La persistencia de la memoria |
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Carlos Aguilar Gutiérrez y Aline Maya Paredes
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_______________________________________________________________ como citar este artículo → Aguilar Gutiérrez, Carlos y Maya Paredes, Aline Aurora. (2009). Maíz Transgénico. La persistencia de la memoria. Ciencias 92, octubre-marzo, 158-159. [En línea] |
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de la UCCS
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Ciencia y compromiso social | ||||
UCCS
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La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (uccs) es una organización no lucrativa que comenzó a gestarse a finales de 2004 a iniciativa de un amplio grupo de científicos e investigadores de las ciencias naturales, sociales y de las humanidades, preocupados por las repercusiones y responsabilidades inherentes a las actividades científicas, y con un extenso reconocimiento nacional e internacional por sus logros académicos, así como por sus puntos de vista críticos, constructivos e independientes.
La uccs se propone discutir, desde una perspectiva académica interdisciplinaria e ideológicamente plural, sobre la ética científica y la responsabilidad social y ambiental de la ciencia; incidir en la educación y el desarrollo científico y tecnológico; proponer soluciones a problemas urgentes por medio de espacios y mecanismos de participación social que favorezcan la equidad, la justicia social, además de una relación de carácter sostenible con el medio ambiente. Con tal propósito, la uccs desarrolla un trabajo estructurado alrededor de ejes temáticos para investigación, análisis, discusión, documentación y difusión de temas en los cuales la ciencia y la tecnología juegan un papel preponderante, y cuyas implicaciones socioambientales son polémicas o requieran una solución fundamentada en la ética y el rigor científico. Asimismo, la uccs fomenta y apoya la creación de grupos de estudio, debates, foros y publicaciones. Ha empezado a asumir posturas públicas acerca de asuntos de carácter polémico, y participa junto con grupos y organizaciones sociales en la discusión amplia de temas cruciales que involucran la ciencia y la tecnología. Uno de sus principales objetivos es detectar en qué casos existen polémicas científicas genuinas sobre algunas problemáticas, y en cuáles los datos científicos disponibles son suficientes para emitir una recomendación particular con rigor técnico y científico, sin conflicto de intereses particulares o partidistas. Con la finalidad de establecer un vínculo entre el desarrollo ético de la ciencia en México y la participación de la sociedad en los temas relacionados con este campo, la uccs pretende realizar una serie de documentales, acervos audiovisuales, trípticos, carteles, publicaciones de divulgación, además de conferencias, mesas redondas, talleres y otros eventos para difundir de manera directa y oral sus resultados y posturas. También se desarrollará una estrategia de medios para tener presencia activa y constante en la prensa escrita, la televisión, la radio e internet.
La página electrónica de la uccs es una herramienta de comunicación interna y externa mediante la cual se pretende vincular la información generada al interior de los diversos ejes temáticos y proyectos, dar a conocer los avances y resultados de sus investigaciones, informar sobre las actividades que se desarrollan, así como promover que la información y discusión de temas científicos llegue a sectores más amplios y diversos de la sociedad. En el caso de asuntos coyunturales, la página servirá como medio inmediato para emitir manifiestos y declaraciones que asuman una postura fundamentada sobre asuntos urgentes de interés social. Estos podrán ser respaldados por otros científicos y también por ciudadanos en general que concuerden con las posturas expuestas en ella. En la actualidad, la uccs cuenta con grupos de trabajo en tres ejes temáticos fundamentales sobre asuntos cuyas repercusiones inmediatas ocupan a la sociedad y a la comunidad científica, y sobre los cuales es necesario generar información suficiente para la toma de conciencia pública y la implementación de acciones que permitan detener los efectos negativos de estos procesos en la sociedad y el entorno. Estos temas son: cambio climático, alimentación y agricultura, y urbanización desordenada y no sostenible.
Agricultura y alimentación En la época contemporánea existe una crisis alimentaria que, en México, se ancla en la subordinación de la agricultura a intereses privados, la desigualdad social, la aplicación de tecnologías inadecuadas y los problemas ambientales. La gravedad de esta crisis amenaza con profundizarse; por lo tanto, es urgente que sus causas, consecuencias y soluciones sean analizadas por grupos interdisciplinarios, de manera crítica e independiente de intereses comerciales. El desarrollo e implementación de conocimiento científico aplicado a resolver este problema debe enfocarse en las características particulares del entorno donde se pretende utilizar, y en una visión ética que garantice la seguridad alimentaria, así como una interacción segura con el ambiente.
