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Efraím Hernández Xolocotzi |
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Manuel Parra | ||||||||||
El Doctor Hernández Xolocotzi nació en San Bernabé Amaxac de Guerrero, Tlaxcala, el 23 de enero de 1913. Estudió en la Stuyvesant High School, New York (1928-1932) en el State College of Applied Agriculture, Farmingdale, Long Island, New York (1932-1934). En 1934 ingresó al College of Agriculture, Cornell University, Ithaca, New York, en donde se graduó como Bachelor of Science in Agriculture (1938). Realizó sus estudios de posgrado de 1947 a 1948 en Harvard University, Cambridge, Mass. Obtuvo el grado de Master of Arts in Biology en 1949. Ingeniero Agrónomo especialista en Parasitología (revalidación SEP México). El Colegio de Posgraduados, Chapingo, México, le confirió el grado de Doctor Honoris Causa en 1981. Recibió de la Universidad Autónoma de Chapingo el grado de Doctor Honoris Causa en 1984. Sus actividades profesionales las inició como Ayudante de Jefe de Zona del Banco Nacional de Crédito Ejidal, S. A. en Tabasco, México (1939-1942). Asesor Técnico para el fomento de la producción de materia prima de aceites vegetales y fomento de la mecanización agrícola, Foreign Economic Administration, Embajada Americana en México (1942-1960). Explorador Botánico para la recolección de Plasma Germinal de las cultivos autóctonos de México de la Oficina de Estudios Especiales, Secretaría de Agricultura (1945-1959). Botánico del Laboratorio Entomológico —ecología de las hospederas silvestres de la mosca prieta de los cítricos en el noreste de México— Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de Norteamérica en México (1949-1950). Asesor Técnico de la Comisión Forestal del estado de Michoacán (1956-1960). Consejero de la Comisión sobre el Estudio Ecológico de las Dioscóreas —estudios sinecológicos de la vegetación de las zonas cálido-húmedas del Golfo de México— INIF (1858-1976). Asesor Técnico del Departamento de Forrajes del INIA (1960-1967) —experimentación e investigación sobre plantas forrajeras en el país. Explorador botánico de plasma germinal de maíz y frijol, en Colombia, Ecuador y Perú. Centro Internacional del Mejoramiento de Maíz y Trigo (1968-1972). Su participación en docencia e investigación se inició como encargado del departamento de Botánico de la Escuela de Agricultura del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores Monterrey, Monterrey, N.L. impartió las cátedras de Botánica General, Botánica Sistemática, Histología Vegetal, Cultivos industriales, Cultivos Tropicales y Fisiología Vegetal. Además realizó trabajos de experimentación en plantas forrajeras del noreste de México (1950-1952). En 1953 inició sus actividades en la Escuela Nacional de Agricultura, Chapingo, México. En esta institución impartió las cátedras de Botánica Sistemática, Agrostología, Manejo de Pastizales, Botánica Forestal y Geobotánica. Fue nombrado encargado del Departamento de Bosques, ENA (1959). Jefe del Departamento de Zootecnia, ENA (1963-1965). Jefe del Departamento de Preparatoria Agrícola, ENA (1973-1975). Miembro del Consejo Directivo de lo Escuela Nacional de Agricultura (1960-1967). En el Colegio de Posgraduados ocupó el cargo de Presidente de la Rama de Botánica (1963-1967). Fue Profesor Investigador en Geobotánica avanzada, Etnobotánica, y Botánica Sistemática Avanzada. Su labor editorial incluyó unos 150 títulos publicados. Entre éstos se encuentran los siguientes: Maize granaires in Mexico (1949); El género Tripsacum en México (1950); Razas de maíz en México (en colaboración con E. J. Wellhausen, L. M. Roberts y P. C. Mangelsdorf, (1951); Plantas de cultivo con que México ha contribuido al mundo (1953); Las zonas agrícolas de México (1954); Apuntes para una clase de botánica económica (1956); Zacates indígenas (1965); Un método para la investigación botánica ecológica de las regiones tropicales (en colaboración con Faustino Miranda y Arturo Gómez-Pampa, 1967); Estudios interdisciplinarios de los fenómenos de producción de los cultivares (en colaboración con María Luisa Ortega, Josué Kohashi S. y E. Mark Engleman, 1972); Agroecosistema, tecnología agrícola tradicional y fitomejoramiento de maíz en México (1971). Entre sus actividades profesionales se incluyen la primera reunión de fitomejoradores latinoamericanos, México, D.F. (1947); Reunión anual del American Institute of Biological Sciences, Chicago, Ill. (1947). Tercera Reunión de Fitomejoradores, Edafólogos y Parasitólogos Latinoamericanos, Bogotá, Colombia (1953). IX Congreso Internacional de Botánica, Montreal, Canadá, (1960). Reunión organizadora de la Asociación para los Estudios Biológicos Tropicales, Trinidad, Indias Occidentales (1962). Primera Reunión de la UNESCO para el estudio de los problemas de las Zonas Áridas de América Latina, Buenos Aires, Argentina (1963). Reunión organizadora de la Comisión Pro Flora Neotrópica, Sao Paulo, Brasil (1964). V Congreso Pacific Sciences Association, Canberra, Australia (1972).
