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Nota de los editores
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En el siglo pasado y hasta bien entrado en el nuestro, la
botánica curiosamente era la “ciencia amable” compatible con las señoritas bien educadas y algunos sabios poco aventureros.
Las ideas románticas de J. J. Rousseau, habían cubierto a las plantas con un velo rosado. La comercialización de las orquídeas, las aventuras extraordinarias de los colectores en el mundo entero, fueron por mucho tiempo la exclusividad de una clases económicamente privilegiada. Estas flores que presentan problemas y soluciones muy curiosas, son tan diferentes en muchos aspectos del resto del reino vegetal, que poco a poco los estudiosos se convencieron que estas bellezas extrañas eran “otra cosa”. Actualmente podemos hablar con más franqueza, lo que no se hubiera podido hacer con las “señoritas bien educadas” pues toda la vida de las orquídeas repara sobre el “sexo”. Una vez entendido esto, la comprensión de las flores es mucho más fácil. Lo que admiramos, estas partes delicadas magníficamente coloreadas, estas formas que algunas personas califican de …misteriosas, siniestras e incluso repulsivas, no son más que un medio de atraer un insecto determinado y obligarle a posarse sobre el labelo en un ángulo precisamente elaborado. El insecto polinizador no es consciente de la importancia de su presencia, él solamente sigue el curso de su pequeña vida, pero la flor, a veces, realizando acrobacias, logra pegarle los polinarios en alguna parte del cuerpo, de manera tal, que, al presentarse a otra flor, ésta última queda fecundada. Nos queda agregar y es aquí donde la fascinación de estos mecanismos llega a su clímax y que muchas veces la flor adquiere las características de la hembra del insecto en cuestión, para obligarla a realizar lo que púdicamente llamaremos seudo copulación. Sin entrar en detalles, no estoy convencido de que la copulación sea tan “seudo” para el insecto; ya que, si la flor se ha disfrazado de hembra, no veo porque el pobre “bicho” no derivaría del asunto una cierta satisfacción personal. |
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Resumido de P. Couret (1977). Las joyas de las Orquídeas de Venezuela.
cómo citar este artículo →
Nota de los editores 1983. Las joyas de las orquídeas. Ciencias 3, enero-marzo, 26-27. [En línea]
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