Las políticas aplicadas en este rubro durante los últimos años han agudizado los problemas de pobreza y degradación ambiental, y han repercutido en la migración masiva de población rural hacia entornos urbanos y otros países, lo cual, a su vez, ha desarticulado la trama social y productiva del campo, y ha generado un déficit en la producción de alimentos básicos. Aunado a esto, la capacidad de abasto por importación de maíz —alimento primordial de México— se ve amenazada por la escasez internacional que generan el uso de este grano para la producción de etanol y forraje, el incremento en el consumo internacional y la especulación. Además de la crisis alimentaria, México enfrenta el enorme reto de conservar la diversidad de productos agrícolas y la riqueza genética que alberga como bienes públicos. Nuestro país es centro de origen y diversificación de alimentos como el maíz, el chile, el frijol, la calabaza, el tabaco y el tomate. El mantenimiento y estudio de esta riqueza es fundamental para lograr autosuficiencia alimentaria, así como para enfrentar plagas, infecciones y efectos del cambio climático en todo el mundo. Por ello es esencial que se estudien los efectos sociales, ambientales, económicos y en la salud de la aplicación de tecnologías agrícolas (como la siembra de organismos transgénicos), que se han desarrollado para contextos agrícolas y ambientales muy distintos al mexicano, y que se proponga una tecnología segura, acorde con las características sociales y ambientales de México.
En este eje temático, en la uccs se ha integrado un primer grupo de trabajo sobre el maíz transgénico en México, el cual está integrando información científica acerca del impacto de las líneas de maíz transgénico que están disponibles en el mercado. Este grupo de trabajo aglutina a algunos de los expertos en maíz más renombrados de México, así como antropólogos, biólogos moleculares, ecológos, agrónomos, economistas, y científicos de otras áreas sobresalientes. Es una referencia para algunos de los actores de esta problemática, pero se pretende que pronto lo sea también para la sociedad civil en general y para quienes toman decisiones políticas y económicas que impactan el manejo de los recursos agrícolas y la seguridad alimentaria en México. Además, este grupo de la uccs promueve el estudio de tecnologías que consideran el carácter megadiverso de México y están orientadas a resolver la desigualdad social y los desastres ambientales asociados con esta situación. Una propuesta La interacción de la ciencia, el desarrollo tecnológico, el sistema de producción, las políticas públicas y la sociedad en su conjunto debe ocurrir en un marco de responsabilidad ética y con un claro compromiso social y ambiental, bajo principios de equidad, justicia y respeto por lo humano.
Ante los retos socioambientales que aquejan de manera urgente al planeta, y a México en particular, la uccs pretende convertirse en un espacio de reflexión profunda, detallada y racional, fundamentada en la interacción de diversas disciplinas de conocimiento bajo una ética humanista, ajena a los intereses de las corporaciones internacionales y de los grupos hegemónicos subordinados a éstos, para el análisis, investigación y desarrollo de proyectos que brinden alternativas viables a dichos problemas, y prevenga otros. Para ello la uccs se plantea los siguientes objetivos: analizar los desarrollos científicos recientes, sus aplicaciones y riesgos, de manera interdisciplinaria y con responsabilidad socioambiental, en torno a ciertos ejes temáticos. Comunicar el resultado de dichos análisis y someterlo a la crítica tanto dentro de las universidades y centros educativos y de investigación, como en el seno de organizaciones sociales, por medios diversos, como conferencias y talleres.
Abrir los debates de la ciencia hacia un diálogo de saberes (por ejemplo, con el conocimiento tradicional de comunidades indígenas o campesinas) y propiciar mayor participación pública. Buscar nuevas formas de incidir en el entorno socioambiental con organizaciones que compartan la misma vocación social y que promuevan un manejo sostenible de los recursos naturales y del ambiente. Promover la formación de nuevos científicos, conscientes de sus responsabilidades éticas y sociales, con capacidades críticas y autocríticas, abiertos al trabajo interdisciplinario y transdisciplinario, respetuosos de otras prácticas cognitivas y abiertos al diálogo de saberes. |
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Construir un acervo de estudios críticos acerca del papel de la ciencia en la sociedad.
Analizar de manera crítica y propositiva las actuales políticas para el desarrollo de la ciencia en México, las formas en que se realiza el trabajo científico y se forman los nuevos investigadores, y analizar aquellos problemas nacionales donde las ciencias deben hacer contribuciones importantes para su comprensión y solución.
