promedio un kilogramo de basura, lo que viene a ser 19 mil toneladas diarias, que necesitan un espacio en donde ser depositadas. Para dar una idea de esto, los camiones recolectores cargan un promedio de tres toneladas por “viaje”, o sea que se necesitarían algo más de 6 mil trescientos viajes de camión, para recolectar la basura doméstica que genera la ciudad y su zona metropolitana.

Pero aun así el problema no es tan simple. Las diferencias entre el DF y la zona metropolitana (ZM) van más allá de la división geográfica o las estadísticas. En el DF, se emplea para la recolección equipo moderno: barredoras mecánicas, camiones compactadores, tráileres, camiones tabulares de volteo, etcétera, alrededor de dos mil unidades de recolección de las que, según reportes oficiales, un promedio del 35 al 40 por ciento, se encuentra sistemáticamente en los talleres mecánicos para su reparación; en cambio, en la zona metropolitana, las posibilidades para la recolección abarcan desde un perfeccionado sistema de “conteiners” (Cd. Satélite) hasta los tradicionales carros de madera tirados por mulas (Cd. Nezahualcóyotl).      

Para la ZM no hay datos globales sobre el empleo de los recolectores, sin embargo, en el DF se calcula que cerca de 15 mil trabajadores participan en esta recolección (choferes, barrenderos, ayudantes, macheteros y voluntarios), de los cuales 11 mil son empleados del municipio, con un salario promedio diario de 39000.00 pesos (3.5 dls./día), y los cuatro mil restantes (voluntarios), no cobran ningún salario y obtienen sus ingresos del “trabajo de separación de materiales que efectúan arriba del camión, lo cual se detallará más adelante; para los municipios conurbados, simplemente no hay información al respecto.      

En fin, podrían irse encontrando cada vez más y mayores diferencias y particularidades en cada uno de estos “mundos” que conforman la ciudad de México, aunque su simple revisión caería sencillamente en un análisis empirista, descriptivo del fenómeno, sin un significado concreto. No es fácil pensar que existan “hechos puros, independientes de un sistema conceptual que los consigne”,11 pero también es necesario recordar que la teoría sólo se construye con un conocimiento profundo de lo real.

De los procesos sociales, políticos y económicos, que giran alrededor de los desechos en un país como México, se han seleccionado algunas funciones y formas de interacción social que corresponden no sólo al DF y la zona metropolitana de la ciudad, sino incluso a muchas otras ciudades de México y que definen claramente a la “sociedad de la basura”.

DE LA BOLSA DE BASURA AL TIRADERO

Para el ciudadano común y corriente la basura empieza cuando encuentra que algo ya no le es útil, y termina cuando deposita ese “algo” en una bolsa de plástico y lo saca de su casa. Sacar la basura parece algo sencillo: puede dejarla en la calle, arrojarla a un terreno baldío, entregarla a un camión recolector o dársela directamente al barrendero que limpia su calle, el que, por una módica compensación económica, pasará regularmente a fin de que al ciudadano no se le acumulen los desechos.

Una vez que el barrendero ha pasado a muchas casas y ha llenado su “carrito de basura” (que son dos “tambos” de 200 lts. cada uno, sobre una base metálica con ruedas), se dirige a donde se encuentra el camión recolector de su zona para vaciar en él el contenido de su carrito.

El chofer del camión, sabiendo que el barrendero ha recibido “gratificaciones” de los vecinos por llevarse la basura, le pedirá al barrendero también, una parte de la gratificación para dejarlo que tire su basura en el camión y para que, de esa forma, vaya a recoger más basura y más gratificaciones.

Cuando les pregunté a los barrenderos y choferes qué opinaban de esto, me dijeron simplemente: “esa es nuestra costumbre”.   

En el camión de basura van normalmente el chofer y dos ayudantes que se conocen como “macheteros”, los tres pagados por el municipio. Estos últimos ayudan a vaciar los botes de basura al interior de los camiones, sin embargo, además de los macheteros siempre van dos o tres jóvenes más que se conocen como “voluntarios”, debido a que no reciben ninguna paga específica y a que su labor es totalmente libre y voluntaria.   

Entre los macheteros y los voluntarios van recibiendo la basura de las casas que hay en su ruta de recolección. Durante el transcurso de “un viaje” (en lo que se llena el camión), van separando: botellas, alimentos, muebles viejos, trebejos, fierro, cartón, papel, hueso, plástico, etc., que venderán después en uno de los más de dos mil negocios de “compra de desechos industriales” que hay en la ciudad de México.      

Cuando el camión termina su “viaje” lleva ya clasificada (“pepenada”) una parte de la basura y el dinero que sale de esta labor, se reparte en partes proporcionales entre el chofer, los macheteros y los voluntarios.

Dado que en las rutas de los camiones no sólo hay casas habitación sino también distintos tipos de comercios y pequeñas industrias se da origen a un negocio aparte conocido como “las fincas”. Decir “voy a finquear”, o bien, “voy a visitar mis fincas”, equivale a decir “voy a recorrer los negocios y comercios que hay en mi ruta”. En estos establecimientos, los choferes de los camiones tienen acuerdos preestablecidos para pasar determinados días de la semana a recoger la basura de los distintos negocios (panaderías, tiendas de abarrotes, talleres mecánicos, carpinterías, restaurantes, hoteles, autoservicios, etc.), y cada uno paga una cuota que acuerda directamente con el chofer, quien se queda con la mayor parte de las ganancias y reparte un 25 o 30 por ciento entre los macheteros y, algunas veces, también entre los voluntarios.