EL MAESTRO XOLO A todos nos medía con la misma vara. Ya fueras estudiante, director o gobernador, con su interrogatorio ponía en evidencia tu insuficiente conocimiento del problema discutido, descubrió tus enormes lagunas conceptuales y te hacía dudar de la lógica de tus argumentos. Luego te miraba inquisitivamente por encima de sus anteojos para decir: “Bien… ¿cuál es tu tesis?”. ¿Qué respondes cuando la confianza en tu propuesta se tambalea casi hasta desmoronarse? Impotencia, frustración o indignación, eran las reacciones a la crítica dura y agresiva del maestro Xolo. Pasado el enojo podías reunir nuevos argumentos teóricos y sólidas evidencias empíricas, para enfrentar una nueva escaramuza en defensa de tu propuesta, o bien podías abandonar el campo de batalla. La mortalidad era alta pero quienes reincidían siempre encontraban su puerta abierta, una taza de café y su ánimo dispuesto para una nueva confrontación amistosa. Como maestro, la enseñanza constituía uno de sus ejes vitales. En su curso de etnobotónica te hacía revisar el origen del hombre y el desarrollo de la civilización. Examinabas con él la relación hombre-planta, desde la época de los recolectores hasta la era de la producción biotecnológica (eje tiempo), del río Bravo a la Patagonia (eje espacio) y desde los Pápago hasta los Incas (eje cultural). Te convencía de que estas profundas raíces históricas están vivas. En sus viajes de prácticas se colectaba apasionadamente y, a partir de algún detalle de los ejemplares recolectados, reflexionaba sobre la teoría de la evolución. En los mercados te hacía saborear frutas y chiles “raros” y te inquiría acerca del efecto de la dulzura o la pungencia sobre el proceso de evolución bajo domesticación. O bien con el mismo pretexto ponía en entredicho las distintas concepciones de la cultura. En las noches, paseando por el jardín de cualquier pueblo, retomaba los costos de producción, conseguidos en entrevistas a campesinos para incursionar en los terrenos de la economía política. Sus preguntas de examen te sacaban de onda: Suponga la existencia de una isla cuadrada de 1999 km por lado, atravesada por una sierra de 2000 m de altitud y ubicada entre Australia y América del Sur ¿cuál sería su suelo, clima y vegetación?, ¿por qué lo cree así? Con estas “chupadas” te mostraba el papel de la especulación en el razonamiento científico. No buscaba entrenar técnicos que sólo supieran hacer bien las cosas. Se esforzaba en formar profesionales independientes, capaces de implementar nuevas alternativas, y conscientes del por qué, el para qué y el para quién de su trabajo. Como científico, otro de sus ejes vitales era la investigación. Te seducía con la idea de que nuestra cultura está viva y debemos desarrollarla. Si aceptabas el reto, debías leer a Aristóteles, Bacon, Darwin, Marx, Malinowski y muchos más y te empujaba a indagar sobre la esencia del quehacer científico, creando una tensión entre esos modelos y tu propia investigación. Siempre abierto a tus inquietudes, propiciaba la gestación de tu tesis, mediante un exigente e interminable cuestionamiento socrático, que te obligaba a romper esquemas y buscar nuevos horizontes. El trabajo institucional era su tercer eje vital. Sensible a las carencias de los campesinos, y consciente de su explotación, luchó por el establecimiento de instituciones nacionales dedicadas a la solución de sus problemas, desde una perspectiva nacionalista: “Nuestra agricultura todavía presenta muchos aspectos diferenciales con respecto a otros países cercanos, de tal manera que necesitamos revisar nuestra filosofía agrícola con cuidado, para que, tomando los principios que caracterizan nuestra cultura ancestral —tanto en lo que concierne a la investigación, la enseñanza y la investigación—, lleguemos nosotros a formular programas que sean congruentes con nuestra idiosincrasia.” Sus ideas lo llevaron a apoyar y sostener virilmente diversos enfrentamientos políticos. Si por estas u otras circunstancias te veías en problemas, siempre encontrabas en él el apoyo de un compañero solidario. Descansa en paz, amigo, compañero y maestro. |
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Referencias Bibliográficas Biografía tomada del libro Colegio de Posgraduados, las Ciencias agrícolas y sus protagonistas, Vol. 1, Chapingo México, 1984. |
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Manuel Parra Centro de Investigaciones Ecológicas del Sureste (CIES), San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
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