Incidir en la toma de decisiones y la elaboración de políticas públicas, así como en marcos legales en temas en los que la información científico-tecnológica sea importante.
Promover la comunicación y coordinación entre diferentes grupos de científicos, humanistas y académicos que comparten las preocupaciones y los compromisos anteriores en México y el mundo.
En la uccs creemos que los investigadores, profesores y estudiantes dedicados al quehacer científico y tecnológico debemos ejercer con responsabilidad el saber para contribuir a la utilización social creativa y libertaria del conocimiento, y así revertir aquellas tendencias destructivas sobre el ambiente y la sociedad
que el sistema económico actual está generando. Se trata de un compromiso para fomentar una práctica científica más transparente, independiente y autocrítica, fundada en una ética social y ambiental.
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Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad
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como citar este artículo →
Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS). (2009). Ciencia y compromiso social. Ciencias 92, octubre-marzo, 142-145. [En línea]
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El asalto corporativo a la agricultura
Silvia Ribeiro
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Frente a las crisis alimentaria y climática, las empresas
transnacionales —que han lucrado enormemente con la crisis, obteniendo ganancias récord debido a su control del mercado y la especulación— nos dicen a coro con el gobierno, que la solución son los cultivos transgénicos, porque aumentarán la producción y podrán hacer frente a las variaciones climáticas. Estas afirmaciones no se basan en datos reales, ya que las propias estadísticas de la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos y varios estudios de universidades estadounidenses muestran que los transgénicos producen menos, o en ocasiones igual que otras variedades no transgénicas. Lo que es un hecho irrefutable, y la razón por la que las empresas productoras los promueven a ultranza, es que las semillas transgénicas están bajo el mayor oligopolio corporativo en la historia de la agricultura industrial.
Actualmente, las diez mayores empresas semilleras controlan las dos terceras partes del mercado global de semillas (transgénicas o no) bajo propiedad intelectual. Este dato se hace más imponente si recordamos que, hasta hace cuatro décadas, las semillas estaban casi totalmente en manos de campesinos, agricultores e instituciones públicas y circulaban libremente. Hoy día, en 2008, 82% del mercado global de semillas comerciales está bajo propiedad intelectual (patentes o certificados de obtentor), y de éstas, sólo tres empresas, Monsanto, Syngenta y DuPont, las mayores productoras de transgénicos, controlan 47 por ciento.
Aunque estamos inundados de noticias sobre fusiones corporativas que muestran que cada vez un menor número de empresas controlan mayores porcentajes del mercado en todos los rubros, las semillas no son lo mismo que televisores, automóviles o cosméticos. Son la llave de la red alimentaria de cada país y del mundo, y son el corazón de la vida campesina y la base de toda la agricultura. La cuarta parte de la población mundial, los campesinos, campesinas y agricultores familiares del mundo, conservan sus propias semillas para cultivar la comida de muchísimos millones más, sin depender de los precios y condiciones de las empresas semilleras. Esto es un factor cada vez más importante en la actual coyuntura. Dado el cerrado oligopolio de empresas transnacionales que dominan el sector no es posible hablar de soberanía alimentaria, ni siquiera de soberanía nacional, si se depende de unas pocas empresas para comer.
Según la investigación del Grupo etc, hace sólo tres décadas existían más de siete mil empresas semilleras, ninguna de las cuales llegaba a 1% del mercado mundial. En 2000, las diez mayores controlaban 37% del mercado. Actualmente controlan 55% de todo tipo de semillas comerciales. La escalada por el control total del mercado es vertiginosa, y en épocas de crisis alimentaria mundial los países que estimulen el uso de semillas industriales quedarán esclavizados por el control de precios, condiciones y tipo de variedades que se les ocurra poner en el mercado a las pocas empresas que tienen el control de este elemento clave: la llave de todo el resto de las actividades agrícolas y alimentarias. Las empresas semilleras modernas son además las mayores empresas globales de agroquímicos. De hecho, la concentración corporativa del sector semillero comenzó hace una década cuando las empresas químicas decidieron tragarse al sector semillas para condicionar la venta conjunta de semillas y agroquímicos. Su casamiento dio como resultado los transgénicos, lo cual explica que más de 80% de los transgénicos en campo, y la vasta mayoría de los que las empresas dicen desarrollar, son “tolerantes” a los agrotóxicos patentados por las mismas compañías, lo que implica un mayor uso debido a la adicción a éstos.