Una vez que el camión recibió la basura de los barrenderos y la de las casas, que visitó sus fincas, que separó los materiales que venían en el viaje, que fue a venderlos y que repartió las ganancias de ese día, se dirige a una de las diez “estaciones de transferencia” que hay en la ciudad en donde se llenará un “tráiler”, con capacidad para recibir de 20 a 25 toneladas de basura, provenientes de 7 u 8 viajes de camiones mas pequeños.

En la estación de transferencia el chofer del tráiler exigirá una “cuota” a los choferes de los camiones que van a descargar en ese tráiler, sabiendo que de no hacerlo no podrán vaciar su camión para regresar a su ruta, sus fincas, etc. En la estación de transferencia también se le da una “repasada” a la basura que llega pero ese negocio ya es de los empleados de la estación que están normalmente dirigiendo las maniobras de entrada, descarga y salida de vehículos.

Cuando el tráiler está lleno sale de la estación de transferencia para dirigirse al tiradero a cielo abierto* que tenga asignado para depositar ahí los desperdicios.

DEL TIRADERO AL CONTROL POLÍTICO

El tráiler o camión llega al tiradero, pasa una caseta de entrada, en donde registra su número de viaje y se encamina hacia las zonas de disposición final.

Los tiraderos de basura se encuentran controlados por un pequeño grupo de “lideres” que explotan a los pepenadores, escudándose en grupos de tipo “sindical”; entre ellos destaca una organización surgida a principios de los sesenta y que se conoce como la Unión de Pepenadores de los Tiraderos de Basura del DF “La Unión”.

La Unión tiene divididos los tiraderos en diversos “tramos”, a cada uno de los cuales llega la basura de diferentes zonas de la ciudad. De esta forma, hay tramos con una basura “más rica” o “mejor”, proveniente de una zona económica más alta y también hay tramos a los que se lleva a alimentar a los puercos con basura provenientes de los mercados públicos, y así varios tipos de tramos.

Cada tramo está a cargo de un “cabo”, que a su vez tiene bajo su mando a un número determinado de familias de pepenadores: él decide a qué familia le corresponden los viajes que van llegando a su tramo, o bien, a qué familia no le corresponde trabajar, lo cual se llega a convertir en una eficiente arma de presión.

Una familia de pepenadores está conformada en promedio por seis personas, aunque llegan a presentarse casos de familias extensas hasta con 29 individuos. La familia, que puede ser el padre y/o la madre con hijos, yernos, nietos, sobrinos, etc., tiene un trabajo determinado: las mujeres seleccionan papel y cartón, los jóvenes buscan el hueso, la lámina, el fierro o el vidrio, los niños seleccionan las botellas, el plástico, las “chácharas” (cosas rotas), los perros buscan pedazos de comida, y los hombres clasifican los desechos en bultos, pacas y costales, los amarran, los suben al carro de mulas y los llevan al “pesadero”.

Hay varios pesaderos en cada tiradero y ahí se encuentran “los pesadores”, quienes manejan las básculas; ellos pesan los materiales clasificados por los pepenadores; les compran los productos con dinero que les dan los líderes, pagándoles precios muy bajos por los materiales (menores que los que les pagan fuera del tiradero), además de “robarles” unos 10 o 15 kilos en cada pesada, aduciendo que “los materiales vienen muy sucios”, aunque también es cierto que para incrementar el peso los pepenadores se orinan o mojan el cartón y el papel, le echan piedras a los costales de vidrio, y otras muchas argucias similares.

En los pesaderos se van almacenando los productos durante dos o tres días, hasta que se “se hace un viaje” de material que puede ser llevado a una empresa o a otro intermediario que compra los materiales fuera del tiradero. La diferencia de precio entre el dinero pagado a los pepenadores y los precios de venta de los productos hacia el exterior, es de 1 a 8 en promedio, y las ganancias van a parar a los bolsillos de los líderes.

La vida cotidiana de los pepenadores es del tipo de su materia de trabajo: viven junto a las zonas del tiradero; tienen un ingreso promedio diario de 35000.00 pesos12 (2.00 dls./día); algunos tienen casas de tabique (prestadas o rentadas por los líderes) o bien casas de madera y lámina con techos de cartón recubierto de petróleo; viven normalmente hacinados en uno o dos cuartos muy pequeños; se trata en un 85 por ciento de hijos y nietos de pepenadores que no han conocido ninguna otra forma de vida; en muchas ocasiones se alimentan con productos encontrados en la basura; sus ingresos son variables, pero les permiten sobrevivir en estas condiciones; hay elevados índices de alcoholismo; utilizan el trabajo de los niños, desde que éstos son muy pequeños, y tienen un nivel de dependencia absoluto de las decisiones de los líderes, quienes ejercen un efectivo control de tipo patrimonial en los tiraderos.

Por su parte, la Unión debe su origen a un antiguo pepenador, Rafael Gutiérrez Moreno, quien fue un líder natural que organizó a los pepenadores para “reivindicarlos" de las “terribles condiciones de explotación” que habla antes de los sesenta; los organizó, formó la Unión y, a través de ésta y de la fuerza política que representaban los pepenadores (más de 10 mil en la ciudad de México), apoyó corporativamente al gobierno y al partido del gobierno (PRI) en manifestaciones públicas, campañas políticas, votos en las elecciones y acarreando gente a los actos cívicos del Estado, lo cual se intercambio por ciertas mejoras para los pepenadores (visitas de funcionarios públicos a los tiraderos, regalos el día de las madres, el día del niño, instalación de algunas tomas de agua potable, cables para la instalación de luz eléctrica, y semejantes) que legitimó poco a poco el papel de intermediario político del líder: como representante popular de los pepenadores por un lado, y como canalizador de los beneficios hacia los tiraderos por otro. En pocas palabras, un auténtico cacique urbano.

