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El cerebro y la adicción
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Inés Gutiérrez
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El cerebro de los mamíferos, en específico el de
los humanos, es un órgano altamente especializado que es considerado el centro de control de todo el cuerpo. Éste recibe información del mundo exterior por medio de otras partes del cuerpo, después procesa y codifica la información para dar origen a la memoria, el pensamiento, las emociones y el lenguaje. Este órgano está dividido en dos hemisferios y estos a su vez, están subdivididos en muchas regiones o estructuras (generalmente éstas se encuentran en ambos hemisferios en forma de espejo) que se comunican y forman vías especializadas en diferentes aspectos del procesamiento de información. Una de estas rutas es la mesolímbicadopaminérgica, conocida comúnmente como la vía de recompensa del cerebro. En ella participan distintas estructuras cerebrales: la corteza prefrontal, el núcleo accumbens, la amígdala, el área ventral tegmental y el hipocampo, en estas áreas existen neuronas que son activadas por la dopamina, un neurotransmisor que es conocido por tener un papel importante en el comportamiento, la motivación, la recompensa, el sueño y el humor, entre otros. De modo que la dopamina es el neurotransmisor predominante en la vía de recompensa.
La corteza prefrontal se encuentra ubicada en la parte anterior de los lóbulos frontales del cerebro y se ha asociado con una función ejecutiva, esto es, la capacidad de realizar acciones asociadas a una meta. El núcleo accumbens es una región del cerebro anterior con una función importante en la percepción del placer, la recompensa y el miedo. La amígdala es un complejo de neuronas en forma de almendra localizada en ambos hemisferios del cerebro, dentro de los lóbulos temporales y forma parte del sistema límbico; se ha descrito que sus funciones incluyen el procesamiento de la memoria, la toma de decisiones y las reacciones emocionales. El área ventral tegmental es un grupo de neuronas localizado en la región media del cerebro y en ambos hemisferios; ha sido implicada en la capacidad cognitiva de los mamíferos, así como en la motivación y percepción de emociones intensas como el amor. Finalmente, el hipocampo es un componente del cerebro que forma parte del sistema límbico en ambos hemisferios del cerebro; esta estructura ha sido asociada con la memoria a largo plazo ya que ahí se lleva a cabo la detección de estímulos, sucesos y lugares novedosos, considerado uno de los primeros relevos en un sistema complejo para la formación de memorias.
Para formar el sistema mesolímbico-dopaminérgico, todas estas estructuras se conectan por medio de proyecciones dopaminérgicas que nacen en el área ventral tegmental. Cada estructura participa en momentos diferentes en el establecimiento de una adicción.
A pesar de que existen diferentes grupos de drogas, o sustancias psicoactivas, y que cada uno de ellos afecta de manera especial el cerebro, todas estas sustancias tienen la capacidad de activar el sistema de recompensa de una u otra forma. Siguiente página, figura de la izquierda.
La corteza insular, o simplemente ínsula, es una estructura cerebral que se encuentra en cada uno de sus hemisferios, es parte de la corteza y está localizada profundamente en el surco lateral. Está rodeada por el lóbulo temporal y frontal. Se cree que esta estructura está involucrada en la conciencia, la percepción, el control motor, la autoconciencia, el funcionamiento cognitivo y la empatía.
Recientemente esta estructura ha cobrado importancia en el estudio de las adicciones ya que se piensa que en ella se lleva a cabo la integración de las sensaciones corporales asociadas con el consumo de drogas como el aumento del pulso, la aceleración de la respiración y las sensaciones viscerales (ver Figura 1) . Esta información sensorial es integrada por la ínsula y asociada con el contexto en el que la droga es consumida habitualmente, de modo que se considera que es una de las principales estructuras asociadas con el mantenimiento de las adicciones y con el riesgo a recaer.
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Referencias bibliográficas Cabib, S., y S. Puglisi-Allegra. 1996. “Stress, depression and the mesolimbic dopamine system”, en Psychopharmacology, núm. 128, vol. 4, pp. 331-342. Ikemoto, S. 2010. “Brain reward circuitry beyond the mesolimbic dopamine system: a neurobiological theory”, en Neuroscience and Biobehavioral Reviews, núm. 35, vol. 2, pp. 129-150. Pierce, R. C., y V. Kumaresan. 2006. “The mesolimbic dopamine system: the final common pathway for the reinforcing effect of drugs of abuse?”, en Neuroscience and Biobehavioral Reviews, núm. 30, vol. 2, pp. 215-238. |
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Inés Gutiérrez Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. |
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cómo citar este artículo →
Gutiérrez, Inés. 2017. El cerebro y la adicción. Ciencias, núm. 122-123, octubre 2016-marzo, pp. 42-43. [En línea].
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