DuPont, que por años ocupó el primer puesto como semillera, quedó por debajo de Monsanto con la compra que ésta hizo en 2005 de la multinacional mexicana Seminis. Monsanto es ahora la mayor empresa mundial de venta de semillas comerciales de todo tipo, además de que ya tenía el monopolio virtual en la venta de semillas transgénicas (87% a nivel global). En la última década Monsanto engulló, entre otras empresas, a Advanta Canola Seeds, Calgene, Agracetus, Holden, Monsoy, Agroceres, Asgrow (soya y maíz), Dekalb Genetics y la división internacional de semillas de Cargill. En 2008 compró Semillas Cristiani Burkard, la mayor empresa semillera de Centroamérica, con lo que se posicionó como la empresa dominante en toda Mesoamérica. En área cultivada a escala global, en 2005 las semillas transgénicas de Monsanto cubrían 91% de la soya, 97% de maíz, 63.5% de algodón y 59% de canola. A nivel global (sumando cultivos convencionales y transgénicos), Monsanto domina 41% del mercado de maíz.
Además, la compra de Seminis le significó acceder al germoplasma y suministro de 3 500 variedades de semillas (muchas con centro de origen en México) a productores de frutas y hortalizas en 150 países. En rubros donde Monsanto era invisible, pasó a controlar en el mercado mundial 34% de los chiles, 31% de los frijoles, 38% de los pepinos, 29% de los pimientos, 23% de los jitomates y 25% de las cebollas, además de otras hortalizas (cuadro 1).
Si en el rubro de semillas comerciales en general estos datos son graves, en el mercado de semillas transgénicas, se vuelven absurdos. Sólo seis empresas, Monsanto, Syngenta, DuPont (con su subsidiaria Pioneer HiBred), Bayer (incluyendo Aventis Cropscience), Basf y Dow Agrosciences controlan la totalidad del mercado mundial de semillas transgénicas. Todas ellas están entre las principales productoras de agroquímicos. Las diez mayores empresas de agroquímicos controlan 89% del mercado mundial de agrotóxicos.
La dependencia extrema de los agricultores y la dominación corporativa de mercado —en la que predomina Monsanto con amplio margen— es el rasgo característico de los cultivos transgénicos. Pero además del control por la dominación del mercado, todas las semillas transgénicas están patentadas, lo que significa que los derechos de los agricultores reconocidos por la fao (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), de guardar parte de la cosecha y volverla a sembrar, se transforma en un delito. Esto ya le ha reportado a Monsanto más de 21 millones de dólares en litigios contra agricultores cuyas semillas han sido contaminadas, y más de 160 millones en acuerdos fuera de la corte, por la simple amenaza de llevarlos a juicio.
Para reforzar aún más este control y burlar los pocos controles antimonopolios, las compañías están además haciendo acuerdos de colaboración en investigación y para compartir sus patentes, logrando una mayor superficie de control sobre los agricultores. En 2007, Monsanto y Basf hicieron un acuerdo por la colosal suma de 1 500 millones de dólares, para desarrollar variedades transgénicas tolerantes a la sequía en maíz, algodón, canola y soya. En mayo de 2008, Syngenta y Monsanto acordaron realizar una “tregua” en sus litigios de patentes para soya y maíz, y unir sus oligopolios y controlar la oferta. Al mes siguiente, Monsanto y DuPont hicieron un acuerdo para ampliar su mercado común de agroquímicos.
Causa vértigo constatar no sólo la dominación del mercado por un puñado de empresas en un aspecto tan vital, sino además cómo se han ido creando leyes de “bioseguridad” a favor de éstas, y modificando las leyes de semillas en muchos países del mundo para garantizar las ganancias, ventajas e impunidad de estos crecientes oligopolios. Con pequeñas diferencias nacionales, en la última década hemos presenciado la legalización de las patentes y otras formas restrictivas de privatización de las semillas, el desmantelamiento de la investigación pública y de la producción y distribución pública de variedades y, concomitantemente, la privatización de la “certificación”, es decir quién define qué semillas pueden estar en el mercado. Es una enajenación directa de la función que hasta hace una década era del ámbito público, permitiendo que la certificación sea entregada a terceros, que incluso podrían ser las propias empresas que las producen o firmas creadas por ellas.