Esta función de cacique de un “pueblo de pepenadores” construido por él, aunado al enorme poder económico que se iba acumulando día con día por la compra venta de materiales rescatados de la basura, en promedio de 25 millones de pesos diarios (10000 dls./día), se transformó con el tiempo en megalomanía: todas las cosas (calles, bardas, iglesia, campos de futbol, monumentos, jardines, juegos infantiles, etc.) llevaban su nombre o bien sus iniciales (RGM). Nada pasaba dentro de los tiraderos o en el mundo del desperdicio de la ciudad que no lo supiera oportunamente Rafael; no había ninguna mujer en los tiraderos que le llegara a gustar, que no pudiera apropiársela; no había político importante del gobierno (incluyendo a los presidentes), que no hubiera ido a los tiraderos de basura a demostrar el afecto por el líder y a prometer mejoras a los pepenadores.

La entrada al tiradero tenía un lema en hierro colado: “Nosotros también somos mexicanos”; y otro más pintado en una pared: “La tierra es de quien la trabaja, la basura es de los pepenadores que la trabajan”. Como líder omnipotente y arbitrario, llegó a ser diputado por parte del partido gubernamental; llegó a ser su propia ley y, un día de marzo de 1987, murió asesinado de tres tiros en su cama, por una de sus esposas, mientras dormía. “Era una bestia y yo lo odiaba” declaró, después de confesar que ella lo había matado porque Rafael una semana antes, había violado a su madre y a una de sus hermanas.

Al morir dejó una lista de más de 85 hijos reconocidos, más de 37 esposas que reclamaban sus derechos a casas, propiedades, joyas y una fortuna estimada en varios millones de dólares, además de dejar un enorme vacío de poder en los tiraderos de basura de México.

Al poco tiempo una de sus múltiples esposas tomó las riendas de “Santa Catarina”, el más grande de los tiraderos, “para continuar con la labor del difunto”, según sus propias palabras, mientras que en el otro tiradero de “Santa Fe”, “El Dientón”, quien fue su brazo derecho los últimos 20 años de su vida, quedó al frente de la Unión.

Y todo esto iba ocurriendo mientras las personas seguían tirando normalmente su basura, mientras se formaba un discurso ecológico sobre los desechos sólidos, y mientras las autoridades no parecían tener otra alternativa (al menos aparentemente, ya que no han hecho nada), que la de respetar este “coto de caza” que dejó bien instrumentado Rafael y que funciona enteramente como un negocio privado, dirigido por los lideres de la Unión.

Finalmente, sólo valdría la pena recordar que la demanda de la industria por materiales reciclables, provenientes de los desechos domésticos e industriales es creciente y que, incluso en la actualidad, muchas empresas en México trabajan importando “desechos” provenientes de los Estados Unidos y Canadá.

CONCLUSION

La diversidad de situaciones y fenómenos que pueden encontrarse alrededor de un tema como el que hemos tratado, abre un amplio abanico de ideas para interpretar analíticamente diferentes “trasfondos” del asunto; sin embargo, y dado el reducido espacio de que disponemos se plantearan algunas reflexiones que permitan alguna conclusión.   

Es cierto que el problema de la basura ya es prácticamente tratado a nivel mundial y que, conforme pasa el tiempo, se van generando avances en diferentes campos del conocimiento, con los que se trata de dar alguna solución, aunque esto no ha sucedido de igual forma en los estudios sobre las relaciones sociales que se desprenden del manejo de los desechos y que adquieren una importancia relevante, sobre todo en el Tercer Mundo.

En el estudio de las problemáticas por las que atraviesan los desechos de la sociedad, puede decirse que la economía ha arrasado los análisis, ubicando los problemas en términos de estudios de prefactibilidad o de eficiencia, en donde los grupos sociales de trabajadores pertenecen a “sectores informales”, “subterráneos”, o bien “subsectores tradicionales”, en una sociedad “dualista y dependiente”, lo cual, en el fondo, no ayuda en mucho a saber hasta dónde son importantes o no las interrelaciones que surgen entre los diferentes grupos de trabajadores y la sociedad en general.  

En este sentido, los análisis sociológicos permiten avanzar “mas allá” en el conocimiento de la realidad, sobre todo en el caso de los pepenadores o recicladores de basura ya que por su condición marginal extrema, por su olor, muchas veces también por su color y por su aislamiento de la sociedad están “lejos y fuera”; conforman grupos y sociedades cerradas con sus propios hábitos y costumbres, con sus creencias y sus valores en donde la gente de afuera no puede entrar.

Seguramente con un análisis comparado de diferentes ciudades, de diferentes tiraderos y grupos de pepenadores, podrían encontrarse nuevos elementos y conceptos que permitieran encuadrar los casos que actualmente parecen extremos, como México, Dakar, o El Cairo.
Técnicamente no debería ser difícil montar más y mejores sistemas sanitarios en los tiraderos, pero los miles de pepenadores que ahí viven temen por la única fuente de trabajo que ellos conocen, y el reciclaje de basura genera muchas fuentes de empleo, para ellos y para las fábricas que dependen de su trabajo. Debería haber un mensaje en esto, si tan sólo nosotros pudiéramos saber cómo descifrarlo.

