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Lo que siempre quisiste
saber sobre marihuana y
no averiguarás fumando:
bibliotecas cannábicas
122B04  
 
 
 
Elisa T Hernández
 
                     
Una de las razones que tiene la gente para no asistir
a una biblioteca es que actualmente la información de cualquier tema está con prontitud e inmediatez en la red, a sólo un clic de distancia (aunque a veces esto implique exponerse a datos sin filtros y equívocos); además, leyendo desde la computadora se evita el traslado en las cada vez más caóticas ciudades y las engorrosas búsquedas en catálogos. Pero los que se aventuran a visitar uno de estos recintos llenos de libros, revistas, periódicos, videos y fotografías obtienen retribuciones como el particular —y delicioso— olor a libro, el disfrute de espacios agradables y silenciosos para leer y trabajar, el acceso a publicaciones impresas —las cuales a veces no tienen soportes electrónicos— y orientación sobre qué leer, en dónde buscar y, sí, también acceso a toda la oferta electrónica y a salas digitales que algunas tienen. Cabe mencionar que el público asistente a tales recintos de lectura es diverso y muchas veces no tiene acceso a la red en casa.
 
Cuando las bibliotecas son pequeñas, por lo regular son acogedoras y la atención suele ser personalizada. Todo esto se complementa cuando además la biblioteca a la que asistes es especializada o cuenta con salas temáticas, pues te aseguras que todo lo que quieres saber sobre cierto tema va a estar reunido en un sólo lugar y que muy probablemente la gente que atiende puede encausar tus búsquedas o recomendarte lecturas. Pero el “pilón” llega cuando ahí mismo se organizan mesas de discusión sobre la temática de tu interés.

bibliotecas1
Centro Cultural La Pirámide
Calle 24 esquina Cerrada de La Pirámide, Col. San Pedro de los Pinos,
Ciudad de México.


Biblioteca Amalia González Caballero
Parque México, Avenida México s/n esquina Sonora,
Col. Hipódromo Condesa,
Ciudad de México.


Biblioteca Carlos Aura
Faro de Oriente, Calzada Zaragoza s/n, Col. Fuentes de Zaragoza,
Ciudad de México.


Café Literario
División del Norte 3421 casi esquina Museo, Col. El Rosario,
Ciudad de México.


Profética Casa de Lectura
3 Sur 701, Centro Histórico
Puebla, Puebla.


La Drogoteca
Diego Dugelay 17, Barrio del Cerrillo,
San Cristóbal de las Casas, Chiapas.


Espacios de lectura sobre drogas
 
Más o menos así son las bibliotecas cannábicas mexicanas: pequeñas, temáticas, acogedoras y rebosantes de actividades en torno a la discusión horizontal y sin tapujos sobre drogas. Son parásitas —como los encargados de éstas las autonombran—, pues se establecen aprovechando la infraestructura de recintos de lectura (o espacios culturales) ya establecidos; por lo que las reglas de consulta y préstamo son las de cualquier otra biblioteca pública.
 
En estos lugares culturales y educativos que promueven la investigación bibliográfica en materia de drogas (especialmente sobre marihuana) se puede encontrar libros, videos, revistas, periódicos y orientación; el acervo de cada una se compone de material con perspectivas múltiples sobre dichas sustancias (médica, herbolaria, ritual y espiritual, científica, de derechos humanos, alcoholismo, antropológica, de reducción de daños y riesgos, histórica, gastronómica, incluso tienen información sobre lo establecido en el Código Penal y la Constitución, etcétera). Además, la gente que está a cargo de ellas ha organizado exposiciones y congresos —junto con la Escuela Nacional de Antropología e Historia—, talleres y círculos de lectura —con la Biblioteca Vasconcelos— y observaciones en microscopio de algunas sustancias estimulantes —en espacios públicos en torno a eventos activistas como ferias y marchas—, todo con la finalidad de difundir información seria para la sociedad mexicana que, de manera general, suele estar llena de prejuicios hacia los consumidores de drogas y las sustancias mismas como consecuencia de la extendida información parcial, difusa, errónea, llena de tabúes —todo esto abonado por la omisión de tales temas en el ámbito educacional.
 
Con la misión de “contribuir con una relación menos violenta, más saludable y responsable de las comunidades con respecto a las drogas” la primera biblioteca cannábica de nuestro país se inauguró en julio de 2003 en el Centro Cultural La Pirámide en Ciudad de México; soportada inicialmente por la Asociación Mexicana de Estudios de la Cannabis, dicha biblioteca busca revertir la desinformación sobre el tema de sustancias estimulantes.
 
En México hay seis de estas fuentes de conocimiento sobre marihuana y otras drogas legales e ilegales, y son libres y gratuitas; cabe destacar que ninguna de estas bibliotecas o asociaciones promueven el uso de ninguna sustancia, simplemente quieren reducir el estigma, la discriminación y la extorsión que sufren los usuarios, cubriendo el vacío de información existente. Actualmente, estos recintos cuentan con setecientos documentos para consulta.
 
Se sostienen de donaciones de material bibliográfico, de donativos monetarios, cuentan con un programa de voluntariado y cuando imparten talleres reciben retribuciones económicas; además, junto con el Colectivo por Una Política Integral Hacia Las Drogas generaron la Guía legal de derechos de usuarios de drogas, que se puede encontrar en la red (goo.gl/EjVOJd) y por la cual recibieron una gratificación. De igual modo, para obtener recursos impulsaron el periódico La Dosis, en el que se distribuye información “para la comunidad psicoactiva”, aunque actualmente la publicación es independiente.
 
La lógica de la gente que dirige estos acervos es que mientras se siga negando la existencia de los consumidores se sigue fomentando el tabú hacia las sustancias estimulantes, consecuentemente esto genera información limitada que puede poner en riesgo la salud y la integridad de los usuarios. La atractiva propuesta y la notoriedad del trabajo de estos espacios de educación en México ha sido tal, que inspiraron el establecimiento de una biblioteca cannábica en Montevideo, Uruguay, en 2014.
 
Una máxima de la biblioteconomía reza: “cada libro tiene su lector y cada lector tiene su libro”; de modo que el acervo de una sociedad a la que le urge debatir sobre temas de salud, de descriminalización sobre el uso de drogas, de reducción de daños y de derechos humanos, de responsabilidades individuales y comunales, y en donde la información amarillista rebosa y el silencio del consumo nos ensordece, debe ser tan amplio y dotado de herramientas como el que hay en las bibliotecas cannábicas.
 
Tal y como versa su cartel de bienvenida: aquí encontrarás lo que siempre quisiste saber sobre marihuana y no averiguarás fumando.

     
Agradecimientos

A Carlos Zamudio Angles, director de la Biblioteca Cannábica del Centro Cultural La Pirámide, por la entrevista que refrescó este texto.

En la red

goo.gl/ipPkT3
goo.gl/h0vkj6
goo.gl/5k8LFS
goo.gl/Fjf7zV
goo.gl/u4cFmT
goo.gl/HbLV5z
goo.gl/ODfTeV
goo.gl/6TXhxt
goo.gl/GQQ8oL
     
_______________________________________________      
Elisa T Hernández
Facultad de Ciencias,
Universidad Nacional Autónoma de México.
     
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cómo citar este artículo

Hernández, Elisa T. 2017. Lo que siempre quisiste saber sobre la marihuana y no averiguarás fumando: bibliotecas cannábicas. Ciencias, núm. 122-123, octubre 2016-marzo, pp. 52- 54. [En línea].
     

 

 

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