Es ilustrativo en este sentido el informe América Latina: la sagrada privatización, donde se analizan las leyes de semillas de varios países del continente. En la perspectiva continental, queda aún más claro que ha habido un traslado sucesivo de conceptos: comenzaron regulando las semillas híbridas y comerciales como “una opción” de los agricultores y ahora van hacia la ilegalidad del uso de cualquier semilla que no sea “certificada” y, por ende, de las empresas. Aunque esto aún no se plasma en la leyes de todos los países de la región, está claro que constituye el objetivo.
En México, la Ley de Producción, Certificación y Comercio de Semillas recoge todos estos puntos, complementando la trágica Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, más adecuadamente llamada “Ley Monsanto”. Ambas fueron promovidas y ampliamente festejadas por Monsanto y las demás transnacionales de agrotransgénicos, como un logro para la defensa de sus intereses.
Como si fuera poco, la dominación corporativa por medio del mercado y las leyes se complementa con la contaminación transgénica de variedades tradicionales o convencionales, que además de los posibles efectos dañinos en las semillas, implica el riesgo de que las víctimas sean llevadas a juicio por “uso indebido de patente”. Como arma final para la bioesclavitud, las empresas presionan ahora para legalizar el uso de semillas Terminator, (tecnologías de restricción del uso genético o gurts) que se vuelven estériles en la segunda generación.
Frente a la crisis climática, las empresas de transgénicos también aseguran que ellas aportarán la solución con cultivos manipulados para resistir la sequía, la salinidad, las inundaciones, el frío y otros factores de estrés climático. Todos estos cultivos aún no existen en el mercado, pero lo que sí existe son 532 patentes aprobadas o en trámite, (en Estados Unidos, Europa, Argentina, México, Brasil, China, Sudáfrica, entre otros) sobre caracteres genéticos provenientes de cultivos campesinos que podrían enfrentar estas condiciones. Nuevamente, el barón de las patentes de “genes climáticos” es Monsanto, que en asociación con basf y algunas empresas biotecnológicas más pequeñas, controlan las dos terceras partes del germoplasma “resistente al clima”.
Un aspecto trágico es que las formas de agricultura altamente tecnificadas, como la llamada “agricultura de precisión”, en realidad han empeorado los problemas que decían solucionar. Por ejemplo, el riego controlado para “ahorrar” agua, que sólo llega a la superficie de las raíces de las plantas, ha provocado mayor salinización del suelo, destruyendo o disminuyendo drásticamente las posibilidades de sembrar cualquier planta.
Los cultivos “resistentes al clima”, prometen aplicar la misma lógica, por lo que además de los nuevos problemas que provocarán por ser transgénicos, afectarían muy negativamente los suelos y la posibilidad de ir hacia soluciones reales.
La crisis climática y alimentaria es crudamente real, pero la respuesta no vendrá con más de lo mismo que la creó. Son los campesinos y agricultores familiares quienes tienen la experiencia, el conocimiento y la diversidad de semillas que se necesita para afrontar los cambios del clima y la crisis alimentaria. Mientras que la industria semillera afirma que desde la década de los sesentas ha creado 70 000 nuevas variedades vegetales (la mayoría ornamentales), se estima que los campesinos del mundo crean por lo menos un millón de nuevas variedades cada año, adaptadas a miles de condiciones diferentes en todo el mundo. Y lo que menos se necesita en esta situación son nuevos monopolios para impedir que lo sigan haciendo.
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Referencias bibliográficas:
Grain, América Latina: la sagrada privatización (http:// www.grain.org/biodiversidad/?id=296). Grupo etc, actualización 2008 del documento Oligopolios, S. A., que se publicará en breve y estará disponible en www.etcgroup.org. , La apropiación de la agenda climática, junio de 2008 (http://www.etcgroup.org/es/materiales/publicaciones.html?pub_id=695). , semillas 2005. _____________________________________________________________
como citar este artículo →
Ribeiro, Silvia. (2009). El asalto corporativo a la agricultura. Ciencias 92, octubre-marzo, 114-117. [En línea]
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Antonio Turrent F.
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En el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales,
Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), desde 1963 se estudia el potencial productivo de maíz de la República Mexicana. Hasta antes del año 2000, el concepto de potencial productivo se ceñía a la evolución de las superficies y a la calidad de la tierra de labor sembrada bajo riego y bajo temporal, y al avance del conocimiento público. Se definía al potencial productivo como el promedio de varios años de producción nacional de maíz si la superficie sembrada fuera tratada con la tecnología pública disponible. Este ejercicio servía como guía para impulsar programas de transferencia de tecnología.