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 Refrerencias Bibliográficas

1 Communauté Urbaine de Dakar, 1986, Etude des systèmes de gestion des déchets et de récupération des ressources dans la zone métropolitaine de Dakar, (mimeo.), BCEOM, Septiembre.
2 Neamatalla S., Monir, et al., 1985, Solid waste collection and recycling in Cairo. A System in Transition (mimeo.).
3 Birkbeck, Chris., 1979, Self-Employed Proletarians in an Informal Factory. The case of Cali’s garbage Dump, en: The Urban Informal Sector, Pergamon Press, Great Britain, pp. 1173-1187.
4 Ibíd.
5 Baldensparger, H. L., 1979, The Akron lndustrial Salvage Company. A Community Incorporated Waste-Saving Experiment, U. S. Dept. of Commerce, Washington, D.C.
6 Hoy, S. M. & M. C., Robinson, 1979, Recovering the Past: A handbook of Community Recycling Programs, 1890-1945, Public Works Historical Society, Chicago, USA.
7 Para ampliar información, se recomienda revisar: 1984. Recycling from Municipal Refuse: A state-of-the. Art Review and Annotated Bibliography, World Bank, Technical Paper Number 30, Washington, D.C.
8 SCS Engineers, 1974, Analysis of Source Separate Collection of Recyclable Solid Waste: Separate collection. Prepared for Resource Recovery Division, U.S. Environmental Protection Agency, Washington, D.C.
9 De la Garza, Gustavo, et al., 1978, Atlas de la Ciudad de México, DDF, México, p. 120.
10 Se hace referencia al “Valle de Chalco”, que es un Municipio conurbado de la Cd. de México en donde viven alrededor de un millón de personas sin contar con servicios públicos de agua, drenaje, pavimentación y dotación de luz eléctrica
11 De Bernis, D. Gerard, 1978, Equilibrio de Regulación: una hipótesis alternativa y proposiciones de análisis, Revista de Investigación Económica, vol. XXXVIII, Núm. 144, AM, p. 15.
12 Jacobs, Michael, 1984, Social X Ray, People Magazine, vol. II, Number 3, England, pp. 7-8.

Baldensparger, H. L., 1919, The Akron Industrial Salvage Company: A Community Incorporated Waste-Saving Experiment, U. S. Dept. of Commerce, Washington, D. C.
Bromley, Ray, et al., 1979, The Urban Informal Sector, Pergamon Press, Great Britain.
Castillo Berthier, Héctor, 1983, La Sociedad de la Basura: Caciquismo en la Cd. de México, UNAM, México, D. F.
Communauté Urbaine de Dakar, 1986, Etude des systèmes de Gestion des Déchets et de Récupération des ressources dans la zone Métropolitaine de Dakar, BCEOM, Sept., (mimeo.).
De Bernis D, Gerard, 1978, Equilibrio y Regulación: una hipótesis alternativa y proposiciones de análisis, Revista de Investigación Económica, vol. XXXVIII, núm. 144, UNAM, México, D. F.
De la Garza, G., et al., Atlas de la Cd. de México, DDF-COLMEX, México, D. F.
Hoy, S. M., & M. C. Robinson, 1979, Recovering the Past: A Handbook of Community Recycling Programs. 1890-1945, Public Works Historical Society, Chicago, USA.
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Marx, Carlos, 1972, El Capital, FCE, México, D. F., 3a reimpresión.
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Small, E. William, 1970, Third Pollution, Praeger Publishers, New York.
World Bank, 1984, Recycling from Municipal Refuse: A State-of-the-Art Review and Annotated Bibliography, World Bank, Technical Paper, Number 30, Washington D. C.   

* Según datos oficiales existen tres tiraderos a cielo abierto en el DF, el maya de ellos con más de 60 ha de superficie, y 16 tiraderos en los municipios conurbados con un promedio de 5 a 8 ha cada uno.

     
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Héctor Castillo Berthier
Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM.

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Eugenia M. Gutiérrez
     
               
               

Goethe opinaba que no hay nada más tremendo que la ignorancia en acción. Pero… si lo hay, es, cuando se sabe que se está causando un daño, y no se hace nada al respecto.

 

UN POCO DE HISTORIA

La basura no es nueva, nace con el hombre. ¡Es más!, es ella junto con los vestigios de los esqueletos, quien ha permitido estudiar los oscuros orígenes de esta peculiar especie a la que todos pertenecemos, la llamada “humana”, que siempre se ha distinguido del resto de los animales por que no se conforma a vivir de acuerdo a los lineamientos que impone la naturaleza.      

Hace aproximadamente 2 millones de años, surgió el Homo habilis, que fue el primer animal que produjo armas e instrumentos, utilizó los recursos que le brindaba su entorno, obtuvo satisfactores que le aseguraron su supervivencia y, en consecuencia, empezó a alterar su ambiente y produjo basura. Aunque se puede considerar que esos hechos marcaron el nacimiento del fenómeno de la contaminación, tuvo que pasar mucho, pero mucho tiempo, antes de que sus efectos fueran siquiera perceptibles. El impacto ambiental depende del tamaño de las poblaciones, de las demandas de las mismas y del tipo de recursos involucrados; por lo que las pequeñas sociedades primitivas que vivían de la caza y de la recolección de alimentos, produjeron un efecto mínimo sobre su ambiente.

Inclusive, las pocas poblaciones de este tipo que han podido sobrevivir, tienen un profundo conocimiento y respeto por el ambiente. Sus miembros saben dónde encontrar agua, plantas y animales para su alimento; seleccionan de entre la flora de sus regiones, aquellas especies con propiedades medicinales y utilizan diversas técnicas para predecir el clima. Su conocimiento tecnológico es poco avanzado y sus poblaciones muy pequeñas, por lo que las zonas que todavía ocupan, no han resentido la presencia humana.

Hasta hace aproximadamente 10000 años, con el nacimiento de las sociedades agrícolas, la situación empezó a cambiar. Para poder sembrar, los primeros agricultores que surgieron en las zonas tropicales del sureste asiático, creaban claros en las selvas y cuando disminuía la producción agrícola —ya que los suelos de estas regiones son pobres—, los abandonaban y escogían otro sitio para repetir el ciclo. En general, la selva se recuperaba y los daños eran mínimos. No obstante, cuando se empezaron a cultivar las praderas con la ayuda de animales de carga, se presentaron cambios muy trascendentales, puesto que la productividad aumentó notablemente: la población creció, se formaron las ciudades, la mano de obra excedente se dedicó a la producción de bienes de consumo y, en consecuencia, surgieron diversos tipos de industrias, comercio, navegación, etcétera.

Este patrón se reprodujo en distintas épocas y regiones. En Asia, con el cultivo del arroz; en el Mediterráneo y cercano Oriente, con el trigo, y en América con el maíz. El impacto sobre el ambiente de este tipo de sociedad fue mucho mayor, y las cantidades generadas de basura de origen doméstico e industrial, aumentaron notablemente.

Pero no es, sino hasta la llegada de la era industrial (fenómeno relativamente muy reciente, pues se inició en Inglaterra en 1700), cuando el impacto sobre el medio natural empezó a alcanzar niveles alarmantes. La producción en masa de satisfactores, medicamentos y alimentos permitió un gran crecimiento de la población1 y funcionó como un estímulo para la creatividad científica y tecnológica, lo que, a su vez, facilitó una mayor producción, a un costo ecológico muy alto. En la actualidad este mecanismo de retroalimentación sigue funcionando y se acelera cada día, ya que existen más recursos tecnológicos y científicos, es mayor la productividad y un más alto número de países se industrializan; pero los recursos naturales se están agotando y el daño ambiental ha llegado a límites insostenibles, que ponen en peligro al sistema económico mundial y a la existencia misma del hombre en la tierra.

En consecuencia, se ha producido un gran aumento en la generación de desechos, ya sean gaseosos, líquidos o sólidos. Inclusive los países que todavía no se han industrializado, tienen problemas con el manejo de los residuos de los productos que importan.

¿QUÉ TIPO DE PROBLEMAS PRODUCEN LOS RESIDUOS INDUSTRIALES ?

Durante mucho tiempo, y hasta hace muy pocos años, nadie se preocupaba por el destino de los residuos generados; se daba por hecho que la naturaleza limpiaba el ambiente. En realidad, mientras la cantidad de basura producida fue relativamente pequeña y de origen orgánico, la naturaleza a través de diversos mecanismos,2 pudo degradar la mayor parte de las sustancias desechadas, purificando el aire, el agua y el suelo. Pero, según fue cambiando la composición de los desechos, y al aumentar su cantidad y complejidad, esta capacidad (degradativa y amortiguadora) empezó a agotarse; es más, en algunos sitios, simplemente desapareció.

La contaminación de los suelos, a diferencia de la del aire y el agua, puede ser un proceso irreversible, que, a su vez, causa contaminación en el entorno e indirectamente, facilita la introducción de tóxicos en la cadena alimentaria.

En Estados Unidos de Norteamérica el que se depositaran sustancias sin ningún control, causó accidentes muy graves. Entre los más famosos a nivel internacional y que cambiaron totalmente la visión que se tenía sobre la disposición de los residuos peligrosos, se encuentran “La tragedia de Love Canal” y de “Los establos de Shenandoah”:   

En 1970, en Love Canal, estado de Nueva York, cerca de las Cataratas de Niagara, se empezaron a observar los efectos tóxicos de contaminantes depositados en un basurero industrial. Esta historia se inicia en la década de 1880, cuando William T. Love empezó a construir un canal, que por cierto nunca se terminó. En 1942, la compañía de productos químicos “Hooker” firmó un acuerdo con el propietario del canal para utilizarlo como tiradero de residuos. De 1947 a 1952 se depositaron más de 20000 toneladas métricas de estos residuos. En 1952, se permitió ubicar en esa zona una escuela primaria y casas habitación; Hooker puso sobre aviso del peligro a las autoridades, aunque supuestamente nunca valoró el verdadero riesgo que implicaba construir encima del “basurero”. Como precaución, antes de entregar los terrenos, los selló con una capa de arcilla y los cubrió con suelo, lo que en ese momento se consideraba una protección más que suficiente.        

En 1954, a raíz de que se removió la capa de arcilla para construir la escuela, se empezaron a presentar problemas. Los niños que jugaban en los alrededores sufrieron quemaduras, distintas enfermedades; algunos de ellos murieron. El problema se prolongó muchos años y al inicio de 1970, durante un periodo de mucha lluvia, se empezaron a inundar los sótanos de las casas con un lodo negro de olor intolerable. Las pruebas efectuadas en muestras de aire, agua y suelo de la región indicaron la presencia en el lodo de 82 diferentes contaminantes, uno de los cuales era benceno que es cancerígeno y el resto eran sustancias en las que también había fuertes sospechas al respecto. En esta zona, el nivel de abonos, de defectos congénitos, asmas, problemas urinarios, infecciones respiratorias y dolores de cabeza, era más alto de lo normal.       

La difusión de estos datos generó un gran malestar en la opinión pública, la cual presionó y logró la clausura de la escuela y la evacuación de 780 familias. Por estudios que se realizaron posteriormente, se demostró que la contaminación era local y que no había alcanzado los mantos acuíferos profundos, pero los daños fueron de tal envergadura que a partir de este grave accidente, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos de Norteamérica (EPA) inició la detección, ubicación y clasificación de sitios peligrosos, cuya cifra aumenta cada año.        