En la actualidad también se toman en cuenta las tierras de labor de ocho estados del sur-sureste factibles de ser irrigadas y que se siembran con maíz bajo temporal; también se contabiliza una parte de las tierras con vocación agrícola que se manejan bajo el sistema de ganadería extensiva. Mientras en la definición previa se ponderaba solamente la inversión requerida para generar nuevo conocimiento público y para transferirlo, en la actualidad también se pondera la oportunidad de la inversión pública en varios tipos de infraestructura: interconexión de energía eléctrica para el campo, caminos, irrigación, y otros servicios. Hasta antes de la década de 1980, los investigadores del inifap y de otras doce instituciones del país habían conducido más de 2 500 experimentos de campo en terrenos de agricultores cooperantes en las principales regiones productoras bajo temporal del país, y más de 800 experimentos bajo riego. En esos experimentos, típicamente de 0.3 a 0.5 hectáreas, se estudió la respuesta del maíz a la fertilización, a las densidades de población y otras prácticas de producción y protección. Estos experimentos fueron conducidos a lo largo de treinta años, por lo que sus resultados integran las variabilidades en los rendimientos asociadas al clima y la edafología. El conocimiento tecnológico y la superficie y calidad de la tierra dedicada al cultivo del maíz muestran una evolución en el tiempo, y se asocian cada vez con mayores rendimientos y producción nacional. De aquí que los varios intentos por evaluar el potencial productivo de maíz han conducido a información cambiante.
La segunda evaluación del potencial productivo de maíz se hizo en 1977, a partir de 2 545 experimentos de campo conducidos en el periodo 1952-1977. Los experimentos involucrados en este estudio fueron sembrados con las primeras generaciones de maíces mejorados y con los maíces de los productores (razas nativas de maíz). En 1991 el programa conocido como pronamat, del mismo inifap, aportó información fresca sobre el desempeño de la segunda generación de maíces mejorados en las Provincias agronómicas de riego y de temporal de muy buena y buena productividad. En 1996 se actualizó la información sobre los rendimientos a partir de proyecciones con apoyo empírico; finalmente, en 2000 se incluyeron resultados de experimentos conducidos en ocho estados del sur-sureste bajo riego, que involucran proyecciones sobre tierras potencialmente irrigables, y también se ponderó el uso potencial de tierras con vocación agrícola, que actualmente se subexplotan con el sistema de ganadería extensiva. Evaluación de 1977 Los 2 545 experimentos conducidos bajo temporal en el periodo 1952-1977 fueron agrupados en 72 agrosistemas de maíz, definidos a partir de seis estratos arbitrarios del cociente de la precipitación sobre la evaporación, tres estratos térmicos y cuatro estratos por la calidad de la tierra. El rendimiento óptimo-económico de cada experimento fue ajustado a un modelo de exponentes fraccionarios basado en las variables independientes del agrosistema, por técnica de regresión. De la ecuación de regresión se obtuvo una estimación del rendimiento potencial para cada uno de los 72 agrosistemas de maíz. A partir de información del V Censo Agrícola, Ganadero y Ejidal y de las cartas edáficas y climáticas del territorio nacional, se estimó la superficie cultivada de maíz correspondiente a cada uno de los 72 agrosistemas. La integración numérica del rendimiento potencial y la superficie cosechada condujo a la estimación de la producción agregada de maíz para los niveles país, estado, distrito de temporal y municipio. Además se dispuso de 819 experimentos de maíz bajo riego, estimándose la producción por un procedimiento similar simplificado. El resultado de este ejercicio fue que la producción potencial de maíz sería igual a 20.17 millones de toneladas anuales para la escala nacional, mientras que la producción observada en 1977 fue igual a 10.05 millones de toneladas anuales. La superficie cosechada para ambas estimaciones fue de 7.48 millones de hectáreas, de ellas 0.97 millones fueron de riego y 6.51 millones de temporal. Evaluación de 1991
Este estudio tuvo como objetivo evaluar el estatus de la tecnología para el cultivo de maíz bajo riego y bajo temporal en las Provincias agronómicas (PA) de muy buena y de buena productividad. Se condujo 302 módulos de riego en los ciclos agrícolas OI 87/88 y primavera-verano (PV) 1988, como muestra representativa de un millón de hectáreas de maíz bajo riego, y 201 módulos de temporal en los ciclos pv 1989 y pv 1990 para muestrear 1.77 millones de hectáreas de temporal de buena calidad. En ambos casos los módulos fueron de una hectárea. Estos módulos fueron conducidos de manera cooperativa entre el productor y el investigador residente del inifap. Los insumos, particularmente la semilla para la siembra y la tecnología, fueron aportados por el proyecto, en tanto que el productor aportó la mano de obra y la fuente de potencia requeridas. Se estableció por coordenadas al azar dos a cuatro predios vecinos de referencia por módulo, en los que el productor aceptó se diera seguimiento a su operación de campo y resultados. Esta parte del estudio produjo 730 parcelas referentes bajo riego y 567 bajo temporal.