El otro accidente, sucedió en Missouri, en el noroeste de San Luis. En mayo de 1971, para controlar el polvo, los propietarios de los establos de Shenandoah, situados en Moscow Hills, regaron 3800 litros de aceites residuales de automóvil sobre la arena. Poco después de que fue aplicado, una de los propietarias notó un fuerte olor a sustancias químicas en el aire, del tipo que desprenden los solventes. Un día después, se descubrieron una gran cantidad de gorriones muertos. Los perros y gatos del rancho empezaron a perder su pelambre y se deshidrataron. Para mediados del mes de junio, 11 gatos y 5 perros habían muerto, todos con los mismos síntomas; de 85 caballos, 43 murieron en un año. La mayoría de las yeguas preñadas abortaron y de las pocas crías que nacieron, todas excepto una murieron en los primeros meses de vida. También se presentaron problemas en hombres y mujeres que habitaban la propiedad, quienes sufrieron de dolores de cabeza, diarrea, dolores de pecho, etcétera.

Los análisis de los aceites indicaron la presencia de dioxina y otros contaminantes altamente tóxicos. El aceite había sido vendido por una compañía que supuestamente lo iba a limpiar antes de reutilizarlo. La misma compañía regó aceite en cuatro sitios más en el mismo Missouri, dejando una “estela de enfermedad y muerte”.

¿QUÉ PASA EN MÉXICO CON LOS RESIDUOS INDUSTRIALES?

En México, los problemas ambientales se han gestado en forma análoga a la ya descrita: se remontan a la época prehispánica, se agudizan durante el porfiriato —debido, principalmente a la consolidación de los sistemas hacendarios y a la explotación mineral y forestal a gran escala—, y hacen crisis a partir de la época posrevolucionaria. Especialmente la acelerada y anárquica urbanización e industrialización que se presentó a partir de la Segunda Guerra Mundial, ocasionó graves daños.

La generación de los residuos industriales “peligrosos” se calcula en 200000 toneladas por día,3 sin considerar los jales, o sea, los residuos mineros que se obtienen en los procesos de flotación. Las principales industrias que generan este tipo de residuos son la química básica (orgánica e inorgánica), la de los procesos siderúrgicos que emplean chatarra, la de metales básicos no ferrosos y la de tratamiento de superficies, la petrolera y petroquímica así como la de plaguicidas. Cabe mencionar que los residuos agropecuarios o “especiales”, también son causa de la degradación ambiental, ya que su disposición aumenta enormemente la carga orgánica de la biosfera, aunque su impacto disminuye drásticamente con un buen manejo.

Actualmente se ha iniciado el control de la generación, transporte y disposición de los residuos industriales, pero hasta este momento, la mayor parte de los industriales, incluyendo a los dueños de pequeños talleres, los entregan a los servicios municipales de recolección, donde son mezclados sin ninguna precaución con la basura doméstica y son transportados a tiraderos a cielo abierto, o simplemente los arrojan en cualquier sitio disponible de los alrededores.

Esta falta de control ha provocado diversos problemas y accidentes. En muy contadas ocasiones han sido estudiados los casos y todavía en menos, se ha podido encontrar la relación causa-efecto. Un ejemplo de problemas no resueltos, lo constituyen los basureros de ‘Santa Cruz Meyehualco y Santa Fe, donde se encuentran mezclados residuos de origen industrial y doméstico, muchos de ellos incompatibles. A pesar de que estas áreas han sido cubiertas con suelo y vegetación, lo que ha mejorado el aspecto general, los vecinos han informado de la formación de gases tóxicos, también varios académicos han planteado que existe el peligro de la contaminación de los acuíferos.

Algunos casos sí han sido documentados y se ha podido encontrar la relación causa-efecto. Entre los más famosos se encuentran el de “Cromatos de México”, y el que se denominó “chocolatazo”, por el aspecto y color de los residuos:

En 1958, se instaló en un edificio que había ocupado una fábrica de aceites, en Lechería, Municipio de Tultitlán, Edo. de México, un planta industrial que producía cromatos y algunos derivados. Su proceso era ineficiente, sus chimeneas no tenían filtros, las aguas residuales eran reinyectadas al subsuelo sin ningún tratamiento previo, los residuos sólidos de aspecto salino eran confinados en un pequeño cementerio y los de aspecto de grava se arrojaban en cualquier sitio disponible.

Los vecinos, y hasta las autoridades locales, utilizaron el material con apariencia de grava para rellenar calles y depresiones. Con el tiempo y, por efecto de la lluvia asociado con la alternancia de las estaciones, el cromo hexavalente empezó a lixiviarse. El color amarillo subía por las paredes de las casas, los charcos eran amarillos y, en la época de secas, se observaba en la superficie un polvo amarillo que producía molestias en el sistema respiratorio de los vecinos.4

Los padres de familia de la escuela vecina a la planta industrial, organizaron a las comunidades afectadas y lograron que la UNAM (Villalobos et al. y Rosas-Pérez) y los Laboratorios Nacionales de Fomento Industrial (LANFI) realizaran estudios sobre el nivel de contaminación y, a través de la prensa, dieron a conocer el problema a la opinión pública. Como consecuencia de la presión social y después de muchos “¡res y venires”, la planta fue clausurada y se construyó un cementerio, que se inauguró en 1982, donde se dispusieron todos los residuos que se pudieron recolectar.     

El problema no se resolvió totalmente pues los residuos confinados reposan directamente sobre el suelo original y el cementerio no cuenta con ningún mecanismo para recuperar los lixiviados producidos. Estos hechos, aunados a que las arcillas del subsuelo han adquirido porosidad secundaria, como consecuencia de la sobreexplotación de los acuíferos, han causado la contaminación de varios pozos vecinos. Por otra parte, en época de secas, el viento transporta al polvo superficial que contiene cromo hexavalente, que procede de la superficie de los suelos contaminados que no pudieron ser colectados.

El problema denominado “chocolatazo”, se produjo cuando los residuos de una fábrica de jabones fueron arrojados irresponsablemente en un terreno baldío de una colonia popular ubicada en Xalostoc, Estado de México. Éstos eran muy ricos en material orgánico, por lo que en el interior de la montaña de basura se inició una reacción de descomposición exotérmica, que produjo altísimas temperaturas. Varios niños de la vecindad que acostumbraban jugar en el área y, parece que también un hombre con un burro, treparon por el montículo de residuos, se hundieron en su interior y sufrieron quemaduras muy graves.

¿QUÉ SE PUEDE HACER?

En general en todos los países incluyendo a México, se considera peligroso a cualquier desecho que presente las siguientes características:5

— inflamable
— corrosivo
— reactivo
— tóxico
— radiactivo
— infeccioso
— fitotóxico
— teratogénico y mutagénico.

El impacto producido por estos tipos de residuos industriales, no puede eliminarse totalmente, sin-embargo, sí es posible disminuirlo. Al analizar los procesos naturales, mediante los cuales la naturaleza produce sustancias químicas, tan o más complejas que las que genera la industria, se puede observar que el impacto es mínimo, los procesos son cíclicos y se llevan a cabo con ayuda de catalizadores muy eficientes. En cambio, la industria es ineficiente: gasta gran cantidad de energía y agua, sus procesos son lineales y producen muchos desechos.

Por lo tanto, el camino para resolver el problema se encuentra en la implantación de tecnologías limpias, análogas a las de los procesos naturales, que permitan seguir produciendo los satisfactores necesarios para el hombre moderno, pero con un bajo costo ambiental.

No obstante, como el desarrollo de estas nuevas tecnologías requiere de múltiples conocimientos, la mayoría de los cuales todavía no se han generado, el avance es lento y la implantación de los nuevos procesos, especialmente en los países en vías de desarrollo, se vislumbra a muy largo plazo. Mientras tanto, hay que instrumentar otro tipo de medidas legales y tecnológicas, posibles de aplicarse en el menor plazo posible y en las actuales condiciones económicas y políticas.

Esta búsqueda de soluciones adquiere especial importancia, ya que mientras al industrial no se le ofrezcan alternativas, buscará cualquier medio para deshacerse del problema, lo más probable es que a pesar de los reglamentos, siga tirando la basura donde pueda. El gobierno no cuenta con los cuadros humanos para controlar totalmente el destino de los residuos y en cambio, según se vayan poniendo en evidencia las ventajas, incluyendo las económicas, que presenta un buen manejo de los procesos y de los desechos, el número de industrias contaminantes disminuirá.

Entre las alternativas recomendables, además del desarrollo de tecnologías limpias, se encuentran las siguientes, que se aplican dentro de la propia planta: la optimización de los procesos y minimización de los volúmenes generados de residuos, el reciclado, el reuso de los residuos y el intercambio de desechos entre fábricas.

También se pueden transformar los residuos a formas no peligrosas, especialmente a formas termodinámicamente estables, similares a las que existen en la naturaleza, o a especies que posteriormente se asimilan a los ciclos naturales. Este cambio se puede lograr mediante procesos físicos, químicos y biológicos, como por ejemplo, el de usar tratamientos térmicos, procesos de oxidoreducción, degradación microbiana, etcétera y solamente en caso extremo, la incineración, pues este proceso puede dispersar vestigios (partes por billón) de sustancias tóxicas de origen orgánico que producen daños a los seres vivos, como por ejemplo la esterilización de los huevos de las aves.

La tercera opción la constituye la disposición controlada, alternativa muy popular pero poco recomendable. Consiste en técnicas de relleno, inyección al subsuelo, apilamiento, represamiento, disposición en minas de sal, disposición en zonas no saturadas de regiones áridas y disposición en construcciones superficiales, impermeables y con recolecta de lixiviados.    

Esta opción, cuando no se maneja adecuadamente puede resultar contraproducente. La selección del sitio, que es el factor determinante, presenta muchas dificultades, pues rara vez se encuentra un lugar que cumpla con todos los requisitos geomorfológicos y geohidrológicos necesarios y que además este cerca de las plantas generadoras de los residuos.6 Además, cualquier cambio no previsto, causado por factores físicos (terremotos, volcanes) o por factores políticos, como puede serlo una guerra, pueden cambiar las condiciones iniciales y, con ello, producir un problema que puede poner en dificultades a las generaciones futuras.

Cuando se construyen confinamientos en países en vías de desarrollo, hay que considerar que la calidad de la construcción y el mantenimiento son, generalmente, deficientes y ya que no se cuenta con el personal preparado y el cumplimiento de los compromisos de las empresas que administran los sitios de confinamiento, queda sujeto a sistemas jurídicos muy complejos, que rara vez funcionan.

Por otro lado, la inversión en la construcción de sitios de disposición controlada es muy insegura, pues diversos imponderables como la oposición de los habitantes de las áreas aledañas puede obligar a cerrar el sitio intempestivamente. Esta situación ha causado que muchas de las empresas que se dedican a este tipo de negocios sean peculiares y no cuenten con la confianza del público, quien pone “en tela de juicio”, las buenas intenciones que, durante la implantación de sus proyectos, expresan a la opinión pública.