Los rendimientos promediaron 6.15 t/ha bajo riego, 4.30 t/ha en la pa de muy buena productividad y 3.80 t/ha en la pa de buena productividad; los rendimientos homólogos referentes fueron respectivamente 3.63, 2.88 y 2.88 t/ha. Las considerables diferencias se asociaron con el mayor potencial productivo de los híbridos del inifap y con mayores densidades de población, aunque similar fertilización, con relación a las parcelas referentes. A partir de esta información y de su comparación con el estudio de 1977 se hicieron proyecciones para la producción nacional de 1985-1989 y para el periodo 2005-2009. La producción potencial fue 25.77 millones de toneladas anuales, para el periodo 1985-1989 y de 28.62 millones de toneladas anuales para el periodo 2005-2009. Se hicieron ambas proyecciones usando la superficie cosechada de 7.10 millones de hectáreas, de las cuales 1.1 millones son de riego y 6 millones de temporal. Evaluación de 2000 Por los estados de Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y Veracruz, fluye 62% del agua dulce del país. Sin embargo, muy poca infraestructura hidroagrícola ha sido desarrollada en este región sur-sureste, donde se cosechan anualmente unas dos millones de hectáreas de maíz. Por manejarse bajo temporal, las tierras se siembran solamente en el ciclo pv, permaneciendo ociosas en el ciclo otoño-invierno (OI), que es mayormente seco. Se estima que hay un millón de hectáreas de tierras de labor cercanas a fuentes abundantes de agua (ríos, lagunas, acuíferos someros) que podrían ser sembradas dos veces al año si se dotaran de infraestructura de riego.
Con el objetivo de ampliar el potencial productivo conocido de maíz del campo mexicano, se realizaron estudios de campo durante los ciclos agrícolas oi 96/97, oi 97/98 y oi 98/99, aprovechando la escasa y regionalmente dispersa disponibilidad de predios con riego. En el ciclo oi 96/97 se condujeron experimentos en 261 localidades de los ocho estados, comparando tres híbridos y cinco variedades de polinización libre del inifap con 22 híbridos comerciales ofrecidos por los consorcios transnacionales. En los ciclos oi 97/98 y oi 98/99 se condujeron diez experimentos en otras tantas localidades en donde se estudió la respuesta de seis híbridos del inifap a la fecha de siembra y a la fertilización npk, y a la densidad de población bajo condiciones de riego. Los resultados muestran que la tecnología actual permite obtener un rendimiento promedio del orden de 8 t/ha en el millón de hectáreas estudiado. Muy probablemente la factibilidad de introducir el riego en las tierras de temporal del sur-sureste se asocie más con la pequeña que con la gran irrigación, dada la topografía de lomerío y la profundidad somera de gran parte de esos suelos. El sistema de riego presurizado del tipo pivote central o de desplazamiento lateral podría ser la alternativa en muchos casos, como ya lo han experimentado productores visionarios del sureste. Hasta ahora, la escasa interconexión eléctrica actúa como barrera al desarrollo de este tipo de riego.
Finalmente, la consideración de la capacidad maicera del campo mexicano quedaría incompleta si se excluyera la reserva de tierras de labor que actualmente se subutiliza bajo el sistema de ganadería extensiva. Se estima que hay unas 12 millones de hectáreas bajo tal manejo en los mismos ocho estados del sur-sureste. En el sexenio 1988-1994 el poder Ejecutivo Federal tuvo a consideración, y lo descartó por no ser prioritario, el “proyecto Usumacinta” que planteaba construir infraestructura para el riego de un millón de hectáreas de tierras limítrofes entre Campeche y Tabasco. Gran parte de estas tierras es actualmente de uso ganadero extensivo. Probablemente en los próximos 10 a 15 años, en la búsqueda de su seguridad alimentaria, la sociedad tomará la decisión de hacer los ajustes necesarios al Artículo 27 constitucional que permitan dar uso agropecuario integrado a esas tierras. Si en dos millones de esa superficie se siembra maíz bajo riego en el ciclo otoño-invierno, se añadirán por lo menos 16 millones de toneladas al año.