No obstante, no se puede descartar terminantemente esta alternativa, hay que tomar en cuenta que es la única que se puede instrumentar a muy corto plazo y que quizá es mejor saber dónde quedan depositados los residuos, a que se sigan tirando indiscriminadamente en cualquier lugar. Realmente la disposición controlada debe aplicarse únicamente en forma temporal y así, bajo esas condiciones, constituye una opción viable, ya que evita la dispersión de los residuos. Sin embargo, de acuerdo a la experiencia, se sabe que una vez que funciona un confinamiento controlado, casi nunca se instrumentan soluciones mejores, sobre todo no se dedican los recursos económicos necesarios para el desarrollo de tecnología limpia o la optimización de los recursos o, al menos, para la estabilización de los residuos.

¿SE HACE INVESTIGACIÓN AL RESPECTO?

Actualmente la investigación que se realiza en el campo de los residuos sólidos en México es incipiente; especialmente en las áreas de desarrollo de tecnologías limpias y estabilización de desechos.

Dentro del Programa de Química Ambiental e Ingeniería Química Ambiental de la Facultad de Química y del Instituto de Geografía, existe un grupo, al cual pertenezco, en el cual se están formando recursos humanos especializados en el desarrollo y adaptación de tecnologías limpias y en el establecimiento de las técnicas para transformar los residuos peligrosos en inocuos. Especialmente, se busca que las tecnologías propuestas, sean acordes con las condiciones socioeconómicas actuales.

Un ejemplo del trabajo realizado lo conforma la solución planteada para el problema, ya descrito, de los residuos confinados: cementerio de Cromatos de México, S. A. Para lo cual se propone la mezcla de los desechos con el ácido residual de una industria vecina (AHMSA), que contiene hierro (II) y ácido sulfúrico; su posterior neutralización con cal y la fabricación de ladrillos mediante presión y calentamiento. El cromo hexavalente se reduce a cromo trivalente y precipita con la adición de la cal como sulfato crómico. Posteriormente, mediante la presión y el calentamiento se transforma a cromitas, que son formas sumamente estables, no disponibles y no peligrosas. Los ladrillos presentan una calidad muy adecuada y su venta puede abaratar el proceso.    

Además, existen otros grupos, especialmente de ingenieros, que trabajan sobre las técnicas de disposición, pero en conjunto la planta de investigación no es suficiente. Se requiere urgentemente de un marco de organización interdisciplinaria de recursos, para formar personal que posteriormente continúe laborando en los centros de investigación y es esencial contar con una infraestructura especial, que incluya espacios adecuados para realizar experimentos y permita interaccionar con especialistas de otras disciplinas.

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 Refrerencias Bibliográficas

1 En las poblaciones altamente industrializadas el crecimiento poblacional se ha detenido, pero no el aumento en la producción y consumo de satisfactores.
2 Precipitación, reducción, oxidación, etc.
3 Datos proporcionados por el Ing. Efraín Rosales de la Subsecretaría de Ecología, SEDUE.
4 La vía más rápida y sencilla para que el cromo ingrese en el organismo es la respiratoria. Aproximadamente el 50% del cromo inhalado se absorbe dependiendo del tamaño de la partícula, de la solubilidad y de la forma química. Los compuestos de cromo hexavalente se absorben con mayor facilidad que los trivalentes, aunque una vez en el interior el cromo VI se transforma a III. Durante el proceso oxida al organismo (Galvao y Corey. 1987).
5 La Dirección de Prevención y Control de la Contaminación de la Subsecretaria de Ecología, SEDUE ha iniciado el control de los residuos generados, para lo cual diseño unas formas obligatorias para la industria donde se debe informar a dicha dirección las principales características físicas y químicas de los desechos, cantidades generadas, transporte y sitio de disposición.
6 Por su ubicación, el sitio seleccionado junto a la Cd. de Monterrey constituye una excepción, pues es material impermeable, con baja precipitación, cercano a la ciudad y sin poblaciones en los alrededores.

Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, 1988, Nuestro futuro común, Alianza Editorial, Madrid, España, 460 pp.
Chiras, D. D., 1988, Environmental Science a framework for decision making, segunda edición, Benjamin/Cummings Publishing Company, California, E.U., 531 pp.
Galvao, L. A. C. y G. Corey, 1987, Cromo. Serie vigilancia número 5, Centro Panamericano de Ecología Humana y Salud, Centro Panamericano de la Salud OMS, Metepec, México, 66 pp.
Griffin, D. R., 1988, Principles of Hazardous Materials Management, Lewis Publishers, E.U., 207 pp.
Higgins, T. E., 1989, Hazardous waste minimization handbook, Lewis Publishers, Inc., E.U., 228 pp.
Parker, S. P., ed., 1980, Encyclopedia of Environmental Science, segunda edición, Ed. McGraw-Hill, New York, E.U., 858 pp.
Rosas-Pérez, I., 1984, Aspectos ecotoxicológicos del Cromo en una zona industrial del Estado de México, Tesis doctoral Facultad de Ciencias, UNAM.
SEDUE, 1988, Ley General del equilibrio ecológico y la protección al ambiente, edición publicada por cortesía de Colgate Palmolive, S.A. de C.V., México, 138 p.
Villalobos-Pietrini, R., Efectos biológicos del Cromo, An. Inst. Biól. Univ. Nal. Auton. Méx., 48 pp. 115-162, México.

     
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Eugenia M. Gutiérrez
Departamento de Geografía Física, Instituto de Geografía. UNAM.

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