La estimación del potencial productivo de maíz para los próximos 10 a 15 años es de 53 millones de toneladas anuales, de las que: a) 29 millones corresponden a lo que se podría producir actualmente a partir de las tierras que ya se cosechan anualmente de maíz; esto es, 1.1 millones de hectáreas bajo riego y 6 millones de hectáreas de temporal; b) 8 millones adicionales en el sur-sureste después de acondicionar con infraestructura hidroagrícola un millón de hectáreas de tierras de labor; y c) 16 millones de toneladas cosechables en dos millones de hectáreas de la reserva de tierras, actualmente bajo manejo ganadero extensivo, que habrán de acondicionarse para el riego.
La producción nacional promedio del periodo 2002-2006 es de 20.58 millones de toneladas de maíz al año (mientras la producción potencial es de 29 millones de toneladas anuales) y se importa alrededor de 10 millones de toneladas. Es conveniente aclarar que la potencialidad productiva examinada se refiere exclusivamente al uso de tecnología de origen público y con maíz no transgénico. No es necesario cambiar a maíz transgénico y asumir colectivamente el riesgo y dependencia tecnológica asociados para recuperar la suficiencia alimentaria en maíz. |
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Referencias bibliográficas
Aveldaño Salazar, R. y 55 colaboradores. 1992. El Programa Nacional de Maíz de Alta Tecnología. Documento de circulación interna, Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, México. Turrent F., A. 1986. Estimación del Potencial Productivo Actual de Maíz y Frijol en la República Mexicana. Colegio de Postgraduados, Chapingo, México. , R. Aveldaño Salazar y R. Moreno Dahme. 1996. “Análisis de las posibilidades técnicas de la autosuficiencia sostenible de maíz en México”, en Terra, vol. 14, núm. 4, pp. 445-468. , R. Camas Gómez, A. López Luna, M. Cantú Almaguer, J. Ramírez Silva, J. Medina Méndezy A. Palafox Caballero. 2004. “Producción de maíz bajo riego en el Sur-Sureste de México:II. Desempeño financiero y primera aproximación tecnológica”, en Agric. Tec. Mex., vol. 30, núm. 2, pp. 205-221. _____________________________________________________________
como citar este artículo →
Turrent Fernández, Antonio. (2009). El potencial productivo del maíz. Ciencias 92, octubre-marzo, 126-129. [En línea]
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Marilyn y el taquito J. M. Aurrecochea |
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En febrero de 1962, siete meses antes de que fuera hallada sin
vida en su casa de Los Ángeles —la madrugada del 5 de agosto de aquel año—, Marilyn Monroe realizó una gira por la ciudad de México, donde visitó el legendario restaurante El Taquito, que todavía se ubica en Carmen 69.
Cuarenta años después, Antonio González, el mesero encargado de atender a la actriz, le platicaría a Alfonso Morales que la rubia se dio gusto con varios platillos elaborados a base de maíz: quesadillas, chalupitas, sopes y tacos de filete, mismos que acompañó con dos o tres cocteles margarita. La fotografía que documenta el instante en que la estrella distrae su atención de nuestro característico alimento para regalar su sonrisa a la cámara, fue colocada a la entrada del restaurante con la intención de presumir el momento e inmortalizar el encuentro entre Marilyn y el taquito.
Quién sabe si una fotografía es capaz de inmortalizar algo. Por lo pronto, la imagen permanece en la escalera de acceso al comedero recibiendo a los clientes que acuden a saborear guisos típicos de México.
La sonrisa de la rubia sigue desafiando al tiempo para encontrarse con sus espectadores, mientras el taco espera ser degustado.
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Agradecimientos
A Luna Córnea por habernos proporcionado una reproducción de la fotografía.
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como citar este artículo →
Aurrecochea, Juan Manuel. (2009). Marilyn y el taquito. Ciencias 92, octubre-marzo, 98-99. [En línea]
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